Eroski mantiene la pugna con la banca a 10 días para evitar el aviso de riesgo de impago
La compañía vasca y los acreedores apenas han acercado posturas año y medio después de unas negociaciones que tienen en el próximo 31 de enero una fecha clave
A Eroski le quedan apenas 10 días para impedir que KPMG, el auditor de sus cuentas, incluya en el informe anual del ejercicio 2018 una salvedad que alerte del riesgo de impago al no haber alcanzado todavía un acuerdo con la banca para refinanciar los 1.600 millones que debe pagar el próximo mes de julio. Según fuentes próximas a las conversaciones, las posturas siguen muy alejadas, tras casi año y medio de conversaciones, por la petición del grupo de supermercados de una quita a las entidades financieras.
Así lo aseguran fuentes inmersas en las negociaciones, en las que participan Morgan Stanley, en nombre de la compañía, y PJT Partners y KPMG, en representación de los acreedores. El único acercamiento que ha habido desde septiembre de 2018, momento en el que Eroski planteó la condonación de hasta 500 millones de euros de la deuda, ha sido la reducción del importe de la quita. Ahora, la empresa presidida por Agustín Markaide ha reducido el volumen que pide que le sea perdonado a 400 millones, cifra que la banca rechaza si los accionistas no hacen frente al agujero de 542 millones generado por la compra fallida de Caprabo entre 2007 y 2012.
Eroski pagó 1.450 millones de euros en aquel momento para imponerse en la puja a Carrefour, Auchan, El Árbol y el fondo de capital riesgo Permira. Pero las ventas de la cadena con base en Cataluña se han desplomado cerca de un 50% desde la adquisición, lo que pone de manifiesto, según los acreedores, la existencia de un fondo de comercio —diferencia entre el valor pagado y el real de mercado— que el grupo vasco tiene que deteriorar.
Así lo advierte también KPMG en la auditoría de 2018, que considera este aspecto un factor vital en las cuentas de Eroski. Esa auditoría no incluyó ninguna salvedad sobre la capacidad de pago de la empresa de cooperativas porque el pasado 31 de enero de 2018 —fecha en la que termina el ejercicio fiscal— aún no quedaban menos de 12 meses para el vencimiento de los 1.600 millones del préstamo sindicado, que ya fue refinanciado en 2015.
Sin embargo, si antes de que acabe el presente mes no hay acuerdo con la banca, la firma de consultoría tendrá que advertir de este riesgo, ya que Eroski tendrá que poner a corto plazo —menos de 12 meses— una deuda que hasta el pasado año aún se calificaba de a largo. Eroski tiene una plantilla de 32.000 trabajadores, una cuarta parte de los cuales son además cooperativistas. Es decir, son los que tienen que asumir la pérdida de los 542 millones. La compañía sostiene que continúan las conversaciones con la banca, pero no concreta en qué momento están las discusiones ni cuándo se podría alcanzar un posible acuerdo.
Los principales prestamistas son Santander, que tiene cerca de 600 millones de riesgo, BBVA, con 430 millones, CaixaBank (370 millones), Sabadell (175 millones) y Bankia (140 millones). Precisamente, la entidad presidida por Ana Botín es la que ha decidido exigir por escrito al grupo vasco el cumplimiento de un plan de reestructuración después de constatar que las conversaciones amistosas iniciadas en septiembre de 2017 no han dado sus frutos.
Dicho plan se basa principalmente en la venta de activos estratégicos, como lo que queda de la propia Caprabo, Vegalsa —la filial de Galicia—, la división de Baleares (la más rentable) y Forum Sport, la cadena de tiendas de deportes creada con varios exdeportistas de élite como Miguel Induráin, Marino Lejarreta y Genaro Andrinúa. Eroski solo estaría dispuesto a vender estos activos si la banca le condona los citados 400 millones, exigencia a la que se niegan los acreedores.
Pérdidas para todos
Ese importe se corresponde con cerca del 20% de la deuda total que tiene Eroski, y que asciende a algo más de 2.300 millones de euros. Un volumen que incluye las emisiones de Aportaciones Financieras Subordinadas Eroski (AFSE), que ascienden a otros 288 millones adicionales. Esta deuda subordinada —parte de ella es perpetua— preocupa, y mucho, tanto a la banca como a la empresa, porque lleva implícita una pérdida muy considerable para los tenedores de estos valores. La mayoría, clientes de Banco Santander, de Caja Laboral y de CaixaBank, que entre 2002 y 2007 les colocaron estas inversiones que en 2016 fueron parcialmente canjeadas tras los escándalos de las participaciones preferentes.
Según datos oficiales, estas AFSE cotizan actualmente al 18,5% —las que no se canjearon por Obligaciones Subordinadas Eroski (OSE)— y al 22,5% de su valor nominal, después de registrar un desplome muy significativo el pasado año. En concreto, las primeras se cambiaban el ejercicio anterior al 24,5% y las segundas, al 29,36%, por lo que el deterioro en los últimos 12 meses ha sido del 24,48% y del 23,36% respectivamente.
A Eroski le quedan apenas 10 días para impedir que KPMG, el auditor de sus cuentas, incluya en el informe anual del ejercicio 2018 una salvedad que alerte del riesgo de impago al no haber alcanzado todavía un acuerdo con la banca para refinanciar los 1.600 millones que debe pagar el próximo mes de julio. Según fuentes próximas a las conversaciones, las posturas siguen muy alejadas, tras casi año y medio de conversaciones, por la petición del grupo de supermercados de una quita a las entidades financieras.