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Sobrevivir o no a Mónica Oltra: Compromís carga sobre Baldoví su prueba de madurez
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EL 28-M, TEST AL NUEVO LIDERAZGO

Sobrevivir o no a Mónica Oltra: Compromís carga sobre Baldoví su prueba de madurez

El sector nacionalista de la coalición ha tomado las riendas del discurso político ante la cita con las urnas. De su capacidad de resistencia dependerá su futuro como alternativa al PSOE en la Comunidad Valenciana

Foto: Joan Baldoví y Mónica Oltra, la noche electoral del 28 de abril de 2019. (EFE)
Joan Baldoví y Mónica Oltra, la noche electoral del 28 de abril de 2019. (EFE)

Faltaban más de dos meses para la imputación (y posterior dimisión) de Mónica Oltra y Joan Baldoví ya estaba calentando por la banda del Congreso de los Diputados. En Més, el antiguo Bloc, el ala nacionalista de Compromís, tenían claro que no había otra alternativa posible en el caso de que la que era líder política de la coalición tuviese que renunciar como consecuencia de la investigación judicial por la gestión de su Conselleria de Inclusión en el caso de abusos a una menor tutelada por el que ha sido condenado su exmarido. Con alto grado de conocimiento y buenos niveles de valoración, Baldoví era la única persona capaz de tapar el boquete que generaba la oltradependencia, por el fuerte carisma y la autoridad interna de la exvicepresidenta de la Generalitat, acorralada judicialmente.

Los amagos de la sustituta de Oltra, Aitana Mas, de intentar disputar el liderazgo a Joan Baldoví no pasaron de ser eso: meros amagos. Porque la operación de Baldoví, además de surgir de la necesidad de sustituir un perfil político conocido por otro, llevaba adosado otro elemento clave en el complejo sistema de equilibrios de Compromís. Por primera vez, la organización mayoritaria en la coalición, el antiguo Bloc Nacionalista Valencià, rebautizado como Més, asumía el liderazgo político frente a Iniciativa del Poble Valencià, el partido de Oltra, surgido de una escisión de Esquerra Unida (IU). El éxito o no de esa operación, así como el futuro de Compromís como formación estructural en la política valenciana, se mide el próximo 28 de mayo. La gran prueba de madurez de los valencianistas.

Foto: Íñigo Errejón y Joan Baldoví, en la campaña de generales de 2019. (EFE)

Compromís fue hasta la dimisión de Oltra una coalición asimétrica. Mucho más mediática e influyente, la lideresa de Iniciativa compensaba con su capacidad de atraer votantes el menor peso orgánico de su partido. Gracias a eso, había logrado obtener importantes cuotas de poder en el reparto de responsabilidades cuando en 2015 la izquierda logró desbancar al PP de las principales instituciones. Sin ser de Iniciativa, otra persona procedente de EU, Joan Ribó, asumía la alcaldía de Valencia.

El escenario no había sido ni siquiera soñado por las bases más veteranas de Més, acostumbradas, cita electoral tras cita electoral, a quedar a las puertas del 5% autonómico, pese a ser un partido con importante presencia municipal reseñable en pueblos y ciudades medias de la provincia de Valencia, norte de la de Alicante y Castellón, las zonas valencianoparlantes. La fusión con Iniciativa aportó al Bloc el elemento que le faltaba: la incursión en el voto urbano y metropolitano, el perfil de izquierda verde, más urbanita y menos vinculada a la imagen de partido identitario que parecía limitar al Bloc. El desgaste del PP y el protagonismo de Oltra hicieron el resto en 2015. Y Més asumía en silencio el statu quo interno.

En 2019, pese al adelanto electoral propiciado por Ximo Puig para llevar las autonómicas con las generales de Pedro Sánchez y tratar de marcar distancia con Compromís, Oltra logró sostener el resultado con 443.000 votos, apenas 13.000 menos que cuatro años antes. Al mes siguiente, en las municipales, Compromís obtuvo 347.000 sufragios. Entre el pico de Oltra y la base de las locales es donde se mueve la candidatura de Baldoví. Por debajo de eso sería un fracaso del candidato y de la organización, más todavía si se produce la pérdida del Gobierno autonómico frente al PP y Vox el 28 de mayo. Para Més, que en las primarias ya demostró que el equilibrio asimétrico interno se había roto a su favor, es importante demostrar que su candidato es capaz de competir al nivel de Oltra.

Foto: Oltra, en la sede de Compromís, con Joan Ribó, Alberto Ibáñez, Àgueda Micó y Juan Ponce. (EFE/Ana Escobar)

Guillermo López, catedrático de Periodismo de la Universitat de València y analista habitual de la política local, recuerda que en cierto modo Oltra y Baldoví ya compitieron la una contra el otro el 28 de abril de 2019, cuando el segundo encabezó la lista de las generales por Valencia. La diferencia entre ambos el mismo día fue de más de 173.000 votos. Muchas papeletas de Oltra en la urna regional transmutaron en votos al PSOE y Podemos en la nacional. "Es verdad que eran elecciones muy distintas, pero Oltra abría Compromís a un electorado más transversal, gente de las ciudades, no valencianoparlantes, hijos de inmigrantes. No sé si eso Baldoví lo va a poder hacer, porque no representa eso. No estoy seguro de que pueda comunicar igual de bien con ese tipo de audiencia, aunque por ahora las encuestas están diciendo que aguanta bien", señala el profesor.

López recuerda también la crisis que supuso en Compromís la renuncia de Oltra por "un caso feísimo y horroroso". "Quizás al final no haya nada y salga absuelta de todo, pero el coste electoral no sé si lo van a poder esquivar", señala.

Baldoví está desplegando una campaña bastante distinta a las que acostumbraba su antecesora. Menos incisivo, con un discurso más propositivo y no tan combativo con la derecha como la exvicepresidenta valenciana, su enfoque está teniendo un perfil más discreto, menos mediático, con visitas a pueblos y ciudades con pequeños y medianos actos con otros candidatos. No obstante, los años de fogueo en la tribuna del Congreso de los Diputados le permitieron desenvolverse bien en el primer debate autonómico, organizado el pasado 12 de mayo por la Cadena SER, donde fue azote del aspirante del PP, Carlos Mazón, en varias ocasiones.

Foto: Aitana Mas (d), con lsaura Navarro y Alberto Ibáñez, los tres de Iniciativa del Poble Valencià. Opinión

Ana López, politóloga y profesora de Ciencia Política de la Universitat de València, cree que la formación valencianista está viviendo un momento de transición que pone a prueba el liderazgo de Baldoví y la propia madurez de la organización. "Las encuestas preelectorales están dando expectativas positivas. Es un candidato conocido por la ciudadanía con buena valoración, no solo entre los electores de Compromís, sino también de Podemos, donde tiene la misma puntuación que Héctor Illueca", explica. El hundimiento de la marca que algunos vaticinaban con el escándalo político de los abusos que se llevó por delante a Oltra no termina de visualizarse.

Sin embargo, López cree que frente a la capacidad de Oltra de generar un discurso definido y mensajes electorales, todo es más difuso en el caso del que fue alcalde de Sueca. "Oltra era una máquina de crear mensajes políticos dirigidos a colectivos que han alimentado a Compromís, como mujeres, personas LGTBi o los espacios vinculados a los servicios sociales y la cooperación, con un grado de comunicación más sofisticado. Para mí, la prueba de fuego es si Compromís tendrá o no los mismos escaños que Oltra", señala. "Será un fracaso si baja más de dos o tres diputados, porque además eso pone en riesgo el Botànic". Compromís tiene ahora 17 diputados de los 99 que componen la Cámara autonómica.

La politóloga pone el acento en la conservación de la ciudad de Valencia y la Generalitat como elementos clave para entender la influencia política de Compromís en la Comunidad Valenciana. Y coincide en que la toma de control de la campaña y el discurso del antiguo Bloc Nacionalista Valencià (hoy Més Compromís) tendrá continuidad en el reparto de cargos institucionales, siempre que se siga tocando poder. "Asesores, secretarios autonómicos y segundos y terceros escalones estaban dominados por Iniciativa. El Bloc tendrá mucha más presencia si revalidan el poder", afirma. Todo esto está por ver.

Faltaban más de dos meses para la imputación (y posterior dimisión) de Mónica Oltra y Joan Baldoví ya estaba calentando por la banda del Congreso de los Diputados. En Més, el antiguo Bloc, el ala nacionalista de Compromís, tenían claro que no había otra alternativa posible en el caso de que la que era líder política de la coalición tuviese que renunciar como consecuencia de la investigación judicial por la gestión de su Conselleria de Inclusión en el caso de abusos a una menor tutelada por el que ha sido condenado su exmarido. Con alto grado de conocimiento y buenos niveles de valoración, Baldoví era la única persona capaz de tapar el boquete que generaba la oltradependencia, por el fuerte carisma y la autoridad interna de la exvicepresidenta de la Generalitat, acorralada judicialmente.

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