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La intrahistoria: cómo Sumar dio un portazo a Podemos en Euskadi
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otra negociación fracasada

La intrahistoria: cómo Sumar dio un portazo a Podemos en Euskadi

Los intentos realizados para que la izquierda no nacionalista concurriera en común no fructificaron. A pesar de que los morados cedieron, los de Lander Martínez les negaron un espacio en la coalición para los comicios

Foto: Lander Martínez, diputado en el Parlamento y secretario general de Sumar Mugimendua. (EFE/Luis Tejido)
Lander Martínez, diputado en el Parlamento y secretario general de Sumar Mugimendua. (EFE/Luis Tejido)
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Después de la ruptura en el grupo parlamentario entre Podemos y Sumar, y de los catastróficos resultados en Galicia para ambas formaciones, las elecciones vascas adquieren un significado político notable. Las insistentes críticas a la falta de unión y a la carencia de una estrategia a la izquierda del PSOE, que está reduciendo aún más su espacio, hacen necesaria una revitalización que pasa por obtener un buen resultado electoral. Euskadi es un lugar idóneo para ensayar caminos de colaboración, ya que los simpatizantes y cargos de ambos partidos eran conscientes de que la unión resultaba necesaria y de que ir de la mano garantizaba mejores resultados que yendo por separado.

Las negociaciones entre Sumar Mugimendua y Podemos Euskadi se desarrollaron desde esa perspectiva. O al menos, así fue hasta esta misma semana. La reconstrucción de los hechos ha sido comprobada con varias fuentes de diferentes formaciones.

Los baches

Las bases de ambos partidos eran favorables al acuerdo, pero también eran conscientes de que debían sortear numerosos obstáculos. Uno de ellos era el de la candidata a lehendakari. La diputada vasca Miren Gorrotxategui, elegida por Podemos, dispone de un capital simbólico mucho mayor que la elegida por Sumar, Alba García. Esta, además, había sido asesora de Podemos hasta hace poco tiempo. Parecía extraño que la persona con más posibilidades dejase paso a otra con menor recorrido y experiencia. Podemos cedió en las negociaciones y aceptó la candidatura de García.

Con la elección de la cabeza de lista también se estaba solventando otra de las cuestiones espinosas, el dominio sobre el grupo parlamentario. Podemos se lo ofreció a Sumar, así como una participación mayor en las listas. De los 5 o 6 parlamentarios que irían en puestos de salida, Sumar tendría al menos tres. También se llegó a un acuerdo acerca de cómo repartir los recursos del grupo.

Podemos fue cediendo en todo, como afirmó repetidamente en público su candidata

El uso de la marca Elkarrekin también estaba en disputa. Podemos la ofreció para que cobijase la nueva coalición con Sumar, IU y Equo. En resumen, Podemos fue cediendo en todo, como expresó repetidamente en público su candidata, Miren Gorrotxategui. Eran conscientes de que conservar la unión era imprescindible para mantener una posición política mínimamente influyente en Euskadi.

La desconfianza

A pesar de ellos, las resistencias a que Podemos formarse parte de la coalición no desaparecieron. Ya no estaban relacionadas con elementos típicos de negociación entre partidos (candidatos, recursos, etc.) porque sobre ellos se había alcanzado un preacuerdo. El problema que debía diluirse era el de la desconfianza, tanto a nivel estatal como en Euskadi. Las crecientes tensiones entre los dirigentes en Madrid, la catástrofe gallega y las acusaciones hirientes de unos y otros constataban la tensión existente. Al mismo tiempo, las formaciones vascas también se habían acusado de incumplimientos en Euskadi durante la anterior coalición, por lo que las suspicacias estaban a flor de piel.

La dirección de Podemos Euskadi garantizó que, si desde Madrid se intentaba impedir la coalición, dimitiría en bloque

Había dos aspectos en los que esa desconfianza se manifestaba más vivamente. El primero es el habitual en estas formaciones: la posibilidad de que los acuerdos tejidos localmente fueran desbaratados por la cúpula madrileña. Dado que la coalición debía ser autorizada desde Madrid, y Sumar expresaba temor por la posibilidad de que Belarra impidiese cualquier alianza, la dirección de Podemos Euskadi aseguró que, si así ocurriera, dimitiría en bloque. Con el escaso tiempo que habría desde su marcha hasta la fecha de cierre de las candidaturas, resultaría muy difícil a la dirección nacional encontrar sustitutos fiables. Pero, sobre todo, tendría que exponer ante sus bases y ante sus electores los motivos por los que se negaban a la coalición, lo que tendría un coste político muy elevado. La oferta de Podemos Euskadi parecía una garantía suficiente.

En segunda instancia, estaba la consulta a la militancia, ya que el espectáculo de Galicia no podría repetirse. Se precisaba de una participación activa por parte de Podemos para defender el preacuerdo y apoyar la coalición. La dirección de Podemos Euskadi aseguró que harían campaña decidida por ella. Así quedaron las negociaciones, y se llegó al consenso de no hacer declaraciones públicas hasta entrado el día siguiente.

No había escollo insalvable para la coalición, salvo la negativa de Sumar a ir con Podemos

Todo se rompió cuando Lander Martínez, diputado en el Parlamento y secretario general de Sumar Mugimendua, compareció en EITB para afirmar que no habría coalición, que la desconfianza era insuperable y que Sumar, Equo e IU irían juntos sin Podemos. Equo e IU dejaron entrever alguna posibilidad de que esa decisión se modificase más adelante, pero Martínez lo negó. No había ningún escollo insalvable, salvo la negativa decidida de Sumar a ir de la mano de Podemos.

Las consecuencias

Esta posición tiene dos consecuencias electorales: la primera sobre el futuro del espacio político, la segunda sobre la incidencia en el resultado final de las elecciones vascas.

Las tres principales encuestas sobre las elecciones vascas realizadas antes del anuncio de las elecciones coinciden en que, de ir separadas ambas fuerzas, perderían tres de sus seis representantes. Según el Sociómetro vasco, Podemos lograría dos escaños y Sumar uno; EITB Focus invierte los resultados y Sumar obtendría dos y Podemos, uno; Ikerfel-El Correo da los tres a Sumar. En todas ellas, habría una pérdida para el espacio común. Sin embargo, que existan posibilidades para ambas formaciones, y dada la diferencia de recorrido entre las candidatas, indica que la lucha electoral va a ser cruenta: si Sumar quedase por debajo de Podemos, sería desastroso para el partido a nivel nacional, del mismo modo que si Podemos se quedase sin representación.

En segundo lugar, el peso que tengan los partidos de izquierda no independentista en Euskadi posee relevancia. Si las previsiones se cumplen, el PNV terminará gobernando con el apoyo del PSOE. Sin embargo, si Bildu y la coalición de izquierdas lograsen un elevado número de representantes entre ambas, más de 30, el PSOE seguiría dando su apoyo a los peneuvistas, pero quedaría más claro su alejamiento de las izquierdas. Además, si las izquierdas se presentasen juntas y la suma de PNV y PSOE no alcanzase mayoría absoluta, tendría que entrar el PP a apoyar ese gobierno, con lo que implica. Un tercer caso: si fueran por separado y al Gobierno PNV-PSE le hiciera falta el voto de los representantes de Sumar, lo más probable es que lo obtuvieran. Son cuentas todas ellas que se están realizando en las izquierdas, también en Bildu.

Foto: Lander Martínez, Yolanda Díaz y Pilar Garrido. (EFE/David Aguilar)

Y todo esto sin olvidar lo obvio: que si las izquierdas no nacionalistas ganan escaños yendo juntas, es porque otras fuerzas los perderían. La existencia o no de la coalición puede tener repercusión en los equilibrios finales de las elecciones.

Después de la ruptura en el grupo parlamentario entre Podemos y Sumar, y de los catastróficos resultados en Galicia para ambas formaciones, las elecciones vascas adquieren un significado político notable. Las insistentes críticas a la falta de unión y a la carencia de una estrategia a la izquierda del PSOE, que está reduciendo aún más su espacio, hacen necesaria una revitalización que pasa por obtener un buen resultado electoral. Euskadi es un lugar idóneo para ensayar caminos de colaboración, ya que los simpatizantes y cargos de ambos partidos eran conscientes de que la unión resultaba necesaria y de que ir de la mano garantizaba mejores resultados que yendo por separado.

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