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Yolanda Díaz amenaza con eclipsar el papel de Sánchez en la moción de censura
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APOYO DEL 25% DE SANCHISTAS EN LAS GENERALES

Yolanda Díaz amenaza con eclipsar el papel de Sánchez en la moción de censura

La vicepresidenta puede acabar brillando más porque representa "lo nuevo", advierten en el PSOE, donde asumen que hay que dar alas a Sumar para reeditar la coalición tras las elecciones

Foto: Yolanda Díaz. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
Yolanda Díaz. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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La moción de Vox será la puesta de largo de Yolanda Díaz como vicelíder de la izquierda. El anuncio de que intervendrá hoy para dar la réplica a Santiago Abascal y al candidato, Ramón Tamames, ha puesto todo el foco en su discurso. Pablo iglesias ya lo hizo en la anterior moción de censura planteada por la formación de ultraderecha. El precedente ha servido a Pedro Sánchez para justificar ante Ione Belarra e Irene Montero que sea Díaz la que tome la palabra. Las ministras moradas habían planteado subir a la tribuna como miembros de la bancada azul.

En la Moncloa, esta opción ni se contempló. Lo que busca el presidente es dar galones a la representante del Partido Comunista en su pugna con Pablo Iglesias por liderar el espacio a la izquierda del PSOE. Su puesta de largo en el Congreso coincide con el anuncio de la presentación de su plataforma Sumar el próximo 2 de abril. El escenario elegido, el polideportivo Magariños, tiene mensaje para los más suspicaces. Es la cancha donde entrena el Estudiantes, equipo en el que jugó Sánchez. El tándem con la vicepresidenta para hacer valer la mala salud de hierro de la coalición puede ser un arma de doble filo para el socialista.

El riesgo que reconocen fuentes socialistas es que Díaz “brille más que el presidente” y acabe llevándose los titulares. “Puede comenzar como escudera y acabar al mismo nivel”, advierte un excolaborador de ambos. La línea discursiva de ambos estará perfectamente coordinada y medida. No en vano, desde la Moncloa buscan que el dueto suene afinado a la hora de desglosar las bondades del Gobierno de coalición y, fundamentalmente, contraponer este proyecto con lo que representa la pinza Feijóo-Abascal. El objetivo es crear el marco mental de que PP y Vox gobernarán juntos allí donde puedan, como hicieron en Castilla y León.

Sánchez asume que encumbrar a su número tres puede hacerle envejecer políticamente. Díaz puede acabar consolidándose como lo nuevo. Un efecto similar a lo que ocurrió en la Comunidad de Madrid con la líder de Más País, Mónica García. En las filas socialistas, ya han bautizado como “Evita” a la fundadora de Sumar. Con el PSOE en horas bajas por el desgaste de gobernar y el escándalo del Tito Berni, a Díaz le queda libre el campo de una izquierda moderna, alejada del fanatismo de Iglesias y sin las hipotecas de un partido histórico como el PSOE.

Foto: Moción de censura de Vox, debate en directo: Ramón Tamames interrumpe a Pedro Sánchez tras su discurso (EFE/Chema Moya)

“Es un veneno que hay que beberse”, justifican desde el socialismo, donde la mirada está puesta en el día después de las generales. Para el presidente, lo prioritario es tener un socio con el que sumar y reeditar la coalición. Todos los sondeos, incluido el CIS de Tezanos, dibujan como único escenario para que Sánchez siga en la Moncloa una reedición del Frankenstein. El Sumar de Díaz es la única esperanza del presidente tras la nefasta experiencia que ha supuesto tratar con Iglesias, según reconoce él mismo en privado.

Más allá de una guerra de carismas, el frente que más importa a los socialistas es el demoscópico. ¿Cuánto debe robar al PSOE para ser muleta sin desangrarlo? ¿Qué tirón tendrá Díaz como cabeza de cartel? Los sondeos que maneja la plataforma cifran el trasvase de voto desde el PSOE en un 25%. Es al partido que más le roba. En este escenario, Sánchez se quedaría por debajo de los 100 escaños. Para el PSOE, sería un varapalo, pero paradójicamente podría gobernar. Después de los socialistas, el voto que más moviliza es de la abstención, que rondaría el 9,2%, según las citadas encuestas.

Foto: La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, durante un acto de Sumar en Murcia. (EFE/Marcial Guillén)

La otra variable importante es si la izquierda del PSOE concurre finalmente de forma conjunta o dividida. Para los intereses de Sánchez, es imprescindible que Díaz e Iglesias lleguen a un armisticio. Según los sondeos que hay sobre la mesa de los socialistas, una candidatura de unidad lograría entre 50 y 57 escaños, más de una docena de los que lograron las distintas formaciones por separado en 2019. Pese a que los socialistas estarían en torno a 96, la coalición de izquierdas sería viable. Por el contrario, si el Podemos de Irene Montero va con lista propia, el voto se dividirá y el bloque de la derecha tendría más opciones de formar Gobierno.

La respuesta a la segunda pregunta es una incógnita. La vicepresidenta es la líder más valorada por los españoles, según los datos del CIS, pero nunca se ha sometido al escrutinio de las urnas. En las municipales y autonómicas del 28-M no habrá listas suyas ni tiene intención de apoyar directamente las candidaturas de Podemos. Iglesias presiona para cerrar un acuerdo antes de las elecciones, pero Díaz aguantará con el fin de no ceder ante las presiones del exlíder de Podemos para copar los primeros puestos de la lista de Sumar. Un buen termómetro de cómo están las negociaciones será si Montero o Belarra acuden al acto de presentación del 2 de abril.

Lo inmediato es el examen del dueto Sánchez-Díaz. La relación es “muy buena”, según explica un ministro que también tiene buena sintonía con la que fuera pupila de Iglesias antes de acabar enfrentados por el liderazgo. Hablan a menudo y, además del interés político de seguir ambos en el Ejecutivo, les une la animadversión por el fundador de Podemos. Si el presidente pierde en términos de popularidad la moción que esperaba ganar, se abrirá una nueva etapa.

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