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Malestar en Sumar por el 'secuestro' de Díaz y el nacimiento de una izquierda de nicho
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El complejo equilibrio interno de Sumar

Malestar en Sumar por el 'secuestro' de Díaz y el nacimiento de una izquierda de nicho

Las decisiones del equipo de campaña de Yolanda Díaz están causando descontento dentro del seno de la coalición, donde hay sectores que perciben un posicionamiento electoral erróneo

Foto: Yolanda Díaz. (EFE/R. García)
Yolanda Díaz. (EFE/R. García)
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Las decisiones del equipo de campaña de Yolanda Díaz están causando malestar dentro del seno de la coalición, donde hay sectores que perciben un posicionamiento electoral erróneo, que puede favorecer al PSOE, y que, al mismo tiempo, ha existido un giro claro y excesivo en el partido hacia el ideario de Iniciativa Les Verds y Más País. La sensación de que Ernest Urtasun e Íñigo Errejón están marcando las propuestas está provocando descontento.

El momento para Sumar es complicado, por la falta de tiempo para desarrollar el proyecto a que abocó el adelanto electoral, y por el temor a que el PSOE y su campaña de presencia masiva en medios ocupen todo el espacio. Esta semana, Sumar ha intentado marcar perfil propio con varias iniciativas, ninguna de ellas exitosa.

Decisiones polémicas

El nombramiento de Elizabeth Duval como portavoz de feminismos ha sido una de ellas. Y si bien en la esfera pública no ha tenido relevancia, dentro del partido ha suscitado suspicacias: "Es un nombramiento demasiado parcial, ya que molesta a Podemos, porque recuerda el veto a Irene [Montero], y a las feministas clásicas, porque alimenta su animadversión por el mundo trans".

Foto: Yolanda Díaz. (EFE/R. García)

El otro momento complicado de esta campaña, tanto dentro como fuera, fue el anuncio de la herencia universal. Si bien puede entenderse desde un carácter táctico, el de atraer voto joven, no ha sido bien percibido desde sectores del partido. El carácter universal de la medida se entiende como un problema, ya que se estarían concediendo transferencias a personas que no las precisan, como aquellos que cuentan con recursos de familia, pero también por lo que implica de discriminación por edad, o por lo que supone de desplazamiento de foco, desde las becas o los créditos hacia la concesión de una cantidad en bloque. Desde la izquierda, entienden que no es útil para combatir la desigualdad, y desde la derecha insisten en el descalificativo "paguita".

Tampoco la propuesta de las 32 horas semanales o de la semana de cuatro días ha concitado mucha aceptación en la izquierda, ya que en este instante la pérdida de poder adquisitivo es el aspecto que más preocupa, pero también porque existe un buen número de clases trabajadoras que operan como autónomos, que tienen contratos por horas, o que la ven inaplicable dado el tipo de empleo que tienen.

Hay propuestas en el programa, como la del teléfono para hombres en crisis, que creen que les perjudican electoralmente

Junto con esto, existe cierto descontento en los grupos de trabajo, ya que muchos de quienes han participado en ellos no han sido tenidos en cuenta a la hora de ajustar sus propuestas al programa, o ni siquiera se les ha informado del resultado final de su esfuerzo. El programa, que se hizo público ayer, también contiene algunas propuestas que, por más que resulten anecdóticas, como el teléfono para "hombres en crisis", creen que les perjudican electoralmente.

"Iniciativa Más País"

Desde el partido, señalan que Yolanda Díaz está arropada por un pequeño núcleo, que toma las grandes decisiones y que cada vez está más alejado del resto. El calificativo "Iniciativa Más País" designa esta ascendencia decisiva que los entornos de ICV y Errejón tienen sobre Díaz. Y es a ellos a quienes responsabilizan de este posicionamiento electoral, que entienden poco adecuado.

Las elecciones generales tenían que ser el primer paso en la consolidación de una nueva izquierda

La cuestión es relevante desde una perspectiva estratégica, de cuál será el posicionamiento ideológico de Sumar y cuál será el espacio político que ocupe en esta campaña. El punto de partida, para evitar la sanción del sistema electoral, exigía la incorporación de Podemos y de Izquierda Unida a la coalición, pero no se deseaba ofrecerles una presencia significativa: no se podía prescindir de ellos, pero no se les harían grandes concesiones. La convicción de fondo era que tales partidos estaban anclados en una posición demasiado estrecha, lo que desanimaba a posibles votantes. Si se deseaba crecer, había que relegar a unas formaciones que los simpatizantes de Sumar percibían como antipáticas. Deshacerse del lastre era la condición necesaria para desarrollar una opción de futuro que, más allá de estas elecciones, estuviera en disposición de conseguir una gran aceptación social. El 23-J tenía que ser el primer paso en la consolidación de una nueva izquierda.

El adelanto electoral, el auge de las formaciones del bipartidismo y la presencia importante de Sánchez en los medios han generado dificultades añadidas para ese propósito. Pero, aun así, la intención era asentar las bases en estas elecciones, reconstruir la izquierda y colocarla en posición de crecimiento.

Descontento con el dúo Urtasun-Errejón

Aquí es donde reside el motivo último de descontento con el dúo Urtasun-Errejón y con la misma Díaz, ya que perciben las medidas que han puesto sobre la mesa como una apuesta de nicho, mucho más que de mayorías. Según afirman distintos sectores de Sumar, la dirección parece estar pensando únicamente en consolidarse en las clases urbanas progresistas, en lugar de optar por un programa para capas amplias de la sociedad. Dicho de otro modo, entienden que Sumar está girando hacia una izquierda con escaso recorrido.

En este escenario, Sumar lo tiene complicado, ya que hay una parte sustancial de su voto (que podría cifrarse en medio millón de papeletas, según las encuestas) susceptible de fuga hacia el PSOE. La preocupación en Sumar por el giro de la dirección aumenta con la amenaza del voto útil de fondo, lanzada por un PSOE que aspira a hacerse con la mayor parte del espacio de la izquierda. Hasta ahora, en la campaña ha reinado una suerte de paz tácita entre partidos, y no se han oído voces discordantes tras el acuerdo de las listas, pero el descontento subyacente no es menor.

Las decisiones del equipo de campaña de Yolanda Díaz están causando malestar dentro del seno de la coalición, donde hay sectores que perciben un posicionamiento electoral erróneo, que puede favorecer al PSOE, y que, al mismo tiempo, ha existido un giro claro y excesivo en el partido hacia el ideario de Iniciativa Les Verds y Más País. La sensación de que Ernest Urtasun e Íñigo Errejón están marcando las propuestas está provocando descontento.

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