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Sánchez y Feijóo blindan el pacto para el CGPJ en un cara a cara de trámite
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Segundo debate en el Senado

Sánchez y Feijóo blindan el pacto para el CGPJ en un cara a cara de trámite

El jefe del Ejecutivo moderó el tono y buscó un perfil más presidencial con un sinfín de datos. El líder del PP fue duro para marcar distancias y escenificar que solo habrá acuerdo en Justicia

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)
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El debate en el Senado fue para Pedro Sánchez una enmienda a la totalidad del primer cara a cara que tuvo hace un mes con Alberto Núñez Feijóo. Rebajó el tono y contuvo las formas en busca de un bien mayor: blindar el pacto para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Los interlocutores, Félix Bolaños y Esteban González Pons, estuvieron reunidos este martes para cerrar “algún resquicio”. Los mensajes que llegan de uno y otro lado son optimistas, a falta de entrar de lleno en los nombres, según reconocen fuentes cercanas a la negociación. El tema solo se mencionó una vez. Lo hizo el presidente a modo de aviso o de justificación, de por qué esta vez no bajaría al barro: “Parece que podemos llegar a un acuerdo en el CGPJ y en aras de ese acuerdo, creo que es relevante que lo dejemos a un lado”. El gallego ni entró.

Pese a que acusó a Feijóo de “usar bulos”, “calculada ambigüedad” e “indefinición”, Sánchez huyó de los errores de la anterior cita. Buscó su perfil presidencial con un relato de las medidas llevadas a cabo por el Gobierno. Reconoció que el escenario es de “extrema incertidumbre”, pero se regocijó en los datos que avalan su gestión. Una suerte de cifras que, según le afeó después el líder de la oposición, no cuadran con las de organismos como el FMI o la AIReF. La Moncloa ha optado por la pedagogía de la repetición para hacer llegar a los ciudadanos la acción del Ejecutivo, que, según las encuestas, valoran, pero que no se traducen en votos.

El cruce de datos fue la parte más tensa entre los protagonistas, que parecían estar hablando de países diferentes. El presidente del Gobierno insistió en erigirse en valedor de los desfavorecidos frente al neoliberalismo descarnado del PP. Garantizó que todos los recursos del Estado irán a proteger a "las clases medias y trabajadoras", a diferencia de lo que hicieron los populares en la crisis financiera. Nada que no hubiera dicho ya en el Congreso. Volvió a centrar su mensaje en los votantes de izquierdas y evitó abrir el plano, como viene haciendo desde el debate sobre el estado de la nación.

La bancada socialista aplaudía con fervor, pese a que no hubo ni un solo anuncio. Jaleó el presidente a los suyos con la felicitación expresa a “tres mujeres”. Las tres vicepresidentas. El apoyo a Yolanda Díaz sonaba a recado para Podemos tras la nueva crisis abierta con los morados a cuenta de la ley trans. En el PSOE ya han descontado que Pablo Iglesias acabará “tarde o temprano” sacando a Ione Belarra e Irene Montero del Ejecutivo para marcar perfil propio de cara a las citas electorales y ante la ministra de Trabajo.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado) Opinión
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Feijóo también tenía en la cabeza el acuerdo en la Justicia. En su caso, la estrategia pasaba por evitar la imagen de compadreo con Sánchez. Salió más duro que el pasado 6 de septiembre y le devolvió al presidente la famosa frase de “insolvencia o mala fe” para acusarle de “gobernar con mentiras”. El gallego estuvo más cómodo que la vez anterior. Se creció en el discurso y fue duro al desmontar la radiografía económica de Sánchez, al que pidió retirar los presupuestos del Congreso por estar hechos con previsiones desfasadas. La agresividad estaba medida. El equipo del presidente del PP dejaba claro que pactar el CGPJ no supone dar cancha al presidente en la economía. Los populares empiezan a ponerse paños calientes ante las críticas que vendrán por caer en el 'intercambio de cromos'.

Nada era casual en el Senado. Tampoco la benevolencia en los tiempos del presidente de la Cámara, Ander Gil, que fue mucho más flexible. Esta vez no había luz roja cada vez que Feijóo excedía su tiempo. Aun así, Sánchez intervino durante 110 minutos, frente a los 32 de los que dispuso el líder popular. El PP había solicitado formalmente que se le concediesen cinco minutos más de lo que marca el reglamento. Se lo negaron, pero en la práctica sí hubo 'ajustes'. La Moncloa reconocía en privado que el desequilibrio contribuye a “victimizar” al adversario.

Tanto en el PSOE como en el PP había satisfacción con los 'jefes' en general. En los socialistas, el desasosiego llega ante la reflexión de que este tipo de debates no moviliza el voto. Tampoco acaban de ver que Sánchez sea capaz de 'noquear' a un Feijóo que, como se vio ante la batería de preguntas del presidente, no va a abandonar su ambigüedad gallega. En las filas populares reconocen que el líder ha tenido que “emplearse a fondo”, pero que va cogiendo tablas. “Aún le cuesta dejar el personaje de presidente de la Xunta”, bromea un senador. En algo coinciden los dos bandos: “Ya estamos en campaña electoral”.

El debate en el Senado fue para Pedro Sánchez una enmienda a la totalidad del primer cara a cara que tuvo hace un mes con Alberto Núñez Feijóo. Rebajó el tono y contuvo las formas en busca de un bien mayor: blindar el pacto para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Los interlocutores, Félix Bolaños y Esteban González Pons, estuvieron reunidos este martes para cerrar “algún resquicio”. Los mensajes que llegan de uno y otro lado son optimistas, a falta de entrar de lleno en los nombres, según reconocen fuentes cercanas a la negociación. El tema solo se mencionó una vez. Lo hizo el presidente a modo de aviso o de justificación, de por qué esta vez no bajaría al barro: “Parece que podemos llegar a un acuerdo en el CGPJ y en aras de ese acuerdo, creo que es relevante que lo dejemos a un lado”. El gallego ni entró.

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