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Unidas Podemos marca perfil de izquierdas frente al PSOE ante el 12-J y el caso Dina
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LOS SOCIALISTAS MARCAN DISTANCIAS

Unidas Podemos marca perfil de izquierdas frente al PSOE ante el 12-J y el caso Dina

En un contexto de competición electoral, el líder de Unidas Podemos reivindica ante los suyos que su papel en el Gobierno no es testimonial ni subsidiario "de la voluntad de un líder"

Foto: El ministro de Justicia, Juan Carlos Campos (i), la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero (2i), el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (2d), y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos (d). (EFE)
El ministro de Justicia, Juan Carlos Campos (i), la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero (2i), el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (2d), y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos (d). (EFE)

El rechazo de Unidas Podemos a buscar un acuerdo presupuestario con Ciudadanos que implique rebajar el programa de gobierno y dejar de tender la mano al bloque de la investidura se ha intensificado durante los últimos días. Al mismo tiempo, Pablo Iglesias ha marcado su perfil de izquierdas frente al PSOE, tanto en lo programático como en lo discursivo, en el contexto de la campaña electoral de las gallegas y vascas. Pero no solo a través de mensajes en mítines y entrevistas, sino también a nivel parlamentario.

Este mismo martes, se enviaba desde el grupo confederal de Unidas Podemos a la portavoz de los socialistas, Adriana Lastra, y más tarde al resto de grupos parlamentarios, un documento con la propuesta para realizar una masiva regularización de personas extranjeras. Por un lado, se plantea otorgar la nacionalidad a todas aquellas personas migrantes que hayan trabajado en servicios esenciales durante la pandemia y, por otro, se propone dar el permiso de residencia y trabajo a las personas migrantes que estuvieran en España cuando se declaró el estado de alarma.

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, este domingo en Vigo durante un mitin de Galicia en Común. (EFE)

La política migratoria ha sido y es, precisamente, una de las cuestiones en que mantienen amplias diferencias socialistas y morados. Apenas un mes después de firmar el acuerdo, fue la causa de su primer choque dentro del Gobierno de coalición. Estos posicionamientos y el ánimo de marcar perfil propio coinciden con el contexto electoral y las consecuencias políticas del caso Dina, que en el plano judicial podría derivar en una investigación a Pablo Iglesias, quien ya ha perdido su condición de perjudicado en la causa por el robo de una tarjeta de móvil a su exasesora Dina Bousselham. La posibilidad de que hubiese dañado la tarjeta después de que se la entregase el presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio, podría constituir un delito informático, según el juez que instruye el caso.

A todo ello se suma el cordón que han puesto los socialistas desde el Gobierno a los ataques realizados a los medios de comunicación por parte de dirigentes de Unidas Podemos, incluido el vicepresidente segundo, así como a ciertos periodistas que han publicado estas informaciones. Primero distanciándose de las críticas recalcando que "nosotros no somos así", manteniendo el principio de no injerencia aunque subrayando la diferencia de estilos. Sin embargo, este miércoles ya comenzaron a desautorizarlo abiertamente tras la llamada de Iglesias desde Moncloa, coincidiendo con la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, a "naturalizar" la crítica a medios y periodistas, e incluso el insulto.

Margarita Robles: "No comparto que Pablo Iglesias justifique los insultos"

Unas palabras que han llevado a elevar el tono entre algunos miembros del Gobierno. La más explícita ha sido la ministra de Defensa, Margarita Robles, para quien la crítica es "muy sana" en democracia, pero "el insulto, en lo que tiene de descalificación, de destrucción de puentes, no es aceptable". "No comparto con Pablo Iglesias el que justifique los insultos. En una sociedad democrática, los insultos no pueden ser nunca justificables, ni en las redes ni en ninguna parte", incidió. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, aunque menos explícita, también ha dado a entender que la posición de su compañero en el Consejo de Ministros estaría a su juicio fuera de lugar. "El Gobierno tiene que ocupar su lugar y su lugar es el respeto a los medios y a su pluralidad", defendió. Asimismo, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, subrayó en un tono más suave que "vivimos en democracia y es enormemente importante que la expresión se haga con respeto".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha desmarcado igualmente de las posiciones de Iglesias, aunque de una forma más sutil, al afirmar que "nunca he hecho un comentario sobre ello", respecto a las valoraciones sobre sus actuaciones por parte de la prensa, para añadir que "si no lo hago sobre mí, no lo hago sobre los demás". Eso sí, quiso dejar claro que "este es un Gobierno que defiende la libertad de prensa".

Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. (EFE) Opinión

La maleabilidad del PSOE

Iglesias volvía a echar mano de su perfil propio de izquierdas reivindicando para Unidas Podemos el carácter progresista del Gobierno frente a un PSOE supuestamente más maleable a los poderes fácticos. Durante un mitin electoral en A Coruña, para arropar al candidato de Galicia en Común, Antón Gómez-Reino, Iglesias se arrancó: "No quiero faltar el respeto a nuestros socios de gobierno. Estamos muy contentos de gobernar con ellos, pero creo que decir que si [hubiera salido] el plan de las élites, por el que trabajaron durante años y por el que tuvieron a su servicio a todos los cañones mediáticos, que era un Gobierno en el que estuviera Ciudadanos y no estuviéramos nosotros, creo que no es mentir y ser enormemente honesto [decir] que este Gobierno no hubiera hecho, ni de lejos, lo que ha hecho".

Acto seguido, reconoció que existen discusiones internas en el Gobierno, "unos tiramos para un lado y otros para el otro", pero puso en valor esta forma "basada en la búsqueda de acuerdos y no en la voluntad de un líder". Con cierta finura y en el contexto de competición electoral, el líder de Unidas Podemos reivindicaba ante los suyos que el papel de los morados en el Gobierno, a pesar de las renuncias, no pasa por ser testimonial ni subsidiario.

Foto: Los ministros Juan Carlos Campo, María Jesús Montero y José Luis Ábalos y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, este 7 de julio en la Moncloa. (EFE)

Si en otros mítines, como el del pasado lunes en Bilbao, Iglesias se había mostrado como víctima de las cloacas y lo que denomina su rama mediática, que ahora buscaría sacarlos del Ejecutivo de coalición, en A Coruña ha hecho lo propio añadiéndole épica. "La ferocidad de los ataques" contra Podemos, dijo, "es la prueba irrefutable de lo que significa nuestra presencia en el Consejo de Ministros".

Tampoco renunció a su estilo, replicando a los medios e incluso haciendo gala de que si recibe críticas es porque su función en el Gobierno no es insignificante: "Algunos renuncian a la apariencia de neutralidad y objetividad, apariencias que suelen ser síntoma de estabilidad y normalidad, aunque sean simple disimulo. Cuando se quitan la careta y dicen que 'con razón, o sin ella estoy dispuesto a hacer lo que sea para atacar a Unidas Podemos y echarlos del Gobierno', si piensan que eso nos debilita, es que no nos conocen. Es el mayor honor y orgullo. Sabemos que somos útiles precisamente porque algunos no son capaces ni de guardar las apariencias ni de disimular un mínimo de objetividad y neutralidad".

El rechazo de Unidas Podemos a buscar un acuerdo presupuestario con Ciudadanos que implique rebajar el programa de gobierno y dejar de tender la mano al bloque de la investidura se ha intensificado durante los últimos días. Al mismo tiempo, Pablo Iglesias ha marcado su perfil de izquierdas frente al PSOE, tanto en lo programático como en lo discursivo, en el contexto de la campaña electoral de las gallegas y vascas. Pero no solo a través de mensajes en mítines y entrevistas, sino también a nivel parlamentario.

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