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Arrimadas propone cambiar el nombre y el color a Ciudadanos para salvar el proyecto
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"REFUNDACIÓN" DEL PARTIDO

Arrimadas propone cambiar el nombre y el color a Ciudadanos para salvar el proyecto

Los liberales quieren dar carpetazo definitivo a una marca "muy quemada" para no firmar su certificado de defunción. La presidenta someterá su liderazgo al refrendo de las bases, pero descarta un congreso extraordinario en el corto plazo

Foto: La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE/Nacho Gallego)
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE/Nacho Gallego)
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Ciudadanos afronta este lunes dos reuniones clave para definir los pasos que determinarán si tiene o no futuro. Y no serán fáciles para Inés Arrimadas. Numerosos dirigentes y cargos territoriales del partido acudirán al 253 de la calle Alcalá de Madrid con el cuchillo entre los dientes. Desaparecer también en Andalucía —los naranjas han pasado de 21 diputados a 0— ha alimentado un amplio clamor interno que pide un congreso extraordinario cuanto antes para cambiar de liderazgo y darle una oportunidad al proyecto. Pero, por el momento, "abrir el partido en canal" en mitad de la peor crisis de la formación no es un escenario que esté encima de la mesa. Inés Arrimadas planea resistir, pero se compromete a cambio a emprender una "renovación profunda" para insuflar oxígeno a la formación y sobrevivir al próximo ciclo electoral.

La cúpula nacional no cierra la puerta a ningún escenario y la dirección de Arrimadas estudia incluso promover cambios en la denominación y en el color del partido. El naranja es la seña de identidad de la formación que fundó Albert Rivera hace casi 16 años en Cataluña, pero la concatenación de fracasos electorales en los últimos dos años ha terminado convirtiendo a la marca en un lastre. "Un 'rebranding' sería muy positivo", reconocen fuentes del comité permanente del partido, que apuntan a que podría servir como revulsivo para una organización en proceso de reinventarse.

Foto: Vista de la fachada de la sede de Ciudadanos en Madrid. (EFE/Mariscal)

Se trata de una opción que ya sobrevoló Ciudadanos hace un año, durante una convención nacional que el partido celebró para tratar de reponerse del duro revés que había sufrido en los dos procesos electorales de 2021. En Cataluña, cuna política de la formación, pasaron de 36 a 6 diputados. En la Comunidad de Madrid desaparecieron por completo, unas elecciones que se celebraron a consecuencia de la fallida moción de censura que intentaron junto al PSOE en Murcia, y que también les borró del mapa en esa comunidad. Aunque sí se acordó explotar la etiqueta de 'Liberales' como nueva seña de identidad, la idea de un cambio de marca se desechó. Y las conclusiones de aquel cónclave, en el que se defendió la "autonomía" del proyecto liberal frente al PP, no sirvieron para levantar las perspectivas de los naranjas.

Ciudadanos intentó nadar a contracorriente, pero terminó muriendo en la orilla. El partido se precipitó al vacío primero en Castilla y León: solo se salvó el escaño de Francisco Igea. Y la escabechina fue total en Andalucía, donde Juan Marín presentó su dimisión tan pronto como se conocieron los resultados. Esta vez, Arrimadas presentará a los suyos tanto una propuesta de renovación estética como de nombre —un proceso que está siendo revisado junto a miembros de los partidos liberales europeos para conocer su experiencia—, así como un conjunto de iniciativas en materia programática para su "rearme ideológico". La cúpula naranja plantea incluso presentarse a próximos procesos electorales bajo el paraguas de una plataforma electoral, un modelo menos encorsetado y dinámico para acercar las ideas de los liberales a la sociedad civil.

Ciudadanos quiere dar carpetazo definitivo a su marca: "Está muy quemada"

El partido se propone dar carpetazo definitivo a la 'marca Ciudadanos'. "Está muy quemada", reconoció esta semana Edmundo Bal, uno de los soldados de la guardia pretoriana que protege a Inés Arrimadas. Los liberales trabajarán también en una serie de consultas ciudadanas por España inspiradas en el proceso que siguió Emmanuel Macron en Francia y redoblarán su apuesta por el municipalismo, amplificando su presencia en enclaves locales y provinciales donde los naranjas han tenido especial fuerza en anteriores citas electorales. Arrimadas no cierra la puerta a que las bases puedan decidir sobre su liderazgo, pero en su entorno defienden que no es un debate que deba abordarse de forma inmediata. "Ahora hay otras prioridades", sostienen.

"Quiero ser la primera en reconocer errores propios y en aceptar que ni yo ni el conjunto de la dirección de Ciudadanos estamos consiguiendo hacer remontar este partido. La situación es tan grave que requiere un cambio radical", escribía Inés Arrimadas en una carta de autocrítica que envió a las bases esta semana. El partido se abre a las propuestas de los afiliados para remontar "entre todos" el proyecto, con la máxima de que cualquier solución debe pasar por preservar y reimpulsar el espacio liberal y de centro en España. Ciudadanos ya comenzó a desangrarse cuando Pablo Casado seguía al frente del PP, pero el aterrizaje de Alberto Núñez Feijóo en Génova, que ha hecho de la "moderación" y de la "centralidad" su estandarte político, ha ahogado por completo la perspectiva de los naranjas.

Inés Arrimadas tratará de capear la marejada interna que previsiblemente se encontrará este lunes durante la reunión de la ejecutiva ampliada del partido. Por la tarde también se han dado cita los 125 miembros del Consejo General de Ciudadanos que, entre otros asuntos, aprobarán un nuevo documento con las previsiones económicas del partido para el próximo ejercicio. El mismo órgano se reunió el pasado mes de diciembre para el mismo cometido, pero todo apunta a que la formación deberá apretarse el cinturón y ajustar sus gastos ante los últimos varapalos electorales: la desaparición en Castilla y León y Andalucía costará al partido casi 2,5 millones de euros.

Foto: La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. (EFE/Rodrigo Jiménez)
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Como publicó El Confidencial, Ciudadanos reanudará la estrategia de cerrar todas sus sedes provinciales y locales, salvo contadas excepciones, para recortar gastos que la progresiva desaparición territorial ha convertido en prescindibles. A lo que se aferrarán los liberales es a su 'coloso' ubicado junto a la madrileña plaza de toros de Las Ventas, un edificio que les cuesta unos 30.000 euros mensuales y que se ha convertido en símbolo de mejores tiempos. Muchos de los despachos de los 2.500 metros cuadrados que componen la joya de la corona naranja se han quedado vacíos. Pero para muchos en el partido, prescindir de su sede nacional sería el equivalente a reconocer que Ciudadanos ha firmado definitivamente su certificado de defunción.

Fuerte marejada interna

Aunque el proceso se estima largo y costoso, Inés Arrimadas quiere que la reunión de este lunes sirva para calmar la fuerte marejada interna y poder ser ella quien pilote el proceso de reparación de Ciudadanos. No será fácil. Muchas voces del partido, incluso dirigentes que se sientan en el entendido como núcleo duro de la dirigente, insisten en que la formación solo tiene una solución posible: que Arrimadas y el resto de la ejecutiva dé un paso al lado. La tesis que sobrevuela en las filas de los liberales es que esa renovación estructural "no puede esperar", y debe ejecutarse antes de abordar otras cuestiones como un cambio de nombre. "La marca por sí sola no hace las cosas bien o mal. Son las personas", insisten.

Las fuentes consultadas coinciden en que cualquier plan para tratar de reflotar el proyecto "nace muerto si no hay cambios de calado" en la dirección del partido que mande "un mensaje de renovación real" a la ciudadanía. "La gente ya no confía en Inés Arrimadas", insisten fuentes bien posicionadas de Ciudadanos. "Aún queda un año para buscar nuevas caras y rehacer todo desde cero", apuntan. "Yo quiero a mi partido, y si no se toman decisiones estamos abocados a la desaparición en 2023", añade un dirigente territorial, que también acudirá a la sede nacional este lunes.

Foto: Begoña Villacís posa para El Confidencial tras la entrevista. (Isabel Blanco)
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En la carta que envió a los afiliados, Arrimadas se comprometía a someter su liderazgo al refrendo de las bases, pero no especificaba si se producirá a través de una consulta interna o se materializará a través de un congreso extraordinario, opción esta última que, al menos en el corto plazo, descartan en su entorno. El último golpe de las urnas ha tenido otro efecto en las filas de los liberales, donde ha crecido una corriente que cree que debería ser Begoña Villacís quien recoja el testigo de Inés Arrimadas para intentar la supervivencia del proyecto durante el próximo ciclo electoral. En la agrupación madrileña cunde la sensación de que urge un cambio de modelo y de rumbo, pero la vicealcaldesa guarda silencio. Al menos, de momento.

Ciudadanos afronta este lunes dos reuniones clave para definir los pasos que determinarán si tiene o no futuro. Y no serán fáciles para Inés Arrimadas. Numerosos dirigentes y cargos territoriales del partido acudirán al 253 de la calle Alcalá de Madrid con el cuchillo entre los dientes. Desaparecer también en Andalucía —los naranjas han pasado de 21 diputados a 0— ha alimentado un amplio clamor interno que pide un congreso extraordinario cuanto antes para cambiar de liderazgo y darle una oportunidad al proyecto. Pero, por el momento, "abrir el partido en canal" en mitad de la peor crisis de la formación no es un escenario que esté encima de la mesa. Inés Arrimadas planea resistir, pero se compromete a cambio a emprender una "renovación profunda" para insuflar oxígeno a la formación y sobrevivir al próximo ciclo electoral.

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