La banca registra actividad precovid y se prepara para un 'boom' de la demanda

La banca ya está posicionándose para una aceleración de la economía en la segunda mitad del año. En línea con las previsiones, anticipa que el PIB se disparará a partir del verano, pero en realidad ya está registrando varios indicadores de actividad al mismo nivel que en 2019, antes de la pandemia, o incluso por encima.

Así ocurre por ejemplo con la concesión de hipotecas, que se paralizó con el covid. Una vez que las restricciones se evaporan y la incertidumbre disminuye a medida que más trabajadores en ERTE vuelven a trabajar con normalidad, la principal clave pasa a ser qué pasará con el ahorro embalsado. Es decir, la liquidez de hogares y familias en cuentas corrientes y depósitos a la vista, un colchón sin precedentes que se construyó a partir de la crisis del coronavirus.

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Las empresas aumentaron su caja para asegurar sus compromisos, incluso con la petición de préstamos ICO transformados en depósitos, mientras que los hogares dispararon sus depósitos como consecuencia de la imposibilidad de gastar con normalidad por las restricciones. Así, entre diciembre de 2019 y marzo de 2021, según datos del Banco de España, ha habido un incremento en depósitos de 72.400 millones en las familias, hasta los 925.600 millones, y en 24.400 millones hasta los 282.700 millones en las empresas.

“Salvo sobresaltos, la recuperación será en V, con un crecimiento del 5,8% según nuestro servicio de estudios. Antes, las expectativas de crecimiento se debatían en décimas y ahora por puntos porcentuales por la incertidumbre positiva, con un consumo disparado tras el ahorro embolsado”, apuntó la semana pasada César González-Bueno, consejero delegado de Banco Sabadell, en unas jornadas organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en Santander con el patrocinio de BBVA.

El ejecutivo también señaló que, en el banco que dirige, “la producción de hipotecas hasta mayo (de 2021) está en un 30% por encima de los niveles de 2019. En TPV (terminal punto de venta), está ya por encima de mayo de 2019, y eso con menos afluencia turística”. Es decir, la actividad registrada está siendo mayor incluso que la del año previo al covid, en plena expansión de la economía.

Más consumo en comercios

Lo mismo se observa con los datos de tarjetas de débito y crédito y con los movimientos en TPV. A partir del análisis de estos microdatos, en BBVA Research esperan una recuperación del consumo privado en la segunda mitad del año “por la absorción del ahorro acumulado”, explicó Tomasa Rodrigo, responsable de proyectos Big Data de BBVA Research en las mismas ponencias.

“Parte del ahorro se ha consolidado y se gastará durante los próximos años. Para 2022 esperamos un aumento de entre el 6% y el 7%”, añadió Tomasa Rodrigo. Por ahora, se están registrando aumentos interanuales en 47 de las 52 provincias, con un crecimiento en junio del consumo por tarjeta del 25%.

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Cuando se comparan los datos de 2021 respecto a los de 2020, el gasto exhibe variaciones positivas en todos los meses entre enero y mayo. El incremento se aceleró en marzo y mayo hasta rozar el 20%, gracias principalmente a las transacciones en comercios. No obstante, disminuyó el 'ticket' medio de las operaciones.

“Las compras con tarjeta fueron mayores que las realizadas en mayo de 2019 en muchos sectores, destacando el repunte del gasto en restauración y ocio y el cambio de tendencia en los más favorecidos por la mayor movilidad: viajes, alojamiento y transporte”, apunta el análisis de BBVA Research liderado por Tomasa Rodrigo. Es decir, en cuanto se eliminó el cierre perimetral en las comunidades autónomas, se disparó el gasto.

Para los bancos, esto es una muestra más de que el ahorro se transformará en consumo, tanto en créditos al consumo como en hipotecas. En su defecto, confían en seguir potenciando la venta de productos de inversión, principalmente fondos. Por el contrario, el supervisor está tratando de enfriar estas proyecciones, ya que no está claro que todo el ahorro se transforme en consumo.

Así lo puso de manifiesto el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, quien en las mismas conferencias organizadas por la APIE indicó que “la incertidumbre es muy elevada, porque el ahorro se ha concentrado en las rentas más altas, con propensiones marginales a consumir más bajas, deterioro fiscal y, por tanto, los efectos ricardianos no son descartables”.

Estos efectos se refieren a la posibilidad de que los agentes económicos perciban un riesgo de más impuestos en el futuro, debido al deterioro de las cuentas públicas con la deuda disparada (125% del PIB en el primer trimestre). De esta forma, podrían tener la tentación de guardar parte de su ahorro para afrontar una tributación mayor.

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Hernández de Cos recordó que el crédito creció en términos interanuales en 2020 por primera vez en varios años, una variación que se explica principalmente por los avales del ICO, que supusieron el 34% de las nuevas operaciones. Este año se ha registrado estabilización, tanto por un endurecimiento de las condiciones de financiación como por menor demanda.

No obstante, los primeros meses del año estuvieron marcados por la incertidumbre y las nuevas restricciones derivadas de la tercera ola del covid. Según se han levantado las medidas de contención y avanza el proceso de vacunación, en la banca se espera más actividad crediticia, y está preparada para ello.

Los bancos han conseguido llegar a niveles de provisiones que satisfagan al supervisor, tras un continuo toma y daca con el Banco Central Europeo (BCE). Asimismo, la tasa de morosidad, aunque se espera que crezca, sigue estancada en los niveles precovid (4,6%). Pero, sobre todo, los bancos han acumulado un volumen de liquidez en máximos históricos, con otros 30.000 millones este año depositados en el BCE, sumando ya 279.036 millones.

Esta liquidez está penalizada con hasta el 0,5% por la política de tipos negativos del BCE, que busca precisamente incentivar el crédito. Teniendo en cuenta la reactivación de la demanda por la aceleración de la economía, la disminución de la incertidumbre gracias a la vacunación, y la facilidad de la banca para obtener liquidez con los préstamos a largo plazo del BCE con tipos de hasta el -1% (TLTRO III), las entidades anticipan un repunte del crédito que apoye la recuperación.