Francisco de la Torre, el alcalde infalible del PP desmonta (otra vez) a la izquierda
El regidor recupera la mayoría absoluta tras dos Gobiernos de coalición con Ciudadanos y los populares se aseguran una transición tranquila ante su previsible último mandato. Dudas razonables en el nuevo proyecto del PSOE impulsado por Ferraz
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La leyenda de Ciro Di Marzio, el coprotagonista de la serie Gomorra, comenzó a fraguarse cuando, siendo un bebé, fue el único superviviente del derrumbe de su edificio provocado por un terremoto. Tras el milagro fue rebautizado como L'immortale —El inmortal—, un apodo cuyo significado se agrandaría cada vez que escapaba a la muerte cuando uno de sus rivales intentaba acabar con su vida. Si hay un político en el que se podría atisbar ese don de la inmortalidad, sin duda alguna, uno de ellos podría ser Francisco de la Torre. Y no porque a sus 80 años haya encontrado la fórmula para vencer a la biología de la muerte, si no porque pocos como él tienen la clave para salir airoso de todos los envites electorales y, uno tras otro, destrozar en las urnas a candidatos socialistas. Este domingo lo volvió a hacer. El dirigente popular, cuando parecía dañado por cuestiones como el precio de la vivienda, la polémica torre del puerto o la turistificación, logró su sexta victoria consecutiva y uno de cada dos malagueños que acudieron a las urnas le dieron su apoyo.
El regidor récord del PP, uno de sus grandes activos municipalistas, enfila el que “probablemente” será su último mandato recuperando una mayoría absoluta cosida con los antiguos votantes de Ciudadanos y acogiendo a un buen número de socialistas desengañados con la labor del Gobierno central. Sólo un dato contradictorio para los populares en una noche de celebración: la capital malagueña ha dejado de ser un dique de contención de Vox después de que la formación verde obtuviese dos representantes.
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La candidatura de De la Torre logró 17 ediles, uno más de los necesarios para gobernar en solitario. Este resultado mejora en tres los conseguidos en los comicios de 2019 y, además de en una bolsa electoral fiel al alcalde, se ha apoyado en el regreso de los votantes que en el pasado optaron por la papeleta de Cs, pero también por una hipotética fuga de votantes socialistas disconformes con la gestión realizada por Pedro Sánchez y Unidas Podemos en asuntos como las alianzas con Bildu, el fiasco de la Ley del sí sólo es sí, las relaciones con Marruecos, las concesiones al independentismo catalán y unos indultos que también sobrevuelan sobre el exsecretario de organización del PSOE José Antonio Griñán.
De la Torre ha vuelto a hacer buena la definición de “titán” con la que en 2019 su principal adversario, el candidato socialista, Daniel Pérez, le describió tras su primer duelo en las urnas. El regidor se ha mantenido firme ante el constante fuego electoral del resto de fuerzas, que tenían que enfrentar la difícil tarea de minar la figura de la persona detrás de la incuestionable transformación de la ciudad, y ha frenado a una izquierda que se deja tres ediles con respecto a los pasados comicios. Una izquierda que apostó buena parte de su estrategia al hastío, el aburrimiento y el cansancio de tener al mismo alcalde durante más de dos décadas.
Las municipales se pueden convertir en un test de fatiga del nuevo proyecto del PSOE en la provincia que auspició Pedro Sánchez
Pérez, también secretario general del PSOE a nivel provincial, antiguo apoyo de Susana Díaz y sanchista converso, tira por tierra la recuperación obtenida en 2019 y pierde dos concejales para quedarse en diez. El joven dirigente socialista, que durante su tarea de oposición ha alimentado un discurso identitario, para los barrios y volcado en el problema de acceso a la vivienda, pierde 7.769 votos frente a los 22.866 que gana De la Torre.
El candidato socialista alimentó la hipótesis del cambio posible para movilizar a los suyos y el pasado viernes, en el acto de cierre de campaña, afirmaba que “se huele”. “Dentro de dos días vamos a gobernar el Ayuntamiento de Málaga”, presagiaba. Como a Félix Bolaños en Mojácar, le falló el predictor electoral. Daniel Pérez, al igual que sus predecesoras, María Gámez y Marisa Bustinduy, se ha sumado a los aspirantes del PSOE que perdieron en dos ocasiones con el dirigente del PP.
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La derrota es una aldabonazo para un proyecto con el sello de Pedro Sánchez. El presidente ha arropado durante los últimos meses a su protegido y, aunque la cercanía de las elecciones generales coartará cualquier rebelión interna, no es difícil imaginar que los resultados de este domingo alimentará esta pulsión entre los críticos. Cuando se hizo con las riendas del partido en la provincia, Pérez intentó hacer un proceso de integración con los antiguos susanistas, pero muchos no le perdonan la traición de cambiar de bando cuando la presidenta andaluza lanzó un órdago a Ferraz. Por lo que algunos pueden estar afilando los cuchillos a la espera de los resultados el próximo 23 de julio. Como ese día Sánchez abandone la Moncloa, el horizonte del secretario general malagueño podría nublarse.
Francisco de la Torre ha ganado con el 49,17% de los votos unos comicios que la oposición presentó como un plebiscito. Ha conseguido que uno de cada dos votantes confíe en su proyecto y ha sido el candidato del PP en las ocho capitales de provincia con mejor porcentaje de sufragios. Un logro que consigue la noche en la que su formación confirmó el vuelco ideológico en una comunidad que hasta no hace mucho era el principal aval electoral del PSOE.
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Pero no todo son buenas noticias. El veterano alcalde, en esta ocasión, no ha podido frenar la entrada de Vox en el Ayuntamiento. Los de Santiago Abascal lograron dos diputados y 18.476 apoyos que perfectamente habrían podido ir a las filas populares, remarcando que el crecimiento de De la Torre se ha cimentado en los antiguos votantes de Ciudadanos y otros de los partidos de izquierda.
El regidor, la mañana de este lunes, horas después de celebrar un nuevo triunfo, llegó al Consistorio en torno a las 9:15. “Ha despachado como un día cualquiera. Ha repasado la agenda, ha visto la prensa y correo que debe enviar”, explicaron fuentes de su equipo. Después, viajó a Sevilla a la reunión de la directiva regional del partido. Preguntadas si esperaban la contundente victoria, respondieron sin artificios: “Estaba dentro de lo previsible, según las encuestas publicadas”.
La leyenda de Ciro Di Marzio, el coprotagonista de la serie Gomorra, comenzó a fraguarse cuando, siendo un bebé, fue el único superviviente del derrumbe de su edificio provocado por un terremoto. Tras el milagro fue rebautizado como L'immortale —El inmortal—, un apodo cuyo significado se agrandaría cada vez que escapaba a la muerte cuando uno de sus rivales intentaba acabar con su vida. Si hay un político en el que se podría atisbar ese don de la inmortalidad, sin duda alguna, uno de ellos podría ser Francisco de la Torre. Y no porque a sus 80 años haya encontrado la fórmula para vencer a la biología de la muerte, si no porque pocos como él tienen la clave para salir airoso de todos los envites electorales y, uno tras otro, destrozar en las urnas a candidatos socialistas. Este domingo lo volvió a hacer. El dirigente popular, cuando parecía dañado por cuestiones como el precio de la vivienda, la polémica torre del puerto o la turistificación, logró su sexta victoria consecutiva y uno de cada dos malagueños que acudieron a las urnas le dieron su apoyo.