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"¡Euskarafobia!": la gran victoria judicial de Vox que enciende al nacionalismo
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Manifestación este sábado en Bilbao

"¡Euskarafobia!": la gran victoria judicial de Vox que enciende al nacionalismo

PNV y Bildu se revuelven por las sentencias recientes contra el euskera y crean un frente común en defensa de la lengua. El partido de Abascal, silenciado por los otros grupos en el Parlamento, consigue un altavoz en los tribunales

Foto: Protesta de Sortu a las puertas del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. (EFE/Luis Tejido)
Protesta de Sortu a las puertas del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. (EFE/Luis Tejido)
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El euskera agita la política vasca. El idioma ha pasado a ocupar el centro del debate público en Euskadi y ha puesto en pie al nacionalismo por lo que considera una ofensiva del poder judicial contra la lengua. El ambiente lleva revuelto desde hace meses, pero dos resoluciones del TSJPV el pasado octubre contra la ley que prioriza su uso en las instituciones vascas han sido el detonante de una agria batalla. Y Vox tiene mucho que ver. El partido de Santiago Abascal, silenciado en el Parlamento por los grupos mayoritarios, ha conseguido en los tribunales un gran altavoz y ha puesto patas arriba el tablero. El pleno de este jueves en la Cámara vasca ha sido el mejor ejemplo. La unidad de acción de PNV y PSOE, los dos partidos que sustentan el Gobierno vasco, se rompió (no es la primera vez, pero tampoco es habitual) y los jeltzales aprobaron con EH Bildu una resolución que denuncia el "ataque" de los jueces contra el idioma.

El debate evidenció una división muy significativa en la Cámara de Vitoria. De un lado, PNV y Bildu, y del otro, el resto de grupos. Las dos fuerzas nacionalistas no están dispuestas a pasar por alto la cascada de resoluciones judiciales contra diversas normas o resoluciones administrativas encaminadas a blindar el euskera. La izquierda abertzale ha tildado de lawfare la acción judicial, y aunque el PNV ha rebajado el tono, que el lehendakari, Iñigo Urkullu, haya liderado personalmente las duras críticas contra las sentencias, da idea de la importancia del asunto para los jeltzales. En el espectro nacionalista comienza a oírse con cada vez más frecuencia una palabra: "Euskarafobia".

El debate se ha embarrado de tal forma, en el último mes, que Urkullu no ha tenido reparos en señalar directamente a los magistrados, a los que en un pleno anterior reprochó "falta de sensibilidad". Sus palabras no han pasado desapercibidas, precisamente, entre el poder judicial. Las críticas han enojado a unos jueces que se sienten en el ojo del huracán, como denunció el expresidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra, hace unos días, cuando comparó la situación actual con el hostigamiento que sufrieron cuando ETA estaba activa. La polémica, además, no parece que vaya a apaciguarse pronto. Este sábado hay convocada una manifestación en Bilbao en defensa del euskera y tanto el PNV como EH Bildu han hecho un llamamiento a sus militantes y simpatizantes para que asistan.

La pugna además ha situado al PSOE y a Podemos en el lado opuesto. Las dos formaciones han censurado que los nacionalistas hayan equiparado a los sindicatos con el PP y Vox. Algunas de las resoluciones judiciales han sido fruto de recursos interpuestos por UGT y CCOO, por entender que las exigencias del euskera eran contrarias a los trabajadores. Los socialistas además han rechazado de plano cualquier señalamiento a los jueces. Y la batalla ha puesto en primera línea de la política a la única parlamentaria con la que cuenta Vox en Euskadi, Amaia Martínez. La formación ha sabido sacar rédito de la situación con un protagonismo poco frecuente, el que le ha brindado el fallo del TSJPV, "un nuevo varapalo contra una política lingüística que se sustenta en la imposición del euskera y la discriminación del castellano", censuró Martínez una vez conocido el fallo.

La lengua es una cuestión clave para Vox en el País Vasco y un flanco en el que le ha encontrado las cosquillas al nacionalismo, por mucho que PNV y EH Bildu acordasen ignorar a su única representante en la Cámara vasca, negándose a debatir las propuestas que presenta. Antes de esta victoria judicial, la formación consiguió otros dos importantes triunfos en los tribunales. La resolución por la que el TC tumbó el cordón sanitario que aprobó la Mesa del Parlamento contra Martínez y el fallo por el que el TSJPV ordenó paralizar el derribo de los cuarteles de Loiola, en San Sebastián.

Foto: El ministro Bolaños saluda a Gorroño en los actos de conmemoración del 86 aniversario del bombardeo de Gernika. (EFE/Miguel Toña)

Dos sentencias con un alto simbolismo

La estrategia judicial desplegada en Euskadi se impulsa desde Madrid, según explican fuentes de la formación en el País Vasco, y de momento ha dado importantes frutos. El TC anuló en 2022 el acuerdo de la Mesa del Parlamento con el que el PNV, EH Bildu, PSOE y Podemos limitaron la actividad de la única parlamentaria de Vox. Solo se le permitía presentar una iniciativa cada tres plenos ordinarios y se le recortó el tiempo de intervención a un tercio. Tampoco se le dejó cambiar el nombre del Grupo Mixto a Grupo Mixto Vox, como sí se había hecho en otras legislaturas con otras fuerzas en la misma situación. El alto tribunal sentenció que la medida vulneraba el derecho de participación política de Vox. "Era escandaloso", apuntan desde la formación.

La segunda gran victoria llegó de la mano del TSJPV. El tribunal dictaminó que Vox tenía razón al exigir la protección arquitectónica de los edificios que componen los cuarteles de Loiola. La formación había pedido su inclusión en el catálogo de patrimonio protegido del Ayuntamiento de San Sebastián, para blindar las edificaciones. Así, consiguió paralizar el proyecto para la construcción de 2.000 viviendas en el solar, fruto del acuerdo suscrito entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el PNV para la aprobación de los presupuestos generales de 2021. A cambio de la mudanza de los militares a unos terrenos próximos y de otras contrapartidas, los nacionalistas votaron a favor de las cuentas. El golpe fue doble, una zancadilla al Ejecutivo central y a su socio y un espaldarazo al discurso de Vox como garante de la memoria del Ejército y de su presencia en la ciudad.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (c), junto a Borja Sémper y Cuca Gamarra en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El ‘silencio’ de Amaia Martínez

Los titulares que el partido de Abascal ha ido cosechando a golpe de sentencia contrastan con la imagen de ostracismo de su única representante en el Parlamento vasco. "Sea lo que sea, votan en contra, sin dar ningún tipo de explicación", ilustran fuentes de Vox sobre la estrategia urdida por la mayoría de la Cámara. Martínez solo encuentra eco en el PP y en el representante de Ciudadanos que rompió el acuerdo de coalición con los populares, integrado ahora en el Grupo Mixto. Si, de media, el debate de una propuesta ronda la hora y media de duración —entre la defensa de las iniciativas y las replicas y contrarréplicas—, en el caso de las propuestas de Vox, el tiempo medio es de 20 minutos, apuntan las mismas fuentes.

placeholder Amaia Martínez conversa con Urkullu. (EFE/David Aguilar)
Amaia Martínez conversa con Urkullu. (EFE/David Aguilar)

PNV y Bildu acordaron en octubre de 2020 —tres meses después de que Vox consiguiese su primer representante en una institución vasca— que no debatirían las iniciativas de la formación. El PSOE y Podemos decidieron que marcarían su postura en función de la iniciativa. Los primeros solo responden de vez en cuando, los segundos, finalmente, nunca. "Vox tiene como estrategia, aquí y en cualquier otra institución, traer debates incendiarios que solo crispan y tensionan el ambiente", justificó entonces Jon Andoni Atutxa, parlamentario del PNV, y "al resto no nos queda otra que intentar limitar su acción política sin erosionar los derechos que como representante de la ciudadanía le pueden corresponder a su representante".

Ese día, Vox había llevado al Parlamento vasco una iniciativa para que la Ertzaintza tuviese un protocolo específico para investigar los recibimientos públicos que la izquierda abertzale dispensaba a los etarras que salían de la cárcel, los conocidos popularmente como ongietorris. Y este es el tipo de propuestas que en la formación no se explican que el grueso de fuerzas rechace constantemente. La gran excepción al silencio habitual son las sesiones de control, en las que el lehendakari, Iñigo Urkullu, sí contesta las preguntas que formula la parlamentaria de Vox. En la formación denuncian que, en las reuniones que suelen mantener los consejeros con las diferentes fuerzas para explicarles el contenido de las leyes más importantes, no invitan a Martínez. "Cada departamento obra como cree. El lehendakari hizo dos rondas con partidos. A las dos citó a Vox. A una acudió y en la otra nos dio plantón", explican fuentes del Ejecutivo vasco.

El euskera agita la política vasca. El idioma ha pasado a ocupar el centro del debate público en Euskadi y ha puesto en pie al nacionalismo por lo que considera una ofensiva del poder judicial contra la lengua. El ambiente lleva revuelto desde hace meses, pero dos resoluciones del TSJPV el pasado octubre contra la ley que prioriza su uso en las instituciones vascas han sido el detonante de una agria batalla. Y Vox tiene mucho que ver. El partido de Santiago Abascal, silenciado en el Parlamento por los grupos mayoritarios, ha conseguido en los tribunales un gran altavoz y ha puesto patas arriba el tablero. El pleno de este jueves en la Cámara vasca ha sido el mejor ejemplo. La unidad de acción de PNV y PSOE, los dos partidos que sustentan el Gobierno vasco, se rompió (no es la primera vez, pero tampoco es habitual) y los jeltzales aprobaron con EH Bildu una resolución que denuncia el "ataque" de los jueces contra el idioma.

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