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7 espías rusos expertos en sabotajes y asesinatos viajaron a Barcelona en la fase crítica del 'procés'
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agentes de la unidad de élite 29155

7 espías rusos expertos en sabotajes y asesinatos viajaron a Barcelona en la fase crítica del 'procés'

Una investigación de El Confidencial y 'El Periódico' reconstruye una decena de desplazamientos a Cataluña, entre 2014 y 2019, de miembros de la temible Unidad 29155 del servicio de inteligencia militar de Moscú (GRU)

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Al menos siete agentes del Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (GRU) de Rusia, el servicio de inteligencia militar de Moscú, viajaron a Barcelona entre 2014 y 2019, los años más críticos del desafío independentista. La presencia en Cataluña de estos espías ha sido confirmada tras una investigación periodística conjunta de El Confidencial y El Periódico.

Los siete agentes pertenecen o han estado vinculados a la Unidad 29155, una sección de élite del GRU clandestina que fue creada en torno a 2008 por el Kremlin para ejecutar operaciones de sabotaje, asesinato y desestabilización contra opositores y otros enemigos de Vladímir Putin. La mayoría de sus misiones se ha desarrollado en Europa. Moscú nunca ha reconocido su existencia.

El Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional abrió en octubre de 2019 una investigación sobre la presencia de agentes del GRU en Cataluña y sus posibles vínculos con el procés, tras recibir una denuncia de la Policía Nacional en la que se describían las actividades en España de cinco supuestos espías rusos. Sin embargo, el fiscal Miguel Ángel Carballo, el mismo que no aprecia terrorismo en Tsunami Democràtic, solicitó el archivo del procedimiento por la falta de avances y el juez Manuel García-Castellón cerró el caso en mayo de 2021.

Nuevos miembros del GRU han sido ahora identificados y se han obtenido más datos de los que había sobre los funcionarios descubiertos. El primer integrante de la Unidad 29155 que llegó a Barcelona fue el teniente coronel Maksim Rodionov, antiguo miembro de los Spetsnaz, las fuerzas especiales del Ejército ruso. Cruzó los controles fronterizos de El Prat el 2 de marzo de 2014 tras tocar suelo español en el vuelo 331 de la compañía Transaero Airlines, procedente del aeródromo de Moscú-Domododevo.

Rodionov entró con un pasaporte falso a nombre de Maxim Valerievch Smirnov, con número 646518827. Con esta identidad, se habría infiltrado en el mundo de la cultura y la defensa de los derechos humanos, haciéndose pasar por un director de películas y documentales, como ha desvelado el medio ruso The Insider.

Cuando Rodionov llegó a Barcelona, acababa de ingresar en el GRU, pero no es la única vez que ha estado en España. También se ha podido acreditar que Rodionov viajó nuevamente a la Ciudad Condal el 22 de julio de 2016, usando otra vez la identidad de Smirnov. Llegó en el vuelo 2638 de la aerolínea Aeroflot Cargo, procedente del aeropuerto de Moscú-Sheremetyevo.

Las razones por las que estos miembros del GRU se trasladaron a Barcelona se desconocen

En 2014, el año del 9-N, el primer referéndum independentista organizado por el Govern de Artur Mas, también llegó a Barcelona otro agente de la Unidad 29155. Se trata de Anton Vladimirovich Skvortsov, con número de pasaporte 6465718768, una identidad que también podría ser falsa. Un individuo con el mismo nombre y apellidos figura como administrador de una sociedad rusa ubicada en la localidad de Rostov del Don, clave en la invasión de Ucrania. Skvortsov llegó al Aeropuerto de El Prat en un avión de la compañía Ural Airlines procedente de Moscú-Domododevo, aunque no se puede precisar la fecha exacta.

Por orden cronológico, el tercer agente del GRU que pisó Cataluña fue Aman Urazbayevich Yusupov, con pasaporte 646518886. Aterrizó en El Prat en el vuelo 2638 de la aerolínea Aeroflot Cargo el 1 de mayo de 2016, cuando el Govern de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras ya se había comprometido a celebrar el referéndum del 1 de octubre de 2017. Tampoco se puede confirmar si la identidad de Yusupov es auténtica, pero la pertenencia de este individuo a la Unidad 29155 ha sido confirmada por los servicios de información occidentales.

Las razones por las que estos miembros del GRU se trasladaron a Barcelona se desconocen. Algunas estancias coinciden con momentos decisivos de la ofensiva soberanista. Hay evidencias de que Rusia trató de utilizar la estrategia independentista para provocar un conflicto institucional en el seno de la Unión Europea, pero no se ha ubicado por el momento a ningún funcionario de la Unidad 29155 en un escenario concreto del procés.

El grupo clandestino ejecutó en 2016 un golpe de Estado en Montenegro que tenía por objetivo evitar que este país ingresara en la OTAN

La especialidad de los efectivos del GRU es precisamente pasar desapercibidos. La Unidad 29155 estuvo detrás de varias explosiones en un depósito de armas en la República Checa en 2014, matando a dos personas. Las autoridades checas tardaron siete años en implicar a Moscú en este ataque a su soberanía. El grupo clandestino también ejecutó en 2016 un golpe de Estado en Montenegro que tenía por objetivo evitar que este país ingresara en la OTAN y envenenó en 2018 en Reino Unido al exagente ruso Sergei Skripal y a su hija Yulia. Los responsables de estas acciones huyeron igualmente antes de ser detenidos.

El cuarto agente que pasó por Barcelona es Denis Vyacheslavovich Sergeev, un oficial del GRU que utiliza como pantalla el alias de Sergey Fedotov. Se le atribuyen labores de coordinación en el atentado contra Skripal. Entre 2004 y 2012, participó en la creación de hasta ocho empresas que habrían servido para blanquear dinero destinado a misiones de espionaje. En 2019, los medios Bellingcat, Civica Media y El País revelaron que Sergeev había volado a Barcelona los días 5 de noviembre de 2016 y 29 de septiembre de 2017, solo dos días antes del 1-O.

Esta nueva investigación ha permitido acreditar que el oficial de la inteligencia militar rusa hizo un viaje previo a Barcelona el 11 de mayo de 2016. Entró en España por el Aeropuerto de El Prat tras llegar en el vuelo SU-2638 de Aeroflot Cargo, con origen en Moscú-Sheremetyevo.

Foto: Pedro Sánchez, al fondo de la imagen, escucha la intervención de Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo. (EFE/Ronald Wittek)

La información de Bellincat, Civica Media y El País también situó en la Ciudad Condal a otros dos agentes del GRU. Se trataría de Alexey Kalinin, alias Alexey Nikitin, que aterrizó el 14 de diciembre de 2016, y Mikhail Opryshko, que llegó en algún momento de diciembre de 2017, el mes en que se celebraron las elecciones al Parlament de Cataluña posteriores a la declaración unilateral de independencia (DUI).

La frecuencia de los viajes a la Ciudad Condal lleva a expertos en los servicios de inteligencia rusos consultados para esta publicación a barajar la posibilidad de que los espías de Moscú dispusieran en esa época de una base logística en Cataluña o convirtieran El Prat en su puerta de entrada en territorio UE para posteriormente moverse a otras localizaciones.

La séptima y última agente vinculada con la Unidad 29155 del GRU que ha podido ser identificada bajó de las escalerillas de un avión de Aeroflot en la Terminal 1 de El Prat el 17 de diciembre de 2019, un día antes de que se disputara en el Camp Nou el FC Barcelona-Real Madrid que tuvo que ser aplazado por los disturbios contra la sentencia del 1-O de Tsunami Democràtic. Se trata de Maria Vladimirovna Rusinova, vinculada al general Andrei Averyanov, máximo responsable del GRU, según las fuentes consultadas.

Foto: Imagen del paquete enviado a la embajada en el que iba la carta explosiva.

La lista completa de funcionarios de la inteligencia rusa que han pasado por Cataluña es probablemente mucho más larga. La experiencia demuestra que los agentes del GRU nunca viajan solos, sino en grupos de tres a cinco efectivos. Sin embargo, su facilidad para acceder a identidades falsas, por la colaboración activa del Estado ruso, complica su detección. Los servicios de información sospechan que otro importante miembro del GRU, Alexey Vladimirovich Kapinos, pudo visitar Barcelona en noviembre de 2019, pero este caso no ha podido confirmarse.

A la presencia de agentes de la inteligencia militar rusa se suman los desplazamientos a Cataluña de otros individuos estrechamente vinculados a Putin. Como desveló The New York Times en septiembre de 2021, la mano derecha de Puigdemont, el historiador Josep Lluís Alay, se reunió en Barcelona el 17 de octubre de 2019, tres días después de que estallara Tsunami Democràtic, con dos enviados del Kremlin.

Uno de ellos era Sergei Sumin, un coronel del Servicio Federal de Protección (FSO) que forma parte del círculo de seguridad personal del presidente ruso. El otro se llamaba Artyom Lukoyanov, el hijo adoptivo de Vladislav Surkov, ideólogo de referencia del Kremlin y encargado de desarrollar el concepto de guerra híbrida, en la que se recurre a insurgentes, fake news, mercenarios, financiación de partidos ultra o movimientos migratorios para tratar de desestabilizar a otro país.

El Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona mantiene abierta una línea de investigación sobre los contactos con Rusia

La cita tuvo lugar en el restaurante Haddock y también asistió el empresario ruso Alexander Dmitrenko, antiguo embajador para Rusia de la Cámara de Comercio de Barcelona e investigado por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) por sus lazos con el Kremlin. Como desveló El Confidencial, Alay pidió a sus interlocutores rusos en esa reunión que Moscú utilizara su relación con Armenia para que este país reconociera a una futura Cataluña independiente.

El Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona mantiene abierta, en el marco del llamado caso Voloh, una línea de investigación sobre los contactos de los líderes soberanistas con Rusia. El instructor del procedimiento, el juez Joaquín Aguirre, prorrogó otros seis meses las diligencias el pasado 26 de enero.

Al menos siete agentes del Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas (GRU) de Rusia, el servicio de inteligencia militar de Moscú, viajaron a Barcelona entre 2014 y 2019, los años más críticos del desafío independentista. La presencia en Cataluña de estos espías ha sido confirmada tras una investigación periodística conjunta de El Confidencial y El Periódico.

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