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Sánchez, entre Abascal y Junqueras: un pleno a voces marca el nuevo ciclo político
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BATET ACARICIA LA MAYORÍA ABSOLUTA

Sánchez, entre Abascal y Junqueras: un pleno a voces marca el nuevo ciclo político

El PSOE acaricia la mayoría absoluta sin el independentismo, pero no llega por la tensión con ERC. La constitución de las Cortes revela lo justos que van los socialistas de apoyos

Foto: Pedro Sánchez junto a Oriol Junqueras y santiago Abascal. EFE
Pedro Sánchez junto a Oriol Junqueras y santiago Abascal. EFE

Un Congreso extremadamente dividido y polarizado, gestionado por momentos entre gritos y golpes que impedían escuchar, dejó una de esas sesiones que vive de tanto en tanto y que dejan imágenes para el recuerdo: la llegada de la extrema derecha al hemiciclo que robó los escaños a los socialistas; políticos presos escoltados por la policía prometiendo la Constitución por imperativo legal y "por el mandato del 1-O"; un PP disminuido y entregando el poder de la Cámara con Ciudadanos achicando su espacio en el hemiciclo… y todo, presidido por una entrañable réplica de Valle-Inclán. La constitución del Congreso en la XIII legislatura marcó el camino del ciclo político que comienza. Meritxell Batet, la candidata de Sánchez a la presidencia del Congreso, obtuvo 175 votos, uno por debajo de la mayoría absoluta. Sin el apoyo de los independentistas, el PSOE roza con los dedos la gobernabilidad, pero está por ver cómo la alcanza. Físicamente, Sánchez se vio entre Santiago Abascal y Oriol Junqueras en una metáfora de lo que está por venir.

La breve conversación entre Pedro Sánchez y Junqueras, y otras imágenes que ha dejado la sesión

En el Congreso, como en los campamentos, los veteranos aleccionan a los novatos. El consejo para la sesión en la que se constituyen las Cortes es llegar pronto, al amanecer. No hay escaños asignados y el más madrugador pilla el mejor sitio. Los más avispados fueron los diputados de Vox, que cuentan entre sus filas con expolíticos del PP con trienios como Ignacio Gil Lázaro o Lourdes Méndez Monasterio. Antes de las ocho de la mañana —la sesión empezaba a las 10—, Santiago Abascal y sus "23 de Vox" ocuparon los escaños situados detrás de Pedro Sánchez.

placeholder Oriol Junqueras vota ante Agustín Zamarrón. (EFE)
Oriol Junqueras vota ante Agustín Zamarrón. (EFE)

El sitio de la bancada socialista quedaba así reservado, aunque fuese por un día, para el debut del grupo parlamentario de la extrema derecha. El PSOE había programado una reunión de grupo a las 08:45 y pagó el exceso de confianza. Solo José Zaragoza, histórico del PSC, tiró de veteranía y, aprovechando un despiste de los de Vox, se situó junto a Abascal. “Los tengo rodeados”, bromeaba. Zaragoza, sentado entre Abascal e Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de Vox, pasó toda la sesión emborronando la foto de Abascal sin levantarse del sitio. Cuatro filas más arriba, fuera del tiro de cámara, estaba la plana mayor del PSOE, Lastra, Simancas y Batet, que seguro que madrugan cuando les toque otra sesión de estas.

Igualmente, los de Unidas Podemos robaron el centro del hemiciclo a Ciudadanos y JxCAT situó las carteras de sus presos en el lugar que tradicionalmente ocupaba Rivera. Muchos pasarán al gallinero en el próximo pleno, pero esto se lo llevan. El sitio de Junqueras estaba reservado con una bufanda, el de Pablo Iglesias con una mochila... Como en el autobús del colegio, todos querían estar junto a sus amigos.

placeholder Meritxell Batet saluda a Jordi Turull. (EFE)
Meritxell Batet saluda a Jordi Turull. (EFE)

El gran foco estaba en los presos del 'procés'. Junqueras (ERC) y Turull, Rull y Sànchez (JxCAT) acudieron escoltados por la policía, como hicieron el día anterior al entregar sus credenciales. Quienes les trataron cuentan que la policía les acompañó hasta la puerta misma del baño cuando acudían y que no se les permitió ver a sus familiares. Antes de la entrada, la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, había afirmado que no venía a cuento un saludo entre Junqueras y Pedro Sánchez. Pero el republicano, veterano de muchas batallas, buscó al presidente cuando bajaba de depositar su papeleta nula —había escrito ‘Libertad’— en la votación a la presidencia del Congreso.

Aplausos y calurosos saludos para recibir en el hemiciclo a los políticos presos

Así, Sánchez se encontró con Abascal en el cogote y Junqueras ante sus narices. "Presidente", le dijo el republicano, y Sánchez le dio la mano. Junqueras, como Abascal, conseguía la foto que buscaba —la foto, pero no el vídeo, porque la retransmisión del Congreso, que ofrece la señal a las televisiones, no lo captó, como buena parte de los momentos más interesantes en el hemiciclo—. La escena se repitió otra vez durante la larga sesión, cuando Junqueras subió a felicitar a Batet y le dijo a Sánchez que tenían que hablar. El independentismo y la extrema derecha en el Congreso flanqueando al presidente ante la mirada de Ana Oramas (CC). No es solo que la imagen sea icónica, para el recuerdo. Es que la legislatura que arranca está marcada por esas dos fuerzas en los extremos que tiran del resto.

En las generales, el PSOE logró 123 escaños y los festejó como si fuese una mayoría absoluta. Venía de 84 escaños y fue una subida enorme, la primera victoria de los socialistas en más de 10 años y después de una travesía por lo más bajo de las encuestas salpicada de sangre. Pero a la hora de hacer las sumas, pasada la fiesta, el PSOE echa en falta ese puñado de diputados que, según las encuestas, perdió en la última semana de campaña.

Pasada la fiesta, el PSOE echa en falta ese puñado de diputados que, según las encuestas, perdió en la última semana de campaña


Batet fue elegida presidenta del Congreso en segunda votación. Logró las dos veces 175 escaños: los de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Coalición Canaria y PRC. Pero se quedó a uno de la mayoría absoluta. Sin ERC —y el PSOE intenta alejarse del independentismo—, no da para formar una mayoría absoluta sencilla y estable. Es posible que si los presos son suspendidos y no renuncian al acta —los de JxCAT no han aclarado qué harán, porque Junqueras sí dejará que corra la lista—, la mayoría simple sea más barata.

Los 175 votos a Batet son la línea que marca la dificultad para gobernar que afronta Sánchez. No hay mayoría alternativa al presidente en funciones, pero se encuentra entre una dura oposición a la derecha y el independentismo que mantiene muy buena sintonía con sus socios de Unidas Podemos. La Mesa del Congreso se constituyó como estaba previsto: con una mayoría de PSOE (tres puestos) y Unidas Podemos (dos) frente a cuatro de PP y Ciudadanos (dos cada uno). Los candidatos de Vox solo fueron votados por su grupo y no entraron. No hubo pacto de PSOE con ERC, ni entre Ciudadanos y Vox. Hay elecciones el domingo y no es tiempo para salirse del guion.

Durante la sesión constitutiva, Junqueras y los presos del 'procés' charlaron amigablemente con Iglesias, Garzón y otros diputados como Victoria Rosell. A la entrada al hemiciclo, Pablo Iglesias pidió que no sean suspendidos de sus funciones, la primera pugna de la legislatura, que Batet enfrió después de ser elegida porque pidió tiempo para estudiarlo. Durante toda la mañana, los presos tiraron de móvil —pese a que en teoría tienen restringidas las comunicaciones—, desayunaron opíparamente en la cafetería y fueron los protagonistas de numerosos corrillos. Sus compañeros les habían guardado sitio en primera fila, justo detrás del banco azul del Gobierno. Junqueras hablaba con Rufián tapándose la boca, como si fuera un futbolista.

Foto: Meritxell Batet, aplaudida por sus compañeros socialistas tras ser elegida presidenta del Congreso, este 21 de mayo. (EFE)


Unas filas detrás de ellos estaba Edmundo Bal, el abogado del Estado que los acusaba en el 'procés' y que ahora es diputado de Ciudadanos. Fue una jornada de reencuentros más allá de las siglas. Arrimadas saludó a los presos —han sido muchos años en el Parlament— y José Zaragoza llegó a abrazarse con Jordi Turull. Abascal, incómodo ante la escena, les dio la espalda.

El nombramiento de Batet no tuvo ni un minuto de paz. Nada más anunciarse su nombre, y cuando los socialistas aún la aplaudían en pie, Rivera tuiteó: “Sánchez y sus socios eligen presidenta del Congreso a Batet. Por primera vez preside la Cámara nacional alguien que no defiende la soberanía nacional de todos los españoles. Estaremos vigilantes”. Las cartas de la legislatura están boca arriba desde el primer minuto.

La policía acompañó a los presos hasta la puerta del baño y no pudieron ver a sus familiares. Pero dentro del hemiciclo protagonizaron los corrillos

El acto por el que los diputados juran o acatan la Constitución terminó de teñir el Congreso de bronca. Desde HB en los noventa, la fórmula es laxa y se permite hacerlo por imperativo legal. Pero esta vez hubo acatamientos que ni se escucharon. Los nacionalistas periféricos comenzaron con discursos y Batet los dejó pese a las protestas de la oposición para que pusiera orden. "Desde el compromiso republicano, como preso político y por imperativo legal, sí, prometo"; dicen que dijo Junqueras. Los diputados de Vox —que juraron "por España"— silenciaron los discursos de los nacionalistas periféricos con golpes en sus escaños. Abascal lo justificó luego: "Una arenga golpista ha sustituido el acatamiento a la Constitución. Ha sido una sesión triste para todos los españoles". "Ha sido una vergüenza, una vergüenza", protestaba en los pasillos un diputado de Vox.

Desde el hemiciclo, Albert Rivera se levantó varias veces y pidió la palabra para exigir a Batet que controlara la fórmula. Rivera volvió a superar, al menos en escenificación, a Pablo Casado en su oposición al PSOE. Ciudadanos ocupó parte de la menguada bancada popular y Rivera aspira con sus gestos desde el primer minuto a ser líder de la oposición.

La oposición reclamó a Batet que no fuera tan permisiva con el acatamiento de los independentistas

Una vez elegida, Batet hizo un breve discurso con el que logró el silencio de la Cámara y que iba dirigido a todos los extremos: "Ninguno de nosotros representa en exclusiva a España. Ni a ninguno de sus territorios. Todos somos el pueblo, pero ninguno somos el pueblo. En todas partes hay un otro distinto y legítimo". Junqueras aplaudía sentado. Rull, Turull y Sànchez escuchaban de pie, pero sin mover un músculo.

El presidente 'Valle-Inclán', el trombo y la "sacra urna" del Congreso

La jornada tuvo un protagonista inesperado. Agustín Zamarrón, médico jubilado, diputado del PSOE por Burgos, presidió gracias a sus 73 años la mesa de edad que dirige la votación para elegir la presidencia del Congreso. Con una barba a lo Valle-Inclán, Zamarrón definió la sesión como “de continuidad y quiebra, renovación en suma”. En un momento en que la fila de diputados se atascó, Zamarrón advirtió: "Tenemos un trombo de difícil solventación en el foso". Cuando se fue a su escaño, los diputados más jóvenes le pedían fotos. El primer día del colegio tuvo bronca y gritos, un buen circo, pero también cariño entre sus señorías.

Un Congreso extremadamente dividido y polarizado, gestionado por momentos entre gritos y golpes que impedían escuchar, dejó una de esas sesiones que vive de tanto en tanto y que dejan imágenes para el recuerdo: la llegada de la extrema derecha al hemiciclo que robó los escaños a los socialistas; políticos presos escoltados por la policía prometiendo la Constitución por imperativo legal y "por el mandato del 1-O"; un PP disminuido y entregando el poder de la Cámara con Ciudadanos achicando su espacio en el hemiciclo… y todo, presidido por una entrañable réplica de Valle-Inclán. La constitución del Congreso en la XIII legislatura marcó el camino del ciclo político que comienza. Meritxell Batet, la candidata de Sánchez a la presidencia del Congreso, obtuvo 175 votos, uno por debajo de la mayoría absoluta. Sin el apoyo de los independentistas, el PSOE roza con los dedos la gobernabilidad, pero está por ver cómo la alcanza. Físicamente, Sánchez se vio entre Santiago Abascal y Oriol Junqueras en una metáfora de lo que está por venir.

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