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Silencio contra ira: enésimo choque en el Gobierno por el 'exilio' de Juan Carlos I
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ASUNTO PENDIENTE DE SÁNCHEZ Y DÍAZ

Silencio contra ira: enésimo choque en el Gobierno por el 'exilio' de Juan Carlos I

El presidente ha dado instrucciones para que la respuesta a la situación del rey emérito sea el silencio, y además, una defensa encendida del papel de Felipe VI. Unidas Podemos ha dejado claro que insistirá en investigar al exjefe del Estado

Foto: Felipe VI recibe al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
Felipe VI recibe al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado instrucciones para que todo lo relativo a la situación de Juan Carlos I caiga en el silencio y en la ignorancia, y a su vez, que los comentarios sobre Felipe VI sean elogiosos debido a su empeño por dotar a la Casa Real de más transparencia y modernidad. Unidas Podemos, socio en la coalición, no se ha dado por aludido. Este martes, después de entrevistarse con Felipe VI en el tradicional encuentro veraniego del jefe del Estado con el jefe del Ejecutivo, el mandatario socialista evitó comentar la diatriba de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, contra la institución, publicada en su perfil de Twitter a raíz del aniversario de la marcha de Juan Carlos I. Un choque más por un asunto de visiones irreconciliables.

Que Sánchez eludiera cualquier comentario sobre lo que escribió Belarra horas antes no significa que no le preocupe la actitud del socio. No le agrada. Sabe que es la posición que tienen y que debe convivir con ello. Su actitud es la misma que la del grupo socialista en el Congreso cuando el de Unidas Podemos comunica que va a registrar una comisión de investigación parlamentaria al emérito, o que va a apoyar la que inscriba otro partido del bloque de la investidura. Tal y como explicó en su momento el portavoz de la formación morada, Pablo Echenique, se trata de una discrepancia pactada. Las direcciones de ambas formaciones se avisan con antelación de la posición que adoptarán. Uno informa sobre la necesidad de investigar; el otro contesta que lo rechazará. Sánchez sabe lo que pide Unidas Podemos y Unidas Podemos sabe lo que opina Sánchez. Y así conviven por ahora, al menos en lo que al Rey respecta.

Sin embargo, un matiz ha reforzado la decisión de no contribuir a la polémica por los puntos de vista distintos que hay en el Gobierno sobre el papel de la monarquía. La de la formación morada no es una querencia social mayoritaria.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz no lo han abordado

Fuentes gubernamentales han señalado a El Confidencial que este no es un asunto que hayan hablado el presidente y su interlocutora de Unidas Podemos en el Gobierno, la vicepresidenta y ministra Yolanda Díaz. No se trata de una cuestión prioritaria para ninguno, pues saben que no pueden cambiarse de momento actitudes que son firmes. La del sector socialista del Ejecutivo consiste en defender el papel del Rey, su apuesta por la honestidad, la transparencia y la estabilidad constitucional e institucional. La del sector que antes lideraba Pablo Iglesias es distinta: reivindicar el rumbo hacia un modelo republicano y criticar las circunstancias del emérito.

Y eso mismo es lo que pudo comprobarse este martes, cuando Belarra, por la mañana, publicó un hilo de tuits en que censuraba la actitud "indigna" de Juan Carlos por haber salido de España y "no dar la cara por sus actos ante la ciudadanía"; los "escándalos de corrupción e impunidad" que se han ido conociendo a través de los medios de comunicación, en especial de El Confidencial, y que el emérito "viva a todo lujo" mientras se persigue a autores de canciones contra la monarquía. Añadió un recado al PSOE por estar entre los que "sistemáticamente" niegan la investigación parlamentaria. Unidas Podemos, concluyó, no cejará en el empeño de crear en el Congreso un órgano que permita conocer el origen y la cuantía de la fortuna de Juan Carlos I.

A los reproches se unió el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, quien se expresó en términos muy parecidos, aunque reiteró el papel, a su juicio cómplice, de los poderes mediáticos, institucionales y políticos.

Poco más movió Unidas Podemos en las redes. Ni Yolanda Díaz ni Irene Montero se pronunciaron. Ni Manuel Castells. Ni Alberto Garzón, antaño hostil. Nadie más del Gobierno. Solo Belarra.

Gestos de Casa Real

El PSOE, sin embargo, no tiene ni remotamente entre sus planes poner al Rey en cuestión. En lo que atañe a su padre, se remitirá a las investigaciones en curso por parte de la Fiscalía y de la Agencia Tributaria. Tampoco está por la labor de favorecer una rendición de cuentas ante el Congreso por la condición de inviolabilidad del Rey, tanto mientras ejerció el cargo como después de ejercerlo. Aquí disiente la formación morada, para la que sí cabría la investigación después de haber abdicado. Muchas de las actividades presuntamente cometidas por el emérito, o de las que pudo haberse beneficiado, se habrían producido tras la renuncia a la Corona, en 2014.

Foto: El Rey preside la primera reunión del Consejo de Seguridad. (EFE)

Las peticiones para crear una comisión en el Congreso que indague en ello se han sucedido desde que empezó la legislatura. Ninguna ha cuajado, ya que en la Junta de Portavoces la mayoría (PSOE, PP, Cs y Vox) impone su criterio e impide que el debate en el pleno entre en los órdenes del día. Por ello, decaen. Las informaciones sobre los negocios del emérito y sobre las dos regularizaciones fiscales que ha promovido él mismo han alimentado las sospechas acerca del volumen patrimonial que manejaría, y, principalmente, sobre su origen. En cada una de estas peticiones, y en cada una de sus breves tramitaciones, el PSOE ha recibido críticas de sus aliados por rechazar la investigación. La dirección socialista alega que ni la Constitución ni el reglamento de la Cámara lo permiten.

Pero todo eso es conocido de antemano por Echenique y por Lastra, o al menos por sus equipos.

En Moncloa, son conscientes de que urge un esfuerzo en Casa Real por la transparencia, la ejemplaridad y la actualización. El presidente mencionó dos de esas tres palabras, lo que revela su criterio, transmitido al Rey. La más destacada es 'actualización', porque refleja la idea del presidente de que la jefatura del Estado debería adaptarse al ritmo y reclamaciones de estos tiempos.

Foto: El rey Felipe VI recibe a la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. (EFE)

Guste más o guste menos, la sociedad demanda de sus representantes públicos un ejercicio de honestidad inquebrantable. La lectura que prevalece en el equipo del presidente proviene del incremento del nivel de exigencia ciudadana. Hace unos años, la figura de Juan Carlos era incuestionable, pero ese muro ha caído. Ya no hay figuras institucionales intocables, y pese a ello, Felipe VI goza de una extraordinaria imagen entre la ciudadanía. Otro debate es la tendencia de la opinión pública hacia la institución que encabeza.

Por ello, en Moncloa, hace tiempo, a raíz de las preocupantes informaciones sobre los negocios del Rey emérito y sobre la fortuna que habría acumulado, la conclusión fue que Casa Real tenía que emitir señales y gestos hacia la transparencia y la honestidad. El propio presidente llegó a comentar que estaba trazando una hoja de ruta junto al monarca. Se especuló con una nueva ley de la Corona o con una ampliación de los códigos internos de Casa Real, en que ya rige uno que, por ejemplo, prohíbe recibir regalos. Nada de esto ha sucedido y el Gobierno lo ha aceptado porque la premisa es que cualquier paso que se dé en busca de más transparencia, ha de darlo primero Felipe VI.

Foto: El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez (c), acompañado de los cuatro vicepresidentes, preside la última reunión del Consejo de Ministros de 2020. (EFE)

Mientras tanto, el vínculo del presidente con el Rey se ha estrechado, y la agenda pública sirve como referencia. Después de aquel episodio de finales de septiembre de 2020, cuando el monarca declinó su asistencia a la entrega de despachos de la nueva promoción de jueces en Barcelona, la relación se ha caracterizado por cierta sintonía y lealtad. La gestión de aquella ausencia en la capital catalana, así como de una visita posterior hecha en secreto para entregar el premio Cervantes a Joan Margarit, que no se anunció y de la que solo se informó a través de un escueto comunicado y unas fotos meramente institucionales, generó controversia y disputa política. Hace poco, sin embargo, en la inauguración del Mobile, el Rey estuvo, y también Sánchez. E incluso el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, apareció en la foto.

Sánchez, este martes, ha eludido cualquier referencia al emérito y ha declinado pronunciarse sobre un hipotético regreso a España. Pero el presidente es consciente de la crisis de prestigio que se cierne sobre la jefatura del Estado por culpa de las actividades pasadas del antecesor. La Fiscalía del Tribunal Supremo y Hacienda están investigando y habrá noticias de impacto en próximas fechas, y Moncloa, cuando llegue esa tormenta, quiere un escudo protector robusto.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado instrucciones para que todo lo relativo a la situación de Juan Carlos I caiga en el silencio y en la ignorancia, y a su vez, que los comentarios sobre Felipe VI sean elogiosos debido a su empeño por dotar a la Casa Real de más transparencia y modernidad. Unidas Podemos, socio en la coalición, no se ha dado por aludido. Este martes, después de entrevistarse con Felipe VI en el tradicional encuentro veraniego del jefe del Estado con el jefe del Ejecutivo, el mandatario socialista evitó comentar la diatriba de la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, contra la institución, publicada en su perfil de Twitter a raíz del aniversario de la marcha de Juan Carlos I. Un choque más por un asunto de visiones irreconciliables.

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