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"Su liderazgo es por fin incontestable": el PP aúpa a Pablo Casado tres años después
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"Su liderazgo es por fin incontestable": el PP aúpa a Pablo Casado tres años después

El dirigente llega a su tercer aniversario al frente del PP en un momento dulce: con el ansiado respaldo de los barones y el partido cohesionado tras superar una particular travesía del desierto

Foto: El líder del PP, Pablo Casado. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado. (EFE)

Pablo Casado cumple tres años al frente del PP en su momento más dulce. En Génova, reconocen que hace solo unos meses la situación actual era casi “inimaginable”. El año empezó muy mal, con la indigestión que supuso el resultado de las elecciones en Cataluña. Las sombras del pasado (caso Bárcenas) tampoco ayudaron nada, hasta el punto de que el presidente anunció una mudanza histórica de la sede popular que todavía no se ha producido. Tampoco las cosas parecían fáciles internamente, con los procesos de renovación territorial y tiranteces públicas entre dirigentes autonómicos a raíz de la pandemia. Y, sin embargo, el partido llega al verano en su momento de mayor cohesión con la actual presidencia y confiando en que la alternativa a Sánchez solo tiene un nombre. “Y es el de Pablo”, insisten distintas fuentes de la formación.

En este contexto, Casado preside la junta directiva nacional (máximo órgano entre congresos) desde la Sierra de Gredos para hacer balance de su gestión como líder del primer partido de la oposición. La dirección nacional participará de forma presencial y el resto de cargos (en torno a 400) se conectará telemáticamente. En la cúpula, no esconden “la importancia” de la cita, avanzando que el discurso dejará claro “que está preparado para tomar las riendas del país” cuando haya elecciones.

El PP está convencido de continuar con la estrategia de “legislatura acabada” y pedir la convocatoria de urnas lo antes posible. Todo ello a pesar de que Pedro Sánchez no da señas de pensar en un adelanto electoral, menos todavía tras cambiar medio Gobierno y a punto de que comience la recepción de los fondos europeos para la recuperación. Pero en Génova insisten en que el relato está cuajando, y dan por hecho que aunque las generales no lleguen hasta dentro de dos años, su camino debe seguir siendo ese. “La tendencia que muestran todas las encuestas nos avala. La idea está asentada y terminar el curso así es algo fundamental”, apuntan en la cúpula.

Foto: El líder del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE) Opinión
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Terminar el actual y empezar el nuevo curso en septiembre liderando los sondeos y con el liderazgo de Casado asentado. “Hoy por hoy, es incontestable”, señalan distintos dirigentes del PP que, finalmente, ven al presidente en condiciones de pelear por la victoria. El fin de semana pasado, el congreso autonómico de Galicia terminó regalando al dirigente la ansiada foto de la unidad. No solo por la presencia de casi todos los líderes y presidentes autonómicos, sino por el cierre de filas en los discursos de todos ellos. Ni especulaciones, ni medias tintas.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, fue nítido en uno de sus discursos al dirigirse a todos los cuadros gallegos: “Vamos a trabajar para que Pablo Casado sea el presidente de España. Porque es el futuro de España y estamos convencidos de que es un político de raza. Y merece ser recompensado por su tarea. No hay otro horizonte, ni otro objetivo”. Las palabras del resto de cargos fueron en la misma línea. Unanimidad y unidad en torno al líder.

La lectura en la dirección, y que comparten en algunos territorios, sobre cómo en estos meses todo se ha dado la vuelta y ahora Casado cuenta con una fortaleza indiscutible, apunta a dos hechos concretos. El primero, reconocen, al liderazgo en todas las encuestas de manera sostenida desde hace meses. “No hay nada como que en tu propio partido crean que se puede ganar para que se vuelquen”, reconocen algunos dirigentes. Las tornas han cambiado tras meses duros, y con Ciudadanos en estado crítico y Vox frenado en los sondeos, la sensación interna en el PP es la de que la victoria es posible. Y eso, asumen algunos cuadros, “lo cambia todo de manera radical”.

Foto: Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo y Mariano Rajoy. (EFE)

La otra, probablemente igual de importante, fue el resultado del 4-M de Isabel Díaz Ayuso. El discurso oficial aquella noche y a la mañana siguiente ya era el de “empieza un nuevo ciclo”. Pero más allá del eslogan, que la presidenta madrileña se quedara al borde de la mayoría absoluta lanzó un mensaje sin matices dentro del PP: es posible recuperar la hegemonía en más autonomías y ya no solo Galicia es el oasis de los buenos resultados.

Partido cosido y cohesionado

A estos dos elementos se une la paz territorial que, a pesar de las dudas generadas, sí ha conseguido imponer el secretario general, Teodoro García Egea. Hubo malestar en el PP sevillano y en algún otro territorio, pero las renovaciones orgánicas se han ido sucediendo a lo largo de los meses sin una sola crisis de enjundia y con los objetivos cumplidos. Coser la formación tras la moción de censura de Mariano Rajoy era un reto clave para seguir avanzando y fue el mayor cometido que Casado encargó a su número dos. Con la excepción de algunos congresos autonómicos (que, en realidad, se dan por descontados, como el de Madrid), el proceso está casi cubierto.

Foto: Pablo Casado y Teodoro García Egea. (EFE)

De ahí que el PP mire el nuevo curso con optimismo y centrado en la convención nacional que celebrará en octubre. Será el momento de plasmar esa alternativa por la que Casado lleva tiempo peleando y lo plantearán casi como el inicio de precampaña. Los populares recuerdan que aunque no haya adelanto electoral, el calendario les sonríe, puesto que la primera cita será la andaluza, donde las perspectivas son mejores que buenas. Será la ocasión para que otro de sus barones más destacados, Juan Manuel Moreno, apuntale su mayoría, dando la puntilla a Ciudadanos y poniendo freno a Vox. Es con lo que cuentan en Génova.

Mientras esperan que la tendencia se cumpla, el PP seguirá manteniendo equilibrios de oposición dura y propuestas constructivas, aunque el Gobierno no parará en sus críticas, entendiendo que los populares incumplen la Constitución al no renovar, por ejemplo, los órganos constitucionales. Si Casado hará bandera de algo en los próximos meses será de la necesidad de fortalecer las instituciones del Estado, y la clave está en justificar el bloqueo hasta que el Ejecutivo se comprometa en avanzar en la independencia del poder judicial.

Pablo Casado cumple tres años al frente del PP en su momento más dulce. En Génova, reconocen que hace solo unos meses la situación actual era casi “inimaginable”. El año empezó muy mal, con la indigestión que supuso el resultado de las elecciones en Cataluña. Las sombras del pasado (caso Bárcenas) tampoco ayudaron nada, hasta el punto de que el presidente anunció una mudanza histórica de la sede popular que todavía no se ha producido. Tampoco las cosas parecían fáciles internamente, con los procesos de renovación territorial y tiranteces públicas entre dirigentes autonómicos a raíz de la pandemia. Y, sin embargo, el partido llega al verano en su momento de mayor cohesión con la actual presidencia y confiando en que la alternativa a Sánchez solo tiene un nombre. “Y es el de Pablo”, insisten distintas fuentes de la formación.

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