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El voto de los jóvenes: lo que no te esperabas de las generaciones que vienen
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El voto de los jóvenes: lo que no te esperabas de las generaciones que vienen

El segmento de población que va desde los 18 hasta los 24 años, muchos de los cuales votarán por primera vez el 23-J, muestra diferencias significativas con la generación anterior

Foto: Jóvenes se concentran en las inmediaciones de Matadero, Madrid. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
Jóvenes se concentran en las inmediaciones de Matadero, Madrid. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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Los jóvenes, como grupo al que ganarse electoralmente, son un objetivo en todas las campañas, pero últimamente aparecen con más energía, quizá por su peso simbólico. La fuerza que más se acerque a los jóvenes logra dotarse de la sensación de que conecta mejor con lo que viene, de que le otorgará un plus indiscutible de modernidad. De cara al 23-J, las ofertas para el segmento más joven se han sucedido, como es el caso de la herencia universal, y los políticos se han esforzado por tener presencia en espacios populares entre ese segmento de edad, ya sean La pija y la quinqui o la entrevista de Abascal con el youtuber Wall Street Wolverine.

Los jóvenes también son objeto de deseo electoral en la medida en que abundan entre ellos los indecisos. Sin embargo, como señala Carlos Domínguez, de 40db, no es una tarea fácil, ya que "los jóvenes son también los más evasivos. Un 16% de ellos afirma no saber todavía qué va a votar, cuando la media en el resto de la población es de un 11%, pero también son los más abstencionistas. Muchos de quienes dicen que están indecisos finalmente no van a ir a votar".

Las encuestas de IMOP ofrecen resultados similares. Como asegura Isabel Peleteiro, si se estima una participación cercana al 70 % en el conjunto de la muestra al cierre de los colegios, entre los menores de 24 años, especialmente entre los varones, no superará el 55 %. Entre aquellos que no pudieron votar en el 19 porque no tenían edad, el ejercicio del voto no llegará al 50 %".

A quiénes votan

Entre esos votantes que acudirán por vez primera a las urnas, que Andrés Medina, de Metroscopia, cifra en un millón setecientos mil (un 5% del censo), "el PP es líder en intención directa de voto. Le siguen los socialistas, pero con Vox muy cerca de ellos. Hay más distancia entre los populares y el PSOE que entre los socialistas y Vox. Sumar, por el contrario, se descuelga, y es el último de los cuatro grandes partidos nacionales". En la lucha entre bloques, "la derecha se impone a la izquierda con bastante claridad: un 40% frente a un 29%".

"Entre las mujeres, el bipartidismo está especialmente consolidado entre las menores de 24 años y las mayores de 55"

Como ocurre en el resto de edades, hay una brecha sustancial entre el voto masculino y femenino. Los datos de Peleteiro señalan que "los varones de 18 a 24 van a votar en proporción superior a la media a Vox, aunque en términos absolutos el PP sea su primera opción. En este colectivo, Sumar no resulta nada atractivo". Sin embargo, en el segmento de 25 a 29 años, "entre los varones hay un claro abandono a los partidos tradicionales, y Vox y Sumar lideran las opciones muy por delante del PP o PSOE".

Entre las mujeres de 24 años o menos, "el PSOE es la opción prioritaria seguida del PP. Ni Vox ni Sumar son opciones atractivas. A partir de los 25, también entre las mujeres, los partidos nuevos ganan posiciones, pero claramente siguen dominando PP y PSOE". Se da, además, una curiosa conexión intergeneracional: "Entre las mujeres, el bipartidismo está especialmente consolidado entre las menores de 24 años y las mayores de 55".

Otro propósito vital

Más allá de su intención de voto y de sus preferencias políticas, las generaciones que se incorporan al juego electoral muestran características específicas, que quizá anticipen tendencias de futuro. La más llamativa tiene que ver con un cambio de mentalidad muy claro respecto de las generaciones precedentes, que podría calificarse como "giro pragmático".

"El 80% de los jóvenes afirma que prefiere ahorrar, aunque su día a día sea más apretado"

"En nuestras encuestas", asegura Andrés Medina, "preguntamos por el carpe diem de diferentes formas. Una de las preguntas que formulamos es si prefieren ahorrar o, por el contrario, disfrutar más el momento. El 80% de ellos afirma que es preferible ahorrar, aunque vayan más apretados". Y esto es llamativo, porque va en contra de esa idea asentada de que los jóvenes prefieren pasarlo bien en lugar de pensar en el mañana. Las generaciones que están entrando en el mundo electoral poseen una visión del mundo que se distancia de muchos lugares comunes sobre la vida juvenil.

Quizá el aspecto más significativo, y el que más los aleja de la generación precedente, está en su proyecto de vida, que aspira a una mayor estabilidad: "En un porcentaje sustancial, gira alrededor de tener trabajo, casa y, en el futuro, hijos". A la hora de entender esta mentalidad diferente se juntan diversos factores, asegura Medina. Uno de ellos es la reacción contra la generación que vivió el 15-M, que sufrió la borrachera identitaria y buscó la ampliación de derechos. La pandemia influyó mucho también, porque después de los días de confinamiento, de las mascarillas y del "ten cuidado si sales, que tus abuelos pueden morir", la perspectiva vital cambió. Todo eso fue confluyendo en una sensación de mundo desequilibrado y desordenado, y para manejarse en él han preferido centrarse en lo cotidiano, en lo que les afecta: "Frente a una generación que hablaba más de lo ideal que de lo real, que quería ampliar derechos, ellos prefieren ser más pragmáticos y centrarse en lo que puede mantener bien orientado su barco vital".

"Las propuestas parar reducir la jornada laboral no las ven mal, pero no creen que vayan a funcionar. No las ven factibles"

Esa es la visión, asegura Medina, que puede explicar el giro a la derecha de la juventud, pero también el dominio del PSOE entre quienes optan por la izquierda. Sumar, que entonces era Podemos, concentró un anhelo impugnatorio que se supone típico de los jóvenes, pero ese impulso lo ha recogido ahora Vox en estas edades; Sumar es ahora la fuerza más desconectada.

Esa nueva perspectiva aparece también en el empleo, ya que "quieren un modelo de vida que puedan asumir. Les preocupa el salario, pero también tener tiempo libre. No desean pasarse la vida en el trabajo, aunque eso les suponga ganar más dinero o tener mejores opciones de promoción". Las generaciones anteriores aceptaban esa dedicación extensa con mayor facilidad que las actuales. Sería razonable entender, por tanto, que las propuestas que se formulan para reducir la jornada laboral calan en este segmento de la población. No es así, señala Medina: "Pueden pensar que no son mala idea, pero no creen que vayan a funcionar. No las ven factibles".

Los motivos de la abstención

La diferencia más evidente y subrayada de las generaciones juveniles es su elección de nuevos caminos comunicativos. "Los jóvenes se pasan entre tres y cuatro horas con una pantalla, y poco de ese tiempo está relacionado con las televisiones, que son la vía preferida para el conjunto social. Y las radios mañaneras solo son seguidas por un 3% de ellos. En la época de tiktokización de la sociedad, el mainstream no funciona en estos sectores", señala Medina. Sin embargo, eso no quiere decir que no accedan a esta clase de contenidos, sino que la vía es distinta: pueden encontrarse por redes con programas de radio o televisión y ver parte de ellos. Entre sus preferencias temáticas, afirma Peleteiro, "no figura la política, ni tampoco las cuestiones locales, nacionales o de carácter internacional. Salud, tecnología, y deportes, como concluye el estudio sobre Consumo de la información en España, de la Fundación BBVA, parecen ser temas más próximos a este colectivo".

Los datos que maneja IMOP hacen pensar "que los más jóvenes no están tan polarizados ideológica o afectivamente como el resto de la población. La política actual no habla para ellos, no se hace atractiva, les deja fuera, y si ya tienen poco interés en la política, la puesta en escena todavía les expulsa más".

Puede pensarse que este alejamiento de la política tiene que ver con un cierto retraso a la hora de incorporarse a la vida adulta de las jóvenes generaciones, y así lo apunta Peleteiro, pero es probable que se relacione más con la sensación de que la política no es un ámbito que les pueda ayudar, que tiene poco que ver con ellos y con sus vidas, y que es un entorno aburrido o tejido únicamente por intereses personales. Es esta distancia la que explica que la abstención sea elevada en este segmento de la población. Una explicación que, por otra parte, tiene muchos puntos de conexión con las causas por las que se ha producido el abandono de la participación política de las clases sociales que peor llegan a fin de mes, según los datos de las diversas empresas demoscópicas.

Los jóvenes, como grupo al que ganarse electoralmente, son un objetivo en todas las campañas, pero últimamente aparecen con más energía, quizá por su peso simbólico. La fuerza que más se acerque a los jóvenes logra dotarse de la sensación de que conecta mejor con lo que viene, de que le otorgará un plus indiscutible de modernidad. De cara al 23-J, las ofertas para el segmento más joven se han sucedido, como es el caso de la herencia universal, y los políticos se han esforzado por tener presencia en espacios populares entre ese segmento de edad, ya sean La pija y la quinqui o la entrevista de Abascal con el youtuber Wall Street Wolverine.

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