La conexión china de Zapatero: 'embajador' de Pekín ante América Latina y el Grupo de Puebla

El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido, desde hace tres años, en el abanderado de los intereses de China en el seno del Grupo de Puebla y, en menor medida, en España. Ese papel, orientado a Latinoamérica, se ha afianzado aún más con motivo de sus dos últimos viajes privados a Pekín este otoño.

Entre el 16 y el 18 de octubre, Zapatero fue invitado a Pekín por el Partido Comunista de China (PCCh). Apenas un mes después, volvía a ser llamado al país asiático, según detallan a El Confidencial fuentes conocedoras de sus desplazamientos. Durante la primera visita, asistió al III Foro de las Nuevas Rutas de la Seda y fue citado a almorzar con Liu Jianchao, máximo responsable de Relaciones Internacionales del PCCh, con rango de ministro. También se entrevistó con Guo Yezhou, viceministro del Departamento Internacional del Comité Central del PCCh.

Durante su segundo viaje, este noviembre, Zapatero mantuvo encuentros con los mismos interlocutores. La visita concluyó con su participación en un acto de la consultora española Kreab, que empezó a operar en China hace 31 años. Zapatero se ha presentado en estas y otras reuniones como el político europeo que mejor conoce América Latina y que posee en ese continente la mayor red de contactos.

Las conversaciones en Pekín se centraron en cómo afianzar la relación entre China y el Grupo de Puebla, al que pertenece Zapatero. Fundado en julio de 2019 en la homónima ciudad mexicana, el grupo es un influyente foro de debate que agrupa a políticos de izquierdas de primer nivel de América Latina y de la península Ibérica.

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Entre los latinoamericanos, figuran los presidentes de Brasil, Lula da Silva; Chile, Gabriel Boric, o Colombia, Gustavo Petro. Hay también participantes de países menos democráticos como la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, y, sobre todo, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla. Por el lado español, algunos de los representantes más destacados son la exministra de Podemos Irene Montero y el exjuez Baltasar Garzón.

Nueva ruta de la seda

Otros temas de conversación de Zapatero con sus interlocutores chinos fueron la nueva ruta de la seda, el ambicioso programa de cooperación e inversiones con el que Pekín trata de incrementar su influencia en una retahíla de países, que no pasa por su mejor momento tras la sonada salida de Italia hace apenas una semana. La salida del país transalpino de la iniciativa, a la que se unió en 2019, suscitó la reacción de la diplomacia china, que arremetió contra los que promueven el "desprestigio y el menoscabo" del programa. Aunque varios gobiernos europeos han suscrito la medida, Italia era el único del G7 al que China había logrado atraer. El Ejecutivo de Pedro Sánchez nunca quiso sumarse a esa oferta.

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El huésped ZP

Laura Helena Castillo. Caracas

Zapatero, en cambio, la elogió en declaraciones al Diario del Pueblo, el órgano oficial del PCCh, el 16 de noviembre pasado. Sostuvo que “defiende una visión abierta e integradora del desarrollo que trasciende las fronteras (...) que es precisamente la filosofía de desarrollo que el mundo necesita hoy con urgencia”.

Los responsables chinos expresaron también su preocupación, en la segunda visita de Zapatero, por la reciente elección de Javier Milei a la presidencia de Argentina. Durante su campaña, el candidato ultraliberal lanzó improperios contra el régimen de China. Las necesidades crediticias argentinas parecen haber incitado a Milei a rectificar su actitud tras su toma de posesión. El centro de investigación espacial que posee China en la provincia de Neuquén no corre peligro de ser clausurado. Preguntado por escrito por sus dos recientes viajes a Pekín y sus relaciones con el gigante asiático, el expresidente del Gobierno no contestó.

Desde mayo de 2020

Zapatero empezó a trabajar para ahondar la relación entre China y el Grupo de Puebla al año de su fundación. Se estrenó en mayo de 2020 pronunciando una videoconferencia ante los miembros del grupo en la que resaltó la “importancia de que la izquierda latinoamericana (...) haga un diálogo con China para recuperar un orden multilateral”. “Tenemos que hacer que China y ojalá la UE —muchos trabajamos en esa dirección— pongan a EEUU en una situación imposible”, afirmó.

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Desde entonces se han multiplicado las intervenciones de Zapatero en la misma línea, aunque no con la misma beligerancia hacia EEUU. “Hemos tenido un diálogo muy importante con representantes del grupo comunista de China; nadie puede enfocar el futuro de nuestra comunidad internacional sin contar con China”, declaró, en noviembre de 2022, a la salida de la reunión del Grupo de Puebla en Santa Marta (Colombia). Él efectuó las gestiones para que una delegación china, encabezada por Rui Zhu, uno de los responsables del Departamento Internacional del Comité Central del PCC, acudiera a la cita.

Zapatero preside además el consejo asesor de Gate Center, un think tank que él mismo presentó en Madrid en abril del año pasado. La entidad, que cuenta también con una web en chino, publica en su portada noticias positivas sobre el gigante asiático. La mitad de los miembros de su junta directiva son personas de origen chino, así como su analista económico. Sus trabajos recogen, no siempre explícitamente, los intereses y enfoques de la política exterior de China.

El respaldo oficial de China a Gate Center quedó de manifiesto durante la visita de Zapatero a Pekín en octubre pasado. Hubo una segunda presentación del think tank, esta vez en suelo chino, a la que asistieron representantes de la sección para España y Latinoamérica del Departamento Internacional del PCCh y también de la Academia de Ciencias Sociales de China.

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Gate Center no es una consultora que sirve para hacer negocios, como las que tuvo abiertas en su día el exministro de Asuntos Exteriores de Zapatero, Miguel Ángel Moratinos (Mam Think Tank SL), antes de que fuese nombrado alto representante para la Alianza de Civilizaciones. Otro de los exministros de Zapatero, José Blanco, es también accionista y la cabeza más visible de Acento, una consultora de reciente creación, vivero de políticos jubilados.

La labor de acercamiento entre el Grupo de Puebla y la superpotencia asiática se compagina con los elogios a China. También arrancan en 2020, en plena pandemia, cuando Zapatero recuerda en televisión que “China está fabricando el material médico decisivo para salvar vidas que están adquiriendo todos los países del mundo”.

Continúa desde entonces sin interrupción. “China es ya la potencia clave en la búsqueda de un orden internacional que supera la frágil gobernanza de la globalización”, escribió el 29 de marzo de 2021 en una tribuna publicada en el China Daily, el órgano anglófono del PCCh.

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Más recientemente, con motivo del 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y España, Zapatero hizo el 19 de mayo pasado unas declaraciones a la agencia de prensa oficial Xinhua. Aseguró leer “a menudo” libros sobre China y de escritores chinos porque “la comprensión lleva al amor”. No hay un político español que haya tenido en los últimos años tanta presencia en medios de comunicación chinos.

Esta dedicación a China no le ha impedido a Zapatero seguir desarrollando en Venezuela su labor mediadora tendente a promover la restauración de la democracia en ese país. Apenas ha conseguido avances, pero sí ha tenido más éxito logrando la liberación de presos políticos. El último del que se ha tenido conocimiento fue, a finales de enero pasado, Miguel Rodríguez Torres, exministro de Interior y Justicia. A su salida de prisión, agradeció al expresidente español su mediación que puso fin a cinco años de cautiverio.

Zapatero goza del mismo aprecio y consideración en Marruecos que en Venezuela. Ha rehusado, sin embargo, hacer gestiones en el país vecino para obtener la excarcelación de presos de opinión, empezando por los tres periodistas influyentes cuya puesta en libertad reclamó el pleno del Parlamento Europeo en una resolución aprobada el 19 de enero pasado. Los eurodiputados españoles del grupo socialista votaron en contra de esa moción, junto a la extrema derecha francesa de Reagrupamiento Nacional.