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Sánchez desautorizó a sus ministros y vetó la entrada de la UE en la misión del mar Rojo
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Sánchez desautorizó a sus ministros y vetó la entrada de la UE en la misión del mar Rojo

Sánchez se enteró por redes de la decisión europea, con el apoyo de España, de secundar el despliegue militar de EEUU en el Mar Rojo. Cuando lo vio, ordenó que se vetara. Biden lo ha llamado por teléfono

Foto: Sánchez y Biden en la cumbre de la OTAN en Vilnius. (EFE/Filip Singer)
Sánchez y Biden en la cumbre de la OTAN en Vilnius. (EFE/Filip Singer)
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El presidente Pedro Sánchez se enteró el miércoles por las redes sociales de la decisión adoptada en Bruselas, con el apoyo de España, de secundar el despliegue militar impulsado por Estados Unidos para garantizar la navegación en el Mar Rojo, amenazada por los ataques de la milicia hutí que opera desde Yemen. Cuando Sánchez se enteró de la operación a través de las publicaciones del Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y del jefe de la misión Atalanta, en la red X (antiguo Twitter), ordenó que se vetara cuanto antes, según fuentes del entorno del jefe del Gobierno. Un plantón a Washington y a los socios europeos que podría tener consecuencias diplomáticas y estratégicas.

El Comité de Política y Seguridad de la UE, conocido como Cops por su acrónimo francés, acordó el miércoles por unanimidad de los Estados miembros modificar la misión europea Atalanta, que desde 2008 lucha con éxito contra la piratería frente a las costas de Somalia. Actualmente, esta operación es dirigida por el vicealmirante Ignacio Villanueva Serrano desde la base de Rota (Cádiz) y la fragata Victoria es el buque de mando de la TF-465 de la Fuerza Naval de la Unión Europea (Eunavfor) en la zona.

En el Cops, España estuvo representada por su embajadora, Elena Gómez Castro, un diplomático y un militar. Tenía, obviamente, instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores para dar su visto bueno a la ampliación de Atalanta. Esta era la fórmula que Borrell consideraba idónea para responder a la petición del secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, quien a principios de semana instó a formar una coalición internacional, bautizada Guardián de la Prosperidad (Prosperity Guardian), para proteger la navegación en esas aguas. Los hutíes llevan semanas tratando de boicotear el tráfico marítimo en la zona para apoyar a Hamás ante la ofensiva de Israel en Gaza y han atacado varios cargueros con drones y misiles. Incluso llegaron a secuestrar el pasado 19 de noviembre el buque mercante Galaxy Leader, con bandera de Bahamas pero propiedad de un magnate israelí.

El propio Villanueva celebraba la decisión con un mensaje en redes sociales, posteriormente borrado, en el que aseguraba que la misión con la Armada estadounidense ya estaba en marcha. "En respuesta a la firme cohesión de los Estados miembros de la UE, EUNAVFOR ATALANTA ya ha comenzado a cooperar con la Operación Guardián de la Prosperidad de EEUU en el sur del Mar Rojo, y espera brindar aún más apoyo, a través de una tarea dedicada y capacidades adecuadas".

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Tras recibir luz verde en el Cops, el jueves era el turno del comité Relex, que comprueba que las decisiones de los comités se ajustan al derecho comunitario. Ahí es donde el consejero de embajada que representaba a España causó la sorpresa al oponerse a lo acordado en la víspera por los embajadores, como adelantó el Confidencial. Estas decisiones requieren la unanimidad, lo que supone que el representante español vetó en la práctica la ampliación de Atalanta.

Defensa confirma la decisión

El Ministerio de Defensa ha confirmado este sábado que España no participará finalmente en la misión internacional en el mar Rojo para proteger el transporte marítimo comercial de los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen, después de defender la creación de una operación específica y rechazar actuar a través de Atalanta, como decidió la Unión Europea (UE).

Fuentes del Ministerio han anunciado esta decisión poco después de enviar una nota de prensa en la que subrayaba el compromiso de España con la paz y abogaba por crear una misión específica en el mar Rojo con "alcance, medios y objetivos propios" en vez de recurrir a una "extensión" de la operación Atalanta.

En su opinión, según recogía en el comunicado, la naturaleza y objetivos de la misión Atalanta contra la piratería en el océano Índico, liderada por España a través de la fragata Victoria, "nada tienen que ver con los que se pretende alcanzar en el mar Rojo".

Por ello, Defensa aboga por "preservar la operación Atalanta, con los objetivos, extensión y alcance actuales" y ha rehusado finalmente a unirse a coalición internacional liderada por Estados Unidos en el mar Rojo, denominada operación "Guardián de la prosperidad", después de que la UE decidiera intervenir a través de la citada misión contra la piratería.

Una llamada de la Casa Blanca

La negativa de España ha frustrado una solución ágil para que la UE se alineara con EEUU en la protección de una arteria comercial que también es clave para los intereses europeos. Una decisión intempestiva que ha debido disgustar a la diplomacia norteamericana. Quizás en ese contexto se explique la inesperada llamada del presidente Joe Biden a Pedro Sánchez el viernes por la noche. Aunque el motivo oficial esgrimido por la Casa Blanca era el deseo de Biden de felicitarle por su investidura, muchos observadores creen que el plazo —37 días después de que obtuviera la confianza del Congreso— parece excesivamente largo para esta cortesía.

Sánchez puso un mensaje en X en el que señaló que había abordado con el presidente norteamericano "la dramática situación en Gaza", al que le trasladó su "disposición para buscar una solución política que posibilite la coexistencia de un Estado de Palestina y el Estado de Israel en paz y seguridad", en línea con lo que ya dijo durante la investidura y en su fugaz gira por Oriente Próximo. No hubo mención al conflicto del mar Rojo en la nota de prensa de Moncloa. Sin embargo, la Casa Blanca ha asegurado que se trató la importancia de evitar que el conflicto se extienda por la región, con especial hincapié en condenar los ataques de los hutíes en el mar que separa Egipto de la península Arábiga.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d). (EFE/Chema Moya)

La marcha atrás dada en Bruselas equivale a una desautorización por Moncloa a las decisiones tomadas por los ministerios de Exteriores y de Defensa. La titular de esta cartera, Margarita Robles, había insistido en que España no participaría unilateralmente en el plan estadounidense, pero sí podía hacerlo a través de la OTAN o de la UE. El paraguas de Atalanta era la solución a la exigencia española.

Presidencia, Defensa y Exteriores guardan silencio, mientras arrecian las críticas de la oposición y la incredulidad en los cuarteles. La diplomacia española tan solo ha aludido a la complejidad jurídica de la reconversión de Atalanta, algo que a los demás Estados miembros no parece resultarles tan difícil de resolver. Por eso, fuentes militares y políticas creen que se trata de una decisión política.

La ampliación de Atalanta pondría a España, que encabeza la misión, trabajando codo con codo con EEUU; la potencia que más apoyo ha brindado a Israel, recuerdan fuentes diplomáticas españolas. Por tanto, sigue esta lógica, secundar a Washington y su Operación Guardián de la Prosperidad es brindar un apoyo indirecto a Israel, que ha rechazado las peticiones de alto el fuego humanitario en Gaza, donde este viernes se han rebasado los 20.000 muertos, la mayoría mujeres y niños.

Incredulidad en los cuarteles

Ahora, Bruselas baraja la posibilidad de crear una misión naval ad hoc para el Mar Rojo en la que participarían los Estados miembros que desearan hacerlo. España no se incorporaría a ello, pero tampoco obstaculizaría su puesta en marcha. Una situación que ha generado incredulidad en los cuarteles, como han comentado varias fuentes militares a El Confidencial, que se lamentan que este intempestivo cambio de opinión deje a las Fuerzas Armadas y a la diplomacia militar española en un complejo brete.

"Estados Unidos y nuestros aliados europeos están preguntándose qué ha pasado, porque nadie lo entiende. Ha sido un bochorno", comenta una fuente militar. "Era una cuestión muy sencilla: ampliar la operación Atalanta, donde precisamente España tiene la única fragata desplegada (la F-80 Victoria), aumentando el radio de acción y sus objetivos para incluir el Mar Rojo. Al ser una modificación no requeriría pasar por el Congreso, con lo que el Gobierno podría salvarse de conseguir una difícil autorización parlamentaria", agrega.

Al ser una modificación no requeriría pasar por el Congreso, con lo que el Gobierno podría salvarse de conseguir una autorización

A falta de explicaciones oficiales, los mandos castrenses especulan con el fondo del problema. Sea cual sea la explicación, muchos temen que la imagen de España como socio militar quede en entredicho. "No consigo entender la decisión. Conozco bien el Ministerio actual y los equilibrios que tiene que hacer el Gobierno de coalición, así que con Estados Unidos es difícil que vayamos a ir mano a mano a ningún sitio. Siempre se va a pedir el paraguas de la Unión Europea (y ahora también el de la OTAN). Pero es ridículo pedir ese paraguas y negarse a usarlo 24 horas después", comenta otra fuente militar que está en la reserva.

De hecho, estas mismas fuentes consideran que la ampliación de responsabilidades de Atalanta habría sido positiva para el perfil estratégico de España. Esta misma semana, la fragata Victoria participó en la monitorización de un mercante búlgaro secuestrado por piratas al norte de Puntlandia, entre Somalia y la isla yemení de Socotra. Ahora, muchos temen que esta decisión pueda reavivar la desconfianza de otros episodios, como la intempestiva salida de Irak o la retirada de una fragata Méndez Núñez del grupo de combate del portaaviones USS Abraham Lincoln en 2021.

Foto: Fragata Victoria. (Armada)

"Era una ocasión única para afianzar la operación Atalanta que mandamos desde Rota y ahora estamos en fuera de juego en la UE. Lo peor es la marcha atrás frente a los otros 26. Hasta Malta y Chipre habían votado a favor, además de los países más pacifistas como Austria e Irlanda", abunda otra de las fuentes.

Quien sí se ha pronunciado al respecto ha sido Yolanda Díaz, líder de Sumar, para criticar abiertamente la "enorme hipocresía" de la iniciativa estadounidense y el respaldo de la UE.

"Cuando se trata de defender intereses comerciales y económicos, se actúa con rapidez y con una eficacia sorprendente, pero vemos cómo se está vulnerando la legalidad internacional en Gaza, asesinando a niñas y a niños, bombardeando escuelas y hospitales y no son tan rápidos ni tan eficaces", aseguró Díaz en una entrevista en la cadena SER. "España tomará en su momento y valorando todas las circunstancias concurrentes, particularmente en el marco de la UE, las decisiones oportunas respecto a una posible participación en la operación Prosperity Guardian", concluyó.

El presidente Pedro Sánchez se enteró el miércoles por las redes sociales de la decisión adoptada en Bruselas, con el apoyo de España, de secundar el despliegue militar impulsado por Estados Unidos para garantizar la navegación en el Mar Rojo, amenazada por los ataques de la milicia hutí que opera desde Yemen. Cuando Sánchez se enteró de la operación a través de las publicaciones del Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y del jefe de la misión Atalanta, en la red X (antiguo Twitter), ordenó que se vetara cuanto antes, según fuentes del entorno del jefe del Gobierno. Un plantón a Washington y a los socios europeos que podría tener consecuencias diplomáticas y estratégicas.

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