Bankia teme un giro a la izquierda del PSOE en la campaña que retrase su privatización

Bankia se enfrenta al cuarto Gobierno desde que fue nacionalizada con mayor incertidumbre que nunca. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri teme un giro a la izquierda en la campaña electoral que arranca el 12 de abril que la vuelva a poner en el foco, tras unos años de relativa tranquilidad.

Fruto de esta amenaza, Goirigolzarri decidió este jueves lanzar un mensaje de cautela a los políticos, pidiendo al próximo Gobierno "que tenga claro el proceso de privatización, que Bankia vuelva al sector privado". "Hay que evitar tentaciones de usar Bankia como banco público, en eso coinciden los grandes partidos", añadió.

Aunque no hubo mención directa a ninguna formación, fuentes próximas a la entidad explican que preocupan el PSOE y Podemos. El partido liderado por Pablo Iglesias ha sido siempre partidario de hacer con Bankia un banco público, algo que provocó un choque de Goirigolzarri con el representante del grupo morado en el Congreso Alberto Montero.

En el caso del PSOE, la preocupación que hay en Bankia es que la disputa de los espacios de la izquierda le lleve a 'podemizar' su discurso sobre Bankia y el sector financiero. El Gobierno de Pedro Sánchez ha estado cerca de crear un impuesto a la banca durante su mandato, y no se descarta que lo haga en caso de llegar de nuevo a la Moncloa. Ya antes de llegar a la Moncloa, el partido socialista se abstuvo ante una propuesta de Podemos de convertir a Bankia en un banco público como el ICO.

En el sector financiero, se ve a Nadia Calviño, ministra de Economía, como el dique de contención que ha evitado que la privatización de Bankia o la gestión de Sareb entren en el debate político. Pero no está garantizado que la titular de la cartera de Economía esté en el próximo Gobierno.

Daño reputacional

En este contexto, en el entorno de la entidad preocupa que Podemos pueda usar la marca de Bankia en campaña, y más aún que el PSOE arremeta contra el sistema bancario en su argumentario para tratar de arañar votos de la izquierda en un momento delicado, con rentabilidades muy moderadas por los bajos tipos de interés. Dichas fuentes recuerdan que ha costado mucho esfuerzo tratar de superar la crisis reputacional que se arrastraba desde 2012 y que no sería bueno que se utilizase el sistema financiero con fines electoralistas.

Más allá del debate político, en Bankia preocupa principalmente que el mercado deje de interpretar que el banco va a ser privatizado, lo que penalizaría la acción. Cualquier noticia en este sentido tampoco sería bien percibida por organismos internacionales como la Comisión Europea y el FMI, que periódicamente recuerdan a España la necesidad de vender sus acciones en el banco presidido por Goirigolzarri.

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Sin embargo, esta pelea del equipo de Bankia por su privatización tiene como mayor enemigo la cotización del banco. Como el resto de entidades europeas, la entidad acumula caídas considerables desde principios de 2018, cercanas al 40%. Entre los principales motivos de estos descensos, está la política monetaria del BCE, que está retrasando la subida de tipos de interés por la debilidad de la economía europea, lo que complica aún más la rentabilidad de las operaciones bancarias.

Aun así, en el grupo nacionalizado existe una confianza ciega en que el plan estratégico acabará calando en el mercado. Por ello, mantienen el compromiso de retribuir a sus accionistas con 2.500 millones entre 2018 y 2020. Y también creen que cuanto antes venda su principal accionista, el Frob —con más de un 60%—, mejor se comportará la acción. Todo queda en manos del fondo público y de los votantes.