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Yolanda Díaz se planta con la reforma laboral y amaga con cesar si se frena su derogación
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LOS SINDICATOS ANTICIPAN MOVILIZACIONES

Yolanda Díaz se planta con la reforma laboral y amaga con cesar si se frena su derogación

La principal razón de ser de la vicepresidenta segunda en la coalición es la derogación de la reforma laboral y si no alcanza este acuerdo no descarta que derive en una crisis de Gobierno

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Congreso confederal de CCOO . (EFE)
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en el Congreso confederal de CCOO . (EFE)
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Yolanda Díaz asumió el encargo de ser ministra de Trabajo con el objetivo de derogar la reforma laboral del PP, como se recoge en el programa de gobierno firmado por PSOE y Unidas Podemos. Un compromiso que volvió a ratificar el pasado mes de marzo cuando se le traspasó la cartera de la vicepresidencia que ostentaba Pablo Iglesias. Desde entonces, se vaticinó que su principal razón de ser en el Gobierno sería un caballo de batalla en la coalición y, como anticipaban desde su equipo el pasado viernes cuando estalló el conflicto, ahora ha llegado la "madre de todas las batallas". Tanto es así que Díaz no descarta cesar si se frena la derogación de la reforma laboral.

"No vamos a avalar en ningún caso que todo siga igual", explican desde su equipo, dejando entrever que si no hay acuerdo se generaría una crisis de Gobierno. Un concepto tabú que ha comenzado a asomar y frente al que tanto socialistas como morados están dispuestos a buscar todos los mecanismos necesarios de colaboración para reconducir la situación y no llegar a este extremo. Las posiciones se mantienen alejadas y la reunión de crisis celebrada este lunes entre los socios no ha servido para acercar posturas ni en las formas ni en el fondo.

Foto: La diputada socialista Adriana Lastra, a su llegada a la reunión de la mesa de seguimiento del acuerdo gubernamental entre PSOE y Unidas Podemos. (EFE)

La partida no ha hecho más que empezar y la vicepresidenta segunda solo ha movido su primera ficha. Esto es, pulsar el botón rojo para solicitar una reunión urgente de la mesa de seguimiento del acuerdo de gobierno. El motivo se justificó por un incumplimiento "grave" y una "injerencia" de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en la negociación de la reforma laboral para descafeinar sus objetivos. El pulso ya no solo es con Calviño y otros departamentos económicos, como sucedió con la subida del salario mínimo, sino con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ahora es el turno de la parte socialista de mover ficha, y desde la vicepresidencia segunda se abren a buscar otros mecanismos de colaboración entre departamentos para monitorizar la recta final de las negociaciones con los agentes sociales, pero no a quedarse fuera.

Los matices son importantes, y fuentes de Trabajo insisten en su determinación de sacar adelante la reforma laboral con el consenso de todos o solo de parte. Esto es, niegan derecho a veto a la patronal. También a Calviño. La propia Díaz deslizaba este veto a Calviño cuando se refirió en unas declaraciones, este lunes desde Santiago de Compostela, a que su antecesora en el cargo, Magdalena Valerio, "ya lo intentó y no lo logró por esas mismas voces" de oposición. Mensaje de advertencia, queriendo dejar claro que la actual ministra de Trabajo tendrá una posición más beligerante que su antecesora, al tiempo que ponía de relieve que las diferencias eran de fondo.

Posiciones que chocan con las de la vicepresidenta primera, quien no contempla sacar adelante la reforma laboral sin el consenso de los agentes sociales. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trasladaba estas mismas intenciones ayer, asegurando que los cambios en la reforma laboral se harán "con diálogo social".

La reducción de la temporalidad en las empresas, la derogación de la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los convenios sectoriales y el mantenimiento de la vigencia de los convenios tras su caducidad hasta la negociación de uno nuevo son los tres principales asuntos que faltan por negociar. Los que más discrepancias han generado y ante los que Díaz no está dispuesta a retroceder.

Tres elementos que desarrolla el acuerdo de gobierno, aunque se recogen de forma mucho más vaga en el componente de la reforma laboral del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia enviado a la Comisión Europea y del que dependen los fondos europeos, con objetivos genéricos como "modernización de la negociación colectiva". Desde el entorno de Díaz, sin embargo, destacan que se atendrán a la literalidad de cada letra del componente 23 del plan de recuperación, el que versa sobre la reforma laboral, ya que su contenido lo negociaron punto por punto con Moncloa antes de enviarlo a Bruselas.

Foto: La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, junto a Feijóo. (EFE)

Otro de los principales trasfondos de este conflicto por el que Díaz ha decidido plantarse, más allá de la pelea por la autoría y hacerse con esta bandera ante la opinión pública, que también agitó Sánchez en el congreso del PSOE, tiene que ver con la amenaza de los sindicatos de salir a la calle si no se deroga la reforma laboral en términos similares a los defendidos por Trabajo. La vicepresidenta segunda está alienada con las grandes centrales sindicales y su intervención el pasado sábado en la clausura del 12º Congreso de CCOO, aplaudida al grito de "presidenta, presidenta", fue sintomático. Díaz volvió a comprometerse en este foro, el de la casa donde se crio políticamente, según reconoció, a ir hasta el final con la derogación de la reforma laboral "a pesar de todas las resistencias, que las hay, y son muchas".

Los sindicatos amenazan con salir a la calle

En este contexto de amenaza de movilizaciones sindicales, el pulso de Díaz no es baladí. Tampoco el lado en que se coloca. En la clausura del cónclave de CCOO, su reelegido secretario general, Unai Sordo, anunció estar dispuesto, junto a UGT, a ir a un proceso de movilizaciones si se bloquean las reformas en que están trabajando, en alusión a los roces en el Gobierno por la reforma laboral. "Si hay un bloqueo premeditado a las reformas de las que estamos hablando, de forma compartida con la UGT, vamos a ir a un proceso de movilización, porque no vamos a tolerar que se bloqueen las reformas por las que estamos trabajando desde hace mucho". Si bien recalcó "toda la voluntad de diálogo" con el Gobierno y la patronal, también destacó "toda la determinación" para hacer cumplir los compromisos del Ejecutivo con el país.

"No vamos a permitir que se queden en agua de borrajas las negociaciones que hemos venido manteniendo hasta ahora", concluyó, sintonizando su discurso con el de la vicepresidenta segunda. Un juego de contraposiciones en el que indirectamente se intenta situar a Calviño y a los socialistas del lado de la CEOE. Díaz ha atado su destino al sindicalismo y está dispuesta a mantener el pulso hasta las últimas consecuencias, aunque le cueste el cargo. Las tensiones son notorias y ambas partes son conscientes de la necesidad de "reconducir" la situación.

Quedan todavía dos meses para que se cumpla el plazo comprometido para llevar al Consejo de Ministros esta reforma del mercado laboral. De momento, nadie tiene previsto levantarse de la mesa de negociación, y este miércoles está prevista una nueva reunión con los mismos actores que hasta ahora. Esto es, los agentes sociales y el Ministerio de Trabajo, sin la participación de la vicepresidencia primera. Todos se miran de reojo y las amenazas están encima de la mesa. La recta final de las negociaciones será ardua y con más sobresaltos.

Yolanda Díaz asumió el encargo de ser ministra de Trabajo con el objetivo de derogar la reforma laboral del PP, como se recoge en el programa de gobierno firmado por PSOE y Unidas Podemos. Un compromiso que volvió a ratificar el pasado mes de marzo cuando se le traspasó la cartera de la vicepresidencia que ostentaba Pablo Iglesias. Desde entonces, se vaticinó que su principal razón de ser en el Gobierno sería un caballo de batalla en la coalición y, como anticipaban desde su equipo el pasado viernes cuando estalló el conflicto, ahora ha llegado la "madre de todas las batallas". Tanto es así que Díaz no descarta cesar si se frena la derogación de la reforma laboral.

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