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Viaje al feminismo universitario militante: "Nunca votaría a Cs. Es un lavado de cara"
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LAS VOTANTES MÁS HOSTILES PARA RIVERA

Viaje al feminismo universitario militante: "Nunca votaría a Cs. Es un lavado de cara"

Un debate improvisado en la facultad de Políticas de la Complutense permite testar que las universitarias feministas rechazan de plano las "propuestas liberales" del partido de Rivera

Foto: Elena, Paula e Isabel, tres estudiantes de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense. (P.E.)
Elena, Paula e Isabel, tres estudiantes de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense. (P.E.)

Paula tiene 23 años y está haciendo un doctorado en Estudios Feministas y de Género en la Universidad Complutense de Madrid. Forma parte de una asociación universitaria, 'Punto Violeta', a través del que las estudiantes promueven el activismo feminista en la Universidad. Pero no solo de cara al 8 de marzo. "Es una victoria que haya una inmensa mayoría que ahora se reconozca como feminista. Hace cinco años era algo que estaba como mal visto, la gente no decía 'soy feminista' abiertamente". ¿Es algo para celebrar? Pues según como se mire, dice. "Es una victoria que tiene riesgos. Vemos a partidos como PP y Ciudadanos, que intentan legitimarse a través del movimiento". El feminismo universitario es territorio hostil para algunos.

Los populares, eso sí, decidieron no acudir a la manifestación del 8-M. Las dirigentes de Ciudadanos sí lo hicieron entre críticas de PSOE y Podemos. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, acusó al partido naranja de querer "reformular ridículamente el feminismo". Aquel 8 de marzo Rivera acudió a un acto con políticas de su formación en el que pusieron sus cartas encima de la mesa reivindicando la figura de Clara Campoamor: "Soy feminista y soy liberal". Las críticas llovieron.

"Yo no puedo considerar feminista a un partido que pacta con Vox [en referencia al acuerdo alcanzado en Andalucía]", dice Paula. "Ese es un partido que quiere derogar la ley contra la violencia de género y quitar derechos al colectivo LGTBI". No esconde sus intenciones: "Nunca votaría a Ciudadanos. No es feminismo. Es un lavado de cara".

placeholder Elena, estudiante de Políticas, en una de las paredes de la facultad. (P.E)
Elena, estudiante de Políticas, en una de las paredes de la facultad. (P.E)

Igual que otras universitarias, esta estudiante de doctorado reprocha medidas como regular la prostitución o una ley de gestación subrogada, iniciativas ambas que defiende el partido de Rivera. No hay manera de convencerlas. "Tasar el cuerpo de las mujeres nunca puede ser feminista", concluye Paula.

En el hall de la facultad de Ciencias Políticas, la misma que vio nacer a Podemos y sus grandes referentes, aparece Elena (19 años) y estudiante de segundo curso de esa carrera. Le acompaña Isabel (misma edad), que estudia Antropología. Aunque son vecinas de Alcobendas, se conocieron el pasado 8-M. Ellas pertenecen a otra asociación, 'La Chispa feminista'. La facultad de Políticas no es lo que se conoce ya como una facultad moderna. Las paredes y sus pintadas, los carteles y las pancartas apelan a un espíritu más propio de hace décadas. El de la lucha estudiantil. Pero hoy por hoy es todo fachada, según cuentan las estudiantes. "Se ha perdido ese espíritu. El movimiento está muy apagado". Lo notan porque cuando el 8-M se acerca, la comunidad universitaria se vuelca. Pero el resto del año cuesta involucrar a sus compañeras en otras acciones.

Con la mayoría de partidos políticos hay un clima de decepción en cuestión de feminismo. "Yo creo, y se puede ver bastante claro en los debates de esta semana, que es utilizado como un instrumento para ganar voto femenino", se queja Elena. "A mí lo que me hace mucha gracia es ver en ese debate a cuatro hombres hablando de feminismo y tirándose pullas. O verlos en mítines hablando con mujeres detrás, asintiendo y sin intervenir", reprocha Isabel.

placeholder Isabel, de 19 años, estudiante de Antropología. (P.E)
Isabel, de 19 años, estudiante de Antropología. (P.E)


¿Feminismo liberal?

En lo que no se muestran tan taxativas estas dos amigas es en tachar de "no feminismo" al liberal que promulga Ciudadanos. "Yo creo que no tenemos herramientas para decir si uno existe y otro no. Son formas distintas de entender el movimiento y no creo en degradar ninguna de las dos. Claramente nuestra concepción es la otra", reconoce Elena.

Su colega de Antropología tiene una visión todavía más global: "El feminismo es una lucha social y, como ocurre en todas las demás, las mujeres nos lo llevamos a nuestro terreno". "No es lo mismo", continúa, una mujer afín a Ciudadanos —"normalmente clase media-alta, mujer blanca y sin ninguna otra opresión"— que "una mujer obrera". Isabel remata la idea: "Para romper ese sesgo y conseguir un solo feminismo que nos englobe a todas hay que acabar con otras muchas luchas y romper otras barreras. Sin la lucha de clases o la lucha antiracista no llegará un único feminismo".

La conversación no rebaja su nivel de intensidad y eso que el reloj no marca ni las once de la mañana en el campus de Somosaguas.

placeholder El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, junto a las dirigentes de su partido: Marta Rivera, Begoña Villacís, Patricia Reyes y Melisa Rodríguez. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, junto a las dirigentes de su partido: Marta Rivera, Begoña Villacís, Patricia Reyes y Melisa Rodríguez. (EFE)


"La gestación subrogada nos mercantiliza"

Dejando a un lado las definiciones, son las propuestas naranjas lo que más cabrea a las feministas universitarias. La gestación subrogada, "vientres de alquiler" como apuntó Paula al inicio, es una de ellas. Isabel se une a esa idea: "Es otra forma de mercantilización de la mujer. Me parece que es usarnos como un producto". Rivera pronunció recientemente unas palabras que indignaron a Elena: "Lo decía él. Que qué hay más bonito que una mujer haciendo feliz a otra ayudándola a tener un hijo [mediante la gestación subrogada]. Pues obviamente si da su vientre es porque su situación es de absoluta precariedad y probablemente no tenga otra manera de subsistir", afirma. "No podemos ponerlo bonito, cuando no es así".

Femen se reafirma contra Rivera

En esta cuestión, Ciudadanos ya sufrió un boicot el año pasado. Era septiembre de 2018 y el líder naranja llegaba al acto que su partido había preparado en Málaga para defender una de sus propuestas estrellas: la ley de gestación subrogada que meses antes había presentado en el Congreso de los Diputados sin un solo apoyo. Cuando Rivera entró por la puerta, dos activistas de Femen interrumpieron su paseillo al grito de "mi vientre no se alquila", el mismo lema que ambas llevaban escrito en el torso.

placeholder Albert Rivera interrumpido por activistas de Femen durante el acto del septiembre pasado. (EFE)
Albert Rivera interrumpido por activistas de Femen durante el acto del septiembre pasado. (EFE)

Siete meses después, la protesta de Femen no se ha movido un ápice. Lara Alcázar, activista de la organización en su sede española, atiende a este diario en una llamada telefónica. Se niega a hablar de gestación subrogada, "son vientres de alquiler", apostilla, asegurando que la propuesta de Ciudadanos lo que hace es "eliminar a la mujer de la ecuación" y que solo tiene un rédito electoral. "Pretenden ganarse el voto de los homosexuales" y se olvidan de que, en el fondo, "es una forma de explotación de las mujeres". En Femen reniegan del "feminismo liberal" al que apela el partido naranja. "Es un mensaje de falsa liberación", insiste Alcázar, asegurando que el partido naranja representa el "capitalismo más brutal" en el que "parece que todo se puede comprar y vender".

Nada de regular la prostitución

Es el turno de la prostitución en el debate improvisado en la facultad de Políticas. El partido de Rivera también ha apoyado públicamente su regulación, aunque en el programa electoral decidió no incluirlo. El líder de la formación aboga por que los casos "que no sean delito" tengan "obligaciones" y, "al mismo tiempo, se garanticen derechos". Las estudiantes están más cerca de la postura de abolirla. Es la misma que recoge el PSOE en su programa, aunque tampoco les convence. "Pero abolirla de verdad. Que ya conocemos como es el PSOE", dice Elena mostrando dudas. "Tiene un programa electoral extensísimo, se tiran flores de lo que han hecho y luego no cumplen", zanja. "Hay que llevarlo en los presupuestos, implementar medidas y tener ganas y fuerzas de hacerlo".

Isabel se muestra especialmente dura con esta medida de Ciudadanos. "A mí me parece que regularla así es otra forma de perpetuar las violaciones, aunque se consideren reguladas. Es utilizar un cuerpo de una mujer", concluye.

En la necesidad de garantizar derechos a las trabajadoras sexuales sí hay más consenso. Las dos amigas entienden que "el respeto a los derechos es fundamental", aunque reconocen que los proxenetas —"que al final son personas con tanta hegemonía y tienen mucho poder sobre otras personas"— pueden resultar los beneficiados de cualquier regulación que incluya derechos. "Las prostitutas son el eslabón más bajo de la cadena. Y la realidad es que sus derechos luego no los gestionan ellas".

placeholder Tres universitarias de la Complutense. (P.E.)
Tres universitarias de la Complutense. (P.E.)

Paula, la estudiante de doctorado, sí cree esencial la garantía de una cartera básica de derechos como la cotización a la Seguridad Social. "Hay que dar derechos para que se autoorganicen y trabajar por desestigmatizar la figura del trabajo sexual", zanja.

Ninguna confía en las experiencias que aportan los países europeos en los que esa regulación existe. "En Holanda o Alemania, por ejemplo, no se ha ganado en derechos. Al contrario. Y los datos dicen que el tráfico de mujeres ha aumentado", explican.

Ciudadanos mal, pero Vox mucho peor

Se une a la conversación otra compañera de 'La Chispa'. También se llama Paula, tiene 21 años y estudia Políticas con Elena. No se fía de Ciudadanos, pero Vox eclipsa rápidamente el debate. "Aunque no esté en la liga del feminismo de la que hablamos ni quiera estar, igual que el PP, si gobiernan implementarán medidas que nos pueden afectar". Elena interumpe: "Lo veo un peligro vital para las mujeres y es muy chocante ver a chicas jóvenes que apoyan este partido".

placeholder Paula, estudiante de 21 años de Políticas. (P.E)
Paula, estudiante de 21 años de Políticas. (P.E)

Las estudiantes se dejan llevar solo un momento por la resignación. "Es como si estuviéramos viviendo un retroceso". Paula retoma la palabra para dar optimismo: "En el fondo hay que asimilar que siempre habrá una fuerza que tirará para atrás en lo que se intente avanzar. Pasa en todas las luchas, en todas las revoluciones como la francesa o la rusa".

Solo Isabel tiene dudas y se plantea eso del "voto útil" en el sentido de que quiere impedir que esas fuerzas lleguen a Moncloa. Elena y Paula lo tienen claro. "Cuando PP o PSOE no ponían tanto énfasis, porque esto es de hace poco tiempo, solo Izquierda Unida defendía la lucha de las mujeres". Entienden que Unidas Podemos ahora ha recogido ese espíritu. "Lo que tengo claro es que hay que ir a votar. Si las mujeres no nos organizamos, nos van a organizar. Es súper esencial que las feministas votemos. Sé que suena radical, pero de verdad pienso que es como si nos jugáramos la vida. Mucha gente va a caer en la abstención y nos va a jugar una mala pasada", reflexiona a menos de una semana del 28-A.

Se acaba la conversación un rato después porque empieza la segunda clase. "Por qué ir de puntillas cuando podemos pisar fuerte", dice una de las pintadas del pasillo en el que ha transcurrido el debate. La buena noticia es que en la facultad —da igual al partido que voten— ninguna camina ya puntillas.

Paula tiene 23 años y está haciendo un doctorado en Estudios Feministas y de Género en la Universidad Complutense de Madrid. Forma parte de una asociación universitaria, 'Punto Violeta', a través del que las estudiantes promueven el activismo feminista en la Universidad. Pero no solo de cara al 8 de marzo. "Es una victoria que haya una inmensa mayoría que ahora se reconozca como feminista. Hace cinco años era algo que estaba como mal visto, la gente no decía 'soy feminista' abiertamente". ¿Es algo para celebrar? Pues según como se mire, dice. "Es una victoria que tiene riesgos. Vemos a partidos como PP y Ciudadanos, que intentan legitimarse a través del movimiento". El feminismo universitario es territorio hostil para algunos.

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