Fainé inicia el vaciado de CaixaBank para convertirlo en un banco tradicional

El presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, inició anoche el vaciado de la entidad para convertirlo en un banco tan solo centrado en su actividad financiera, un banco tan banco como pueda serlo, por ejemplo, el BBVA. Eso supone de forma paulatina ordenar el sueño de una banca industrial que siempre había defendido su predecesor, Josep Vilarasau. Este proyecto de banca industrial quedará concentrado en Criteria. Por eso, Criteria ha comprado a CaixaBank las participaciones del grupo financiero mexicano Inbursa y del Bank of East Asia (BEA) por 2.651 millones.

Fuentes financieras han explicado que de manera progresiva Criteria irá absorbiendo las participaciones de los paquetes de bancos y empresas que ahora controla CaixaBank (ver cotización), de manera que el banco catalán no siga siendo castigado por los consumos de capital de sus participadas. En un entorno de tipos bajos, la estructuración del pasivo es tan importante, o más, que la evolución de los márgenes bancarios.

Ahora, buena parte de los beneficios de CaixaBank dependen de las participadas, entre ellas los dividendos de Repsol y Telefónica. Eso en el futuro cambiará, aunque no lo hará de un día para otro.

En un entorno de tipos bajos la estructuración del pasivo es tan importante, o más, que la evolución de los márgenes bancarios

Criteria ha comprado ahora el 17,24% de BEA, que era la entidad que más consumía capital; y el 9% de Grupo Financiero Inbursa, que controla el magnate mexicano Carlos Slim. El ahorro por esta transacción en el consumo de capital mejorará la solvencia de CaixaBank en 1.700 millones, según han apuntado fuentes financieras.

En realidad, con esta operación ya se alcanza el objetivo de todo el plan estratégico 2015-2018, en donde se marcaba como ideal que las participadas solo supusieron el 10% del consumo de capital de CaixaBank. Tras vender Inbursa y BEA, este porcentaje será del 8%.

Se han elegido estas participaciones para dar el pistoletazo de salida en la reordenación del grupo porque, por un lado, se centran las participaciones de CaixaBank en la zona euro, y por otro, se mantienen las sinergias con Telefónica en un momento en que la banca electrónica está ganando peso en el conjunto del sector.

Cuestión de tamaño

Evidentemente, hay otras razones. Comprar los paquetes del 11,7% de Repsol y del 5% de Telefónica supondría para Criteria pagar más de 5.700 millones de euros, una operación mucho más cara que la llevada a cabo con Inbursa y BEA, y demasiado para la capacidad del 'holding' controlado al 100% por la Fundación Bancaria La Caixa.

Además, en el caso de Repsol (ver cotización), la acción ha caído en bolsa un 33,7% y tampoco sería cuestión de vender con minusvalías, perjudicando los resultados del banco.

Criteria reduce su control

Antes de la operación de Inbursa y BEA, Criteria controlaba el 56,8% de CaixaBank. Después de esta transacción, su control sobre el banco se reduce al 52%. Y en términos 'fully loaded', cuando en 2017 se haga efectivo el bono senior de Criteria, el paquete se situará en el 48,4%.

En la cartera de CaixaBank, además de Repsol y Telefónica, queda el 44% del banco portugués BPI, que tras el fracaso de la opa es una participación sin futuro en el grupo que preside Fainé. Y el 9,9% del banco austríaco Erste, un banco marcado por malos resultados desde 2014.