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El CNI descarta que Marruecos robase información sensible del teléfono de Sánchez
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Crisis con Argelia

El CNI descarta que Marruecos robase información sensible del teléfono de Sánchez

Inteligencia desmonta la teoría de que el cambio de postura sobre el Sáhara se deba a un chantaje al presidente y lo achaca a los "errores" al acoger a Ghali y la debilidad ante Estados Unidos

Foto: El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (i), se reúne con Mohamed VI de Marruecos. (EFE/Mariscal)
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (i), se reúne con Mohamed VI de Marruecos. (EFE/Mariscal)
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La crisis con Argelia tuvo este martes un nuevo repunte, al menos en lo dialéctico. El Gobierno de este país ha tachado al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, de “pirómano” por insinuar que Rusia está detrás de los últimos movimientos del país norteafricano. No ha sido solo el “fulano”, como califican las autoridades argelinas al máximo responsable de la diplomacia de España, sino que varios ministros llevan desplegando este argumentario, que culpa a Vladímir Putin, desde el pasado fin de semana. Moncloa quiere desviar el foco de la idea de que el cambio de postura sobre el Sáhara es el origen de las cuitas con Argel. Realmente el Ejecutivo aún no ha explicado, pese a que Pedro Sánchez compareció en un monográfico en el Congreso, qué lo llevó a dar un giro histórico de forma unilateral.

Ante la desinformación, una de las teorías que se vienen manejando relaciona las turbulencias con Argelia y Marruecos con el caso Pegasus. Se ha deslizado que Rabat estaría chantajeando a Sánchez con información sensible que habría logrado tras infectar su teléfono con el programa malicioso. Desde el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) descartan de plano que Marruecos haya podido extorsionar al Gobierno con los datos sustraídos de los móviles 'hackeados', según confirman fuentes de los servicios de Inteligencia a El Confidencial.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons. (EFE/Miguel Osés)

Asimismo, insisten en que no hubo fallo de seguridad por su parte en la revisión de los teléfonos y recuerdan que para detectar que un dispositivo ha sido contagiado con Pegasus es necesario que se les entregue el terminal. “En otras etapas, los ministros nos facilitaban con regularidad sus teléfonos para limpiarlos”, explican mientras lamentan que ahora no sea “algo habitual”. De manera oficial no se reconocerá que fue Mohamed VI quien espió al presidente y los ministros de Defensa e Interior, aunque las mismas fuentes lo ven “totalmente verosímil”.

Con los antecedentes diplomáticos y la información que manejan nuestros espías, se achaca la actual situación a la “posición de debilidad” de España en el marco internacional y a los “errores” cometidos en la gestión de la acogida del líder del Polisario, Brahim Ghali. Consideran que el principal fallo fue no informar a Marruecos en primer lugar, y, segundo, cómo se ejecutó una operación que debería “haber sido secreta”. La llegada del líder del Polisario en un avión oficial a Zaragoza y su posterior traslado a un hospital de La Rioja se considera una “chapuza”, según fuentes conocedoras del caso, que aseguran que no es la primera vez que se ha gestionado una situación similar sin que haya trascendido.

Foto: La exministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya. (EFE/Olivier Hoslet)

Desde este momento, España tenía una cuenta pendiente con el vecino marroquí. Tradicionalmente, ha habido colaboración entre los servicios secretos de España- Marruecos y España-Argelia. Nuestro país ha mantenido un difícil equilibrio de información a cambio de una paz diplomática muy frágil. Esta vez, Estados Unidos, favorable a reconocer los derechos del reino alauí sobre el Sáhara, no sumó en favor de nuestro Gobierno, según reconocen círculos próximos al Ministerio de Defensa.

Los servicios de información defienden que, como se ha hecho en conflictos anteriores, se debió poner de manifiesto ante la Casa Blanca el papel determinante que juega nuestro país en la zona y su “dependencia estratégica” de las bases de Rota y Morón. “Nos han ninguneado respecto a Marruecos”, reflexionan, tras advertir de que las cesiones que se han hecho a Rabat no garantizan nada, ya que “son muy olvidadizos”. Pese a lo encallado de las posturas, en estos momentos se muestran “moderadamente” optimistas con la resolución de esta crisis con Argelia, pero critican la torpeza de nuestro Gobierno de haber colocado a los argelinos al servicio de Putin.

Foto: Sánchez y Albares llevan más de una década juntos. (EFE/Fernando Alvarado)

Albares estuvo, pocos días antes de que los argelinos rompieran relaciones con España, reunido con los jefes de los principales servicios secretos del mundo en el Club Bilderberg. Allí se codeó con los directores de la CIA o el MI6 y se analizó la situación geopolítica global. Pese a ser, junto al exlíder del PP Pablo Casado, el único político español invitado, no fue capaz de percibir la tormenta que se avecinaba.

El fin de la teoría del chantaje de Mohamed VI a Sánchez deja sin uno de sus argumentos al PP, que en privado reconocía lo “peliculero” de la suposición que llenaba un vacío ante la desinformación a la que les somete el Ejecutivo pese a tratarse de un asunto de Estado. En Moncloa, el caso Pegasus ha supuesto un duro desgaste para el hombre fuerte del presidente, Félix Bolaños. Él fue quien aconsejó hacer público el espionaje. Ahora tendrá que dar ante el juez las explicaciones que se han hurtado a los socios y la oposición en el Congreso. En el caso de Albares, hoy en día sigue contando con el apoyo del presidente, aunque después de las elecciones andaluzas, si se cumplen los malos pronósticos para el PSOE, los hay en el partido que ya están pidiendo cambios en el Consejo de Ministros para afrontar las próximas citas electorales. Solo Sánchez sabe qué hará. Lo único seguro es que él sí agotará la legislatura.

La crisis con Argelia tuvo este martes un nuevo repunte, al menos en lo dialéctico. El Gobierno de este país ha tachado al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, de “pirómano” por insinuar que Rusia está detrás de los últimos movimientos del país norteafricano. No ha sido solo el “fulano”, como califican las autoridades argelinas al máximo responsable de la diplomacia de España, sino que varios ministros llevan desplegando este argumentario, que culpa a Vladímir Putin, desde el pasado fin de semana. Moncloa quiere desviar el foco de la idea de que el cambio de postura sobre el Sáhara es el origen de las cuitas con Argel. Realmente el Ejecutivo aún no ha explicado, pese a que Pedro Sánchez compareció en un monográfico en el Congreso, qué lo llevó a dar un giro histórico de forma unilateral.

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