Salvar al preso Josué: un opositor español en una cárcel de Cuba pide ayuda a Sánchez

Mario Josué Prieto Ricardo es un disidente cubano español recluido en una cárcel de Holguín, una provincia al este de la isla. Con apenas 27 años, comparte celda con otros reclusos desde que fue arrestado por las protestas de la oposición al Gobierno del 11 de julio de 2021, las más contundentes en un cuarto de siglo en el país. El Tribunal Supremo le ha impuesto una condena de 12 años de prisión. Tanto él como su familia piden la ayuda de las autoridades del Gobierno de Pedro Sánchez para sacarle de ese agujero, de momento sin éxito.

La tragedia de Josué no se limita a la reclusión en un penal en condiciones infrahumanas. Padece problemas mentales desde la niñez que solo se mitigan con medicación y la cárcel de Holguín no es precisamente una farmacia, según denuncian sus familiares. Tiene trastorno de personalidad emocionalmente inestable, funcionamiento neurótico y riesgo suicida. Durante su cautiverio, le han detectado los síntomas de lo que parece una esclerosis múltiple. Se encuentran a la espera de una prueba definitiva cuyos resultados conocerán próximamente.

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"Ya no es que lo diga, es que hay que verlo para creerlo. No hay palabras para describir la delgadez de mi hijo", dice Niurka, su madre. Las últimas fotos tomadas al preso aprovechando un traslado al hospital atestiguan su aspecto débil. Ella ha podido ir a verle varias veces al penal. También tiene imágenes de las sábanas que usa allí, con manchas de sangre por los chinches.

La familia Prieto Ricardo atiende a El Confidencial por videollamada de WhatsApp. La pantalla se parte en cuatro ventanas. En una está Niurka, que no es capaz de hablar sin romper a llorar. A su lado escuchan en silencio con la mirada fija en el suelo su marido, Mario, y la novia del joven. En otra ventana comparece Yanira Monteiro, de la asociación Cuba Demanda, quien trata de prestar el apoyo de la disidencia a su lucha. Completa el mosaico Emmanuel Oliva Díaz, el abogado al que la familia ha confiado los trámites ante el Gobierno en Madrid.

Mario Josué usó su pasaporte español para abandonar la isla e iniciar una nueva vida en Estados Unidos. Se estableció en el estado de Virginia junto a su hermana, pero durante su estancia allí a ella le diagnosticaron cáncer y falleció. Eso provocó una depresión en Mario Josué Prieto y regresó a la isla justo antes de la pandemia para estar con sus padres. Todo esto aplazó el sueño de ahorrar para comprar algún día una casa en España donde juntarse todos, en el país del que es originaria la familia. Los años en Estados Unidos —y concretamente en el estado donde tiene su sede la CIA— han servido de argumento al Gobierno cubano para relacionar a Mario Josué con injerencias externas.

El Ministerio de Exteriores no es ajeno a la situación. Un portavoz del departamento que dirige José Manuel Albares confirma a este periódico las gestiones, hasta ahora infructuosas, para sacar de la cárcel a este veinteañero con pasaporte español. “La embajada y el consulado general de España en La Habana han venido siguiendo el caso de Mario Josué Prieto, y realizando gestiones ante las autoridades cubanas para aliviar la situación en prisión del señor Prieto”, dice.

España: "La embajada y el consulado en La Habana han venido siguiendo el caso"

De la respuesta se aprecia la telaraña judicial y diplomática en la que se ve atrapado el caso: “El señor Prieto, además de la nacionalidad española, tiene la nacionalidad cubana y, por tanto, no es posible prestar la habitual asistencia al detenido, dado que la Constitución cubana (art. 36) señala que ‘los ciudadanos cubanos, mientras se encuentren en territorio nacional (…) no pueden hacer uso de una nacionalidad extranjera”. En sus contactos con la familia, la embajada “le ha expuesto las dificultades y enormes limitaciones que presenta el realizar gestiones sobre el caso debido a su nacionalidad cubana”. A pesar de ello, ni en La Habana ni en Madrid tiran la toalla.

Otras opciones

La pelea de Mario Josué ha entrado en una nueva fase impulsada por su nuevo abogado. La historia de este letrado sirve para medir los lazos de solidaridad que construye la disidencia cubana a ambos lados del Atlántico. Este letrado nació en la isla y con 13 años llegó a España. Su abuelo estuvo años preso en una cárcel castrista y ahora ha decidido cobrarse una deuda vital a través de Mario Josué Prieto. Descubrió su caso navegando por internet entre los múltiples portales con los que cuenta la oposición, en su mayoría gestionados por exiliados fuera de la isla.

“He tocado todas las puertas”, dice el abogado. Trabaja sobre un plan con varias posibilidades. Cree que España podría hacer más de lo que dice, empezando por interceder ante La Habana para que le otorguen un poder para pleitos que activaría la vía diplomática. Baraja un traslado a una cárcel española en virtud de los convenios firmados entre España y Cuba.

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Otra opción es que Mario Josué renuncie a su nacionalidad cubana y así sortear el principal escollo para Exteriores. En este punto, admite que si bien eso es una posibilidad en las leyes cubanas, no está desarrollado qué sucede después y la resolución, por tanto, podría demorarse años. Otra vía a largo plazo sería acudir al Defensor del Pueblo de España para que presentara un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional atendiendo a que se están vulnerando los derechos de un ciudadano español. El siguiente paso ya serían el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo y la Corte Interamericana de Derechos Constitucionales.

Tanto él como sus allegados alegan que Mario Josué no integraba ningún grupo político organizado. No niegan, eso sí, problemas anteriores con las autoridades locales por protestas en plena calle, ya fuese por la demora en una cola para adquirir alimentos o la intervención de los CDR (comités de defensa de la Revolución), presentes en cada barrio cubano. La activista de Cuba Demanda insiste en dejar claro que Mario Josué es un preso político, aunque no formase parte de ninguna plataforma.

La sentencia que le ha condenado a 12 años de prisión —saldría casi con 40 años de edad— la dictó el Tribunal Supremo el 26 de mayo. Un tribunal compuesto por cinco jueces de la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado despachó en 16 folios el futuro de 13 presos. Habían sido condenados por un delito de sedición por un tribunal de Holguín. A Mario Josué le impusieron inicialmente 17 años de prisión. En su defensa alegó que nadie había sido capaz de identificar a las personas que presuntamente les convocaron ya fuera dentro o fuera de la isla para participar en las protestas. Todos insistieron en que acudieron a título individual y que ni siquiera se conocían entre ellos.

Las protestas se extendieron entre el 11 y el 17 de julio en toda Cuba. Se considera la reacción popular más potente desde el llamado ‘Maleconazo’ de 1994. Con la crisis del covid como detonante, miles de personas se echaron a la calle en contra del Gobierno de Miguel Díaz Canel, sucesor de los hermanos Fidel y Raúl Castro, en el poder desde la revolución de 1959. Las consignas eran contra el sistema comunista y en ellas participaron músicos y jóvenes cubanos que replicaban el lema nacional 'Patria o muerte' por el de 'Patria y vida'. Grupos en defensa de los derechos humanos denunciaron decenas de detenciones y desapariciones en todo el país.

Mario Josué y el resto de procesados argumentaron en sus recursos que su condena no detalla los hechos concretos de los que se le acusa a cada uno. Sin embargo, los jueces dicen que en sus teléfonos móviles incautados “existían conversaciones e imágenes del desarrollo de estos ilícitos acontecimientos”. La sentencia dice que “emplearon violencia física contra agentes del orden y trabajadores que intentaban disuadirlos e impedir que arribaran al interior del Gobierno y Partido, al punto de lesionarlos y dañar los bienes ubicados en esos lugares (...) con sus actos demostraron el propósito común de subvertir el orden constitucional del país”.

A pesar de todo, los jueces aceptaron rebajar cinco años la pena de cárcel para el joven cubano español por "los diagnósticos de enfermedades que poseen, el primero por riesgo suicida, dado un trastorno de personalidad emocionalmente inestable''. La familia de Mario Josué admite que ha protagonizado varios intentos de suicidio y temen que el próximo pueda ser el definitivo en prisión.