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La investidura de Sánchez marca el 12-O: pitada y gritos de "¡Que te vote Txapote!"
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DÍA DE LA FIESTA NACIONAL

La investidura de Sánchez marca el 12-O: pitada y gritos de "¡Que te vote Txapote!"

El presidente del Gobierno en funciones fue increpado con pitidos y cánticos contra Puigdemont en el desfile, marcado por el contexto político y las conversaciones para la futura ley de amnistía

Foto: Pedro Sánchez, en el desfile militar del 12 de octubre. (EFE/Chema Moya)
Pedro Sánchez, en el desfile militar del 12 de octubre. (EFE/Chema Moya)

El desfile por el Día de la Fiesta Nacional se ajustó al guion que todo el mundo esperaba. Miles de personas y banderas españolas en la calle, devoción por Pacolí, la cabra de La Legión, y abucheos y silbidos a Pedro Sánchez. Con la negociación con los independentistas y la amnistía en boca de todos, el presidente del Gobierno en funciones, que esta vez no hizo esperar a los Reyes, fue recibido con pitidos y gritos de "¡Que te vote Txapote!".

La jornada, como cada año, invita a la unidad. Pero fue imposible. Las conversaciones abiertas entre el Ejecutivo en funciones y los partidos nacionalistas y soberanistas marcaron el tradicional desfile en Madrid, esta vez con un enorme calado político. Incluso ERC, uno de los interlocutores de Sánchez, hizo pública una moción antes del desfile para suprimir los actos militares o castrenses. En la tribuna de autoridades estaba el Consejo de Ministros al completo (con las únicas ausencias de Nadia Calviño e Irene Montero, por encontrarse de viaje en Chile), los presidentes del Congreso y el Senado, Francina Armengol y Pedro Rollán, los portavoces parlamentarios y todos los presidentes autonómicos, salvo los de Cataluña y País Vasco.

Foto: Felipe VI preside el desfile del Día de la Fiesta Nacional junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Rodrigo Jiménez)

La posible amnistía a los acusados por el procés era el monotema. Antes, durante y después. Tanto entre los asistentes como entre los dirigentes políticos. En las filas del PP se apelaba a la institucionalidad del desfile y la fiesta, pero las alusiones a la negociación eran inevitables. "Tienen atada una legislatura para mantenerse y perpetuarse ahí, hagan lo que hagan, protegiéndose entre ellos y de esta manera, todos ganar su parte del botín", dijo Isabel Díaz Ayuso. Emiliano García-Page, el barón más crítico con Ferraz, también aprovechó la ocasión para mandar un mensaje contra el oficialismo de su partido y sus aliados. "Hoy quiero reivindicar un concepto que seguramente será nuevamente cuestionado por algunos extremistas y radicales, especialmente aquellos del lado más independentista. Creo que nadie puede pasar por alto la soberanía es nacional y solo hay una", subrayó, según recoge EP.

El Día de la Hispanidad es también el día de las reivindicaciones más discutidas. Podemos, por ejemplo, apeló a la leyenda negra para cargar contra la fiesta nacional. "Nuestro país debería plantearse seriamente dejar de conmemorar su día nacional en el aniversario de un genocidio contra los pueblos de América Latina. Los símbolos también pueden ayudar a fortalecer nuestra democracia. Podemos ser mejores", dijo Ione Belarra en X (antes Twitter), antes de acudir al desfile.

"¡Que te vote Txapote!"

Pedro Sánchez no hizo esperar a don Felipe y doña Letizia como el año pasado. El presidente del Gobierno en funciones llegó poco antes de las once de la mañana a la glorieta de Neptuno, donde se instaló la tribuna. La pitada fue sonora. Silbidos, gritos de "¡Fuera, fuera!" y el polémico "¡Que te vote Txapote!" que marcó las campañas electorales del 28 de mayo y el 23 de julio. El debate político estaba en todas partes, solo interrumpido por la comitiva militar, el salto de la cabo Gómez Hurtado, la primera mujer que lo hace durante el desfile, y el vuelo de la patrulla Águila. Un paréntesis de dos horas entre la tensión y polarización generalizada.

Los gritos e insultos se repitieron al final del desfile, con la retirada de Sánchez. Entonces se escuchó "Puigdemont a prisión" y "España es una y no 51" desde una parte de los asistentes. El ruido de viento contra el jefe del Ejecutivo en funciones contrastó con los aplausos a Felipe VI y la princesa Leonor, que acudió por primera vez al desfile tras su jura de bandera como cadete en la Academia de Zaragoza. También con los vítores a la Guardia Civil o La Legión, siempre entre los más aclamados.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, durante el debate de la investidura de Feijóo. (EFE/Kiko Huesca)

Los silbidos no pillaron a nadie por sorpresa. El Gobierno, como informó este diario, desplazó la tribuna de autoridades para alejar a Sánchez del público y evitar sobresaltos. El Ministerio de Defensa justificó el cambio de ubicación por las obras en la zona, pero a nadie se le escapa que ni el contexto político ni los precedentes fueron ajenos a la cita. Los abucheos, como el año pasado, resonaron más fuerte que cualquier marcha militar.

La Moncloa estaba preparada para un desfile de tensión. El discurso oficial de los últimos días se centró en responsabilizar al PP de todo este ruido como instigador de las protestas, al margen de cualquier cauce de respeto institucional. Este mensaje, precisamente, marcó la reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en la ronda de contactos previa a la investidura. El dirigente socialista reclamó "contención" ante el intento de "agitar la calle".

Pulso en la calle

Lo cierto, no obstante, es que la calle ha abierto un horizonte a la derecha para combatir al Gobierno. Las negociaciones para la investidura y la amnistía han provocado ya dos manifestaciones multitudinarias en menos de un mes. La primera, convocada por el PP, con cerca de 50.000 personas en la avenida de Felipe II de Madrid. Y la semana pasada, impulsada por Sociedad Civil Catalana en Barcelona, con el constitucionalismo unido seis años después de las movilizaciones por el 1-O. La consigna a seguir entre los populares y Vox es estar en cada una de las concentraciones contra la medida de gracia a Carles Puigdemont y el resto de procesados.

El pulso de la calle será el termómetro de la oposición los próximos meses. Tanto, que Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal rivalizan ya por liderar estos movimientos y capitalizar el desencanto con el Ejecutivo en plena negociación de investidura. Y nada indica que vaya a cambiar si Pedro Sánchez es capaz de repetir en la Moncloa. El próximo 29 de octubre se prevé una nueva movilización contra la amnistía, en la plaza de Colón. Convocada por la Fundación Denaes, Vox ya ha confirmado su asistencia.

El desfile por el Día de la Fiesta Nacional se ajustó al guion que todo el mundo esperaba. Miles de personas y banderas españolas en la calle, devoción por Pacolí, la cabra de La Legión, y abucheos y silbidos a Pedro Sánchez. Con la negociación con los independentistas y la amnistía en boca de todos, el presidente del Gobierno en funciones, que esta vez no hizo esperar a los Reyes, fue recibido con pitidos y gritos de "¡Que te vote Txapote!".

Pedro Sánchez 12 de octubre - Día de la Hispanidad