Moncloa confirma el espionaje a más ministros y busca que la jefa del CNI caiga

Moncloa empieza a recibir los primeros resultados del análisis de los móviles de los ministros que encargó al Centro Criptológico Nacional tras detectar que el teléfono de Pedro Sánchez y el de la titular de Defensa, Margarita Robles, habían sido infectados con Pegasus en mayo y junio del año pasado. Según confirman desde el Ejecutivo, este martes se harán públicos los datos de los terminales ya analizados. El Gobierno espera que tras confirmarse que el espionaje ha afectado a más miembros del gabinete, la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, presente su dimisión por los fallos de seguridad. Fuentes de Inteligencia avanzan a El Confidencial que "Paz es una servidora pública y no hará nada que dañe la credibilidad de la institución".

Hasta el momento, solo se desveló por parte de 'El País' que uno de los móviles del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, tenía rastros del programa malicioso. Desde su departamento insisten en que desconocen este hecho porque no se les ha trasladado el resultado del rastreo. Otras informaciones han apuntado a que la exministra de Exteriores Arancha González Laya y el extitular de Justicia Juan Carlos Campo también sufrieron 'hackeos' para espiar sus comunicaciones, aunque no se ha determinado si en estos casos se utilizó el mismo 'software'. El Gobierno también está barriendo los móviles de altos cargos y ha pedido a los presidentes autonómicos que entreguen los suyos para que desde el CNI sean revisados, pero la mayoría de mandatarios ha declinado el ofrecimiento y trabaja con un manual que se les ha facilitado para autocomprobar si ha habido una intromisión interna. Entre los que han preferido hacer sus propios análisis están la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el andaluz Juanma Moreno o el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.

TE PUEDE INTERESAR

Moncloa somete el CNI a una presión inédita y deja a su directora en la puerta de salida

Pilar Gómez

Desde Presidencia, ha habido una fuerte presión estos días para forzar la salida de Paz Esteban. Ella ha intentado aguantar, pero a esta hora parece que su cese podría ser inminente, pese a que Robles siempre se ha mostrado contraria a que sean los servicios de Inteligencia los que carguen con las consecuencias de una brecha en la seguridad que a su entender es compartida con Félix Bolaños, que ocupaba la Secretaría de Presidencia la pasada primavera, cuando se infectaron los terminales. Desde Defensa hacen hincapié en que entre las funciones del citado departamento está “la asistencia en materia de administración económica, personal, mantenimiento y conservación, medios informáticos y de comunicaciones”. En esta guerra han estado Robles y Bolaños, y finalmente parece que será el hombre fuerte del presidente el que se anote una victoria.

Moncloa espera aplacar a ERC con la cabeza de la directora del CNI y que Sánchez pueda llegar a la reunión con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, con un trofeo. No hay garantías de que los republicanos se den por satisfechos y no se descarta que se lleguen a desclasificar documentos sobre los espionajes a los líderes soberanistas para recomponer la alianza. El encuentro aún no tiene fecha cerrada, aunque todas las fuentes apuntan a que será “lo antes posible”. El presidente no ve en riesgo la legislatura, pero quiere tener un colchón mayor de cara a las votaciones en el Congreso. Las últimas medidas importantes como la reforma laboral o el decreto anticrisis se han sacado sin los republicanos, pero el coste en la imagen del Ejecutivo ha sido grande.

No solo preocupa la inestabilidad parlamentaria, sino que ERC, empujada por sus socios de Junts, acabe otra vez en un discurso de máximos sobre la independencia de Cataluña. Esto acabaría con la imagen que se ha intentado trasladar de Sánchez como el 'pacificador'. El PSOE no se puede permitir que el independentismo vuelva a la vía unilateral y por eso se hará lo posible para sofocar este incendio. El otro fleco es el de la vulnerabilidad del sistema, que ha quedado en evidencia al filtrar el Gobierno las escuchas a Sánchez y Robles en un intento de desviar la atención del espionaje a los soberanistas.