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Los detectives forenses, contra la última baza de Negreira: "El alzhéimer no se puede fingir"
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EL FACTOR QUE PODRÍA SALVARLE

Los detectives forenses, contra la última baza de Negreira: "El alzhéimer no se puede fingir"

A petición del juez, un psiquiatra forense pondrá a prueba al exárbitro, de 78 años, para comprobar si está afectado de demencia, algo que le impediría ser interrogado o incluso imputado.

Foto: El exárbitro José María Enríquez Negreira, en una imagen de 1990. (EFE)
El exárbitro José María Enríquez Negreira, en una imagen de 1990. (EFE)

En el último episodio de este largo serial que es el caso Negreira, el magistrado al frente del Juzgado de Instrucción n.º 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, solicitó hace unos días que un psiquiatra forense dictaminara si el exárbitro investigado por recibir más de siete millones de euros del FC Barcelona padece realmente una enfermedad degenerativa que le impida declarar en sede judicial, como informaba el pasado 5 de septiembre El Confidencial.

Al poco de estallar públicamente el caso, en febrero de este año, su defensa expuso un informe médico elaborado por el Ace Alzheimer Center de Barcelona, donde Negreira acudió junto a su familia en septiembre de 2022. Aunque el documento no era concluyente —las neurólogas solicitaban unas pruebas de neuroimagen para poder completar el diagnóstico—, sí que mencionaba, de forma orientativa, una "demencia leve", provocada por una "posible enfermedad neurodegenerativa".

Foto: El exárbitro José María Enríquez Negreira (i) en una imagen de 1990. (EFE)

El documento, por supuesto, es de parte. Aunque la familia dijo acudir al centro al comprobar comportamientos raros en Enríquez Negreira, como que descuidaba su imagen o salía en pijama a tomar café, el hecho de que se supieran investigados (la Fiscalía arrancó las pesquisas cuatro meses antes, en mayo) podría haber influido, ya que si se demuestra que el acusado padece realmente alzhéimer, podría ser declarado inimputable.

"Aquí hay dos aspectos a considerar", explica a este periódico José Carlos Fuertes Rocañín, reconocido psiquiatra forense. "El primero es si la persona no se encuentra en condiciones de declarar, que es lo que parece que están pidiendo, por una anomalía mental, y otra cosa es valorar la imputabilidad, es decir, si la persona puede o no responder de los actos que ha realizado con base en esa posible enfermedad".

Foto: Comparecencia de Joan Laporta sobre el caso Negreira. (EFE/Alejandro García)

Por ello, el juez está obligado a corroborar ese diagnóstico con un profesional independiente. Estos no abundan, y a buen seguro el juez Aguirre acudirá a uno de los psiquiatras forenses del Instituto de Medicina Legal de Barcelona. Otra vía de la que disponen es emitir un oficio al Colegio de Médicos de Barcelona y solicitar un psiquiatra con experiencia forense, que sería elegido al azar, para ejercer de perito judicial.

Los hechos psiquiátricos

La defensa de Negreira hablaba en su alegato de un "principio de alzhéimer", algo que chirría mucho a Fuertes. "Eso no existe, o tiene alzhéimer o no lo tiene", explica. "Lo que sí existe es el deterioro cognitivo, que suele ser el principio de cualquier demencia".

Foto: Laporta abraza a Luis Rubiales en la Asamblea de la RFEF. (EFE/Pablo García)

Se entiende generalmente la demencia como una enfermedad caracterizada por una pérdida, parcial o completa, de las funciones psíquicas superiores: la memoria, la inteligencia, la atención o la concentración. Dentro de estas, el alzhéimer, que afecta fundamentalmente a la memoria, suele suponer un 70% de todas las demencias. En cualquier caso, todas comienzan de la misma forma, con un deterioro que, por fortuna para la ciencia y para la Justicia, se puede medir.

El doctor José Cabrera presume de que no hay nadie vivo en España que haya ido a más evaluaciones de este tipo que él. "En estos 40 años he ido a 7.000 juicios como psiquiatra forense", explica. "Un alzhéimer es un deterioro del cerebro, y para objetivarlo ante un juez hay pruebas psíquicas y pruebas médicas; nosotros, a diferencia de un psicólogo clínico, hacemos las dos: las primeras consisten en exploraciones, entrevistas, ver la conducta del sujeto... Lo que se conoce como anamnesis. Y luego la parte médica, que son pruebas objetivas: un escáner, una resonancia, unos potenciales evocados, un encefalograma...".

placeholder El expresidente del FC Barcelona Josep Maria Bartomeu, a su salida de la Ciudad de la Justicia de Barcelona. (EFE/Alejandro García)
El expresidente del FC Barcelona Josep Maria Bartomeu, a su salida de la Ciudad de la Justicia de Barcelona. (EFE/Alejandro García)

En un caso como este, el juez pone a disposición del médico forense la documentación aportada al caso por la defensa y le insta para que informe, mediante la exploración que considere oportuna, si el acusado padece o no esa enfermedad, qué grado de padecimiento tiene y si esta le imposibilita efectuar una declaración.

Estos profesionales están preparados para cualquier cosa. Delante de un psiquiatra forense, "una persona puede simular, que es engañar deliberadamente para obtener un beneficio, puede sobresimular, sobre la existencia de un trastorno real, agrandarlo o distorsionarlo, y también puede disimular, también ocurre que alguien tenga la enfermedad y quiera pasar por sano", explica Fuertes Rocañín.

Cómo se enfrenta el forense al engaño

Por supuesto, no es tan sencillo como preguntar directamente al acusado si se acuerda de aquello por lo que le están juzgando. Eso tiene un nombre: amnesia selectiva, y es propia de la simulación. Además, las demencias suelen comenzar por el olvido del pasado reciente, no del remoto. Lo habitual es que alguien con un alzhéimer en progresión no recuerde qué ha comido hoy, pero sea capaz de recordar si recibió cientos de miles de euros de un importante equipo de fútbol entre los años 2001 y 2018.

Foto: El expresidente del CSD Albert Soler. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Por ello, es necesario desplegar una gran sutileza. "Primero hay una batería de pruebas neuropsicológicas, no es una, son varias", dice Fuertes. Una parte de esas pruebas está ideada, precisamente, para señalar si la persona miente, si quiere dar una imagen distorsionada o simplemente falsa de sí misma. "Si, por ejemplo, en la pregunta 7 el sujeto dice que no estamos en enero y en la 24 dice que sí, con todos esos detalles se va elaborando un perfil previo que señala al médico o al psicólogo si la prueba puede quedar invalidada porque los resultados no cuadran". Ese perfil puntúa tres características: indica si es fiable, si es válido y si es sensible.

Son "distintos tipos de preguntas en las que se pregunta lo mismo, pero de maneras diferentes", define Cabrera, "entonces confundes al acusado y no le da tiempo, no hay cabeza lo suficientemente amueblada para poder sortear un cuestionario bien hecho".

"Yo, antes de simular una demencia, simularía cualquier otra enfermedad"

Además de las citadas pruebas, si el psiquiatra aún tuviera dudas, podría ampliar la inspección del acusado y realizarle, por ejemplo, una resonancia nuclear o un TAC, que pese a no ser un diagnóstico definitivo sí que ofrecería una fotografía muy precisa de cómo está el cerebro de Enríquez Negreira en estos momentos. Si padece, por ejemplo, de una atrofia cortical: prueba indiciaria de que estaríamos ante un cerebro dañado, envejecido prematuramente y posiblemente con alzhéimer.

Y más concluyentes aún son los dos principales marcadores que se conocen para detectar la enfermedad incluso en una fase preclínica: las proteínas tau y beta amiloide, cuya presencia podría aparecer también en una analítica si fuera necesario. En el caso del exárbitro, una distorsión en los valores normales de estos marcadores sería más evidente a tenor de las declaraciones de su familia a los responsables de la clínica barcelonesa que emitió aquel informe preliminar, donde afirmaban que, desde la pandemia, Negreira presentaba síntomas de ansiedad, fallos de memoria o razonamientos incorrectos.

Foto: Equipación y escudo del Barça. (EFE/FC Barcelona/Germán Parga)

La clave de este tipo de informes es que deben ser muy sólidos. No basta con una opinión (informada, pero subjetiva) del forense, porque algo así es susceptible de ser impugnado. Por desgracia para quienes buscan usar el ardid de la enfermedad mental como incapacitante para declarar o ser imputados, en medicina legal esto está muy estudiado. "Yo, antes de simular una demencia, simularía cualquier otra enfermedad", dice Fuertes Rocañín. "La demencia en ese sentido es la peor, porque es la que más fácilmente se puede evaluar".

"A mí alguien que quiera fingir un alzhéimer no me engaña", sentencia Cabrera después de haber evaluado a cientos de acusados. La clave está en la combinación de ambas estrategias, psíquica y médica. "A veces las pruebas somáticas no dan signos de atrofia y, sin embargo, el individuo tiene alzhéimer", añade, "o puede haber un falso positivo en un escáner, entonces con unos análisis, unos protocolos bien construidos y unos test hechos aposta para pillar al tramposo... se sabe sí o sí".

"A mí alguien que quiera fingir un alzhéimer no me engaña", sentencia Cabrera después de haber evaluado a cientos de acusados

El informe suele realizarse en una o dos semanas, dependiendo del caso, y lo que reciba el juez constará de varias partes. En primer lugar, un preámbulo que detalla quién es el autor del documento y cuáles son sus credenciales. A continuación, una parte expositiva: la historia clínica del sujeto desde que nace hasta el momento presente, y, seguidamente, las exploraciones complementarias. "Al final, lo que se da es un porcentaje, no una estimación, sino 'la probabilidad es del 70% de que este sujeto tiene un deterioro en habilidades espaciales y en habilidades sensoriales".

Luego llega otro partido muy distinto, que es trasladar ese conocimiento al mundo del derecho para entender qué puede significar para el devenir del caso. "El informe forense tiene que aclarar, no tiene que dejar dudas y ambigüedades", sentencia Fuertes Rocañín.

En el último episodio de este largo serial que es el caso Negreira, el magistrado al frente del Juzgado de Instrucción n.º 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, solicitó hace unos días que un psiquiatra forense dictaminara si el exárbitro investigado por recibir más de siete millones de euros del FC Barcelona padece realmente una enfermedad degenerativa que le impida declarar en sede judicial, como informaba el pasado 5 de septiembre El Confidencial.

Caso Negreira
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