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Top con lo mejor (y lo peor) de toda la campaña electoral del 28-M
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La suerte está echada

Top con lo mejor (y lo peor) de toda la campaña electoral del 28-M

Para la clasificación, que es enteramente personal, se ha elegido dos criterios. Primero, el planteamiento estratégico que se elabora tras el análisis de la situación. Y, segundo, la ejecución

Foto: Mitin de cierre de campaña de Más Madrid. (EFE/Borja Sánchez Trillo)
Mitin de cierre de campaña de Más Madrid. (EFE/Borja Sánchez Trillo)
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Es posible y hasta frecuente perder unas elecciones después de haber ganado la campaña. Y no es del todo extraño que suceda lo contrario: salir victorioso después de un desempeño electoral de medio pelo. La magia del juego radica en que ningún jugador elige la mano de cartas que le ha tocado. Las condiciones de partida luego lo condicionan todo y, a partir de ahí, cada uno hace ya lo que puede.

Por lo tanto, hoy evaluaremos únicamente lo más destacable de una campaña regulera en términos generales, incomprensiblemente alejada de lo vivencial, muy influida por lo nacional, como es lógico y habitual porque las generales están a la vuelta de la esquina, demasiado mediatizada por los sondeos y poco agitada por el talento creativo.

Foto: Foto: EFE/Raquel Manzanares.

Para la clasificación, que es enteramente personal, se han elegido dos criterios. Primero, el planteamiento estratégico que se elabora tras el análisis de la situación. Y, segundo, la ejecución. Vamos con ello.

Top 3 de lo mejor: Podemos

En el partido morado asumieron pronto dónde estaba la zona de riesgo y cómo luchar contra el peligro. En muchos territorios, lo peor que puede ocurrir a las huestes de Pablo Iglesias es quedarse directamente fuera, esto es, no superar el listón del 5%. Ante una amenaza de este tipo, la mayor amenaza es caer en la irrelevancia durante la campaña electoral. Si no se habla de ti, no existes. Y si no existes en el paisaje de la competición, no se te votará.

Como consecuencia, llamar la atención no es una opción, es la máxima exigencia del guion. Eso han sabido verlo y ejecutarlo de forma coherente, desde luego, lo han intentado todos los días, pero siempre de la manera equivocada. En la ejecución está su error.

Resulta revelador que nadie en ese partido se preguntase si solo se puede escandalizar y provocar recurriendo al insulto y al preludio de la violencia. Y que, ya puestos, no hubiese neuronas capaces o dispuestas de insultar sin vulgaridad. Podemos se ha convertido en una triste y pequeña élite que se viste de pueblo y no sabe ofender como se sabe ofender en el barrio: con una maldad más burlona y viva. El problema, cuando te disfrazas, está en la probabilidad de hacer el ridículo…

Top 2 de lo mejor: Más Madrid

La versión cosmo del peronismo cañí ha hecho un trabajo notable en el análisis de la situación, en el planteamiento y en la ejecución. La lectura se debe, en gran medida, a su implantación. Han trabajado durante estos años, se les reconoce en las calles y eso les ha facilitado la posibilidad de brindar al electorado de izquierdas una opción identitaria de baja intensidad, una oferta de política de proximidad. Dos elementos con los que no podía competir un PSM que nunca ha terminado de parecer mínimamente autóctono.

Tuvieron su gran acierto a principios de campaña, con el lema de Rita. A veces marcar un gran gol demasiado pronto termina siendo una pequeña maldición en los equipos. Pero han sabido recuperarse en el último tramo con una renovación creativa en la que han encontrado lo que nunca encontró Podemos: el tono.

La candidata a la Alcaldía ha superado ampliamente a su compañera para la Comunidad; entre las dos no hubo color en esta ocasión. Quizá porque Ayuso quebró la estrategia diseñada desde hace meses de ir con todo a por la sanidad y no encontrasen el margen de reacción necesario. En cualquier caso, la capacidad competitiva de la marca queda definitivamente acreditada.

Top 1 de lo mejor: PP de Cantabria

Destaco este trabajo porque es el más profesional que he visto en España. Supieron hacer un análisis preciso del sentir social, identificaron al milímetro a su público potencial y detectaron bien las debilidades de los adversarios. Protegieron a su candidata con un planteamiento que, en lo estratégico, se desplegó en forma completamente ofensiva. El acierto de asimilar a Revilla con Sánchez convirtió cada día de campaña en una pesadilla para el PRC y desarboló a los socialistas durante todo el recorrido.

Redujeron a cero los errores en todos los materiales de campaña y dotaron a cada pieza de una vibración emocional común. Algunos de los productos emitidos han logrado, además, acariciar la inteligencia del público con un bien que ha sido muy escaso en toda la carrera hacia el 28-M: el humor.

La propia carta con la que han cerrado la campaña sirve para reflejar el espíritu de todo el trabajo llevado a cabo. Aquí sí que las elecciones pueden ganarse porque se ha ganado la campaña.

Top 3 de lo peor: Compromís

La salida de Mónica Oltra no puso este reto fácil. Pero tampoco era muy difícil hacerlo un poco mejor. En este caso, la torpeza determinante se localiza antes del saque. Por lo que sea, puede que por endogamia, no supieron, no quisieron mirar bajo los pliegues de la imagen pública de su candidato. Baldoví puede ser conocido, puede tener una valoración aceptable, pero no es un buen cartel porque, en el fondo, es un burócrata.

Puedes venderle como un burócrata distinto, aunque lleve toda la vida en esto y hasta puedes tirar de naturalidad. Pero si lo pones todo en él te has puesto un techo. Esa no era campaña para poner tanto peso en el candidato, era una campaña para volcarlo todo en la marca.

Respecto a la ejecución, no puede decirse que esté mal, pero tampoco que esté bien. Es insulso creativamente, demasiado prefabricado todo, con el aire que tienen las campañas promocionales de cerveza justo antes del verano. Con eso no es posible evitar el riesgo de desconexión emocional, de que termine despeñándose la participación, cosa que era desde el principio el objetivo principal.

Top 2 de lo peor: Vox

Es increíble lo poco que ha tardado este partido en perder su pujanza competitiva. Eran los mejores hasta hace poco y han dejado de serlo de un día para otro. Creo que tiene que ver con el cambio de paisaje que se ha dado en nuestra sociedad. Todo ha cambiado con la pandemia, con la guerra y la inflación. Por cambiar, ha cambiado hasta el PP. Ellos, sin embargo, no.

Da la impresión de que están poniendo en el escaparate la ropa de las temporadas pasadas, que ha faltado tiempo y dedicación para cogerle el pulso a nuestra sociedad. Saben ser contundentes, claro. Pero las hipérboles no requieren demasiadas neuronas. Otra cosa es que tu público pueda contar lo que tú ofreces. Hoy no pueden.

Están, sin embargo, tratando de abrirse a nuevos mercados. Intentan penetrar en la periferia, eso salta a la vista. Mi impresión es que han encontrado el punto de ruptura que antes encontró Le Pen. Pero, al mismo tiempo, tengo la sensación de que falta verdad, autenticidad. Y que por eso, seguramente, no han logrado tanta tracción como la que podrían haber alcanzado si hubiesen sido un poquito más avispados.

Top 1: La campaña nacional del PSOE

No sabemos cuántos socialistas obtendrán el resultado que persiguen en las urnas. Pero sí sabemos que los que lo alcancen será a pesar de Sánchez y no gracias a su ayuda. Para los socialistas, esta cita con las urnas suponía un ejemplo de libro para trabajar en modo coral, dando el protagonismo a quienes gobiernan —porque no están mal valorados—. Acompañando, a veces los buenos liderazgos se demuestran así, acompañando. Pero todo eso se ha eclipsado desde Moncloa.

Y se ha eclipsado desde el principio, desde hace meses, con un Tour de Sánchez contraproducente para los intereses de los candidatos del PSOE, con un maratón de ofertones mal cocinados. Después, cuando las cosas vinieron mal dadas, con una sorprendente incapacidad de reconducir la situación —penúltima semana, cuando las candidaturas de Bildu estuvieron en primer plano— y de reacción —en el jueves negro que creó una crisis de reputación para los socialistas que puede caer sobre la participación del electorado progresista como caen las bombas de racimo—.

¿Por qué? No encuentro explicación política, tampoco racional. A lo mejor existe de carácter clínico.

Es posible y hasta frecuente perder unas elecciones después de haber ganado la campaña. Y no es del todo extraño que suceda lo contrario: salir victorioso después de un desempeño electoral de medio pelo. La magia del juego radica en que ningún jugador elige la mano de cartas que le ha tocado. Las condiciones de partida luego lo condicionan todo y, a partir de ahí, cada uno hace ya lo que puede.

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