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La última línea de resistencia frente a Vox es Galicia: "Aquí solo captan a frikis"
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UNA CONCEJALA EN TODA LA COMUNIDAD

La última línea de resistencia frente a Vox es Galicia: "Aquí solo captan a frikis"

Una vez más, el partido de Santiago Abascal ha vuelto a fracasar en Galicia, donde apenas ha conseguido una concejala. Hay buenas razones para que esto ocurra una y otra vez

Foto: El presidente de Vox, Santiago Abascal, interviene en un acto de Vox en A Coruña. (EFE/Cabalar)
El presidente de Vox, Santiago Abascal, interviene en un acto de Vox en A Coruña. (EFE/Cabalar)
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Ha vuelto a ocurrir. Como ya pasase en 2019, y a pesar de que ha triplicado sus concejales en toda España y se ha convertido en llave de gobierno en varias comunidades, Vox apenas ha logrado asomar la cabeza en Galicia, donde no tiene ni un solo diputado ni presencia en ninguna de las ciudades más importantes de la región. Vox, virtualmente, no existe en Galicia, hasta el punto de que tan solo se había presentado al 13% de los ayuntamientos gallegos.

El partido de Santiago Abascal tan solo ha podido rascar un único concejal en toda la comunidad, en Avión (Ourense). El conocido como “el pueblo de los millonarios” es uno de los municipios con mayor renta de toda Galicia, donde la candidata de origen venezolano Lilian Cerdeira ha obtenido la primera acta como concejal para Vox. “El pueblo de los indianos que hacen fortuna en México”, señalaba el novelista Manuel Rivas.

"El PP ocupa espacios tan amplios que es difícil para otros partidos entrar"

“Sería alguien que se equivocó al votar”, bromea Xosé Luis Barreiro Rivas, político y politólogo pontevedrés que ha vivido en primera fila la política gallega desde los años ochenta, tanto en las filas de Alianza Popular como portavoz, consejero de Presidencia y vicepresidente de la Xunta, como en el Partido Popular. Barreiro recuerda que a los políticos populares gallegos Vox no les quita el sueño, por las peculiaridades de la región.

“La primera gran razón es que el PP en Galicia ocupa espacios muy amplios, mucho más que a nivel nacional”, explica. “Por eso, es más difícil que le disputen su electorado”. Basta con echar un vistazo al Parlamento gallego para darse cuenta de que, como explica Barreiro, no solo no está Vox, “es que no está casi nadie”. Los escaños están copados por PP, PSOE y BNG, si salvamos un breve periodo de “reventón de las mareas, que duraron una legislatura, hasta que desaparecieron”. Tampoco Ciudadanos llegó a tener mucha presencia.

placeholder Imagen de archivo de Manuel Fraga dimitiendo como presidente de Alianza Popular. (EFE)
Imagen de archivo de Manuel Fraga dimitiendo como presidente de Alianza Popular. (EFE)

La ruidosa ausencia de Vox en las instituciones gallegas es una muestra del poder que el PP ha concentrado en la región a lo largo de las décadas, y que se remonta a tiempos de Manuel Fraga, presidente de la Xunta entre 1990 y 2005, con cuatro mayorías absolutas consecutivas, y que prolongó Feijóo. “La fuerza del Partido Popular en Galicia es evidente y le permite aglutinar el discurso de la derecha en torno a sí, que es lo que pretende hacer en el resto de España, algo que viene de Fraga y que supo mantener muy bien Feijóo”, explica Félix Arrieta, politólogo y profesor de la Universidad de Deusto.

Esa es la aspiración del PP para el resto de España: conseguir lo que Feijóo logró, es decir, aglutinar todo ese voto de derecha que abarca todo el espectro desde el centro derecha, comiendo el terreno recuperado por Vox. “El PP de Galicia nunca ha tenido el momento de crisis y debilidad que experimentó el PP a nivel español”, añade el profesor y periodista Antón Losada. "El hueco que se le abre a Vox tiene que ver con la crisis por la corrupción, y eso en Galicia no ha ocurrido". En ese momento, el PP seguía aquí igual de fuerte, con un liderazgo claro y sólido como el de Feijóo.

La campaña de Vox se ha centrado en acusar al PP de "derechita cobarde"

Para Xosé Manoel Núñez Seixas, historiador de la Universidad de Santiago de Compostela y Premio Nacional de Ensayo por Suspiros de España. El nacionalismo español, 1808-2018 (Editorial Crítica), la fortaleza del PP es una razón plausible, pero no lo explica todo, porque “el PP también es fuerte en Madrid, Valencia o Murcia”. La campaña de Vox, recuerda, se ha centrado en presentar al PP como “derechita cobarde”: hasta Ortega Smith acusó a Fraga de haber impuesto el gallego en las escuelas.

No les ha funcionado, al menos a nivel local. Núñez Seixas recuerda que, aunque no triunfe en las municipales y autonómicas, Vox sí estuvo a punto de conseguir un diputado por A Coruña que finalmente cayó en manos del BNG: “Hay un electorado que considera que enviar este tipo de representación a Madrid puede ser adecuado”.

‘Miña terra galega’

Hay otro motivo por el que Vox no consigue penetrar en Galicia: su visión del nacionalismo entra en conflicto con la identidad de una región donde incluso los votantes de partidos como PP o PSOE se sienten gallegos. Como explicaba la historiadora Nieves Lagares Díez, del Departamento de Ciencia Política y Sociología en la Universidad de Santiago de Compostela, uno de los grandes aciertos de Alianza Popular primero y el PP después fue saber interpretar “un sentimiento mayoritario en Galicia que impidió la emergencia de partidos galleguistas de centro derecha y que limitó las estrategias del nacionalismo y del propio PSOE”.

"En Galicia o Euskadi, el españolismo unificador de Vox chirría mucho"

Es uno de los grandes límites de Vox, al igual que ocurre en Euskadi, dos nacionalidades históricas donde es muy difícil que cale el discurso nacionalista español del partido verde. “Toda esa parte que se aglutina entre el PP y el galleguismo impide que Vox pueda tener una implantación mayor”, recuerda Arrieta. “Puede haber otros elementos colaterales, como la inmigración, que puede concordar con el discurso de Vox en electorados de País Vasco, Galicia o Cataluña, pero el españolismo unificador de Vox chirría mucho”.

Algo semejante ocurre en Euskadi, donde Vox ha obtenido un escaño en las Juntas Generales de Álava. Son los límites geográficos obvios del partido de Santiago Abascal, que, como recuerda el politólogo, tiene un territorio de implantación muy claro y acotado: parte de Andalucía, Murcia y Madrid. Sin embargo, le cuesta mucho entrar en territorios de la denominada “España diversa”, como la denomina Arrieta, debido a ese sentimiento de identidad nacional de algunas regiones como Galicia, que abarca sensibilidades desde el regionalismo hasta el independentismo.

placeholder El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Javier Lizón)
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Javier Lizón)

Otra cuestión es Cataluña, la otra gran nacionalidad histórica, donde Vox sí ha entrado con fuerza. La razón, esgrime Arrieta, es que se trata de un entorno político mucho más polarizado, lo que favorece la entrada de partidos más extremistas. Barreiro se muestra de acuerdo, apuntando al otro lado del espectro político: “El mayor productor de extremas derechas son las extremas izquierdas, y al no haberlas, no se necesita esa compensación”, valora el antiguo diputado de Alianza Popular. “Vox crece cuando empieza el sanchismo, porque la extrema izquierda le da protagonismo: en Galicia no hay, así que no se necesita”.

La estrategia catalana de Vox, que también intentó Ciudadanos, ha fracasado en Galicia, recuerda Núñez. “Han intentado penetrar por vías parecidas a las de Cataluña: que si los cuatro cabreados por el gallego, que si hay políticas culturales que excluyen el español, etc., que aquí no cuajan porque no se perciben en términos conflictivos”. Y una última razón histórica: ya desde la Transición, partidos como Fuerza Nueva apenas han tenido recorrido en Galicia, cuando sí lo tenían en otras regiones de España: “Ahí se ve una cierta continuidad”.

Una cuestión de organización

Otro de los problemas para Vox es su debilidad organizativa en regiones donde el Partido Popular tiene una estructura a prueba de bombas. El pasado octubre, Ricardo Morado, candidato de Vox a las elecciones autonómicas gallegas en 2020, pidió su baja como afiliado tras la salida de la secretaría general de Ortega Smith.

En Galicia, funcionan bien los partidos que tienen una buena organización, y mal los que no la tienen”, recuerda Barreiro, que añade que a veces los partidos creen que las comunidades son el reflejo de la política nacional, “pero no es así”. Vox carece de estructura, músculo e incentivos como para poder causar un verdadero impacto en la comunidad gallega.

Núñez utiliza términos aún más duros: “Como Vox es un partido bastante peculiar por su funcionamiento interno, donde todo se manda desde Madrid, que es quien distribuye o destituye líderes en provincias, aquí no consiguen captar más que a frikis”. La penetración del PP en autonomía y ayuntamientos es también una buena razón para disuadir a aquellos que en otras circunstancias podrían pensar en pasarse al lado verde: “El PP tiene mucho que repartir y en Vox no son capaces de captar gente mínimamente preparada”.

"Si Rueda pierde y hay un Gobierno PSOE-BNG, habrá quien mire a Vox"

No hay ningún modelo a imitar para detener a Vox, sino que esta limitación depende de unas características propias, de la región y del partido, que los hace incompatibles. De hecho, el antiguo diputado propone un contrafactual, que es el gran problema que tiene el PP para gobernar si no obtiene mayorías absolutas al carecer de otros partidos de derecha que puedan servirle como muleta en caso de necesitar apoyos. El PP no gobierna en ninguno de los ayuntamientos de las cuatro capitales gallegas, en manos de PSOE, BNG o la Democracia Ourensana de Gonzalo Pérez Jácome.

“Que Vox no entre por ahora en Galicia no quiere decir que no pueda hacerlo”, advierte Núñez, que plantea un escenario que puede provocar que “un sector descontento pueda probar con Vox”: “Si Rueda pierde y hubiera un bipartito PSOE-BNG, es posible”. Para Losada, el único escenario posible sería que el PP perdiera el poder en la Xunta y se abriese “una crisis de liderazgo y una pérdida de poder”. “Pero incluso ahí lo veo difícil, la penetración puede llegar a ser como la de Ciudadanos, muy anecdótica”, concluye.

Ha vuelto a ocurrir. Como ya pasase en 2019, y a pesar de que ha triplicado sus concejales en toda España y se ha convertido en llave de gobierno en varias comunidades, Vox apenas ha logrado asomar la cabeza en Galicia, donde no tiene ni un solo diputado ni presencia en ninguna de las ciudades más importantes de la región. Vox, virtualmente, no existe en Galicia, hasta el punto de que tan solo se había presentado al 13% de los ayuntamientos gallegos.

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