El viaje de Ana Oramas: de azote de Sánchez a llave del Gobierno en Canarias con el PSOE

"En Canarias podemos gobernar con el PSOE o con el PP". Ana Oramas, una de las políticas más veteranas del actual hemiciclo, dejará el Congreso de los Diputados para volver a las islas después de 15 años para ser cabeza de lista al Parlamento por Tenerife. La dirigente de Coalición Canaria ha tenido que despachar con tres presidentes del Gobierno y hoy se resiste a desvelar con quién estarían más cómodos en un hipotético Gobierno de coalición. Oramas, que fue una de las parlamentarias más beligerantes con Pedro Sánchez durante la última legislatura, puede tener ahora la última palabra para un Ejecutivo regional con el PSOE.

Las encuestas apuntan a un importante refuerzo del PP, pero a día de hoy se antoja insuficiente para expulsar a los socialistas del Gobierno canario. Con la izquierda a la izquierda del PSOE dividida (puede haber hasta cuatro candidaturas), Ciudadanos en riesgo de extinción y Vox sin perspectivas, Coalición Canaria está llamada a ejercer como llave para la futura gobernabilidad de las islas.

Hay diputados en el Congreso que aventuran, incluso, que el destino soñado de Oramas sería la presidencia del Parlamento

Todos los políticos canarios consultados reconocen lo evidente. Por aritmética parlamentaria, Coalición Canaria tiene todas las papeletas para quedarse con la presidencia del Parlamento y Ángel Víctor Torres para revalidar su cargo. El CIS de diciembre otorgó una amplísima victoria al PSOE de cara al próximo 28-M. En la suma de voto más simpatía se hacía con casi el 32% de los apoyos, más del doble que el PP, que rozaba el 15% (aunque encuestas posteriores vaticinaban un aumento notable). Con el partido de Oramas en el 9,2% y Unidas Podemos en el 8%, antes de partirse, la tendencia era clara.

Hay diputados en el Congreso que aventuran, incluso, que el destino soñado de Oramas sería la presidencia del Parlamento. Ella lo niega. Quiere volver a ser diputada en su tierra. El ala socialista del Gobierno central, que desde la erupción del Cumbre Vieja en La Palma ha multiplicado su presencia en las islas, enviará a Carolina Darias, todavía ministra de Sanidad, a pelear por la alcaldía de Las Palmas. En contra de lo que ha intentado vender la Moncloa, Oramas niega que el Ejecutivo se haya volcado con Canarias: "Han venido a hacerse fotos".

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Esa percepción de que Canarias se ha visto abandonada por los gobiernos en Madrid siempre que han tenido mayoría absoluta "y no han necesitado los votos de coalición Canarias" no entiende de colores políticos. A Mariano Rajoy le reprocha que usara su rodillo parlamentario para ignorar las necesidades de las islas. El mismo reproche le hace a Pedro Sánchez durante los dos primeros años de gobierno de coalición. "Hizo exactamente lo que el PP cuando tenía mayoría absoluta. Se votaron enmiendas a los presupuestos donde no había una sola partida para La Palma", cuando reclamaban dos millones para salud mental en la isla, y las cuentas públicas acabaron consignando "26 millones" para doblar al catalán contenidos de Netflix y Movistar. "Son momentos dolorosos de incomprensión".

En noviembre, en su última pregunta parlamentaria, Sánchez reconoció su "extraordinaria labor" como parlamentaria. El PSOE le hace guiños, distintos diputados del Congreso especulan con un posible pacto previo a las elecciones entre los socialistas y los nacionalistas canarios… y ella sostiene que ha mantenido la misma dureza con el jefe del Ejecutivo durante toda la legislatura, que arrancó con Oramas rompiendo la disciplina de voto para votar no a la investidura de Pedro Sánchez. "Siempre he votado en conciencia", afirma.

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En estos tres años, ha acusado a Sánchez de estar "poseído" por el espíritu de Pablo Iglesias, de "no tener" plan para el país; al ministro José Luis Escrivá lo tildó de ser "patético" cuando decidió echar balones fuera en lugar de responder sobre la transferencia del ingreso mínimo vital a Canarias. "Es usted frívolo", espetó la histórica diputada del grupo mixto al ministro de Seguridad Social, al que también tildó de "bluf" y de "desastre". Con el real decreto de los alcaldes, la única gran derrota parlamentaria de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, la política canaria la tildó de "chantajista", de faltar a la verdad y de "tener soberbia".

Es esa "soberbia" la que hoy aprecia en Sánchez. Lo conoció cuando era suplente en una tertulia radiofónica, hace años, y entonces lo descubrió como "bestia política". Un joven diputado desconocido, armado con un "carisma" evidente, al que después definiría como "un político irrepetible". "Defiende la Constitución, pero gobierna gracias a los que quieren abolirla; está en contra de la invasión de Ucrania, pero solo lo justito, para no molestar a sus socios prorrusos", le espetó en la Cámara.

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No quiere definirse, afirma, porque el PSOE ha sido capaz de aliarse con el PP "para echarnos de sitios donde no teníamos mayoría absoluta", como en La Palma. O de aliarse con Podemos y Ciudadanos "en los municipios y cabildos", como en Tenerife. Según un veterano diputado, "el PP no va a ser elemento de Gobierno", el PSOE "repetirá mayoría" y Oramas, con su tirón electoral, ayudará a salvar los muebles a su formación.

Ha sido portavoz en comisiones tan dispares como Economía o Cultura, y presidió la comisión de investigación del rescate bancario, entre otras. Economista de formación, alcaldesa de San Cristóbal de la Laguna desde 1999 hasta 2008, al mismo tiempo que carga contra PSOE y PP, también defiende la importancia de separar lo político de lo personal. Hasta los más críticos le reconocen la virtud de acotar ambos mundos, y alaban su capacidad de trabajo. También su capacidad de leer el sentir general. Ella sostiene que su fórmula pasa por poner rostro a las causas que abandera, por no creer que la desigualdad o el paro son meros "números".

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Pese a lo que apuntan las encuestas, se niega a aceptar etiquetas: insiste en que en su formación nunca ha ido "en bloque", ni con Sánchez ni con sus predecesores. De su dureza con el Gobierno durante la pandemia a sus dardos contra el Ejecutivo de Rajoy en su mayoría absoluta, en particular contra Cristóbal Montoro por animarla a no respaldar los recortes de 2009 que "salvaron" a España de la intervención. "Que caiga España, que ya la levantaremos", le diría el futuro ministro de Hacienda. Oramas puede nadar y guardar la ropa.

Donde un veterano político canario ve un alineamiento entre la parlamentaria y el PSOE para respaldar los últimos presupuestos —los únicos de la coalición que ha apoyado—, a cambio de que le dejaran vender que había conseguido "la gratuidad de las guaguas", ella insiste en que no se movieron ni un ápice de sus posiciones. Su voto era necesario para los socialistas en la Comisión de Presupuestos, a falta de que la coalición cerrara los apoyos de ERC y Bildu. Una vez más, afirma, priorizaron el interés general. Lo que hagan en apenas tres meses, sostiene, aún no está escrito.