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Material sanitario y 6.000 repatriados, los vuelos especiales en plena crisis del COVID
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Material sanitario y 6.000 repatriados, los vuelos especiales en plena crisis del COVID

En la actualidad, muchas personas están volviendo a España con la ayuda de Iberia, en un momento de grave crisis donde la planificación es fundamental

Foto: Vuelo de repatriación de Quito. (Iberia)
Vuelo de repatriación de Quito. (Iberia)

Es una pesadilla de la que es imposible escapar. La pandemia por coronavirus parece haber terminado de un plumazo con años y años de globalización, en un mundo nuevo en el que las semanas transcurren en confinamiento absoluto. Mientras los gobiernos de todo el planeta instan a las poblaciones a quedarse aisladas en sus casas, con la intención de no propagar el virus, también se cierran las fronteras. Y solo hay una pesadilla peor que la de encontrarse encerrado entre las cuatro paredes de tu hogar: no poder hacerlo. Estar fuera de casa, a muchos kilómetros de distancia, y sin posibilidad de volver.

Para los que, por suerte, nos encontrábamos en nuestro país cuando explotó la crisis sanitaria, quizá el problema se nos antoje lejano —nunca mejor dicho—, pero lo cierto es que en la actualidad hay miles de españoles que se encuentran atrapados fuera del país por culpa del coronavirus, sin poder volver. Lo escuchamos continuamente en las noticias y vemos vídeos en redes sociales: personas en otros rincones del mundo que piden ayuda para retornar a casa sin poder hacerlo, acudiendo a consulados y embajadas. Jamás nos habíamos tenido que enfrentar a una situación como esta, ¿cómo actuar en un momento así?

Los vuelos de repatriación han comenzado cuando Iberia ya había reducido su capacidad por las restricciones del espacio aéreo

Algunas compañías, como Iberia, están aportando su granito de arena para solucionar el problema. En la actualidad, más de 6.000 personas están retornando a España gracias al gigante aéreo, en los vuelos de repatriación que está organizando con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, embajadas y consulados de nuestro país en el exterior. Argentina, Ecuador, Colombia, Japón, República Dominicana, Senegal... poco a poco, los españoles repartidos por todo el globo, vuelven a casa.

Pero no es fácil y requiere mucha planificación. Todo comienza con Maite Palmí, directora de la ya mencionada Planificación y Programas de Iberia. Las solicitudes no llegan en el mejor momento: los vuelos de repatriación han comenzado cuando la compañía ya había reducido su capacidad por las restricciones del espacio aéreo en la mayoría de países, o por el estado de alarma, y esto no encaja bien con el gran volumen de solicitudes del momento. En la actual situación de crisis, se debe analizar con qué avión operarará el futuro vuelo y si habrá disponibilidad de avión y tripulaciones. Atendiendo a estos conceptos, se programa.

"Es cierto que es la primera vez que nos enfrentamos a una situación de esta magnitud", cuenta Palmí a este periódico, "pero en el pasado hemos tenido que afrontar situaciones muy difíciles para la aviación como fueron los atentados del 11S, la erupción del volcán Eyjafjallökull o la crisis del virus del SARS en 2003, entre otros. Además en Iberia tenemos diseñados planes de emergencia que nos preparan para afrontar situaciones de mucha incertidumbre y muy complejas operacionalmente. Desconocíamos el resultado final, pero sabíamos perfectamente lo que teníamos que hacer según las circunstancias se han ido aconteciendo", explica.

La compañía ha traído desde Bruselas y Múnich 23 respiradores donados por empresarios que se han destinado a cinco hospitales de Madrid

Cuando los detalles (número de vuelo, fecha y horarios de salida, llegada a destino y regreso, mantenimiento...) están definidos, llega el turno del área de Derechos de Tráfico y Slots, con Alicia Abascal a la cabeza, que se encarga de obtener los permisos necesarios para poder operar en los países donde se necesita un vuelo de repatriación.

La gestión de estos permisos es muy complicada en una coyuntura como la actual, donde el entorno regulatorio es muy cambiante. "En algunos países se aplican restricciones incluso a nuestras tripulaciones, por lo que conseguir un permiso para poder volar que contemple una exención para que los tripulantes del vuelo puedan descansar en el país antes de su regreso no es fácil", cuenta Abascal a este periódico. Además, no solo se requieren los permisos del país donde se aterriza, también de otras zonas que se sobrevuelan (Mongolia, Rusia o Bielorrusia) con los vuelos chárter del corredor Sanitario a China (que han abierto en conjunto con Fenin y el grupo Oesía) para poder traer material humanitario.

Ayuda humanitaria

Porque los aviones no solamente operan para traer a personas que se encuentran fuera de su país de origen, Iberia está colaborando también en el transporte de material sanitario y ha abierto un corredor aéreo con China: junto con Inditex, hoy día 28 de marzo operará un vuelo (Madrid-Shanghái-Madrid) que servirá para traer material sanitario. De la misma manera, desde Bruselas y Múnich han traído 23 respiradores donados por empresarios que se han destinado a cinco hospitales de Madrid. También ha donado cerca de 9.000 edredones, 2.200 almohadas y 2.200 fundas, además de batas sanitarias.

El 20 de marzo se realizó un vuelo de repatriación en República Dominicana: dos días antes el gobierno había anunciado el cierre de fronteras

¿Cuál es la postura de la tripulación ante esta situación de crisis? Según explica José Luis Arizmendi, del área de Planificación de Tripulaciones: "Muchos de nuestros pilotos y tripulantes de cabina se están ofreciendo voluntarios para participar en estos vuelos de repatriación. Con este alto número de voluntarios se cubre casi la totalidad de la demanda de los vuelos pero, en caso de que aumentase y fuesen necesarios más, los vuelos se realizarían con las tripulaciones de imaginaria que la compañía tiene programadas para este periodo".

Como es lógico, en los aviones, especialmente aquellos que vienen de zonas donde el foco de contagio es intenso, se han extremado las precauciones: "Hemos intensificado la limpieza con con líquidos certificados por la autoridades como efectivos para desinfectar el avión de COVID y, en el caso de que en el avión hubiera un pasajero con síntomas, también hay un protocolo establecido tanto para actuar tanto a bordo como a la llegada", cuenta Arizmendi a El Confidencial.

En Iberia tenemos diseñados planes de emergencia que nos preparan para afrontar situaciones de mucha incertidumbre

Quizá suena a cliché, pero lo importante parece no perder la esperanza. Un ejemplo esclarecedor es el que cuenta Ana Adela Vásquez, delegada comercial de Iberia en Caribe: el 20 de marzo se logró llevar a cabo un vuelo de repatriación en República Dominicana, pese a que dos días antes el gobierno había anunciado el cierre de fronteras. Desde el país ya han salido dos vuelos con más de 500 turistas españoles: la Embajada publica en su Twitter la fecha del vuelo y, a continuación, se producen miles de llamadas y cientos de personas acuden a la oficina de Iberia.

Para ella, toda la experiencia está siendo increíble; buenos deseos, rostros con lágrimas de alegría, ¿y los que todavía no han podido volver a sus casas?: "Les diría que se mantengan atentos a las informaciones de sus consulados y embajadas y a la información de Iberia, en las propias oficinas o bien en RRSS; para nosotros, la mayor satisfacción es poder devolverles a sus casas". Están siendo muchas las despedidas y las promesas de volver a verse, pero eso será cuando el enemigo haya sido al fin abatido.

Es una pesadilla de la que es imposible escapar. La pandemia por coronavirus parece haber terminado de un plumazo con años y años de globalización, en un mundo nuevo en el que las semanas transcurren en confinamiento absoluto. Mientras los gobiernos de todo el planeta instan a las poblaciones a quedarse aisladas en sus casas, con la intención de no propagar el virus, también se cierran las fronteras. Y solo hay una pesadilla peor que la de encontrarse encerrado entre las cuatro paredes de tu hogar: no poder hacerlo. Estar fuera de casa, a muchos kilómetros de distancia, y sin posibilidad de volver.

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