Espadas en alto en el CGPJ por la sucesión de Carlos Lesmes

Carlos Lesmes aún no ha dimitido y su sucesión ya ha comenzado a generar un cisma importante en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Se está gestando en estos días la primera gran crisis de funcionamiento de la etapa posterior al cese que el actual presidente del Supremo y el CGPJ ha anunciado en repetidas ocasiones. El conflicto está relacionado con su sustitución. Mientras que Lesmes defiende que sea automática y recaiga en el presidente de la Sala Civil del Tribunal Supremo, Francisco Marín, un número considerable de vocales se opone a este criterio. Consideran, además, que existen "presiones" para que acepten esta interpretación.

La discrepancia comenzó hace días. Lesmes decidió solicitar un informe a su gabinete técnico para que se determinara quién debía presidir en su lugar tanto el Tribunal Supremo como el CGPJ. Mientras que el recambio en la jefatura del TS está claro, regulado por ley, y corresponde sin lugar a dudas a Marín, no sucede lo mismo con la dirección del Consejo donde, para determinar quién pasaría a ser presidente, es necesario interpretar la legislación y la jurisprudencia existentes. Las valoraciones difieren.

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Lesmes y su gabinete técnico defienden que tanto la Constitución como la Ley Orgánica del Poder Judicial conciben la presidencia del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial "como una titularidad conjunta e indisociable" que, por tanto, no puede ser ocupada por personas distintas. Concluyen así que Marín debe dirigir, de manera provisional y hasta que se renueve el órgano, las dos instituciones.

Sin embargo, muchos vocales no comparten este criterio y creen que la presidencia del Consejo es independiente a la del TS y la responsabilidad de la decisión recae, en exclusiva, en ellos. "Al presidente del Consejo lo eligen los vocales", repiten constantemente. Consideran que, al menos de momento, la vacante debería quedar cubierta por el vocal de más edad, que es el progresista Rafael Mozo. Extraen esta interpretación del artículo de la LOPJ que especifica que es este vocal quien preside el pleno constitutivo cuando se forma un nuevo Consejo.

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Hay otro punto de preocupación. En el mismo informe de la discordia —que creó malestar desde el inicio porque los miembros del CGPJ se enteraron de su existencia por la prensa—, se indica que la sustitución del presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial tiene lugar "ope legis' y de manera automática" sin necesidad de acto o acuerdo alguno. Fuentes consultadas ven esta previsión como una "imposición intolerable" y un intento de que acepten sin protestar. "Marín no presidirá el Consejo", llegan a decir algunos.

Sea por la sucesión o por la propia dimisión, el único tema de debate en estos días en el CGPJ es la salida de Lesmes. Prácticamente todos la consideran inminente y la sitúan a finales de esta semana. Con el aliento y la actividad contenida por esta circunstancia, nadie apuesta por qué se produzcan avances en la otra cuestión que ocupa al órgano desde hace semanas: la elección de dos miembros del Tribunal Constitucional.

Sin perspectivas para el TC

Este mismo miércoles está previsto un contacto entre los negociadores designados por los dos sectores, progresista y conservador. Lo acordado es que, si en este encuentro se comprueba que hay consenso suficiente sobre dos nombres, es decir, que dos candidatos pueden recabar 12 votos, se celebrará un pleno extraordinario el jueves día 6. Nada indica que algo así vaya a suceder. La última esperanza del Gobierno es que Lesmes cumpla con el compromiso que les trasladó y logre reunir apoyos suficientes en el último minuto.

No obstante, el grupo de ocho vocales que desde un inicio se resistió a acatar sin más el plan del Ejecutivo para el TC sigue decidido de forma unánime a no designar de momento. Tras fijar en la noche de este martes su postura común, exigirán a la contraparte más tiempo y un candidato único para su valoración, informan fuentes jurídicas.

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Mientras todo esto sucede, ni las advertencias del comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, sobre la urgencia para la renovación y para el cambio de modelo de elección, ni la amenaza de dimisión de Lesmes han provocado reacción alguna en el Gobierno y en el PP, que siguen sin dar señales de querer reunirse para alcanzar un pacto. La sensación de la carrera es que tanto socialistas como populares prefieren dejar caer al presidente.