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La implosión de la izquierda: IU señala el serio problema de Yolanda Díaz
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La implosión de la izquierda: IU señala el serio problema de Yolanda Díaz

Una cuita respecto de la posición en las listas, algo habitual en los partidos a la izquierda del PSOE en cada elección, subraya el momento complicado que vive Sumar

Foto: Asamblea fundacional de Sumar. (Europa Press/Ricardo Rubio)
Asamblea fundacional de Sumar. (Europa Press/Ricardo Rubio)
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Hay una cuita aparentemente menor en el seno de Sumar, como es el puesto que ocupará Izquierda Unida en las listas, que es útil para comprender el momento que atraviesan a los partidos a la izquierda del PSOE y hasta qué punto las elecciones del 9-J serán claves para el futuro de ese espacio político.

Manu Pineda, actual eurodiputado, ganó las primarias de IU para ser su candidato a las europeas. La oferta que se le hizo fue que concurriera en las listas de Sumar en el quinto puesto, o que IU pasara al cuarto si la elegida era una mujer, dada la necesidad de una papeleta paritaria. El quinto no garantiza ser elegido, pero finalmente irá a parar a Más Madrid, lo que abre la posibilidad de adelantar una posición. IU, como organización, se juega mucho más en estas elecciones que el resto de partidos: la presencia en el Parlamento europeo les resulta necesaria por los recursos que asegura.

Las negociaciones de las listas están siendo complicadas y más con el anuncio de que Compromís ocupará el tercer puesto. Si el nombre que aporta es el de Mónica Oltra, el resto de los partidos tendrían poco que objetar. Si no fuera así, tras el nombramiento de Jaume Asens como número 2, IU tendría difícil asumir que se le haya colocado tan abajo. Ayer había una sensación de humillación notable.

Solucionar fuera el problema interno

Hay que recordar el origen de todos los problemas y cómo la nueva política los agudizó. El PCE, para situarse en los nuevos tiempos y dar cabida a las distintas corrientes que orbitaban por la izquierda (el trotskismo y el entorno que se llamó 'rojo, rosa y verde') formó Izquierda Unida. Pero con el declive electoral, los jóvenes, que no encontraban camino para subir en la estructura e imponer nuevas tesis, buscaron resolver los problemas internos de sucesión desde fuera: montaron Podemos para conseguir lo que IU les negaba. La experiencia nació tan exitosa, que dio lugar a una fórmula que se fue repitiendo: se buscaba fuera lo que no se conseguía dentro. Los comunes, Más Madrid o Adelante Andalucía, fueron derivadas de esa fractura.

Las consecuencias evidentes para Sumar es que las baronías tienen mucho más poder que su líder nacional

El momento ahora es distinto, en la medida en que, en lugar de solucionar las aspiraciones fallidas montando un nuevo partido, se ha encontrado un camino a través de lo regional. Los partidos que integran Sumar se han asentado desde la preeminencia en un territorio. Las consecuencias evidentes para la formación nacional es que las baronías tienen mucho más poder que su líder.

En la época del PCE/IU había un partido claramente vertical, que ha mutado, y eso es Sumar, en un paraguas que cobija a diferentes formaciones, y cuya dirección debe jugar ante todo el papel de mediadora entre los distintos 'accionistas'. El mismo nombre de la formación indica el propósito: se trataba de crear un espacio en el que se reunieran fuerzas dispersas que ayudaran al Gobierno progresista a subsistir. Y, para eso, había que sumar, no construir un partido.

Esta fórmula tiene ventajas e inconvenientes. Más que definir claramente un proyecto político, lo que era complicado dadas las diferentes sensibilidades que integran la formación, se trataba de construir un espacio eficiente que garantizase que los votos no se perdían. Eso ha llevado a que su líder apenas tenga capacidad de acción interna, porque buena parte del poder está en manos de las baronías, y que hacia el exterior dependa de que el PSOE no le cierre los espacios. Una posición difícil.

La implosión de la izquierda

Una de las consecuencias llamativas de este giro en el espacio de la izquierda, animada por el sistema electoral de las europeas, es que concurrirán Sumar, Podemos, una escisión de Adelante Andalucía, las izquierdas nacionalistas (el bloque ERC-Bildu-BNG), e incluso Izquierda española, que aspira a robar votantes a los socialistas desde un lado diferente.

Si el propósito era unir a los votantes que se situaban a la izquierda del PSOE, parece que el efecto está siendo el contrario

Por si fuera poco, esta semana se ha anunciado que se presentará a las europeas un nuevo partido, Polo de la Izquierda, constituido por personas y colectivos que pertenecieron a IU/PCE y que estarán encabezados por el exeurodiputado por IU Javier Couso. Su programa tiene un componente geopolítico claro y recoge un sentir político diferente del de la izquierda actual, con el que esperan conseguir votos de simpatizantes de la antigua IU. Su presentación oficial tendrá lugar el 10 de mayo.

Mucha oferta: si el propósito era unir a los votantes que se situaban a la izquierda del PSOE, parece que el efecto está siendo el contrario. La izquierda sufrió una implosión, cuyos resultados se perciben ahora. Y esa tendencia irá en aumento si los resultados de las europeas no favorecen a Sumar y brindan algún espacio institucional a formaciones como Podemos.

La tentación del abandono

Se hace preciso volver a la casa madre de la mayoría de ellos, IU, que es la formación que más está sufriendo las consecuencias de esta deriva. El descontento interno es grande, ya que se perciben como el partido que ha cedido sistemáticamente (servilismo es un término que utilizan con frecuencia) y la que ha puesto la estructura y la mano de obra cuando había que hacer campaña en cada elección.

El golpe en las municipales del pasado año resonó muy fuerte entre sus cuadros y sus bases. Y además son el partido que tiene organización en gran parte de los territorios de España con menor vitalidad. Cuentan con fuerza en Andalucía y están presentes en Asturias, Cantabria, Castilla-León, Extremadura o Castilla-La Mancha. Los territorios con más vigor, Madrid, Cataluña, Valencia, han sido ocupados por otras fuerzas, que les han despreciado. Se perciben cada vez más débiles a cambio de nada: a menudo piensan que Sumar ha sido el enésimo intento para hacerlos desaparecer como formación.

Si el proyecto de Yolanda no cobra fuerza, es preferible replegarse sobre lo que tienen y seguir en solitario

Un fracaso de Sumar en las europeas, y más si les deja sin representación en el Parlamento, sería especialmente lesivo para IU, que es la fuerza que más se ha vinculado a Díaz. Más Madrid, comunes o Compromís tienen proyectos autónomos, y unos malos resultados no les harían mucho daño. IU sufriría mucho más.

Por eso la tentación de revolverse si las europeas van mal crece: si el proyecto de Yolanda no cobra fuerza, es preferible replegarse sobre lo que tienen y tirar hacia delante con sus propias fuerzas que seguir sosteniendo a una coalición que les desprecia. Un buen resultado de Podemos, es decir, que lograse representación el 9-J, ayudaría a quienes mantienen esa tesis. Más vale poco que nada. Y si IU tiene esa tentación, las demás formaciones que componen Sumar no están lejos: nadie quiere seguir al perdedor. Una consecuencia más de la implosión de la izquierda. La posición de Yolanda Díaz es muy complicada.

Hay una cuita aparentemente menor en el seno de Sumar, como es el puesto que ocupará Izquierda Unida en las listas, que es útil para comprender el momento que atraviesan a los partidos a la izquierda del PSOE y hasta qué punto las elecciones del 9-J serán claves para el futuro de ese espacio político.

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