Sánchez insiste ahora en ocupar el espacio del centro con PP y Cs escorados por Vox
El presidente sostiene que la formación de Abascal arrastrará a posiciones más radicales a Casado y Rivera, por lo que dejará un espacio libre de "moderación" a los socialistas
Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. El PSOE está próximo a perder el Gobierno andaluz tras 36 años en sus manos pero puede convertirse en una "oportunidad", tal y como valoran en la cúpula del partido. Lo puede ser, estiman en Ferraz y en La Moncloa, porque el pacto de PP y Ciudadanos con Vox, necesario para lograr arrebatar la Junta a Susana Díaz, escorará a ambas fuerzas, las llevará a la esquina derecha del cuadrilátero, y dejará un campo de juego más amplio a los socialistas. El de la "moderación".
Un honor participar en el acto por los #40AñosDeConstitución
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 6 de diciembre de 2018
Con las mujeres y hombres protagonistas, junto a la sociedad española, de estos 40 años de democracia, celebramos en la sede de la soberanía popular el espíritu de entendimiento que hizo posible nuestra Constitución. pic.twitter.com/PNgpCxMsjO
Pedro Sánchez hará valer esa carta, y profundizará en ella ante unas elecciones generales que no serán previsiblemente en marzo, pero sí próximas, quizá el superdomingo del 26 de mayo. El presidente del Gobierno está convencido de que el "consorcio de las derechas" que PP, Ciudadanos y Vox podrían inaugurar en Andalucía deja al PSOE libre el "espacio de la moderación". Y eso es, objetivamente, una ventaja. Una "oportunidad", como también la define José Luis Rodríguez Zapatero, una ocasión que ha de utilizarse "con inteligencia y 'finezza".
Ambos, Sánchez y Zapatero, eran solo dos protagonistas de las decenas de autoridades y ex que atestaban el Salón de Pasos Perdidos del Congreso, que este jueves acogía la recepción posterior a la conmemoración solemne de los 40 años de la Constitución. El jefe del Ejecutivo danzaba de corrillo en corrillo con los periodistas, en un espacio que se hizo demasiado pequeño y en el que se apiñaban con dificultades los Reyes y el resto de la Familia Real, miembros del Gobierno —acudieron todos los ministros menos la titular de Industria, Reyes Maroto, indispuesta—, representantes de todos los poderes del Estado, diputados, senadores, presidentes autonómicos —fueron hasta 12, todos menos los de Cataluña (Quim Torra), País Vasco (Iñigo Urkullu), Navarra (Uxue Barkos), Valencia (Ximo Puig), Baleares (Francina Armengol), Cantabria (Miguel Ángel Revilla) y Melilla (Juan José Imbroda)—, expresidentes del Ejecutivo central (y estuvieron los cuatro vivos: Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy), padres de la Carta Magna, autoridades, ex altos cargos y periodistas. Lleno absoluto.
El "consorcio de las derechas", como dice Sánchez, puede ser una "oportunidad" para el partido de cara a los siguientes procesos electorales
Los socialistas ya se van haciendo a la idea, tras el batacazo imprevisto del domingo, de que su joya de la corona, la Junta de Andalucía, va a cambiar de manos en unas semanas. Sánchez, de hecho, en su conversación con los informadores, daba casi por descontando que Albert Rivera pactará con el PP de Pablo Casado y no le importará recibir los votos de los 12 parlamentarios de Vox. Como lleva defendiendo en los últimos días, esa alianza de las tres formaciones conservadoras —el "consorcio de las derechas", según sus palabras— acabará arrastrando a la radicalidad a populares y naranjas. Su número tres, José Luis Ábalos, recordaba este martes que no es igual "investir" a un presidente, que exige un acuerdo sobre un programa, que "revocar", que tumbar a un jefe del Ejecutivo en ejercicio, como sucedió hace seis meses con Rajoy. Los socialistas, por tanto, diferencian entre una investidura que se apoye en una necesaria entente con Vox de la moción de censura que ganó Sánchez, y en la que no hubo "ningún acuerdo" con los independentistas. "Ni lo hay".
Díaz: ¿van a "blanquear" a Vox?
El PSOE insistirá una y otra vez en lo que supone un entendimiento con la formación de Santiago Abascal, que no respeta los "valores constitucionales" como la igualdad de hombres y mujeres, la lucha contra la violencia machista o el respeto a las minorías, y que además impugna el Estado de las autonomías, haciendo peligrar, resaltó Sánchez, el autogobierno de Andalucía.
"Al escorarse PP y Cs, ganaremos las generales. Somos la opción más razonable, la izquierda que seduce al centro", señalan en el Ejecutivo
La propia presidenta en funciones, Susana Díaz, comentaba a su llegada a la ceremonia de aniversario de la Constitución en el Congreso, que Rivera tendrá que optar entre su socio francés, Emmanuel Macron, o virar hacia el ultraderechista Matteo Salvini, líder de la Liga, vicepresidente del Ejecutivo italiano y rostro de la política antiinmigración y populista. "Los partidos que se llaman constitucionalistas en un día como hoy tendrán que decir si están dispuestos a blanquear y normalizar esa extrema derecha solo para hacer un reparto de sillones o si los van a aislar como hacen en otros países los defensores de la democracia", sostuvo.
"Estamos expectantes con Andalucía —indicaban después fuentes del Gobierno a este diario—. Si finalmente perdemos la Junta porque pactan con Vox, nos sirven en bandeja el discurso". El mensaje, de nuevo, de la "moderación". Sánchez lleva ya tiempo apuntalando esa idea. Hace casi un mes, tras el comité federal que dio el pistoletazo de salida a las autonómicas, municipales y europeas del 26-M, el presidente se atribuyó el papel de la política del "sentido común" frente a la "política pendenciera" de PP y Ciudadanos.
Ahora, advierten en el Ejecutivo, situarse en el espacio de la centralidad no será complicado. "Al escorarse ellos dos [populares y naranjas], vamos a ganar con claridad las generales. Es evidente que somos la opción más razonable que no hará falta incidir mucho. Somos la izquierda razonable que seduce al centro", analizan desde el entorno del presidente.
Distancias con los separatistas
En paralelo, el presidente escenifica su distanciamiento con las formaciones independentistas. Eso explica que, tras la debacle en Andalucía, haya decidido su último giro: llevar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) a las Cámaras, aun a riesgo de que no sean aprobados. Sánchez pretende evidenciar que es él quien marca la iniciativa, que su Gabinete "es independiente del mareo al que le intenten someter los independentistas", como decían en su equipo este miércoles. Es tiempo de que cada partido "se retrate".
El primer paso lo da este viernes el Consejo de Ministros, cuando dé el visto bueno a la nueva senda de déficit (-1,8% para 2019), la misma que ya tumbó la Cámara Baja en julio pasado y que previsiblemente volverá a ser rechazada por las Cortes ahora. Hacienda solo busca, con este trámite, que PP y Cs no utilicen su mayoría en la Mesa del Congreso para obstaculizar la tramitación de las cuentas, alegando que no se llevaron al Parlamento los objetivos de estabilidad presupuestaria.
El presidente llevará los PGE como señal de estabilidad para la UE. El primer paso, este viernes, con la aprobación de la senda de déficit del -1,8%
El Gobierno cuenta con que será casi imposible sacar adelante los PGE, pero asume ese coste. Consigue retratar a Cs en plena negociación con Vox y puede comparecer ante los ciudadanos luciendo esa derrota parlamentaria, advirtiendo de que los separatistas no han apoyado su proyecto porque no ha cedido a nada de lo que demandaban: ni derecho de autodeterminación ni una mejor situación para los encausados por el 'procés'.
Sánchez comentó a los periodistas que su viraje, que ultimó hace unas tres semanas, también tiene como objetivo lanzar un mensaje a la Unión Europea de estabilidad, de compromiso del Gobierno con sus obligaciones presupuestarias. La tramitación llevará varias semanas, con lo que se cancela casi definitivamente la posibilidad de que las generales se celebren a primeros de año. "En marzo, estaremos trabajando y gobernando. Tengo muchas cosas que hacer" en esta legislatura, dijo a los informadores.
El presidente también remarcó que un fracaso de sus PGE no conllevaría necesariamente un adelanto electoral, aunque en su dirección se asume que sin ese combustible será complicado seguir. No obstante, antes de llamar a las urnas, el Ejecutivo pretende aprobar las medidas más relevantes contenidas en esos Presupuestos vía real decreto ley. Antes, este mismo mes, se materializará una de las iniciativas pactadas con Unidos Podemos, la subida del salario mínimo a 900 euros, con impacto en la vida de miles de personas, las que cobran ese SMI o tienen un sueldo vinculado a él.
"Apoyo" a Díaz
La ventana electoral más inmediata, si se consuma el rechazo de los PGE, sería el superdomingo del 26-M, una jornada en la que coincidirían generales, autonómicas, municipales y europeas, una alternativa que espanta a los barones autonómicos y que genera un rechazo bastante amplio. Sin olvidar, como recordaba Zapatero, que si algo ha demostrado Sánchez es capacidad de resistencia, con lo que no sería extraño que apurase más los tiempos si rehúye la simultaneidad de procesos electorales. Este mismo jueves el jefe del Ejecutivo deslizaba que le pidieron (desde el PSOE andaluz) que no hiciera coincidir legislativas con autonómicas y no lo hizo.
En 1978 el pueblo español votaba sí a la #ConstituciónEspañola.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 6 de diciembre de 2018
Hoy celebramos ese sí a un proyecto colectivo de libertad, progreso y democracia. Hoy, reformarla es reforzarla. Apostar por un cambio de época recuperando aquel espíritu de concordia. Felices #40AñosDeConstitución pic.twitter.com/DHKB1ePHll
Sánchez coincidió con Díaz en el acto del 40 cumpleaños de la Constitución en el Congreso. No se les vio saludarse ni hay fotos juntos, a diferencia de la imagen para el recuerdo que se hicieron los cinco presidentes autonómicos socialistas presentes en Madrid (Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara, Javier Fernándezy Emiliano García-Page), todos, por cierto, alineados con ella en las primarias de 2017. No obstante, el jefe del Ejecutivo intentó intentó disimular fricciones con ella. El presidente insistió en que la baronesa tiene todo su "apoyo" para intentar ser reelegida, y en que es importante que todo el PSOE reme unido para ayudarla. Ella será la candidata a la investidura, y Ferraz no ofrecerá su cabeza. "O Susana o Susana", llegó a decir el líder socialista.
Díaz insiste en que está dispuesta a "resistir" como líder de la oposición y al frente del PSOE-A. Sánchez dice que la apoya para ser reelegida
Sin embargo, sigue sin estar claro qué ocurrirá si Díaz, como parece previsible, no logra la investidura. Ferraz, aunque haya rebajado el tono, continúa convencido de que si la Junta se pierde, el PSOE-A ha de abrir un proceso de "renovación" que pasa por el relevo de su líder. Pero ella no se marchará. Este jueves repitió, a su llegada a la carrera de San Jerónimo, que no tiene previsto dejar su escaño, ni abandonar las riendas de su federación. Su "obligación" y "lo mínimo" que puede hacer por el millón de andaluces que confiaron en ella, señaló, es dirigir la oposición desde el Parlamento. No es como "aquellos que dicen si no soy alcalde o alcaldesa me voy".
Díaz esgrime ante Ferraz que sí ganó las elecciones —a diferencia de Sánchez, recuerdan los susanistas, que perdió en dos generales consecutivas, en 2015 y 2016— y que tiene a su partido unido en torno a ella como un puño. "Resistir es vencer", indicaba la presidenta en funciones durante la recepción en el Congreso a todo aquel que se le acercaba. Eso es lo que quiere hacer, atrincherarse en Sevilla. La dirección federal, que confiaba en que la lideresa cayera como "fruta madura", no tendrá tan fácil removerla. Menos cuando se acercan varios procesos electorales y la prioridad es aparcar las hostilidades internas.
La ministra Montero no quiere ser la sucesora de Díaz
¿Quién sería el relevo de Susana Díaz en Andalucía si finalmente diera un paso atrás o Ferraz impusiera su criterio? Uno de los nombres en circulación, desde que Pedro Sánchez configuró su Gobierno, es el de su ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que con el paso de los meses es uno de los valores en alza de su Gabinete. Ella aterrizó en el Ejecutivo central procedente de la Consejería de Hacienda de Andalucía.
Fuentes próximas a Montero, presente este 6-D en la recepción en el Congreso, señalaron que ella no tiene "ningún interés en la vida orgánica", y por tanto no querría postularse como sucesora de Díaz en caso de que se procediera a la "renovación" del PSOE-A. De momento, ella está centrada en ultimar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019, que finalmente se presentarán a mediados de enero.
Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. El PSOE está próximo a perder el Gobierno andaluz tras 36 años en sus manos pero puede convertirse en una "oportunidad", tal y como valoran en la cúpula del partido. Lo puede ser, estiman en Ferraz y en La Moncloa, porque el pacto de PP y Ciudadanos con Vox, necesario para lograr arrebatar la Junta a Susana Díaz, escorará a ambas fuerzas, las llevará a la esquina derecha del cuadrilátero, y dejará un campo de juego más amplio a los socialistas. El de la "moderación".
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