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María Jesús Montero emerge como "vicetodo": "Sabe identificar el poder y esperar su oportunidad"
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ascenso a vicepresidenta primera

María Jesús Montero emerge como "vicetodo": "Sabe identificar el poder y esperar su oportunidad"

Ejercerá el control político sobre el resto de ministros y pacificará las relaciones con Podemos. En el PSOE la colocan como la mejor situada para una futura sucesión de Sánchez

Foto: Montero recibe la cartera de manos de Nadia Calviño. (Europa Press/A. Ortega)
Montero recibe la cartera de manos de Nadia Calviño. (Europa Press/A. Ortega)
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"Sabe identificar el poder y esperar su oportunidad". Concisión pura en el PSOE para definir el ascenso de María Jesús Montero a vicepresidenta primera. La ministra de Hacienda ostenta desde ayer el mayor poder político en el Ejecutivo por detrás de Pedro Sánchez. En el partido ya lo tenía. Para los veteranos, el movimiento era evidente desde que se creó la vicepresidencia cuarta a la espera de que se despejase el futuro de Nadia Calviño como número uno del Banco Europeo de Inversiones. Montero se había convertido en una "imprescindible" para Sánchez. No dudó en fajarse, incluso reuniéndose con Carles Puigdemont, para sacar adelante la investidura.

Los que han trabajado codo con codo con la andaluza destacan que "no se fía de cualquiera". Se rodea de personas de su máxima confianza en cada uno de los puestos que ha ido ostentando. "No le gusta que le coloquen a nadie", explica un exministro que aventura que desempeñará una buena labor de "control" al resto de los ministros porque "le gusta mandar". Montero tiene un perfil opuesto al de su antecesora. Es pura política. De ahí que la parte técnica recaiga más en el nuevo ministro de Economía, Carlos Cuerpo.

Su labor será más de mediadora. La pugna de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con Podemos por la hegemonía de la izquierda dibuja una legislatura de confrontación en medidas políticas y sociales, como se ha visto en el caso del impuesto a la banca en el último Consejo de Ministros. La líder de Sumar busca marcar posición y sus diferencias con Calviño han sido sonadas.

Moncloa espera que con Montero se rebaje la tensión al menos en las formas. El fondo se tendrá que negociar. La relación personal de Montero con Díaz es "estupenda", señala un fontanero de Moncloa que ha colaborado con ambas. La ministra de Trabajo también tenía buena sintonía con Calviño, pero estaban en las antípodas en su concepto de la política.

Foto: Las vicepresidentas segunda y primera, Yolanda Díaz y Nadia Calviño. (EFE/Juanjo Martín)

Los choques entre los dos partidos de la coalición van más allá de lo económico, como ha vuelto a poner de manifiesto la polémica por el nombramiento de Isabel García como máxima responsable del Instituto de la Mujer. Desde Sumar exigen a la ministra socialista que se "replantee" la designación, dado que, según denuncian, la elegida "menosprecia e insulta a las mujeres y personas LGTBI".

A Sánchez le incomoda el ruido interno. El presidente ha lamentado en varias ocasiones en privado que, pese a la gran actividad legislativa de su Ejecutivo, las peleas hayan opacado su labor de Gobierno. Montero está llamada a poner orden.

Sánchez quiere evitar el ruido interno porque cree que tapa los logros de su Gobierno

La recién nueva "vicetodo" es una "gran negociadora", señalan en el PSOE, donde destacan que ese talante será clave para una legislatura en la que el apoyo de los socios será necesario en cada votación. Montero aporta además un canal de interlocución con Podemos que se hace imprescindible desde que los cinco diputados morados pasasen al Grupo Mixto. "Fantástica", definen la relación con los de Ione Belarra, que de aquí a las elecciones europeas serán especialmente beligerantes en asuntos de la agenda social y de relaciones internacionales que impliquen una intervención militar. El cambio de postura sobre la participación en la misión del Mar Rojo, que adelantó El Confidencial, es una muestra de que el presidente debe mirar a su izquierda en los asuntos de Defensa.

Sánchez necesita reconstruir los puentes con los morados una vez que han salido de la tutela de Díaz. Belarra y la líder de Sumar no hablan, y es necesario que el ala caoba del Consejo de Ministros tenga interlocución "fluida" con los morados para negociar su voto.

El ascenso de Montero es a su vez un reconocimiento a su lealtad e implicación en las negociaciones con los independentistas para sacar adelante la investidura. La vicepresidenta primera formó parte del núcleo duro junto con el ministro de Justicia, Félix Bolaños, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que ha llevado el peso de las reuniones y el intercambio de papeles con el prófugo. Antes de que se hiciese público el primer encuentro en Bruselas, con la polémica fotografía de las urnas del referéndum ilegal del 1 de octubre, ya se habían producido encuentros clandestinos fuera de España.

Foto: Santos Cerdán y Puigdemont, reunidos en Waterloo, junto a otros miembros del PSOE y JxCAT. (EFE)

Como titular de Hacienda, Montero ha ido limando las exigencias en financiación tanto de ERC como de Junts, antes de firmar el acuerdo de investidura. Para Moncloa, siempre fue una condición insalvable que los soberanistas se comprometiesen a dar estabilidad al Gobierno con la aprobación de los Presupuestos. Aquí Montero era el árbitro. Su departamento es el encargado de elaborar las cuentas, que —insisten fuentes socialistas— saldrán adelante con los socios de la mayoría de la investidura.

Entre sus tareas, destaca igualmente el marcaje a la oposición. El gran poder autonómico que ostenta el PP la convierte en árbitro desde el Consejo de Política Fiscal, que preside. La financiación puede manejarse como un elemento clave para dividir a los barones populares, que tendrán que primar su gestión sobre las consignas de Génova. Ya se ha visto cómo, mientras la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, renegaba de la negociación de la quita de la deuda, otras regiones como Andalucía o Galicia estaban dispuestas a escuchar.

El gran poder autonómico que ostenta el Partido Popular la convierte en árbitro desde el Consejo de Política Fiscal, que preside

En cuanto a su labor como vicesecretaria general del PSOE, podrá compaginarla sin problemas, dado que, según fuentes socialistas, el peso de las siglas recae hoy sobre Cerdán, que es quien maneja desde los nombramientos hasta las gestiones con los territorios, donde habrá renovación el próximo año con la salida de Ximo Puig en Valencia y Javier Lambán en Aragón. La agenda más inmediata de Ferraz es llevar a cabo "ajustes" en la Ejecutiva en enero y movilizar el partido para las elecciones gallegas del 18 de febrero.

La acumulación de poder ha colocado a Montero en la primera plaza de las quinielas sucesorias en el PSOE, aunque se reconoce que es un tema "sin explorar". Sánchez ha impuesto un funcionamiento vertical del partido que no deja margen para los delfinatos. Hay quienes en el partido todavía hablan de que el presidente sigue teniendo en su mano la carta de dar el salto a Bruselas como primer español presidente del Consejo Europeo. En ese caso, con Montero de dos, podría correr el escalafón.

"Sabe identificar el poder y esperar su oportunidad". Concisión pura en el PSOE para definir el ascenso de María Jesús Montero a vicepresidenta primera. La ministra de Hacienda ostenta desde ayer el mayor poder político en el Ejecutivo por detrás de Pedro Sánchez. En el partido ya lo tenía. Para los veteranos, el movimiento era evidente desde que se creó la vicepresidencia cuarta a la espera de que se despejase el futuro de Nadia Calviño como número uno del Banco Europeo de Inversiones. Montero se había convertido en una "imprescindible" para Sánchez. No dudó en fajarse, incluso reuniéndose con Carles Puigdemont, para sacar adelante la investidura.

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