Sumar, ingobernable: Podemos quiere "volver a mandar" y Díaz avisa de sanciones si no cumplen

"Las cartas están boca arriba". La frase pronunciada por Ione Belarra, especialmente clara este jueves en el Congreso de los Diputados, refleja la percepción que tiene Podemos, pero también Sumar, del nuevo ciclo abierto con la conformación del Gobierno de coalición. Con los morados excluidos del Ejecutivo tras el rechazo de Yolanda Díaz a contar con Irene Montero, hoy fuentes del partido aseguran que tienen el campo abierto para disputarle el liderazgo del espacio político, con opciones de lograrlo "a medio plazo". "Nuestra aspiración es volver a mandar en el espacio", "recuperar la capacidad política", aseguran desde la dirección.

Y esto pasa, en primera instancia, por averiguar "cuánto da de sí el grupo parlamentario", tensionado desde su creación. Otras dos fuerzas, además de los morados, asumen que el grupo en el Congreso de los Diputados es prácticamente ingobernable, y Podemos cree haber encontrado la tecla para evidenciarlo. "Lo que más les ha molestado siempre es que hablemos", abundan. Nada queda ya de la organización que tras el pacto con Sumar se ciñó a un calculado silencio, apenas roto para cargar contra la vicepresidenta segunda, en contadas ocasiones.

El mismo partido que criticaba a sus aliados por intervenir en medios en los que hoy vuelve a dejarse ver —van dos entrevistas de Belarra en Telecinco en escasas semanas, como recuerdan sus aliados en Sumar—. No está claro cuándo dejarán de formar parte del grupo, y sus esfuerzos están puestos en evidenciar que será Sumar quien les destierre. "Quieren que les expulsen", reconocen entre los aliados de Díaz, para apuntalar su relato sobre su exclusión para ser sustituidos por una izquierda más cómoda para el PSOE.

Podemos reconoce abiertamente que su única forma de imponerse al Partido Socialista es "a golpes", y hoy aplica un principio similar a todo lo que tiene que ver con Díaz. El partido se autorreivindica como necesario para "impulsar transformaciones sociales de calado", pero en las últimas semanas no ha habido nuevas recetas ni propuestas. Sí han multiplicado sus críticas al supuesto conformismo de Díaz con las propuestas del PSOE, a su ausencia en el Ejecutivo, y hasta han amagado con hacer sudar a Pedro Sánchez sus cinco votos de cara a los nuevos presupuestos generales del Estado, previstos para el primer trimestre del año.

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Según fuentes de la confluencia, hay un antes y un después de la "jugada" de hace solo 10 días, cuando Díaz ofreció a Podemos verse representado en el Gobierno por su responsable económico y secretario de Estado en funciones, Nacho Álvarez. Los morados no confían en él desde hace meses, por verlo demasiado cercano a las tesis de la vicepresidenta. Sumar filtró su oferta, que estaba condicionada a que los cinco diputados de Podemos cumpliesen con la disciplina de voto, pero también a que se comprometiesen a cesar los ataques públicos a Díaz. "Ahí reveló su debilidad", abundan.

Álvarez declinó la oferta después de que Podemos la rechazase, y se marchó sin señalar culpables. En Sumar hay quienes cuestionaron su propia estrategia, pero también quienes cargan contra la actuación de Podemos, que no aceptó que un político valioso diera el paso para convertirse en ministro. Según afirmó Belarra en una de sus últimas entrevistas televisadas, esto fue una "estratagema comunicativa", toda vez que les enviaron su oferta 48 horas después de haber avalado la investidura de Sánchez, sin negociación previa. Es decir, que entiende que Sumar quería que la rechazaran.

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No hay hoy puntos de encuentro, y la convivencia es más difícil que nunca. Muchos diputados "no comparten" la estrategia de Díaz, según los morados. Otra cosa es que lo expliciten. IU, en boca de su entonces líder, Alberto Garzón, ya apretó a la vicepresidenta para constituir una estructura que vaya más allá de la confluencia electoral, a más tardar en enero. Otras formaciones han reivindicado abiertamente su autonomía (Compromís), y Proyecto Drago, el partido del exdirigente de Podemos Alberto Rodríguez, emitió el viernes un duro comunicado en el que decía sentirse "rehén" de la guerra entre los morados y Sumar en Canarias.

Reglamento con sanciones

En el grupo hay quienes entienden que en la anterior etapa, en la que había un tercio de las fuerzas que hoy se ven representadas bajo las siglas de Sumar, había ciertos "equilibrios" que hoy no se dan. Destacan como prueba el borrador del reglamento en el que trabaja parte de la dirección, que prevé sanciones por incumplimientos, y que dicen desconocer en su literalidad varias fuerzas. Su existencia es un extremo, afirman, que no se dio cuando funcionaban en el paraguas de Unidas Podemos -En Comú Podem-Galicia en Común, y que en el entorno de Díaz defienden.

Señalan que es Podemos quien deberá explicar su oposición a votar conjuntamente, y cuestionan que los morados aireen estas diferencias y críticas en los medios, sin expresarlas en las reuniones internas. Los de Belarra van a intensificar la estrategia de evidenciar las peleas internas, y en Sumar insisten en que aún apuestan por actuar "juntos". "El nuevo reglamento servirá para tener estabilidad y unas normas comunes de funcionamiento, como cualquier otro grupo tiene", apuntan.

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En la pasada legislatura, en los últimos compases de Unidas Podemos, el ex secretario general morado, Pablo Iglesias, ya desató la ira de buena parte de sus compañeros de grupo cuando desveló en su televisión, Canal Red, algunas de las disputas internas. Hoy, Podemos deja ver que ya existe dentro del grupo una "bronca terrible" por una proposición de ley sobre Doñana, repescada de la anterior legislatura. La abanderan sus cinco diputados y Alianza Verde, el partido ecologista de Juantxo López de Uralde, que comparte asiento en la dirección, pero no se ve representado con ningún escaño. Y que desde hace meses se muestra más en sintonía con los morados que con Díaz.

La estrategia de Sumar pasa por vender éxitos de gestión y centrar los focos en medidas políticas, obviar las cuestiones internas que desmovilizan a la izquierda. Podemos asegura que, en realidad, en episodios como el de Álvarez han evidenciado que quieren "comprar" su silencio. "Que no vayamos solos a las europeas, que no hablemos, que no demos ruedas de prensa", abundan desde la cúpula. Y es precisamente esta su línea de actuación.

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Las voces moradas más críticas con el actual rumbo, con el encastillamiento de la dirección y con la estrategia de autorreferencia constante para imponerse, se ven opacadas. Con Montero aún terminando de medir sus siguientes pasos, su secretaria general se ha puesto al frente de una estrategia que hoy se centra en recuperar el mando en plaza. De forma similar, además, a como operan con el PSOE. "A golpes".