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El BdE recela de las opciones de la ‘clase media’ bancaria para reforzar su capital
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LA EMISIÓN DE CONVERTIBLES ES LA CLAVE

El BdE recela de las opciones de la ‘clase media’ bancaria para reforzar su capital

A pesar del intenso proceso de saneamiento llevado a cabo en los últimos años, la base de capital de la banca española se sitúa todavía un punto por debajo de la media comunitaria

Foto: El gobernador y el subgobernador del Banco de España, Luis M. Linde y Fernando Restoy (i). (EFE)
El gobernador y el subgobernador del Banco de España, Luis M. Linde y Fernando Restoy (i). (EFE)

El rescate bancario ha costado cerca de un 30% del PIB, incluyendo las aportaciones externas de casi 50.000 millones y las no menos onerosas dotaciones internas de 300.000 millones realizadas por las entidades financieras en los últimos cuatro años. Este esfuerzo ha permitido que la banca española aparezca como la más saneada de toda Europa, dado su mayor nivel de provisiones, pero otra cosa diferente es la base de capital, que todavía se sitúa en un punto aproximadamente por debajo de la media de la eurozona, lo que no deja de ser un serio problema en las fatídicas circunstancias de un mercado obligado a cambiar su modelo de negocio.

La posibilidad de levantar fondos frescos para reforzar los balances de las entidades de crédito se antoja una quimera con la actual y creciente presión sobre la rentabilidad que acecha las actividades en el sistema financiero. La caída de los márgenes de intereses, derivada de la política monetaria impuesta a ultranza por el BCE, constituye un punto de inflexión para la cuenta de resultados de los bancos, que en algunos casos se ha visto deteriorada también por el efecto negativo de los tipos de cambio en sus operaciones internacionales. Por si no fuera suficiente, las contingencias en el horizonte inmediato auguran quebrantos no menos esperados, entre los que destacan de manera especial el ‘agujero’ de las cláusulas suelo y el más temido de los tipos negativos de las hipotecas.

Bajo este desolador panorama, el Banco de España ha emprendido una tarea de concienciación con las entidades de crédito para que entiendan la urgente necesidad de apelar a los mercados en busca de instrumentos financieros convertibles que sirvan para modelar la foto fija del balance, de acuerdo con la nueva regulación preventiva de crisis bancarias adoptada por la Unión Europea desde principios de año. El Fondo Único de Resolución exige un nivel de capital suficiente para cubrir hasta un 8% del balance, con el fin de evitar que la liquidación de una eventual situación de insolvencia tenga que ser sufragada de nuevo a costa de los sufridos contribuyentes.

La institución que dirige Luis Linde considera que la banca se mueve claramente a un escenario en el que la deuda sénior podrá ser estatutariamente transformada en capital. Al menos, esta es la consecuencia que se extrae de las nuevas previsiones establecidas por la Autoridad Bancaria Europea (EVA) a la hora de fijar los requisitos mínimos de fondos propios y pasivo elegible. La clave reside en el denominado MREL, por sus siglas en inglés ('minimun required eligible liabilities'), que otorga un interesante margen normativo a los reguladores nacionales de cada país como responsables últimos de determinar el detalle concreto de las coberturas que deben presentar los bancos para amortiguar pérdidas y pagar con su propio capital un hipotético rescate.

No todos los bancos están en condiciones de emitir deuda convertible en capital a efectos de los nuevos requerimientos de la Autoridad Bancaria Europea

El futuro supercolchón de capital tendrá carácter multielástico, tanto en su tamaño como en su calendario de adecuación, por lo que las entidades de crédito podrán tomar aire antes de sumergirse en esta segunda fase de saneamiento. El Banco de España cuidará con mimo la aplicación de las exigencias comunitarias, pero eso no impide que el regulador se tiente la ropa ante la escasa ‘capacidad pulmonar’ de algunos de los principales bancos españoles, entendiendo como tal las posibilidades reales de acceder a los mercados de deuda. El aviso va especialmente dirigido a las marcas surgidas de las fusiones de las antiguas cajas, que son unas verdaderas extrañas para los grandes inversores institucionales.

La incertidumbre política de un Gobierno prolongado en funciones ha supuesto un obstáculo insuperable para la colocación en bolsa a lo largo de este año de las nuevas franquicias bancarias como Unicaja, BMN, Abanca o Ibercaja. A esto se añade la generalizada y persistente exposición al ladrillo que acaba de ser apuntada en el 'Informe de estabilidad financiera' y que evidencia serias debilidades en lo que el propio regulador define como ‘la clase media’ bancaria. En otras palabras, todas las entidades del sector, con la excepción del Santander, BBVA y La Caixa, cuyo volumen de balance representa una cierta garantía para tirar del carro si al final se impone la ‘manu militari’ y es necesario forzar una nueva ronda de consolidación bancaria.

El Banco de España considera que los problemas que ahora presenta el sistema financiero en nuestro país son perfectamente homologables a los que acechan a toda la banca en Europa, pero eso no quiere decir que las entidades estén a salvo de nuevos sustos, máxime en un momento de clara transformación del negocio. De ahí la necesidad de no perder tiempo y terminar antes de que sea tarde un proceso de reestructuración que, a juicio del regulador, no ha acabado todavía. La solución tendrá que venir, más pronto que tarde, en el próximo capítulo de fusiones a partir del 26-J.

El rescate bancario ha costado cerca de un 30% del PIB, incluyendo las aportaciones externas de casi 50.000 millones y las no menos onerosas dotaciones internas de 300.000 millones realizadas por las entidades financieras en los últimos cuatro años. Este esfuerzo ha permitido que la banca española aparezca como la más saneada de toda Europa, dado su mayor nivel de provisiones, pero otra cosa diferente es la base de capital, que todavía se sitúa en un punto aproximadamente por debajo de la media de la eurozona, lo que no deja de ser un serio problema en las fatídicas circunstancias de un mercado obligado a cambiar su modelo de negocio.

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