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¿El rey del veneno cambia sus métodos? El hombre señalado por la muerte de Prigozhin
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Quién es el responsable

¿El rey del veneno cambia sus métodos? El hombre señalado por la muerte de Prigozhin

Andrey Averyanov, jefe de la unidad GRU, que ha realizado casi todos los envenenamientos y sabotajes europeos en los últimos años, ha sido señalado por el 'accidente' de avión

Foto: GRU, el logotipo de la Dirección Principal de Inteligencia de Rusia, se refleja en un ojo. (Reuters/Dado Ruvic)
GRU, el logotipo de la Dirección Principal de Inteligencia de Rusia, se refleja en un ojo. (Reuters/Dado Ruvic)

Quizá nunca se sepa quién está detrás de la muerte del líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin. Pero entre todas las teorías que han surgido, la única persona (con nombre y apellidos) a quien se ha señalado como culpable es Andrey Averyanov. Un oficial de inteligencia ruso muy diestro, por sus antecedentes, en el arte de borrar a gente del mapa y que parezca un accidente.

Horas después de que el avión privado en el que viajaba Prigozhin fuese derribado por dos explosiones en pleno vuelo, según la versión de funcionarios estadounidenses y occidentales, se especulaba que Averyanov, el hombre al frente de la unidad de élite 29155, adjunta a la Dirección General de Inteligencia (GRU), estuviese involucrado en los acontecimientos. Una fuente anónima del canal de Telegram ruso VChK-OGPU, cercano a la información de Wagner, señalaba que la precipitada partida de Prigozhin a África y su rápido regreso estaban relacionados con las órdenes del jefe del Servicio de Actividades Especiales, quien estaba desarrollando una serie de medidas para reemplazar totalmente el contingente de Wagner en el territorio de África. "Prigozhin se opuso enérgicamente e hizo todo lo posible por impedirlo", cita el mensaje.

Foto: Una imagen de Yevgeny Prigozhin en un memorial levantado en Moscú. (Reuters/Stringer)

En la misma conferencia ruso-africana en que Prigozhin estrechaba la mano del embajador de República Centroafricana, Freddy Mapouka, los altos cargos del Kremlin presentaban a los dirigentes africanos al general de las GRU, Averyanov. Este viernes, se ha aquilatado su nombre para remplazar el mando del recién fallecido mercenario en las operaciones de África. Continente donde Prigozhin mandó lo que posiblemente fue su último mensaje: "Sigamos cumpliendo las tareas que se nos han encomendado y a los que hemos dado la promesa de que podemos hacerlo".

Tras esta disputa a la que se han referido varios investigadores de fuentes abiertas (Osint), Prigozhin se montó a bordo de su avión privado con número RA-02795 y voló hacia Rusia para acabar estrellándose en la región rusa de Tver, al norte de Moscú. Todavía no hay informe oficial sobre los acontecimientos, pero el presidente Vladímir Putin ha prometido que el comité de investigación abrirá diligencias para determinar las causas que llevaron al colapso del avión. Recientemente, un funcionario estadounidense —bajo condición de anonimato—, que habría filtrado el informe occidental de los hechos ocurridos el 23 de agosto, afirmó a Associated Press que la explosión estaba en consonancia con la "larga historia del presidente ruso Vladímir Putin de tratar de silenciar a sus críticos".

¿Quién está detrás de la muerte de Prigozhin? Probablemente, la respuesta solo se encuentre tras los muros del Kremlin. Sin embargo, el historial de operaciones encubiertas de Averyanov en Europa —como el envenenamiento de Salisbury, la explosión de un depósito de armas en Chequia, el intento de golpe de Estado en Montenegro, el envenenamiento de un traficante de armas búlgaro, el Novichok en los calzoncillos del opositor Alexey Navalny— sean suficiente motivo para dudar de su inocencia. Lo único que diferencia todos estos casos del accidente de Prigozhin es la brutalidad del estallido del avión y la sutileza del veneno que mataba en Europa. Puede que nuevos tiempos requieran nuevos métodos.

Un comienzo explosivo

El nombre de Andrey Averyanov se hizo público por primera vez el 9 de octubre de 2019. El New York Times, citando fuentes de inteligencia no reveladas, informó de la existencia de una unidad clandestina —29155— conformada por 20 graduados de escuelas militares rusas de élite. La mayoría de los cuales habían recibido experiencia práctica de combate en las guerras del Cáucaso. También se filtró la fecha de su fundación, en 2009, cuando se falsificaron las primeras identidades encubiertas de estos agentes.

La primera pista tras el rastro de la unidad 29155 fue una campaña de desestabilización en las elecciones que encumbraron a la actual presidenta de Moldavia, Maia Sandu, frente a un candidato respaldado por Putin. Los agentes protagonizaron maniobras políticas para evitar que el país balcánico se acercase a la Unión Europea. Una solución que se parece bastante a la que Rusia ha implementado desde principios de siglo en Ucrania, con resultados similares. Hasta este punto, no se conocía quién movía los hilos de los espías.

Foto: Tanques y blindados rusos en una de las principales avenidas de Kiev. (Reuters/Vladyslav Musiienko)

Fue en la explosión del depósito de municiones en Vrbetice (República Checa) el 16 de octubre de 2014, cuando saltó el nombre de Averyanov. En esta operación especial, participaron al menos seis agentes de la Unidad 29155 del GRU y fue supervisada personalmente por su comandante, quien se desplazó encubierto a Europa central en el momento exacto de la acometida y regresó a Moscú pocas horas después de la explosión. Esta fue una de las dos únicas maniobras clandestinas conocidas para las cuales el general Averyanov viajó personalmente al extranjero. La otra, supuestamente acontecida estos días, está sin confirmar.

Los investigadores realizaron una exhaustiva búsqueda en el registro de pasajeros que aterrizaron en Europa central esos días y encontraron el nombre de Overyanov en un vuelo de Aeroflot con destino a Viena. Sin embargo, Overyanov no existía, era el seudónimo del general al mando. Los otros seis miembros de la unidad que, al parecer, estuvieron implicados en la operación siguieron un patrón parecido al de su general, pero volaron a otros aeropuertos. Se reunieron próximos al polvorín y lo hicieron explotar, apuntan las investigaciones de inteligencia.

El rey del veneno

Bellingcat (un medio independiente especializado en labores de investigación), junto a otros diarios internacionales, informó de más detalles sobre la red de espionaje, como su entramado o las relaciones entre varios agentes del grupo. En este punto, el envenenamiento del fabricante de armas en Bulgaria (2015) Emilian Gebrev fue clave para la investigación. El traficante, que sobrevivió por los pelos, contó su historia a The Guardian y dijo que estaba seguro de que había sido envenenado, pero que no tenía ni idea de cómo pudo haber sido un objetivo para el GRU. "No tiene sentido. Si algún agente estuvo aquí o no, no lo sé. Pero casi me muero", aseguró al medio británico. Gebrev fue la ficha que hizo caer todo el dominó.

La relación entre varios envenenamientos en Europa con agentes químicos similares sirvió a la inteligencia occidental para atar cabos. Descubrieron que no eran operaciones aisladas, sino que se trataba de una red de espías perfectamente coordinada y ensamblada. Los misteriosos casos que, desde 2009, parecían tener una mano oculta detrás pronto se revelaron.

En la boda de la hija mayor de Averyanov —como en cierta película— entra en juego Anatoliy Chepiga, uno de los dos oficiales de inteligencia del GRU acusados ​​en Reino Unido de llevar a cabo el envenenamiento de Serguéi Skripal, un exoficial de inteligencia militar ruso, y su hija Yulia con Novichok, un agente nervioso, en Salisbury (2018). Este caso fue muy sonado en la prensa de todo el mundo y, por su particularidad, fue motivo de una profunda investigación por parte de los funcionarios occidentales.

Múltiples fotografías y vídeos descubiertos por Bellingcat y Radio Svoboda muestran a los dos agentes juntos en la boda, años antes de que se produjese el envenenamiento de Skripal. No habría tenido más recorrido que el que una simple instantánea puede tener si no fuera porque el nombre del agente Chepiga ya estaba en boca de todos. Esas imágenes fueron la llave para desenmascarar a los operativos y su profunda relación entre ellos.

Rusia, incluso el presidente Putin personalmente, había asegurado que Chepiga era un simple civil, pero al comprobar su cercanía con Averyanov, quien ya estaba señalado como el cerebro detrás de los envenenamientos, fue el maremágnum de pistas que señalaban las mentiras del presidente.

Foto: El presidente ruso Vladímir Putin, el ministro de Defensa Sergei Shoigu y el director del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) Alexander Bortnikov asisten a los actos conmemorativos del Día de la Victoria. (Reuters/Maxim Sheme)

Ciertos analistas apuntaron, durante el transcurso de los acontecimientos, que estas maniobras de espionaje, así como las pretensiones de desestabilizar políticamente ciertas regiones en Europa, se comprendían dentro del marco de una guerra híbrida de Putin, contra occidente. Algo que quedó de manifiesto en el discurso del presidente durante la Conferencia de Seguridad de Múnich (2007), donde se inició una nueva era en la política exterior rusa. "Ese tipo de operaciones de inteligencia se ha convertido en parte de la guerra psicológica [de Rusia]", dijo Eerik-Niiles Kross, exjefe de inteligencia en Estonia al New York Times. "No es que se hayan vuelto mucho más agresivos. Quieren que los sientan. Es parte del juego".

Tirando del hilo, se confirmó la existencia de la Unidad 29155, sus agentes y su general, Averyanov. Con un modus operandi muy similar entre los diferentes envenenamientos y asesinatos, los investigadores hallaron una coincidencia en la numeración de los pasaportes que brindaban anonimato a los agentes. Tras descubrirse su identidad en 2019, el grupo se quedó dormido y no se volvió a conocer actividad alguna lejos de las fronteras de Rusia. Aunque desde la invasión a gran escala, el número 29155, vinculado a la Unidad, se ha vuelto a pronunciar (no en vano) entre los diferentes analistas e investigadores a medida que los detractores de Putin desaparecían o se caían desde una ventana. Ahora, tras el fantasma de Prigozhin: ¿ha vuelto Andrey Averyanov​?

Quizá nunca se sepa quién está detrás de la muerte del líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin. Pero entre todas las teorías que han surgido, la única persona (con nombre y apellidos) a quien se ha señalado como culpable es Andrey Averyanov. Un oficial de inteligencia ruso muy diestro, por sus antecedentes, en el arte de borrar a gente del mapa y que parezca un accidente.

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