PP y Vox se abstendrán en el decreto anticrisis del Gobierno pese a tildarlo de "insuficiente"

El Partido Popular se abstendrá finalmente en la votación del decreto con medidas anticrisis que llega este martes al Congreso de los Diputados. Así lo ratifican fuentes de la dirección del grupo parlamentario, tras constatar la "nula" voluntad del Gobierno de negociar las propuestas que contiene la nueva norma. Génova ya avanzó en su momento que no se opondría a la tramitación del decreto, por contener algunas de las medidas que Alberto Núñez Feijóo lleva promoviendo varios meses, como la bajada del IVA de productos básicos de la cesta de la compra, pero ofreció votar a favor si el Ejecutivo accedía a abrir un canal de comunicación para engordar la normativa con otras propuestas de la cosecha de los populares.

Las mismas fuentes aseguran que el Grupo Popular recibió una llamada el pasado viernes de parte de la dirección socialista en el Congreso para comprobar cuál sería su sentido de voto al decreto, pero no para negociar sus iniciativas. "Es muy sencillo: el Gobierno no quiere y no ha querido nunca negociar nada con el PP", reiteran en la formación de Núñez Feijóo. La dirección de Génova emitió el pasado jueves un comunicado para denunciar cómo la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, había rechazado una propuesta formal del vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, para celebrar una reunión privada en la que abordar el decreto anticrisis del Ejecutivo.

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La Moncloa ofreció al PP acotar la negociación del texto económico dentro del ámbito parlamentario, pero como en otras muchas cuestiones, no hubo conversación alguna en ese sentido. Pese a esta circunstancia, Génova no votará en contra del tercer paquete de medidas anticrisis y seguirá con la hoja de ruta que ya emprendió el pasado mes de julio con el anterior decreto de protección social por el impacto económico de la guerra de Ucrania. Los populares creen que deben actuar con "prudencia" porque "no nos podemos oponer a nuestras propias medidas", pero reiteran que el último proyecto económico del Ejecutivo resulta "insuficiente".

En este sentido, el PP vinculaba pasar de la abstención al sí a que el Gobierno incorporase en el decreto al menos alguna de las propuestas de Feijóo, como extender la bajada del IVA a productos como la carne, el pescado o las conservas, que se han quedado fuera del manto normativo del Ejecutivo. La dirección de Génova insiste en implantar una medida con meses de antigüedad: la deflactación del IRPF para rentas inferiores a 40.000 euros, o que el cheque de 200 euros que propone la Moncloa se entregue de forma directa a los contribuyentes a través del impuesto de la renta. Feijóo pide también mantener la bonificación del combustible "al menos" para los trabajadores autónomos que utilicen su vehículo para realizar su actividad, así como a personas con rentas medias y bajas.

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Pero ninguna de estas iniciativas se verá reflejada en un decreto que, en principio, no corre peligro. La abstención del PP —y la de Ciudadanos y Vox, que en última instancia ha anunciado que tampoco se opondrá al trámite— permite al Gobierno de coalición sacar adelante su tercer paquete económico sin problemas, pues solo necesita mayoría simple —más síes que noes— para su convalidación. La estrategia de Génova tiene una lectura política, y es el intento de pinchar los esfuerzos de Sánchez por situar a Feijóo junto a Abascal en el "no a todo", alimentando el marco de una "oposición destructiva" contra la agenda social del Ejecutivo.

Los populares asumen que la Moncloa trata de neutralizar la etiqueta de hombre moderado del político gallego, que se empeña en mantener a flote la imagen de líder "transversal", un objetivo que implica distanciarse en la medida de lo posible de Santiago Abascal, sobre todo después del temporal que ha arreciado en los últimos días en las filas populares a cuenta del debate del aborto en Castilla y León.

Así las cosas, Sánchez encarará de forma satisfactoria la primera iniciativa importante del último año de legislatura, cuya votación se celebrará en plena polémica por la presión de los socios del Ejecutivo de ir más allá e intervenir los precios para contener la escalada de la inflación en la cesta de la compra, un extremo que el presidente del Gobierno no descarta si la rebaja del IVA no logra contener los precios de la alimentación.