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Sánchez sacrifica a dos pesos pesados para taponar otra sangría electoral el 28-M
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Coloca a dos fieles en el ministerio

Sánchez sacrifica a dos pesos pesados para taponar otra sangría electoral el 28-M

El presidente deja "tocada" a la ministra de Transportes y lanza el mensaje a Podemos de que los "errores" conllevan dimisiones ante la resistencia de Montero con la ley del solo sí es sí

Foto: La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (d), y su homólogo asturiano, Adrián Barbón. (EFE/Kiko Huesca)
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (d), y su homólogo asturiano, Adrián Barbón. (EFE/Kiko Huesca)
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Demasiados frentes abiertos, incluso para un superviviente político como Pedro Sánchez. El presidente ha tomado las riendas de la crisis en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) por el fallo en el diseño de los trenes comprometidos a Asturias y Cantabria, cuyas dimensiones eran incompatibles para su circulación. Era el segundo examen al que se enfrentaba Raquel Sánchez tras el conflicto con los transportistas y había mucho en juego en un año electoral, según reconocen fuentes socialistas. A la presión del partido por el miedo a poner en riesgo los resultados en dos territorios clave hay que sumar el desgaste que supondría una investigación sobre la responsabilidad directa de la ministra.

Sánchez ha levantado un cortafuegos que se ha traducido en la dimisión de dos pesos pesados de Transportes: el presidente de Renfe, Isaías Taboas, y la secretaria de Estado del Ministerio de Transportes, Isabel Pardo de Vera. La ministra salva así la cabeza, pero queda tocada y con el ministerio intervenido de facto. Las dos nuevas incorporaciones son de la máxima confianza del presidente del Ejecutivo. Rescata a Raül Blanco para ponerle al frente de la compañía ferroviaria tras sacrificarle como secretario general de Industria en diciembre. Blanco se inmoló para salvar a Reyes Maroto ante el desastre del Perte del vehículo eléctrico que comprometió una inversión de miles de millones. La ministra iba a ser designada candidata al Ayuntamiento de Madrid. No había margen.

El futuro responsable de los ferrocarriles es además cuota del PSC y un hombre cercano a Salvador Illa. Por el contrario, pese a provenir también de Cataluña, la ministra de Transportes no pertenece al núcleo del líder socialista en esta comunidad, ni del ministro de Cultura, Miquel Iceta. Su nombramiento no gustó. Ahora, al recuperar a Blanco, se cierra también una herida con los socialistas catalanes. El segundo nombre, David Lucas, hasta ayer secretario general de Vivienda, siempre ha estado ligado a Sánchez desde que compartieron andanzas en el Ayuntamiento de Madrid. Aquí, el tanto es para la federación madrileña en clave de partido.

El movimiento también busca lanzar el mensaje a los socios de Podemos de que los errores conllevan dimisiones, justo en el momento en que la crisis por la reforma de la ley del solo sí es sí pone el foco en el Ministerio de Igualdad, que evita asumir responsabilidades. Con las elecciones municipales y autonómicas del 28-M convertidas en una suerte de primera vuelta de las generales, el oxígeno que Sánchez administra a las federaciones asturiana y cántabra mantiene vivas sus propias opciones de cara a repetir en la Moncloa.

El Gobierno ha logrado la foto de la concordia con los presidentes de Asturias y Cantabria, Adrián Barbón y Miguel Ángel Revilla, respectivamente. Cierra así otro frente con un barón socialista, además de con el presidente de una comunidad en la que los socialistas cogobiernan en minoría, ostentando la vicepresidencia. Barbón y Revilla consiguieron los principales objetivos con los que acudieron a la reunión de este lunes con la titular de Transportes, en la sede del ministerio. Ambos se felicitaron tras el encuentro por la "depuración de responsabilidades" y los compromisos alcanzados. Algo con lo que poder mitigar el alcance de la crisis, pese a sus críticas a "la chapuza" y la consiguiente demora en la entrega de la flota de trenes, que ya no tendrá solución. La otra contrapartida es la gratuidad para los pasajeros de Renfe y Feve en estas regiones hasta la realización del contrato, para el que se ha comprometido un nuevo cronograma.

Si algo penaliza electoralmente a los barones socialistas, es la falta de influencia en el Gobierno que está en manos de su partido, máxime cuando se trata de un asunto convertido en casi una afrenta identitaria, como es el caso de los trenes, cuya deficiencia en el cálculo del ancho de vía se había ocultado "para ver si nos olvidábamos", ironizó Revilla. Una debilidad que sus rivales políticos han potenciado durante los últimos días. Tanto Barbón como Revilla comparecieron junto a Raquel Sánchez este lunes en el ministerio, haciéndose cargo del "enfado" en sus territorios, sin ahorrar calificativos por el fiasco y trasladando su autoridad en Madrid. "No veníamos a comprar mentiras", aseguró Barbón para elevar el resultado de la reunión, dejando también clara la prioridad de los intereses de Asturias frente a las siglas porque "soy socialista desde los 17 años, pero asturiano desde que nací".

Más explícito incluso fue el presidente cántabro, quien tras criticar como "hilarantes" los primeros ceses (el jefe de Inspección y Tecnología de Vía de Adif y el responsable de Gestión de Material de Renfe), calificó las dimisiones conocidas este lunes antes del encuentro como una "voladura de parte del ministerio". Sin querer atribuírselas, al generalizar su petición de que "alguien tenía que pagar las consecuencias", añadió que "son dimisiones, no ceses, pero en política ya sabemos qué son las dimisiones". Raquel Sánchez se refirió en todo momento a dimisiones tras la puesta en marcha de una auditoría interna por lo sucedido y en esta línea Barbón mantuvo una mayor disciplina de partido al reiterar que "se nos ha comunicado que son dimisiones, no ceses".

La escueta nota del Ministerio de Transportes hacía referencia a que la ministra aceptó las dimisiones de la actual secretaria de Estado del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y anterior presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, y del presidente de Renfe, Isaías Taboas, a quienes habría trasladado "su reconocimiento y agradecimiento por el trabajo desempeñado en sus respectivos cargos". Tras esta confirmación, se informaba de que "el relevo permitirá poner en marcha un cambio con el que el ministerio quiere comenzar una nueva etapa tanto en la Secretaría de Estado del Mitma como en el operador ferroviario".

Desde Ferraz, aseguran que el barón socialista, que gobierna en solitario gracias a un pacto de investidura con IU, cuenta con una ventaja holgada para repetir en la presidencia tras las elecciones del 28-M. Sin embargo, la fragmentación a su izquierda es ahora mayor que en 2019 y sí pone en riesgo el bastón de mando en grandes ciudades. En Gijón, principalmente, donde los socialistas tuvieron unas primarias convulsas en las que se descabalgó a la actual alcaldesa, Ana González, y el candidato será Luis Manuel Floro. La división del espacio a la izquierda del PSOE también puede darle disgustos a Barbón. Más Asturies, la candidatura en este territorio del espacio liderado por Íñigo Errejón, prevé presentarse por primera vez a estos comicios, mientras que Podemos e IU lo seguirán haciendo por separado. Los morados, además, están sumidos en una guerra interna, con miembros de la candidatura elegida en primarias, como la líder del sector crítico Covadonga Tomé, expulsados de la candidatura por la dirección oficialista.

Demasiados frentes abiertos, incluso para un superviviente político como Pedro Sánchez. El presidente ha tomado las riendas de la crisis en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) por el fallo en el diseño de los trenes comprometidos a Asturias y Cantabria, cuyas dimensiones eran incompatibles para su circulación. Era el segundo examen al que se enfrentaba Raquel Sánchez tras el conflicto con los transportistas y había mucho en juego en un año electoral, según reconocen fuentes socialistas. A la presión del partido por el miedo a poner en riesgo los resultados en dos territorios clave hay que sumar el desgaste que supondría una investigación sobre la responsabilidad directa de la ministra.

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