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Moncloa se resiste a corregir la ley Montero por el rechazo de UP y pese a la presión interna
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CAMBIO DE DISCURSO

Moncloa se resiste a corregir la ley Montero por el rechazo de UP y pese a la presión interna

Sánchez da prioridad a mantener la estabilidad de la coalición y alejar cualquier amenaza de ruptura para reeditarse al frente de la Moncloa, frente a las voces de su partido que alertan del coste social de no reformar la ley

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante el pleno celebrado el pasado jueves en el Congreso de los Diputados. (EFE/Javier Lizon)
La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante el pleno celebrado el pasado jueves en el Congreso de los Diputados. (EFE/Javier Lizon)

El Gobierno mantiene en el aire la decisión sobre si reformar o no la ley del solo sí es sí como piden voces destacadas del PSOE y hasta ministros socialistas para evitar la revisión de sentencias a agresores sexuales. El rechazo frontal del ministerio de Igualdad, que dirige Irene Montero, a modificar el texto, sitúa a Pedro Sánchez en la disyuntiva de escuchar a las voces dentro de su partido que alertan sobre el coste social de no hacer nada o cerrar filas con la dirigente de Podemos para evitar una crisis en la coalición.

Para los morados es una línea roja tocar la ley estrella de Igualdad y cualquier movimiento en este sentido amenazaría con una ruptura. Desde este espacio ya se reconocen abiertamente los cálculos sobre el coste de quién asuma la decisión de romper. Como explicaba el fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, en una reciente entrevista su lectura interna en la organización "es que, una vez que entramos, hemos planteado que es mucho mejor que nos echen a que nos vayamos nosotros".

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, durante un pleno del Congreso. (EFE/Javier Lizón)

La presión por corregir la ley dentro del PSOE se ha realizado internamente, después de que Sánchez decidiese respaldar a Igualdad en esta polémica para intentar cerrar la crisis. Esa tregua, que provocó que tuviesen que matizar sus posiciones favorables a una reforma de la ley cargos como la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, o la titular de Igualdad y portavoz de Ferraz, Pilar Alegría, se ha roto en los últimos días. El presidente valenciano, Ximo Puig, volvía a insistir el pasado viernes en la necesidad de reformar la ley para evitar la rebaja de penas, mientras que la ministra de Defensa, Margarita Robles, un día después reconocía "lagunas" jurídicas en la norma para justificar su modificación.

La posición de Moncloa es reacia y se apuesta por ganar tiempo a la espera de nuevas sentencias del Tribunal Supremo que sienten jurisprudencia. A pesar de la primera revisión del alto tribunal en el caso Arandina asegurando que las penas a los agresores son menores con la actual ley, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, confiaba este martes en la unificación de doctrina y aplazaba cualquier decisión al contenido de las futuras revisiones de sentencias.

La posición marcada por la Moncloa, tras el cierre de filas de Sánchez con Igualdad, pasaba por esperar a que el Supremo sentase jurisprudencia confiando en que no rebajaría penas con la ley del solo sí es sí y que seguiría la orden dictada previamente por la Fiscalía. Eso sí, en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, se trataba de cambiar el discurso para hacer una nueva pedagogía y poner el foco en la parte de protección a las mujeres de la norma más allá del Código Penal. La titular de Justicia, Pilar Llop, ya defendió la pasada el espíritu de la nueva ley basada en el consentimiento. Un objetivo por el que ha asumido que obliga a "reajustar las penas".

Fuentes parlamentarias del PSOE apuestan por hacer cambios ante un desgaste que consideran que irá a más. De hecho, aseguran estar preparados para activar los cambios de forma urgente si, como desean, así se decide. La corrección se llevaría a cabo a través de una reforma que se limitaría a incluir una disposición transitoria única en la norma con el objetivo de frenar de urgencia el goteo de revisiones de sentencias. Desde Moncloa, en cambio, niegan el coste electoral de esta polémica, exhibiendo para ello las últimas encuestas.

Las tensiones entre Igualdad y el ala socialista del Gobierno y, sobre todo, el sector feminista del partido no han cesado pese al obligado cierre de filas en público. Incluso han ido a más, con el trasfondo del choque por la ley trans. El pasado miércoles, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, acabaron por estallar después de que la ministra morada acusase al PP de "promover la cultura de la violación".

El cabreo en las filas socialistas es sintomático y ha ido a más. EL conflicto entre los socios de coalición por la bandera feminista sigue recrudeciéndose, con el cierre en falso por la ley del solo sí es sí y la falta de acuerdo para desbloquear la ley trans, pero también por el cansancio por la protección que Igualdad recibe directamente de la Moncloa.

En esta línea, no han pasado desapercibidos los guiños a Irene Montero por parte del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien participó con un vídeo en el acto de respaldo a sus políticas organizado el pasado sábado por Podemos, así como de la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, quien en un acto institucional del 25-N se dirigió a la ministra para cerrar filas por la "violencia política" a la que estaría sometida. Sánchez de momento se resisten a escuchar las voces dentro de su partido que reclaman un cambio de la ley y da prioridad a mantener la estabilidad de la coalición y alejar cualquier amenaza de ruptura para reeditarse al frente de la Moncloa.

El Gobierno mantiene en el aire la decisión sobre si reformar o no la ley del solo sí es sí como piden voces destacadas del PSOE y hasta ministros socialistas para evitar la revisión de sentencias a agresores sexuales. El rechazo frontal del ministerio de Igualdad, que dirige Irene Montero, a modificar el texto, sitúa a Pedro Sánchez en la disyuntiva de escuchar a las voces dentro de su partido que alertan sobre el coste social de no hacer nada o cerrar filas con la dirigente de Podemos para evitar una crisis en la coalición.

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