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Rull ataca al Constitucional y le acusa de ser un instrumento: "Le falta autoridad moral"
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habla del dilema que le supuso cumplir la ley

Rull ataca al Constitucional y le acusa de ser un instrumento: "Le falta autoridad moral"

Decidieron soslayar las impugnaciones del TC, siempre en la creencia íntima, de que la autoderminación no es delito, ha explicado el 'exconseller'

Foto: El 'exconseller' Josep Rull, durante su declaración.
El 'exconseller' Josep Rull, durante su declaración.

El 'exconseller' del Govern Josep Rull ha salido hoy al ruedo de las declaraciones del Tribunal Supremo con ganas de pelear y una pulsera amarilla. De las declaraciones de los últimos dias, la suya ha sido la más dura contra el Tribunal Constitucional. Su argumentación sobre los motivos que le llevaron a incumplir sus mandatos ha estado trufada de una acusación de falta de imparcialidad. Al TC -ha dicho- le falta "autoridad moral". "Hay una permanente utilización del Tribunal Constitucional por el Estado y el TC se ha dejado instrumentalizar", agregó en otro de los puntos de su interrogatorio.

En la línea de su compañero de partido y de Govern Jordi Turull, su declaración ha girado sobre el eje del equilibrio entre el imperio de la ley y el mandato popular. Ha cambiado los términos pero la palabra "ponderación", que mencionó el martes Turull hasta en una decena de ocasiones, ha salido a relucir con diferencia en un sustantivo: Rull ha hablado de "dilema" y asegurado que tenían un compromiso con la población para sacar adelante el referéndum de independencia. Por ello, decidieron soslayar las impugnaciones del Constitucional, siempre en la creencia íntima de que la autodeterminación no es delito, explicó.

La diferencia en la quinta jornada ha sido, quizá, la forma de interrogar de la fiscal Consuelo Madrigal. Ambos, acusado y representante del Ministerio Público, tienden a la expresión "dulce", a una forma de hablar pausada, engañosamente melosa. La que fuera Fiscal General del Estado ha conseguido poner a Rull frente a sus contradicciones y se ha evidenciado, más que en otras sesiones, la demagogia de un discurso que no acaba de cuadrar. "Usted leyó la doctrina del tribunal de Canadá pero no la del TC español", le ha dicho la fiscal.

Foto: Jordi Sànchez, en el juicio. (EFE)
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También ha logrado que reconozca que fue avisado hasta en seis ocasiones de que no debía desobedecer al TC. Aunque, en el fondo, da igual, ya que aseguró que en esta cuestión el Constitucional se dejó 'manejar'. Ahí estuvo su "dilema": imperio de la ley frente a principio democrático. "Si el principio democrático es continuamente ignorado, esta legitimidad queda afectada", ha explicado. "Siempre buscábamos este equilibrio con esta idea potente de que el sistema tiene que ser capaz der reflejar las inquietudes del pueblo.

Rull defendió -lo reconozco, dijo- que él se movió "en el triángulo entre el imperio de la ley, el principio democrático y el principio de legitimidad". "Esa es la razón por la que actué como actué", ha asegurado. También se ha movido en otro de los parámetros que ya usó Turull al asegurar que cuando firmaron el decreto de convocatoria del 1-O, el Constitucional aún no había suspendido la ley que lo sustentaba. "No estaba suspendida en ese momento", ha dicho. De nuevo, salió Madrigal al quite y logró arrancar al 'exconseller' que aceleraron la firma hasta el punto de estamparla "de madrugada" para que no les pillara la suspensión con el documento sin ratificar.

La fiscal no estuvo tan fina en otros tramos. Se equivocó en la textualidad de la hoja de ruta que firmó Rull en 2015 y atribuyó al documento un textual del que carecía. El 'exconseller' ha reconocido la firma de esa hoja de ruta que la Fiscalía sitúa en 2015, en la que se reflejaron los pasos que el Govern dio a posteriori hasta acabar en octubre de 2017 con la proclamación unilateral de la independencia. "La hoja de ruta es una declaración de intenciones, no es un documento estratégico. Nos llevó mucho tiempo, tres, cuatro meses, con esa idea de concretar aquello que se estaba expresando por un sector muy importante de la sociedad catalana", ha indicado. Ha negado, también, la malversación: "No se utilizó un euro público en la organización del referéndum", ha dicho tres veces.

"Desde la cordialidad"

Este interrogatorio "desde la cordialidad", como lo ha definido el propio Rull, sirvió de nuevo para que se escuchara el alegato diario contra la decisión del Supremo de no autorizar la traducción simultánea para que puedan hablar en catalán sin la interrupción de un traductor físico. "Usar la lengua materna es un derecho fundamental y a través de la traducción consecutiva creo que se vulnera este derecho", ha defendido. Y ha seguido insistiendo. "Hacen imposible mi derecho a expresarme en plenitud. Y no es menor. La Fiscalía me pide 16 años de cárcel, la Abogacía 11 y la acusación popular 74".

"Acabo con un lamento: con demasiada frecuencia tengo la sensación de que se ve la lengua catalana, que no es minoritaria, como una amenaza o como un problema. Ojalá algún día se vea la lengua catalana por determinados catalanes como una riqueza". En este punto, el presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha intervenido para precisar que los magistrados no lo ven así. "No es cierto", ha indicado. El presidente se ha visto obligado a intervenir en varias ocasiones más para moderar el tono de la declaración, que tan 'cordial' no ha sido. En uno de esos momentos le ha pedido que no tratara de "invertir los términos" para pasar a ser él quien cuestione o pregunte a la Fiscalía. "No reproche los términos de su escrito", ha precisado Marchena.

Foto: Vista de los líderes independentistas en el juicio. (EFE)

También ha habido referencias a Vox. En el inicio, cuando Rull explicaba que contestaría a la Fiscalía y la Abogacía pero no a la acusación popular, ha lanzado: "Por respeto a las personas que en nuestro país sufren la xenofobia, el racismo, la homofobia... No voy a contestar a la acusación popular representada por Vox, un partido de extrema derecha".

La declaración ha tenido varios momentos estelares. Rull ha hecho alusión a las cargas del 1-O y ha recordado cómo la prensa internacional reflejó aquello en esos días. Se ha referido a la portada 'Shame of Europe' y a otras en las que se calificaba lo sucedido como una vergüenza y ha ponderado la objetiidad de los periodistas extranjeros para valorar lo sucedido en los colegios electorales. También ha hecho referencia a las urnas para desvincularse de su adquisición o del conocimiento de cómo se compraron. Fue, ha indicado, "una iniciativa que comprometió a mucha gente" movida por "la fuerza de la esperanza" que es "extraordinaria".

Lección de ortografía

También se ha permitido corregir a la Fiscalía y al tribunal en su ortografía catalana. Respecto a Terrassa, su ciudad, ha indicado que aparece mal escrito en múltiples ocasiones como 'Tarrasa'. Su mensaje respecto a la violencia fue el mismo que en los pasados días. Las manifestaciones, como las del 20-S, fueron expresiones pacíficas de libertad de expresión con excepciones puntuales de algunas personas que atacaron coches policiales. La fiscal Madrigal le enumeró los 'escraches' a cuarteles y hoteles donde se alojaban policías aquellos días y él aseguró que no los conoció en su día y que, en cualquier caso, los condena. Preguntado por si hizo una condena pública de la violencia, ha dicho que "mantuvo granítica" su "convicción pacífica y democrática" en todo momento.

Donde sí estuvo hábil Rull fue en sus explicaciones sobre su negativa a que el barco que transportó y albergó a las fuerzas policiales envíadas, el conocido como Piolin, atracara en Palamós. Explicó que la solicitud de autorización no siguió el canal oficial, y aportó documentos para demostrarlo, y describió como se recibió una llamada informal en la que se pedía permiso de atraque para 20 días para "reparar camarotes". No se concedió por el tamaño del puerto, muy reducido, y el tapón que hubiera supuesto su presencia para otros buques, dijo. El barco acabó en el puerto de Barcelona, de gestión estatal.

El 'exconseller' del Govern Josep Rull ha salido hoy al ruedo de las declaraciones del Tribunal Supremo con ganas de pelear y una pulsera amarilla. De las declaraciones de los últimos dias, la suya ha sido la más dura contra el Tribunal Constitucional. Su argumentación sobre los motivos que le llevaron a incumplir sus mandatos ha estado trufada de una acusación de falta de imparcialidad. Al TC -ha dicho- le falta "autoridad moral". "Hay una permanente utilización del Tribunal Constitucional por el Estado y el TC se ha dejado instrumentalizar", agregó en otro de los puntos de su interrogatorio.

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