Vox cree que la "trayectoria" de Tamames facilita el sí de PP y Cs a su moción de censura contra Pedro Sánchez

A mediados de diciembre, Vox anunció a bombo y platillo su intención de registrar en el Congreso una nueva moción de censura contra Pedro Sánchez. Motivos sobran, según el partido de Santiago Abascal, empezando por el intento de "autogolpe" en un Gobierno liderado por un "aprendiz de dictador". La iniciativa no termina de ver la luz, pero la formación ultraconservadora despejó este miércoles un importante avance: quiere al veterano exdiputado Ramón Tamames (Madrid, 1933) como candidato simbólico a la presidencia del Ejecutivo, con lo que el economista, de 89 años, subiría a la tribuna de la Cámara Baja a defender la moción frente a Sánchez.

Vox buscaba un candidato de consenso, independiente y apolítico, capaz de sacar del no a un buen puñado de sus señorías. Pero, sobre todo, "retratar" al presidente del Gobierno con un discurso que no proceda de Abascal y, por tanto, al que no se responda sistemáticamente con "insultos". Fuentes autorizadas del partido creen que el fichaje de Tamames, aún en proceso de negociación, otorga "respeto" a la iniciativa, desdeñada a derecha e izquierda por la ausencia de una mayoría parlamentaria suficiente y por el rotundo fracaso de la anterior moción de censura, de octubre de 2020, en la que hasta el PP votó en contra. "Lo que hablará será su trayectoria", celebran.

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Con esta maniobra, Santiago Abascal ve posible lograr atraer tanto a PP como a Ciudadanos al sí. El escenario ideal para el líder de Vox era que Alberto Núñez Feijóo se hubiese sumado a la propuesta e, incluso, que la liderase como jefe de la oposición. Pero el presidente popular se desmarcó desde un primer momento. Aseguró que no participaría ni en la confección de la moción, ni en su registro, ni en la búsqueda de un candidato. Eso sí, Génova no se opondrá. Decidirá entre la abstención y el sí a una propuesta condenada al fracaso, en función, dicen, del candidato final y de la propuesta que llegue a la Cámara Baja. La propuesta de Tamames, sin embargo, ha provocado más chanzas que alabanzas en las filas de los populares. En la dirección nacional se reafirman: "Ni compartimos la moción de censura, ni entendemos que se presente".

Vox podría tenerlo más fácil con Ciudadanos. El partido naranja ya se declaró favorable a impulsar una moción de censura en el Congreso, y aplaudió la iniciativa de Abascal en este sentido, hablando en los mismos términos que Vox sobre la necesidad de dar notoriedad mediática al "autogolpe" que, a su juicio, estaba preparando Sánchez. Fuentes del grupo parlamentario aseguraron entonces que el único requisito para respaldar la moción era que Abascal no fuese el candidato a la presidencia del Gobierno, pero Ciudadanos atraviesa en los últimos meses por un auténtico terremoto interno —con cambio de presidencia incluido—, por lo que la unidad de voto en el grupo no está garantizada.

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En cualquier caso, desde el partido ultraconservador aseguran que, en los próximos días, esperan poder abrir contactos tanto con PP como Ciudadanos, no solo para atraerles a la iniciativa, sino también para trabajar o compartir con ellos el esqueleto de la moción de censura que defenderá Ramón Tamames si acepta finalmente la mano tendida por Abascal. Como informó este diario, el líder de Vox ya contactó con Feijóo hace semanas para tantear su postura respecto a su próxima iniciativa. Y el líder del PP ya le contestó vía mensaje que no contase con él.

Antes de dar su respuesta definitiva, Feijóo ordenó a su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, que hiciese un sondeo rápido en el Congreso para tantear posibles apoyos a la iniciativa. Tan solo respondieron favorablemente el diputado de Foro Asturias, Isidro Martínez Oblanca, y los dos díscolos de UPN, Carlos García Adanero y Sergio Sayas. Se da la circunstancia de que los dos diputados firmaron un acuerdo con el PP hace pocas semanas para las autonómicas y municipales de Navarra. Feijóo, incluso, confió en Adanero como alcaldable de Pamplona, por lo que su sentido de voto se guiará probablemente por la tesis que marque Génova, aunque ninguno de los dirigentes navarros se ha afiliado aún al PP y seguirán en el Grupo Mixto. En el entorno de ambos, prefieren guardar silencio, al menos hasta que se registre la iniciativa.

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Vox insiste en que el objetivo de la moción debe ser "generar un debate" y denunciar la agenda "autoritaria" de Sánchez, con lo que minimizan la importancia de ganar o no la votación. Aseguran en la formación que, durante estos meses, Abascal ha conversado con "muchas personas" de "muy distintas sensibilidades" que le han aconsejado no solo en la búsqueda de un candidato, sino en el proceso de armar una moción con propuestas. La iniciativa no cuenta aún con fecha prevista de registro, por lo que se contempla el escenario de esperar a marzo para su debate, ya en plena precampaña de las elecciones del 28 de mayo.

Para Santiago Abascal, la avanzada edad de Tamames no es impedimento alguno para realizar un discurso "brillante" en sede parlamentaria. A juicio de Vox, se trata de un perfil idóneo para defender su iniciativa, a pesar de que su pasado político está lleno de singularidades. El también escritor nació en 1933 y comenzó su carrera política como activista estudiantil en la década de los cincuenta, para ingresar en el PCE en 1956, partido que llegó a representar en el Congreso de los Diputados entre 1977 y 1979.

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El nombre del expolítico, que también fue teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Madrid con el socialista Tierno Galván, formó parte de la conocida como lista de Armada durante el intento de golpe de Estado del 23-F, una especie de Gobierno de concentración que el general Alfonso Armada habría propuesto a Antonio Tejero de haber triunfado el asalto, y que incluía también a González, Fraga, Múgica o Peces Barba. Durante la Transición, Tamames ocupó también un papel protagonista en la confección de los Pactos de la Moncloa y, ya en 1985, pasó a formar parte de Izquierda Unida, partido que ayudó a fundar. Cuatro años después, lo abandonaría para unirse al Centro Democrático Social (CDS) de Adolfo Suárez.

Para Vox, "es difícil encontrar un nombre mejor" que le diga a Sánchez desde la tribuna las consecuencias de "entregar España a sus enemigos". En entrevistas recientes, como la que mantuvo el pasado verano con El Confidencial, el dirigente ya deslizó su aversión a la Ley de Memoria Democrática del PSOE pactada con Bildu; acusó a las fuerzas que sostienen al Ejecutivo de querer "cargarse el sistema", y renegó de la definición que a menudo hace el jefe del Ejecutivo sobre Vox, vinculándolo con la dictadura de Franco, un asesino según sus palabras. "Estamos en una situación antihistórica de aberración, y no precisamente porque yo defienda a Franco, al que combatí toda mi vida porque era un asesino", despachaba.