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La producción de marihuana inunda España y se desborda por las regiones menos pobladas
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Las bandas son cada vez más violentas

La producción de marihuana inunda España y se desborda por las regiones menos pobladas

Nuestro país es ya el mayor productor de Europa con 126 toneladas y 2,8 millones de plantas incautadas en 2022. Este boom responde a diversos factores: un buen clima, la situación geográfica y unas leyes laxas

Foto: Una valla con concertinas protege la nave que se usaba para procesar marihuana en Huerta de Valdecarábanos, Toledo. (Jon Imanol Reino)
Una valla con concertinas protege la nave que se usaba para procesar marihuana en Huerta de Valdecarábanos, Toledo. (Jon Imanol Reino)
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"Yo he visto a la Guardia Civil hacer un servicio en la rotonda y detrás, al lado de la carretera, tener la plantación". Huerta de Valdecarábanos (1.760 habitantes, Toledo) saltó a la fama en 2021 por acoger la que entonces fue la mayor plantación de marihuana de Europa.

135.000 plantas, 76 por cápita, en una finca situada a poco más de 500 metros de una de las entradas de la localidad. El terreno estaba vallado, tenía guardias de seguridad, pero todos sabían qué se cultivaba allí. Primero, porque los productores se encargaron de explicarlo.

"Decían que era legal, que era cáñamo industrial", recuerda Julio Galiano, el alcalde. Segundo, por el olor que, en función de cómo soplara el viento, inundaba el pueblo.

Huerta de Valdecarábanos es el ejemplo de cómo España no es solo un hub de distribución y consumo de la cocaína que atraviesa el Atlántico desde Latinoamérica o del hachís que cruza el Estrecho procedente de Marruecos. El país es el primer productor de marihuana de Europa y los cultivos ya no se concentran solo en las plazas habituales, Andalucía, Cataluña y otros puntos de la costa mediterránea. Ahora comienzan a colonizar las regiones del interior.

Las cifras marean. En 2021, se incautaron en España 130 toneladas de marihuana, frente a las 47 de Italia o las 39 de Francia, los siguientes países en el ránking, según cifras del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías. Si en 2014, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado aprehendieron 7 toneladas de hierba, en 2022, último año del que hay cifras disponibles, el montante total era de 126. 18 veces más.

En ese mismo lapso de tiempo, la incautación de plantas ha pasado de 270.122 a 2.812.950, 10 veces más. "Es un aumento exponencial", señala la capitán de la Guardia Civil, Elena Cogollo Tejero.

Ser el mayor productor de marihuana en Europa no sólo implica un dudoso título. También esconde una realidad tenebrosa. La primera, los riesgos asociados a la salud por el fácil acceso a una sustancia relativamente barata y que cada vez se diseña con una mayor concentración de THC, el compuesto psicoactivo del cannabis, y que ha hecho que el fiscal de Antidroga en Barcelona haya llegado a plantear que sea considerada como una droga dura en función del porcentaje del activo que la planta concentre.

"Se trata de un tema de salud pública, Y, sobre todo, en este caso, de salud mental de los jóvenes", advierte la fiscal jefa de Antidroga, Rosa Ana Morán. La segunda, por el asentamiento en España de grupos criminales.

Las grandes bandas que mueven el negocio proceden del extranjero, según los datos de los que dispone la Guardia Civil, y se apoyan en estructuras locales para cubrir todo el proceso: plantación, recolección, distribución… Unas organizaciones que cada vez son más violentas.

Foto: Ilustración: EC Diseño.

Las fuentes consultadas apuntan a otros factores que explican el boom de la marihuana: la percepción errónea de que no es una sustancia nociva, unas leyes "laxas" y una legislación confusa sobre qué está permitido y qué no y bajo la que se escudan los delincuentes.

"Se ha puesto de moda todo lo que viene del cáñamo como algo bio, algo progre, como en su día se puso de moda el Aloe Vera. Esto hace que se blanquee una droga que no es tan buena como parece", apunta Cogollo.

La capitán de la Guardia Civil remarca además que las penas en España por cultivo de cannabis son menores que en los países del entorno. "Si no tienen agravantes, son menos de tres años de prisión. No llegan ni a entrar en prisión", lamenta la especialista en narcotráfico.

Las dos Españas: la costa y el interior

― Decís que eso era muy grande, pero…

El camarero de uno de los bares próximos al Ayuntamiento de Huerta de Valdecarábanos cuestiona que la plantación desmantelada en el pueblo fuese en su día la mayor de Europa.

― Serían unas ocho hectáreas.

― ¿Y ocho hectáreas te parece poco?, le pregunta una clienta.

El volumen de la tele del local está a un nivel considerable y mientras un tertuliano de TVE diserta sobre la Política Agraria Común (PAC) y las protestas del campo, los vecinos tiran de memoria. Han pasado más de dos años desde la operación que puso fin a lo que parecía un pujante proyecto empresarial: la plantación de "cannabis medicinal" o "cáñamo industrial", en función de a quién se le pregunte. No fueron ocho, sino 12 las hectáreas que plantaron, y, según cuentan en el pueblo, lo que causó "sorpresa" no fue el cultivo en sí, sino el despliegue de los agentes para requisar las 135.000 plantas. Caló la idea de que todo era "legal", como habían defendido los promotores.

"Tenía que ser algo muy normal, la Guardia Civil lo veía. Cuando ibas por allí a dar un paseo lo veías", ilustra una vecina, en referencia a las fincas que emplearon, en un paraje de muy fácil acceso, junto al arcén derecho de la CM-4006 en dirección La Guardia, pegadas a los Saladares, una pequeña reserva de humedales, y a 15 minutos andando de uno de los acceso que tiene la localidad. "Sé que hubo gente que dijo que no quería alquilar sus tierras para plantar marihuana, pero entonces explicaban que era completamente legal. Decían que era para uso medicinal…", añade.

placeholder Huerta de Valdecarábanos, Toledo. (Jon Imanol Reino)
Huerta de Valdecarábanos, Toledo. (Jon Imanol Reino)

Nadie quiere ser identificado, no les gusta que se asocie la imagen del municipio a una operación antidroga, pero todos coinciden en señalar que no sucedió nada excepcional, más allá del olor. "Aquí los trabajadores venían sin ningún problema. Era gente totalmente normal, como si fuesen temporeros. No se metían con nadie. En el pueblo, en ese tiempo no pasó nada, no hubo nada", zanja otra vecina en la farmacia.

Tras una inspección en septiembre de 2021 para constatar que efectivamente la plantación cumplía con la legislación, los agentes de la Guardia Civil comprobaron que los ejemplares superaban el índice de THC permitido (entonces era el 0,2%, ahora el umbral es del 0,3%). Las plantas eran realmente cannabis sativa y habían sido modificadas genéticamente para asimilarlas al cáñamo industrial, según informó entonces el Instituto Armado.

Además de la finca, habían alquilado una nave para las labores de secado. El espacio estaba acondicionado para acoger una plantación indoor y contaba con un sistema cerrado de cámaras de seguridad y vigilancia. Los efectivos detuvieron a tres personas y tomaron declaración en calidad de investigadas a otras seis por delitos contra la salud pública, pertenencia a grupo criminal y contra los derechos de los trabajadores por las condiciones en las que tenían a los supuestos temporeros.

"Olía muchísimo", remarca otra de las vecinas consultadas. "Yo vivo a las afueras y en verano venían coches. Dejaban el coche por donde yo vivo y bajaban por la montaña para ir andando para robar. Era gente que sabía lo que había allí e iba a robar", explica.

En 2021, año de la operación en Huerta de Valdecarábanos, en Toledo se incautaron 370.644 plantas, el 11,5% del total nacional, en 2022, casi un millón, 999.912, el 35%. Los datos son fruto de un cúmulo de grandes golpes policiales en la provincia, como la conocida operación Jardines, desarrollada en 2022 entre Toledo, Ciudad Real, Asturias y Valencia, que se saldó con la incautación de 23,2 toneladas de cogollos listos para la venta.

Tras años en los que la producción de marihuana se concentraba fundamentalmente en Granada y Cataluña, los dos grandes polos, la España vaciada comienza a despuntar. Las cifras todavía no son equiparables, pero el negocio se extiende por todo el país y así lo atestigua la fiscal jefa de Antidroga.

PREGUNTA: ¿Cuáles son los principales focos de producción de marihuana en España?

RESPUESTA: Cataluña, Granada, Almería y últimamente aparece por todo el centro de la península.

P: En la última memoria se destacaba Ciudad Real y Toledo...

R: Ha habido unas operaciones importantes durante la última temporada en esa zona, sí. También por Zaragoza. En Granada la situación es tremenda y luego está Cataluña, que fueron un poco los pioneros con el tema de los clubes cannábicos.

placeholder La fiscal jefa antidroga de la Audiencia Nacional, Rosa Ana Morán. (Guillermo Gutiérrez Carrascal)
La fiscal jefa antidroga de la Audiencia Nacional, Rosa Ana Morán. (Guillermo Gutiérrez Carrascal)

P: Pero a día de hoy, casi todos los fiscales antidroga siguen destinados a zonas costeras...

R: Están vinculados fundamentalmente a donde siempre han sido las zonas más peligrosas con la droga. Están en zonas marítimas y también en Madrid, Sevilla y Lérida.

P: ¿Y se quiere reforzar el interior?

R: Hace tiempo que se están pidiendo delegados. Antes de que yo llegara, ya se pidieron en Badajoz y en Toledo, pero se dijo que no. Probablemente habrá que replanteárselo. Si hay cantidad y hay cifras...

Cogollo comparte la radiografía trazada por la fiscal. "Pero nos podemos llevar a engaño porque en el último año en Toledo se ha hecho una operación muy grande que ha inflado la estadística, pero al final se encuentran en localidades más pequeñas, casas aisladas donde es más difícil detectar los olores, donde pasas más desapercibido. Están empezando a ir a estos sitios, lo ha habido siempre, pero ahora más", precisa la capitán. Toledo tiene además otra fortaleza: "Está muy cerca de Madrid y es más fácil pasar desapercibido".

La excusa del cáñamo

El camarero de Huerta de Valdecarábanos tenía en parte razón al cuestionar el volumen de marihuana que se llegó a producir en el municipio, no porque fuera una cifra pequeña, sino porque seis meses después una plantación desmantelada en Navarra pulverizó todos los récords: 67 hectáreas repartidas en 11 cultivos entre Olite (4.019 habitantes) y Artajona (1.772 habitantes), 415.000 plantas, que si hubiesen sido recolectadas y procesadas correctamente se habrían convertido en 87 toneladas de cogollos con un valor estimado de 150 millones de euros en el mercado.

Víctor Manuel Obarrio, capitán de la Policía Judicial de Guardia Civil en Navarra, sintetiza así lo que pasó: "Al agricultor le contaron el cuento de la gallina de los huevos de oro y debió pensar si con una hectárea consigo tanto, con las 67 que tengo… doy un pelotazo". El plan era tan demencial que plantaron prácticamente a la vez toda la superficie disponible sin tener un plan detallado de qué hacer luego con las plantas.

La cosecha se les fue amontonando y en el proceso de secado muchas plantas se les acabaron pudriendo. "Era un método de ensayo-error", sigue el capitán. Hubo un total de cinco detenidos, el vecino al que convencieron para embarcase en la aventura y luego otras cuatro personas, de mediana edad, realmente los que sabían lo que estaban haciendo.

placeholder Finca en la que se procesaba la marihuana de Huerta de Valdecarábanos. (Jon Imanol Reino)
Finca en la que se procesaba la marihuana de Huerta de Valdecarábanos. (Jon Imanol Reino)

En el tiempo en el que estuvo operativa la explotación y cuando los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Foral de Navarra ya habían emprendido una investigación, constataron un aumento significativo de la inseguridad en la zona. Al igual que todo Olite y Artajona sabía lo que estaba pasando, "en el mundillo también se corrió la voz. Delincuentes de provincias limítrofes venían en furgonetas y cargaban por las noches plantas para después venderlas por su cuenta. Se vieron obligados a contratar seguridad privada y eso era una constatación de aque algo fallaba. La inversión ya era muy alta y con el cáñamo industrial no se cubre", apunta Obarrio.

En Navarra y al igual que sucedió en la operación Jardines y en el pequeño pueblo de Toledo, los detenidos argumentaron que lo que habían plantado era cáñamo industrial. Es una excusa relativamente común y a la que se agarran los delincuentes para evitar una acusación por un delito de tráfico de drogas y contra la salud pública. El agricultor de Olite acudió personalmente a la policía foral para registrarse como productor de fibra textil de cáñamo, un trámite que deben cumplimentar las personas que optan por este cultivo, pero desde el primer momento, los agentes sospecharon. "Viendo la gente que estaba implicada [los socios del agricultor tenían antecedentes], la cantidad que era…".

La Guardia Civil en colaboración con la Policía Foral desarrollaron entonces una operación en la que constataron que el fin de la explotación no era la obtención de una fibra para su uso textil, como había argumentado el agricultor, sino la producción de marihuana. "En los registros vimos cómo los tallos, el elemento que debes usar para extraer la fibra, estaban dispuestos para su desecho, y lo que estaba bien guardado en cajas eran los cogollos, la parte que precisamente está sometida a fiscalización y que deben destruir. Era justo lo contrario", precisa Obarrio.

Los datos del Ministerio de Agricultura demuestran que esos cultivos, legales siempre y cuando la concentración de THC no supere el 0,3% y se empleen semillas certificadas por la Unión Europea, aunque han crecido en los últimos años, son bastante limitados en España. El total de hectáreas dedicadas al cáñamo textil en 2021 en el conjunto del país fue de 460, frente a las 57.900 destinadas al algodón o las 29.500 de la remolacha azucarera, principales cultivos industriales. '

Más allá del cáñamo, en España existen plantaciones legales de cannabis. Son las destinadas al uso medicinal de la planta, pero están sujetas a una estricta regulación y deben contar con autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). En este momento, hay 22 empresas validadas y las previsiones del organismo apuntaban a una producción en 2023 de 23,43 toneladas. No obstante, en Agricultura precisan que la interpretación actual de la norma indica que las flores o cogollos son consideradas "estupefacientes", incluso en el caso de cultivos cuyo THC no supere el 0,3%, por lo que "no pueden ser destinadas a ninguna finalidad, tampoco a la extracción de Cannabidiol o CBD, sin autorización de la AEMPS".

placeholder La capitán de la Unidad Técnica de la policía judicial de la Guardia Civil, Elena Cogollo Tejero. (Sergio Beleña)
La capitán de la Unidad Técnica de la policía judicial de la Guardia Civil, Elena Cogollo Tejero. (Sergio Beleña)

Las fuentes policiales consultadas no ocultan que la ley en este punto resulta mejorable. "Tenemos algo de vacío legal", concede la capitán Elena Cogollo. "Para saber qué es droga, tiene que estar fiscalizada en función de la Convención de Naciones Unidas de 1964. Ahí figura el cannabis, definido como la flor de la marihuana, sin especificar el nivel de THC. Lo que pasa ahora es que por un lado, a nivel legal, nos dice que la flor de la marihuana es droga, pero por otro lado la jurisprudencia nos dice que, si no tiene efectos psicoactivos, no lo es", señala. La directriz que ha establecido la fiscalía es que se persiga, como constata la propia Morán:

PREGUNTA: El habitual argumento de que era una plantación de cáñamo industrial, no de marihuana...

RESPUESTA: La producción de cáñamo industrial necesita unas autorizaciones administrativas y toda una serie de criterios burocráticos que están perfectamente determinados. Pero, por la información que yo tengo, la producción de cáñamo industrial es antieconómica. La gente no produce cáñamo para hacer cestos o para hacer biomasa, así que en estos casos no cuentan con esas autorizaciones porque no es cierto que estén produciendo cáñamo industrial.

P: ¿Y qué pasa con el CBD?

El CBD producido artificialmente no es una sustancia estupefaciente. El problema es que en España, tal como está regulado en los convenios, la producción de CBD de la planta está prohibida porque la planta misma está fiscalizada. Entonces no tenemos la posibilidad de producir CBD de la planta. Tiene que producirse artificialmente de alguna forma ,y lo que se vende por aquí se supone que no está producido en España.

P: Se supone...

R: Se supone que no está producido en España.

P: ¿Y qué pasa con los clubes cannábicos? En España hay cientos, se sabe dónde están y se sabe que en su interior los socios consumen marihuana... ¿Quiere eso decir que son legales?

P: Si se trata de clubes cannábicos dirigidos al estudio de las propiedades del cannabis, que es lo que muchas veces ponen en los estatutos, no son ilegales. Si están favoreciendo el consumo, sí. Son ilegales y nosotros ponemos querellas todos los días. En Cataluña tenemos un número ingente de diligencias previas abiertas contra clubes... Ahora parece que el Ayuntamiento de Barcelona está ayudando a disminuir esa creación.

El problema de la inseguridad

La periodista Fátima Llambrich, autora de Brots de Narcosocietat (Brotes de narcosociedad), sobre la penetración de la droga en Cataluña, pone el foco en la inseguridad que trae aparejada el narcotráfico y alerta de un escenario sombrío al albur de grupos organizados. "Con la marihuana, una vez que hay mercado, puede aumentar la delincuencia, porque hay robos o asaltos en los que se utilizan armas de fuego, pero la situación es relativamente tranquila porque todo el mundo obtiene parte del pastel.

El problema llegará cuando el mercado empiece a saturarse y no obtengan los rendimientos que hoy consiguen. En ese momento, la violencia se incrementará", precisa la periodista, reproduciendo las explicaciones de diversos cargos policiales que entrevistó para su libro.

placeholder Un cartel de seguridad delante de los terrenos donde se plantaba marihuana en Huerta de Valdecarábanos. (Jon Imanol Reino)
Un cartel de seguridad delante de los terrenos donde se plantaba marihuana en Huerta de Valdecarábanos. (Jon Imanol Reino)

La lógica es sencilla. "Si tienes que proteger la plantación, lo haces con armas, y quienes vienen a por ella también las utilizan, lo que provoca necesariamente violencia", ilustra Llambrich. Este fenómeno ya es común en España, son los vuelcos, robos de droga entre narcos y que la producción de cannabis no es una cuestión menor. La capitán Cogollo corrobora este aumento de la violencia e identifica los grupos criminales que controlan el mercado español en otro reportaje que publica hoy El Confidencial. Ahora mismo "hay más muertes violentas por la marihuana que por la cocaína", advierte la guardia civil.

La amenaza para la salud también es cada vez es mayor. La percepción extendida del cannabis entre la población dista mucho de la imagen que tienen otras drogas, las clasificadas como duras. Sin embargo, la mejora de las semillas para que las plantas presenten un alto porcentaje de THC ha hecho que los niveles del psicoactivo se multipliquen. La última Memoria de la Fiscalía alertaba del fenómeno y si en 2010 el porcentaje medio se situaba en el 5%, ahora oscila entre el 12 y el 14%, y hay variedades que superan el 30%, según los datos que maneja la Guardia Civil.

Es 100 veces más que el límite establecido para el cáñamo industrial y legal. "Estamos todo el tiempo diciendo lo malo que es el tabaco y la gente ya sabe lo malo que es el tabaco, pero no tengo la sensación de que se esté transmitiendo eso mismo en relación a la marihuana", zanja la fiscal Antidroga.

"Yo he visto a la Guardia Civil hacer un servicio en la rotonda y detrás, al lado de la carretera, tener la plantación". Huerta de Valdecarábanos (1.760 habitantes, Toledo) saltó a la fama en 2021 por acoger la que entonces fue la mayor plantación de marihuana de Europa.

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