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Silencio, se vota: Génova apagó a sus portavoces la última semana para huir del "ruido"
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Silencio, se vota: Génova apagó a sus portavoces la última semana para huir del "ruido"

Feijóo pidió el lunes a los suyos evitar las "distracciones" en la recta final para sofocar el tropiezo con los indultos en mitad de una fuerte tensión interna. La dirección vació la agenda mediática de sus primeros espadas en Madrid

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a Cuca Gamarra, Elías Bendodo y Esteban González Pons en el Congreso. (Reuters/Ana Beltrán)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a Cuca Gamarra, Elías Bendodo y Esteban González Pons en el Congreso. (Reuters/Ana Beltrán)
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Prudencia en público, bullicio en privado. El tropiezo con los indultos en la última semana de campaña obligó a apretar las filas y a acatar la orden indirecta que dio Alberto Núñez Feijóo en un momento clave. "Os pido ni un segundo de distracción, ni un segundo perdido para dejar de trabajar por Galicia, y ni un segundo de ruido". El mensaje caló en el partido, sobre todo en la capital, donde esta semana se ha producido un apagón informativo sin apenas comparecencias públicas de las principales espadas de Génova. La única voz que debía importar era la de Alberto Núñez Feijóo y sus explicaciones en un asunto especialmente delicado, en el que cualquier matiz a la postura oficial podría haber provocado una colisión en cadena.

"Ahora nadie puede liarla", comenta un dirigente con peso orgánico, que resume el ambiente de tensión que se ha vivido en el PP en los últimos siete días. La única excepción significativa ha sido la de Cayetana Álvarez de Toledo. Este viernes, durante un foro ajeno al partido y compartido con Fernando Savater y Alejo Vidal-Quadras, la dirigente matizó la postura de Feijóo y apunto que, a su parecer, solo se podría valorar "reconciliación" con el independentismo si son ellos los que "lo piden de rodillas". Pero evitó hacer sangre y cerró filas con el "buen" liderazgo del político gallego.

La agenda mediática de vicesecretarios de Génova, diputados o senadores ha sido prácticamente nula en Madrid desde que la polémica de los indultos condicionados explotó en la recta final de la campaña. Hace justo una semana, decenas de medios, incluido El Confidencial, se hicieron eco de una información confirmada por fuentes de la alta dirección del partido que implicaba un giro mayúsculo en la estrategia de oposición contra la amnistía seguida hasta la fecha por el Partido Popular.

Había tres claves fundamentales: que Feijóo estaría dispuesto a valorar un indulto a Carles Puigdemont —condicionado a que pase por los tribunales y renuncie a la vía unilateral—; que Génova estudió durante 24 horas el "encaje legal" de la amnistía tras ofrecérselo Junts antes de la investidura de Feijóo; y que el partido veía ahora "dificultades" para que los jueces pudieran probar que el expresidente de la Generalitat cometió delitos de terrorismo. La revelación se produjo justo después de que Puigdemont amenazase por carta al PP con un "todo se sabrá", en alusión velada a los contactos que populares e independentistas mantuvieron el pasado verano.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto en Sarria (Lugo). (EFE/Eliseo Trigo)

La apertura de este debate en la recta final de unas elecciones cruciales para el PP, sobre todo para Feijóo, desconcertó a todo el partido. El pasado domingo, el líder popular trató de zanjar la polémica... aunque sin desmentir la información. "Dije y digo que no a ningún indulto porque no se da ninguna condición para un posible indulto", afirmó desde Ferrol, en una comparecencia improvisada para tratar de sofocar el incendio. Pero no era suficiente. El partido era un hervidero, y la presión interna provocó que el líder endureciese su discurso 24 horas después. "Ni acepto los indultos, ni los aceptaré", pronunció el pasado lunes en Marín (Pontevedra).

Ese mismo día se produjo la única intervención de un vicesecretario del PP ante un medio de comunicación en los últimos siete días. Y no sirvió para calmar los ánimos. Más bien lo contrario. Durante una entrevista en Informa Radio, Miguel Tellado cargó contra los informadores por intentar orquestar "una campaña" para "decir lo que no es" y desestabilizar al PP de cara al 18-F, a pesar de que hasta 16 medios de comunicación de distinta línea editorial se hicieron eco de la noticia. El portavoz del PP en el Congreso aseguró también que nunca ha habido "contacto" entre el PP y Junts, afirmación que su equipo matizó: sí hubo acercamiento, pero no "negociación".

"La apertura de este debate en la recta final de unas elecciones cruciales para el PP, sobre todo para Feijóo, desconcertó a todo el partido"

La sensación en el partido, contrastada con distintos cargos, fue que las declaraciones de Tellado habían enmarañado más la situación. Algunas voces incidían en que el ataque a los medios "no es la estrategia adecuada", mientras seguía la confusión por los encuentros secretos con Junts. Desde entonces, apagón. El partido no celebró la habitual rueda de prensa de los lunes en la sede de Génova, liderada por el portavoz nacional, Borja Sémper. El martes tampoco hubo comparecencia en el Congreso. Pese a que la Cámara Baja está vacía de actividad plenaria por la semana electoral, varios grupos, entre ellos la de Vox, sí convocaron a los medios. "No podemos caer en la trampa de entrar en el relato del PSOE", justificaban en el partido.

El miércoles, Cuca Gamarra acudió al Foro ABC protagonizado por la presidenta de Baleares, Marga Prohens, pero la presencia de la secretaria general se decidió "a última hora" y no apareció en las previsiones que el partido envía a los medios para organizar la agenda. El jueves se mantuvo el silencio mediático de vicesecretarios en Madrid. El viernes, varios dirigentes de Génova sí acudieron a la Delegación del Gobierno para guardar un minuto de silencio por la tragedia de Barbate y Cuca Gamarra atendió de forma breve a los medios, aunque evitó responder a preguntas. "Hoy lo importante es apoyar a la Policía y a la Guardia Civil", zanjó.

El partido sí facilitó a lo largo de la semana material informativo a la prensa, pero a través de comunicados para exigir, por ejemplo, el cese de Fernando Grande-Marlaska; o a través de vídeos enlatados, como fue el caso del vicesecretario de Economía, Juan Bravo, para cargar contra el "triunfalismo económico" del Gobierno. Los principales portavoces de Génova utilizaron estos días las redes sociales, bien para reiterar las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo sobre la polémica; o bien para cargar las tintas contra el Ejecutivo. Un silencio mediático que contrasta con la intensa agenda que suele desplegar casi de forma diaria la dirección nacional.

La discreción en Madrid permitió no opacar el altavoz constante del líder del PP en su tierra. El enredo con los indultos no cambió la intensa agenda que Feijóo había preparado en un terreno que se conoce como la palma de su mano, con hasta tres actos diarios para peinar la Galicia rural. El político gallego trató de zanjar la polémica a principios de semana. Y lo hizo apuntando a una "campaña sucia" de "calumnias" e "insidias" por parte de la izquierda para defenderse. Una vez superada esa pantalla, el partido se volcó en desgastar al BNG, su gran rival el 18-F; a apelar al voto útil; y, sobre todo, a la movilización.

En el PP se ha repetido un mantra en los últimos días para tratar de mantener la calma. Galicia, sostienen distintas fuentes, "tiene un ecosistema propio" y, por tanto, las polémicas de la capital o de Cataluña no tienen por qué afectar en las urnas. "La amnistía no nos iba a dar ningún voto, pero tampoco nos lo tiene por qué quitar", resume un presidente autonómico contrario a la estrategia de nacionalizar la campaña por la que apostó desde el primer momento Alberto Núñez Feijóo, y que finalmente se le volvió en contra. Las urnas despejarán este domingo la incógnita. Si hay una victoria "clara" de Rueda, la tormenta amainará. Si no, el fantasma de una crisis interna volverá a planear sobre el 13 de Génova.

Prudencia en público, bullicio en privado. El tropiezo con los indultos en la última semana de campaña obligó a apretar las filas y a acatar la orden indirecta que dio Alberto Núñez Feijóo en un momento clave. "Os pido ni un segundo de distracción, ni un segundo perdido para dejar de trabajar por Galicia, y ni un segundo de ruido". El mensaje caló en el partido, sobre todo en la capital, donde esta semana se ha producido un apagón informativo sin apenas comparecencias públicas de las principales espadas de Génova. La única voz que debía importar era la de Alberto Núñez Feijóo y sus explicaciones en un asunto especialmente delicado, en el que cualquier matiz a la postura oficial podría haber provocado una colisión en cadena.

Partido Popular (PP)
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