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Cómo están cambiando las ciudades en nuestro país, de la España decreciente al modelo Málaga
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QUÉ NOS ENSEÑA LA MAREA AZUL

Cómo están cambiando las ciudades en nuestro país, de la España decreciente al modelo Málaga

Más allá del éxito del PP en las municipales, cada localidad tiene su propia idiosincrasia, pero determinados movimientos electorales sirven para entender nuestros modelos de ciudad

Foto: En el Burgo de Osma, en Soria, ha ganado el PSOE pero gobernará el PP con Vox. (CC/Joan)
En el Burgo de Osma, en Soria, ha ganado el PSOE pero gobernará el PP con Vox. (CC/Joan)
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Ha vuelto a pasar, como ya ocurriese en 1995 y en 2011, años de malos augurios para el PSOE, que perdería inmediatamente después las elecciones. Entre todos los resultados negativos cosechados por los socialistas en las elecciones municipales y que pueden ser determinantes en las generales, se encuentra la pérdida de ocho alcaldías entre las 20 ciudades más pobladas de España y de 15 de las 22 capitales de provincia donde gobernaba.

En estas elecciones, el partido socialista solo ha sido la lista más votada en cinco grandes: Las Palmas de Gran Canaria, Vigo, A Coruña y L’Hospitalet, ni siquiera capital de provincia. La única capital de provincia en la que ha conseguido mayoría absoluta es Soria, la segunda más pequeña de España, con 39.000 habitantes. La pérdida de las grandes ciudades ha sido tradicionalmente la antesala de la caída del PSOE en las generales. En 2011, los socialistas no fueron la lista más votada en ninguno de los diez municipios más grandes de España. Ocho alcaldías cayeron en manos del PP, mientras que las dos restantes lo hicieron en las de CiU (Barcelona) y el PNV (Bilbao).

Las ciudades compiten entre sí por atraer inversión, recursos o empleos

Esta idea podría contradecir la idea tradicional que presenta el voto urbano como más progresista, aunque como recuerdan los expertos, eso también es matizable, ya que si bien las grandes capitales lo suelen ser, las provincias españolas han estado ligadas a partidos más conservadores (del PP a PNV pasando por CiU) debido a la pujanza de las burguesías locales. La gran diferencia con otras capitales europeas es la fortaleza del Partido Popular en Madrid desde hace dos décadas, con la salvedad del breve período de Manuela Carmena.

La explicación, en la mayoría de ayuntamientos, es sencilla: los partidos a la izquierda del PSOE han perdido empuje, lo que ha provocado que en muchas localidades no hayan alcanzado la representación necesaria para un gobierno de izquierdas. Al mismo tiempo, la desaparición de Ciudadanos ha favorecido la concentración del voto en el PP, lo que lo ha convertido en la lista más votada en los grandes municipios.

En términos absolutos, el PSOE no ha perdido tantos concejales (435 frente a los 450 de 2019), pero sí ayuntamientos, ya que los márgenes electorales en los municipios se mueven por muy poco. Como recuerda Jorge Dioni, autor de El malestar de las ciudades (Arpa) y vecino de Alcorcón, el PSOE ha conservado la alcaldía de su localidad por apenas 40 votos, mientras ha perdido la de Móstoles, lo que le hace recordar que quizá al PP no le vaya a ir tan bien como parece porque, como ocurre en Francia e Italia, el peso de las capitales de provincias es menor en las generales.

Sin embargo, la pérdida de capitales como Valencia o Palma de Mallorca es importante no solo a nivel electoral sino también simbólico. Las ciudades, cada vez más, compiten entre sí por atraer inversión, recursos o empleos y, como sugiere el ensayista en su libro, están en venta. Los movimientos de recuperación de determinados municipios que se han producido en estas elecciones dicen mucho acerca de los distintos modelos de ciudad que se están imponiendo en España y que apuntan a que la marea azul persigue modelos como el de Madrid o Málaga, con los que se identifica la gestión municipal del PP.

Una gran ola azul que lo devora todo: el caso de Logroño

El sociólogo Sergio Andrés Cabello es profesor de la Universidad de La Rioja y autor de La España en la que nunca pasa nada (Akal), en la que describe cómo las ciudades de mediano tamaño, como Logroño, están empezando a experimentar un proceso de decadencia que conduce a su pérdida de importancia económica y social.

Sin embargo, Andrés no considera que haya sido esta sensación de desigualdad territorial la que le ha dado la alcaldía de la capital riojana y de la comunidad al PP, sino los ecos de una ola de descontento nacional que también han llegado a las capitales de provincia. Algo que ha ocurrido incluso en los barrios obreros de la capital riojana, donde el PP se ha alzado por primera vez en algunos casos como primera fuerza, con la salvedad de tres zonas en el norte de la ciudad, en Caballero de la Rosa, IES Comercio y el colegio Vicente Ochoa.

placeholder Tractorada en Logroño. (EFE/Raquel Manzanares)
Tractorada en Logroño. (EFE/Raquel Manzanares)

"Aquí ha habido una gran movilización de la derecha, con participaciones mucho más elevadas de lo normal", explica el sociólogo a El Confidencial, que cuando vio que aumentaba la participación, tenía claro que eso favorecería a PP y Vox. "Al final, la tendencia en toda España es total, y en las ciudades que podían estar al 50-50 el voto se ha decantado hacia la derecha".

Las razones para explicar ese cambio en municipios como Logroño no están relacionadas con esa sensación de afrenta, para Andrés, sino al peso que han tenido las "guerras culturales". Una muestra es que los partidos conformados alrededor del movimiento de la España Vaciada y que deberían haber recogido ese descontento regional, apenas han tenido impacto en las elecciones. El PSOE también ha perdido Valladolid, Segovia o Burgos.

"Hay una serie de localidades en decadencia que cuando hay crisis, votan al PP"

"Aquí creo que han funcionado más las guerras culturales: he escuchado más críticas a la ley del solo sí es sí que debates sobre la cuestión de la desigualdad territorial, que no ha estado presente en las campañas", explica. Para parte de la izquierda local, algunas de las discusiones culturales planteadas se percibían como algo lejano, "de Madrid", mientras que el descontento por determinadas decisiones municipales (como la movilidad, con la peatonalización de calles del centro de Logroño) ha movilizado el voto de derechas.

'Make Ferrol great again'

Luis Alfonso Escudero Gómez, profesor de Geografía Humana de la Universidad de Castilla-La Mancha, está de acuerdo en que en muchos municipios perdidos por el socialismo en esas cien ciudades que en España tienen entre 100.000 y 300.000 habitantes ha pasado factura el desgaste propio del poder, así como la acumulación de determinadas políticas progresistas que la derecha ha identificado como las causantes de las crisis económicas mientras el socialismo se centraba en lo que considera "propuestas secundarias".

placeholder La portavoz nacional del BNG Ana Pontón, en Ferrol. (EFE/Kiko Delgado)
La portavoz nacional del BNG Ana Pontón, en Ferrol. (EFE/Kiko Delgado)

El geógrafo sospecha que es posible que en algunos casos, el viraje hacia la derecha en municipios de tamaño medio donde gobernaban los socialistas puede ser la respuesta a esa sensación de crisis. Escudero identifica tres ejemplos: Ferrol, Talavera de la Reina y Linares, que encajan en ese modelo de municipio que siente que ha vivido tiempos mejores y que empieza a mirar de reojo a modelos de éxito.

"Hay una serie de ciudades medias en decadencia que, cuando hay crisis, votan al PP", explica el geógrafo. "Esa clase de ciudades que sufren procesos de decrecimiento durante mucho tiempo, miran a la derecha, y esa derecha es más el PP que Vox porque tienen esa imagen de que saben gestionar las crisis: explican a la ciudadanía que es el gobierno progresista el que ha conducido a la crisis económica y eso acaba calando. A la izquierda se le piden mejoras cuando hay crecimiento económico, a la derecha cuando hay crisis".

Talavera es una de esas ciudades en crisis que se han decantado por la derecha

El ejemplo que el geógrafo manchego considera un paradigma es el de Talavera, una de esas ciudades en decadencia que recientemente ha aprobado el campus de Datos de Meta con una inversión de 1.000 millones, y donde puede gobernar el PP en coalición con Vox. "Les han prometido el proyecto de Meta, pero después de tanto tiempo, la ciudadanía no se lo cree ya porque son muchos años, así que vota a la derecha", explica Escudero.

Las ciudades que compiten

En El malestar de las ciudades, Jorge Dioni lista Málaga, Valencia, Sevilla, Granada y Palma de Mallorca como las cinco ciudades españolas en las que han estallado conflictos con los turistas. Significativamente, con la excepción de Málaga, donde ya gobierna Francisco de la Torre desde el año 2000, son cuatro capitales donde el signo del gobierno autonómico ha virado hacia el PP.

Este cambio de signo en municipios donde el debate de su modelo económico estaba abierto parece haberse decantado hacia un modelo más cercano al de Málaga de turismo, tecnología, crecimiento y atracción de trabajadores extranjeros. Es lo que ha ocurrido en Sevilla, la capital del sur a la que Málaga aspira a destronar y donde el PP llegará al poder por primera vez desde 2015, cuando Juan Ignacio Zoido dejó de ser alcalde.

"Es un modelo difícilmente reproducible, porque si no tienes playa, olvídate", matiza Dioni. "Valencia lo puede intentar, o Barcelona, o Las Palmas, pero no lo puedes hacer en Burgos o Ciudad Real". Una frontera que divide ese interior en dificultades de la costa que compite consigo misma. Otras dos localidades mediterráneas donde el socialismo ha perdido sus ayuntamientos son Castellón o Palma de Mallorca, una de las primeras ciudades en limitar el tráfico de cruceros en sus costas.

Esta apuesta electoral apunta a convertirlas, a su manera, en metrópolis costeras que capten dinero del turismo. Hay ciudades que han encajado tradicionalmente en ese canon, como ocurría con Palma de Mallorca o Valencia, como recuerda Escudero. "Lo extraño en Valencia era el gobierno de un partido de progreso, porque lo normal ha sido que gobernase la derecha", explica. Rita Barberá fue alcaldesa entre 1991 y 2015. Algo semejante ocurría en Palma de Mallorca, donde el ayuntamiento estuvo en manos del PP durante esos mismos 25 años, con la excepción del breve consistorio de Aina Calvo entre 2011 y 2015.

"Esas ciudades tienen muy claro que el turismo es lo que les da de comer"

Son lo que Escudero denomina ciudades de un modelo tradicionalmente más neoliberal, como ocurría en la propia Palma: "Ha habido una acumulación de políticas progresistas que han ido enfadando a los que votan derecha, como la limitación de alquileres, la prohibición de viviendas de uso turístico o los okupas, que han generado malestar social y movilizado el voto", explica Escudero.

Un caso excepcional es Cádiz, que también ha vuelto a manos de la derecha después de ocho años con Kichi al frente, en parte por el gran impulso de Moreno Bonilla en toda la comunidad. "El caso de Cádiz es muy paradigmático, porque siempre ha sido una ciudad muy conservadora donde Teófila Martínez estuvo muchos años sin problema", recuerda Andrés. "En esas ciudades, gran parte de la población tiene muy claro el modelo que quieren y que el turismo es lo que les da de comer, mientras las críticas se concentran en círculos universitarios o políticos".

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El regreso del Caballero rojo. (EFE/Salvador Sas)

Hay otra costa mucho menos turística en la que el PSOE se mantiene: las ciudades del Atlántico gallego, como Vigo, con el incombustible Abel Caballero, que ha vuelto a batir su plusmarca con su tercera mayoría absoluta, y A Coruña, con Inés Rey, que no obstante necesitará un pacto con el BNG después de que el PP consiguiese tres concejales más que en las elecciones de 2019.

El mejor resumen de las tensiones que atraviesan los ayuntamientos es Barcelona, donde Xavier Trías (Junts) podría volver a la alcaldía tras ocho años de Ada Colau al frente del consistorio, donde se ha convertido en el centro de todas las guerras culturales. "En Barcelona esa idea de 'los negocios se están haciendo en Madrid y estamos perdiendo el paso' ha funcionado", concluye Dioni. "Barcelona siempre ha competido con Madrid, y ha abundado la idea de que se estaba perdiendo el tren". País hay uno solo. Ciudades muchas, y compiten entre sí.

Ciudades de izquierdas y de derechas

¿Existe un modelo de ciudad distinto para cada ideología política? En su último libro, Dioni analiza el modelo de ciudad neoliberal que expulsa a gran parte de la población que ya no puede permitirse vivir en ellas por su precio y que tiene en lo inmobiliario una de sus patas principales. "La hucha de los españoles es la vivienda, y hay un modelo que te permite monetizar esa hucha, como los asientos del Camp Nou el día del Eintracht, y tal vez haya otros modelos que no te lo permitan", recuerda Dioni señalando a las políticas de vivienda que defiende el PP.

La izquierda, sin embargo, promueve otra clase de modelo y relato. "Las ideas son muy importantes, y se piensa que basta con 'dato mata relato' y 'vamos a defender nuestras políticas públicas', cuando al final lo que mueve a la gente son los símbolos, figuras, imágenes, poesía, etc.", responde Dioni. "Un relato basado en cortar el movimiento o decrecer puede ser de difícil encaje, porque el movimiento lo tenemos metido en la cabeza. Por ejemplo, es complicado decir 'que no vengan cruceros', no vaya a ser que se marchen a otro sitio. Todas las propuestas que tienen que ver con el decrecimiento son de difícil encaje a nivel de relato".

Ha vuelto a pasar, como ya ocurriese en 1995 y en 2011, años de malos augurios para el PSOE, que perdería inmediatamente después las elecciones. Entre todos los resultados negativos cosechados por los socialistas en las elecciones municipales y que pueden ser determinantes en las generales, se encuentra la pérdida de ocho alcaldías entre las 20 ciudades más pobladas de España y de 15 de las 22 capitales de provincia donde gobernaba.

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