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El PP intenta limitar el "excesivo" protagonismo de Sánchez en el Senado
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Incomodidad en Génova

El PP intenta limitar el "excesivo" protagonismo de Sánchez en el Senado

Los populares solicitarán a la Cámara Alta que acote las comparecencias extraordinarias del presidente. Asumen que lleva "ventaja" sobre Feijóo por diseñar plenos "a la carta"

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), observa a Alberto Núñez Feijóo durante un pleno en el Senado. (EFE/Fernando Alvarado)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), observa a Alberto Núñez Feijóo durante un pleno en el Senado. (EFE/Fernando Alvarado)
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Desde su aterrizaje en Madrid el pasado mes de abril, Alberto Núñez Feijóo ha protagonizado tres duelos parlamentarios con Pedro Sánchez. El Senado se ha convertido en el ring de combate, ya que el jefe de la oposición, que no tiene acta como diputado, no puede acudir al Congreso más que como invitado. En la Cámara Alta, el presidente del Gobierno solo se ha sometido a una sesión de control en siete meses, la que enfrentó por primera vez a los dos grandes líderes políticos el pasado 7 de junio. El PP enseguida quiso más, y presionó para celebrar un auténtico debate en el que ambos líderes tuviesen oportunidad —y tiempo— de confrontar sus modelos políticos. Aupado por el espaldarazo de Bruselas a su plan energético, Sánchez recogió el guante. En 40 días, el socialista ha protagonizado dos comparecencias extraordinarias en el Senado. Pero el malestar en el PP es, si cabe, mayor que cuando el jefe del Ejecutivo ni siquiera hacía acto de presencia.

Génova acusa a la Moncloa de diseñar plenos "a la carta" para su líder. El registro de comparecencias a petición propia tiene "muchas ventajas" para el Ejecutivo, desde la elección de los temas hasta el control de los tiempos, por no mencionar que, a diferencia de lo que ocurre en el Congreso, este formato anula las preguntas del control al Gobierno en la Cámara Alta. Los populares quieren limitar ese "excesivo" protagonismo de Sánchez que, según señalan en el partido, "le ha cogido el gusto a saltarse el reglamento". De hecho, el primer partido de la oposición, comandado en el Senado por Javier Maroto, prevé elevar una petición en la Junta de Portavoces para que Sánchez "no abuse" del formato extraordinario y esquive así las sesiones de control en la Cámara de representación territorial.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Chema Moya) Opinión
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Antes del último cara a cara, el PP ya solicitó al presidente del Senado, el socialista Ander Gil, que ampliase el tiempo de intervención del líder de la oposición para poder debatir "de igual a igual" con Sánchez, pero la petición fue desestimada. Sánchez puede intervenir todo el tiempo que desee, tanto en el primer discurso como en los alegatos posteriores, mientras que Feijóo solo cuenta con 20 minutos para la réplica y contrarréplica al presidente del Gobierno. En el debate de septiembre, el socialista empleó dos horas, mientras que en el de octubre el Gobierno 'pulió' esa descompensación, que quedó en 108 minutos por los 32 que empleó el líder del PP. Según fuentes de la Moncloa, el presidente del Senado dio más cancha al líder de la oposición el pasado 18 de octubre para no alimentar el relato "victimista" de Génova.

Fuentes de Génova creen más justo que el careo entre Sánchez y Feijóo se limite al formato del control, en el que los dos dirigentes cuentan con siete minutos para rebatir ideas. En las filas populares reconocen que el presidente del Gobierno se encuentra mucho más cómodo en sus comparecencias a petición propia que Feijóo, con un discurso mucho más encorsetado. El mensaje que mueven en el PP es que Sánchez perdió su primer careo con Feijóo y, desde entonces, quiso "jugar con ventaja". Asumen también con cierta resignación que Sánchez volverá al Senado con el formato extraordinario porque le favorece, un escenario que la Moncloa tampoco descarta.

"Las veces que ustedes piden que comparezca en el Senado y en el Congreso y luego no paran de hablar. No me escuchan", retrató un irónico Sánchez el pasado martes. El líder del PP, por su parte, utilizó un tono mucho más hostil que en careos anteriores e hizo numerosas referencias a la falta de tiempo para ahondar en su modelo de gestión. Tras el debate, en las filas gubernamentales reiteraban el "nerviosismo" del popular, mientras que en el PP las quejas se imponían al triunfalismo.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño (i), durante el debate. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño (i), durante el debate. (EFE)

Ante la clara estrategia de un Sánchez crecido que busca la confrontación directa con Feijóo, los recelos en Génova se disparan mientras sectores del partido observan ciertas inconsistencias en el discurso del líder popular derivadas de una excesiva exposición mediática de la que el Gobierno saca provecho. Es el mismo sentir que resumió Ignacio Varela en estas páginas, con la premisa de que aunque Sánchez cuadruplicó en tiempo a su rival, "si le hubieran dado media hora más para ponerlo a prueba, lo habrían puesto en un apuro".

"Cuanto mayor sea su nivel de exposición, más riesgo tiene de cometer errores", analiza Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. "En ocasiones [Feijóo] se expone innecesariamente a cuestiones que le pueden generar un desgaste. Por eso el Gobierno le arrastra todo el rato al foco. El PSOE necesita cerrar transferencias de voto al PP, y eso pasa por la erosión de la percepción de competencia de Feijóo", subraya.

Foto: Sánchez se reúne con Feijóo en la Moncloa. (EFE/Sergio Pérez)

El hecho de que el PP vaya a quejarse formalmente en la Cámara Alta por los "abusos" de Sánchez denota un intento del partido por proteger a su líder de las consecuencias de un excesivo careo con el presidente del Gobierno, en el que es este el que tiene la palanca de mando. Aún colea en el ambiente el error que cometió Núñez Feijóo durante el primer duelo dialéctico con el socialista en el Senado, cuando confundió el tipo de interés con la prima de riesgo, lo que provocó que el Ejecutivo saliese en tromba contra un líder de la oposición que ha convertido la economía en su estandarte político.

El espaldarazo comunitario a Sánchez tampoco ayuda a Feijóo, especialmente en lo relativo a la excepción ibérica, un plan que cuenta con el visto bueno de la Comisión Europea y que el PP ha situado en el centro de la confrontación con el Ejecutivo. Durante su visita a Bruselas el pasado jueves, el líder del PP reiteró su apoyo a extender el plan a todos los países de la Unión y aseveró, horas después de reunirse con Ursula von der Leyen, que nunca había tildado de "timo ibérico" al mecanismo para limitar el precio del gas en España y Portugal, aunque es una expresión reiterada por sus compañeros de partido.

El pasado viernes, Génova aclaró a través de un comunicado que no rechaza la implantación del mecanismo en todos los países comunitarios, pero sí considera que la mencionada excepción ibérica perjudica a los ciudadanos españoles, "que han visto cómo ha subido su factura a causa de la compensación", y "subvenciona a consumidores franceses que ya pagaban menos por el gas que nosotros".

"El perfil que quiere adoptar Feijóo es el de apelar a la solvencia económica para resolver la crisis que han generado otros. Es lo que les ha funcionado en el pasado. Apelan al voto racional más que al voto emocional. El PP solo tiene una estrategia ganadora, mientras el PSOE busca los flancos débiles de esa gestión e insiste en descabalar esa imagen de solvencia", observa el analista Ignacio Torreblanca. Sánchez "trata de mostrar continuamente que Feijóo no conoce los temas, que confunde las cifras, que se atasca en las frases o que se repite mucho. Busca transmitir la idea de que no es tan riguroso, porque es su principal baza política. Y al final lo único que importa es lo que proyectas, y no tanto lo que eres", sentencia Simón.

Desde su aterrizaje en Madrid el pasado mes de abril, Alberto Núñez Feijóo ha protagonizado tres duelos parlamentarios con Pedro Sánchez. El Senado se ha convertido en el ring de combate, ya que el jefe de la oposición, que no tiene acta como diputado, no puede acudir al Congreso más que como invitado. En la Cámara Alta, el presidente del Gobierno solo se ha sometido a una sesión de control en siete meses, la que enfrentó por primera vez a los dos grandes líderes políticos el pasado 7 de junio. El PP enseguida quiso más, y presionó para celebrar un auténtico debate en el que ambos líderes tuviesen oportunidad —y tiempo— de confrontar sus modelos políticos. Aupado por el espaldarazo de Bruselas a su plan energético, Sánchez recogió el guante. En 40 días, el socialista ha protagonizado dos comparecencias extraordinarias en el Senado. Pero el malestar en el PP es, si cabe, mayor que cuando el jefe del Ejecutivo ni siquiera hacía acto de presencia.

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