Exteriores borra de su web un texto de apoyo a la libre determinación del Sáhara idéntico al de la ONU

Aunque el Gobierno lo niega, España ya ni siquiera asume la doctrina de Naciones Unidas sobre el Sáhara Occidental. Prueba de ello es que el Ministerio de Asuntos Exteriores borró el miércoles de su web un texto en el que se alineaba plenamente con la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre esa antigua colonia española.

El ministerio subió a su web un texto explicando la política exterior española sobre el Magreb y Oriente Medio. En lo concerniente al Sáhara, reproducía el punto 4 de la resolución 2703 aprobada por el Consejo de Seguridad el 30 de octubre añadiéndole solo una palabra que no cambiaba la substancia.

Con relación al Sáhara Occidental, señalaba la web del ministerio, “España apoya una solución justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la libre determinación del pueblo saharaui en el marco de los principios y propósito de la Carta de Naciones Unidas”. La palabra añadida era mutuamente. “España apoya el papel central de Naciones Unidas en la búsqueda de una solución (...)”, continuaba el texto.

La mención a la libre determinación de los saharauis provocó múltiples comentarios elogiosos en redes sociales por parte de saharuis y argelinos. Algunos interpretaban incluso que ese era el precio que pagaba la diplomacia española para normalizar sus relaciones con Argelia que, tras 19 meses de crisis, ha vuelto a nombrar a un embajador en España.

Ayer, miércoles 29, el ministerio que dirige José Manuel Albares borró esa página. Preguntada sobre la súbita desaparición de esa parte de la web, la dirección general de Comunicación del Ministerio de Asuntos Exteriores señaló que en el marco de “la remodelación de la página web oficial se están actualizando los contenidos que en algunos casos llevan tiempo publicados”. Por ahora no hay un texto actualizado. La página era este jueves inaccesible.

La explicación equivale, en el fondo, a reconocer que su contenido no se ajustaba a la actual posición del Gobierno marcada por la carta que el presidente Pedro Sánchez envió al rey Mohamed VI el 14 de marzo de 2022, cuyo contenido exacto la Moncloa no ha hecho público. En ella aseguraba que el plan de autonomía propuesto por Rabat para resolver el conflicto, sorteando el referéndum de autodeterminación pactado en 1991, era “la base más seria, creíble y realista”. Ningún país europeo ha expresado un apoyo tan contundente como España a la autonomía.

Ese lenguaje se aleja del respeto a la legalidad internacional que Sánchez ha predicado ante el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, la semana pasada, durante su minigira por Oriente Próximo. Desde que Rusia inició, en febrero de 2022, su invasión de Ucrania, el jefe del Ejecutivo no ha cejado de invocar la legalidad internacional.

Horas antes del borrado, el martes 28, el presidente Pedro Sánchez anunció en X (la antigua red Twitter) que había mantenido una conversación telefónica con el primer ministro de Marruecos, Aziz Akhannouch. “Hemos coincidido en la importancia de la amistad entre España y Marruecos”, resaltó. “Por ello, queremos impulsar la agenda bilateral ya acordada (...)”, añadió.

Falta hace. Está tan parada que, 20 meses después de que Sánchez anunciara en Rabat que habría aduanas entre Ceuta y Melilla y Marruecos, estas no existen. La inmigración que llega a la península procedente de Marruecos, especialmente de la región del Rif, está en auge. En lo que va de año y hasta el 15 de noviembre, aumentó un 11,5% con relación al mismo periodo de 2022.

Otro gesto reciente del Gobierno español hacia Rabat ha sido el mantenimiento en su cargo de Ricardo Díez-Hochleitner, embajador de España en Marruecos, a pesar de haber cumplido los 70 años, la edad de jubilación en la función pública, y de llevar ocho años en ese destino. El último Consejo de Ministros cambió a ocho embajadores en África, pero no al que lleva más años destinado en ese continente porque goza de un gran aprecio por parte de las autoridades marroquíes.

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Ignacio Cembrero

El episodio del borrado de la web o, como insiste el ministerio, de su “remodelación”, tiene muchas similitudes con la bronca que, en agosto de 2022, echó el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, a Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior.

En una entrevista con TVE efectuada en Santander, Borrell defendió “la realización de una consulta para que sea el pueblo saharaui quien decida cómo quiere que sea su futuro”. Sus palabras no se apartaban de la posición de la ONU. Aun así disgustaron a Bourita. “Deploramos esta declaración (...)”, afirmó el 25 de agosto.

Borrell buscó entonces a la agencia EFE para matizar sus palabras. Abogó “por una solución acordada entre las partes”. “No expresamos una preferencia sobre de qué manera se tiene que hacer”, recalcó. No fue suficiente para Bourita, que castigó al alto representante cancelando la visita que debía efectuar a Rabat en septiembre de 2022. Solo pudo viajar a Marruecos el 5 de enero de este año.