Es noticia
Hernando y Ares, los claros ganadores en el PSOE pese al fracaso de la investidura
  1. Elecciones Generales
EL CAMINO HACIA LAS SEGUNDAS ELECCIONES

Hernando y Ares, los claros ganadores en el PSOE pese al fracaso de la investidura

La percepción en el partido es que la comisión negociadora hizo un buen trabajo en los últimos meses, y de ella han salido reforzados quienes han ejercido de portavoz y número dos

Foto: Pedro Sánchez, en la última reunión pública con su equipo negociador y miembros de su gabinete y la dirección, el pasado 8 de abril, antes de la ruptura con Podemos. (EFE)
Pedro Sánchez, en la última reunión pública con su equipo negociador y miembros de su gabinete y la dirección, el pasado 8 de abril, antes de la ruptura con Podemos. (EFE)

El barco está a punto de llegar a puerto. El 26 de abril se sabrá definitivamente si hay Gobierno o elecciones. Para entonces habrán transcurrido casi 130 días desde las generales del 20 de diciembre. Y para entonces se sabrá con certeza si la coreografía negociadora dirigida por Pedro Sánchez, a partir del encargo del Rey, el pasado 2 de febrero, valió la pena o si, como parece más que probable, los esfuerzos no bastaron para articular un Ejecutivo "de cambio" capaz de desalojar a Mariano Rajoy de La Moncloa. Pero las últimas semanas no han sido inútiles para el PSOE. Al menos así lo siente la dirección. Sánchez logró situarse en el centro de gravedad política, firmó un pacto con Ciudadanos, buscó visualizar que hacía lo posible y lo imposible para evitar las urnas. Pero al igual que ese fortalecimiento interno del líder se fue desvaneciendo a partir de la fallida votación de investidura, también ha crecido el convencimiento de que el equipo que él diseñó para pilotar las conversaciones con otros grupos hizo bien su trabajo y que ha salido reforzado de esta travesía. En particular, quien ha ejercido de portavoz, Antonio Hernando, aunque también el que ha ocupado, de facto, el cargo de número dos, Rodolfo Ares, uno de los hombres en los que más confía Sánchez y que se ha movido con habilidad entre bambalinas. Fuera de las cámaras, pero de forma eficaz, según aprecian sus compañeros de comisión y en el partido.

El secretario general, apenas unas horas después de ser propuesto como candidato por Felipe VI, reunió a su ejecutiva, que formalmente dio el visto bueno a la composición de su comité negociador. Cuatro hombres y dos mujeres de larga experiencia, curtidos y de su máxima confianza: Hernando y Ares, y también Jordi Sevilla, José Enrique Serrano, Meritxell Batet y Luisa Carcedo. Ellos han sido los que, de facto, han acaparado los focos en los últimos meses. Sin sustituir a la dirección, pero sí modelando la argamasa del relato del líder y llevando a su espalda el devenir de unas conversaciones con final -si nada cambia- frustrado, en la medida en que no han conseguido el objetivo de llevar al jefe en volandas a La Moncloa por el "bloqueo" de Podemos.

El portavoz ha procurado medir sus palabras y actuar de 'poli malo'. Tiene buena relación con los territorios y es visto como un político "solvente"

Hernando ha ejercido de hombre fuerte. El jefe del equipo y el portavoz ante los medios. El que más ha ganado proyección pública y el que más expuesto ha estado, a veces intentando lanzar una visión más edulcorada y optimista del curso de las negociaciones, especialmente con la formación morada, aunque otras veces -como este pasado lunes, cuando advirtió a Pablo Iglesias de que "se acabó" el tiempo de las "ofertas y contraofertas" porque además no es un tipo "de fiar" -actuaba de 'poli malo', en un calculado reparto de papeles con Sánchez. El portavoz ha procurado no irse de la lengua, medir cada una de sus palabras. Daba igual a veces lo que se le preguntara y cómo se le preguntara. Hacía de muro en el que rebotaban las dudas de los periodistas. "Es un tipo muy solvente, que se prepara mucho sus intervenciones, que ha ganado presencia, confianza y seguridad. Pero lleva muchos años en esto -explican en su entorno- y ha tenido buenos maestros". Hernando ha seguido el magisterio de Alfredo Pérez Rubalcaba: su forma de expresarse, "y hasta la cadencia verbal y la forma de moverse", como recuerdan en Ferraz. Y, como el ex secretario general, no baja la guardia y no suele escapársele nada que no quiera decir.

Hacia dentro y hacia fuera

Si Hernando ha actuado de "portavoz hacia fuera", "Rodolfo Ares lo ha hecho hacia dentro", de cara a los otros partidos y hacia dentro del mismo PSOE. El dirigente vasco, consejero de Interior con Patxi López (2009-2012), ya acumulaba una larga experiencia negociadora en Euskadi y fue uno de los hombres clave de la campaña de las generales del 20-D. Su protagonismo, desde entonces, ha ido creciendo, y hay quien lo ve como figura protagonista de la dirección de Sánchez si revalida su liderazgo al frente del PSOE. En las conversaciones para formar Gobierno, su papel se ha aproximado al de un vicecoordinador. Al de un "director de orquesta", de "viga maestra fundamental", según lo define uno de los integrantes del equipo de diálogo. "Aunque todos hemos estado a todo -prosigue esta fuente-, Antonio y Rodolfo han hecho de desatascadores cuando las cosas encallaban", sobre todo en la primera fase de las conversaciones, centrada en las aproximaciones con Ciudadanos, las únicas que se materializaron en un acuerdo firmado por los dos líderes el 24 de febrero.

Ares ha pergeñado la estrategia y ha mantenido el hilo con el partido, con los territorios, y se mantiene cómodo con el papel de "casco azul", como le llaman en Ferraz, por su "veteranía" como fontanero en el PSE, dado su dilatado currículum en cargos orgánicos e institucionales y especialmente en la secretaría más sensible, la de Organización. Claro que la simpatía no es total. En Andalucía, la federación más poderosa, dicen sentir "menos 'feeling'" con el dirigente vasco que con Hernando, según reconocen en el entorno de Susana Díaz. También porque el portavoz parlamentario ha cuidado en los últimos años su relación con las federaciones, tarea que era obligada por su paso por las áreas de Política Municipal y Política Autonómica antes de ser la cabeza del grupo en el Congreso.

Ares ha ejercido de "director de orquesta" del comité de diálogo, de vicecoordinador. En él descansaba la estrategia y la labor de desbloqueo, con Hernando

Jordi Sevilla llevaba las riendas de la parte económica de la negociación. Sánchez lo fichó en verano para su grupo de expertos, el que colaboró en la redacción del programa. El exministro no estaba solo en las mesas de diálogo. También tiró de la ayuda del madrileño Manuel de la Rocha Vázquez, secretario de Economía de la ejecutiva federal, y del murciano Pedro Saura, portavoz del ramo en la Cámara Baja, que participaron en reuniones y prepararon papeles. La contraparte de Sevilla en la parte más social era la senadora Luisa Carcedo, exconsejera asturiana y exportavoz en el Parlamento autonómico -y desde allí participó de las conversaciones con IU y con UPyD- y secretaria de Bienestar Social de la ejecutiva de Sánchez. Pero ella ha jugado un rol mucho más discreto y callado. Hasta cuando los gráficos captaban imágenes de la comisión negociadora del PSOE, ella procuraba ir un paso por detrás.

El grupo "ha funcionado muy bien"

José Enrique Serrano y Meritxell Batet se encargaban de la parte más política de la negociación, la carpeta de regeneración democrática. Él es "el hombre de Estado del partido, el que tiene el Estado en su cabeza", como convienen distintos interlocutores. No es extraño: fue jefe de Gabinete de los dos expresidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, muñidor de los grandes pactos de Estado, "un servidor leal de todos los secretarios generales", también con Rubalcaba y Sánchez. Él fue quien además remató el acuerdo con C's mientras sus compañeros abrían la mesa a cuatro con Podemos, Compromís e Izquierda Unida, que solo se reunió dos veces, hasta que Sánchez y Rivera suscribieron su alianza.

Sevilla, ayudado de De la Rocha y Saura, condujo la parte económica, y Carcedo el área social. Batet y Serrano se encargaban de regeneración democrática

Batet se ha alternado en ocasiones con Hernando en las labores de portavoz de la comisión negociadora, aunque siempre desde una posición más discreta. La dirigente catalana es la secretaria de Programa de la ejecutiva federal, y Sánchez la eligió como número dos de su lista en las pasadas elecciones. Los que la conocen alaban su trabajo "concienzudo", "sensato". "Si Antonio Hernando y Óscar López [el portavoz en el Senado, que también ha hecho labores de pedagogía ante los medios] representan la carpintería bruta, Meritxell sería como la ebanista, la encargada del acabado final, de que todo cuadre", describen en el aparato del PSOE.

Según comentan varios integrantes de la comisión consultados por este periódico, el equipo "ha funcionado muy bien, con muy buen rollo". "El equilibrio era muy bueno, porque los había con más experiencia de gobierno -como Jordi, José Enrique, Luisa y Rodolfo- y con menos -Antonio y Meritxell-, dentro y fuera de la dirección, y nos hemos movido con total independencia, porque hemos dicho lo que pensábamos al secretario general. Hemos actuado como un grupo compacto, sin camarillas, y hemos compartido estrategia desde el principio. El funcionamiento interno ha sido muy transparente, aunque fuimos muy prudentes hacia fuera", indica uno de ellos. Cierto: no hubo filtraciones. Destacan que han pasado "muchas horas de reuniones", entre ellos mismos y con los demás partidos, hasta las tantas de la madrugada, dándole vueltas a los papeles. Porque aunque solo se cerró un pacto con C's, sí se registraron avances con Compromís, IU-UP, Coalición Canaria o PNV. "Nos hemos compenetrado mucho. Sabíamos cómo llevar este barco, con criterios claros, sabíamos qué se podía negociar y hasta dónde podíamos llegar sin desvirtuar nuestra identidad, con mucha entrega, generosidad y lealtad al partido", señala otra responsable del equipo.

Hemos actuado como un grupo compacto, sin camarillas, hemos compartido estrategia y nos hemos movido con independencia

El "catecismo" de la comisión era el programa del 20-D, el documento entregado a las otras formaciones al comienzo de la negociación, la resolución del comité federal del 28 de diciembre -que prohibía el pacto con el PP y el entendimiento con los independentistas- y luego, el pacto con C's, que Sánchez y la dirección siguen proclamando como "vigente", pese a que no concita los apoyos suficientes y se estrelló en el Congreso. "Hemos tenido muy presente el texto del comité federal, absolutamente, porque sabíamos los márgenes. Aunque coincidíamos con ellos", apuntan desde dentro del comité. No obstante, en las federaciones críticas sí se sintió el temor a una posible alianza encubierta con ERC y DiL, como se oyeron quejas por la falta de información procedente de Ferraz. Y en el entorno de Díaz reprochaban a Sánchez que no hubiera incluido a ningún negociador andaluz -tampoco se sentó ningún miembro del PSOE-A en el comité de campaña-, teniendo en cuenta que es la federación más grande y la que gobierna la comunidad más poblada de España desde hace más de 30 años.

Ánimo fluctuante

Aunque el timón real del partido descansaba de facto en el equipo de diálogo -todos los focos estaban en el Congreso y en la evolución de las conversaciones-, no se rompió el cordón umbilical con la dirección. El número dos, César Luena, acudió a multitud de reuniones de coordinación, igual que Sánchez, aunque no siempre las cámaras lo recogían. El secretario general se remangó directamente cuando el acuerdo con C's ya estaba cerca, para sellar todas las aristas con Rivera. También jugó su papel el jefe de Gabinete del líder, Juanma Serrano, sobre todo cuando tocaba fijar las entrevistas de Sánchez con sus homólogos. "El comité negociador no era la ejecutiva, pero estaba parte de ella, y la coordinación era constante. Y cuando nos reuníamos con miembros de la sociedad civil, colectivos y demás, implicábamos a los secretarios de área de la dirección. Nadie ha intentado dar codazos en este proceso", relata uno de sus miembros.

Las críticas se dirigen a Sánchez, pero no se oyen quejas hacia el comité negociador, aunque se teme que el pacto con C's lastre al PSOE de cara al 26-J

No obstante, el tono hacia fuera no era similar en todos ellos. Hernando y Batet proyectaban algo más de optimismo, mientras que Serrano o Sevilla a veces se mostraban más escépticos de las posibilidades de acercamiento con Podemos. "Pero no ha habido bloques. El ánimo de todos iba fluctuando según los días y según los pasos que daba Iglesias. Y las cosas con C's y con los pequeños iban bien. El mensaje de esperanza estaba justificado, no era impostado", explican desde dentro. El que más convencimiento irradiaba era, sin duda, Sánchez, que de hecho no ha tirado la toalla públicamente y sigue apelando a Iglesias a que "desbloquee" la situación y deje de pensar en "coaliciones electorales" con IU. "Él estaba obligado a trasladar más optimismo, y también a animarnos al resto", le disculpan en su comité.

Pedro Sánchez pide a Podemos no pensar en alianzas electorales y apoyar el cambio

Es evidente que el PSOE vive en un estado de crispación latente desde el 20-D, y que las hostilidades contra Sánchez (y Luena) perduran. Pero así como se oyen múltiples críticas hacia el líder, también es cierto que los comentarios hacia el equipo negociador son mucho más benévolos. No se cuestiona la labor de Hernando y de sus compañeros. "El deterioro de la organización es muy grande. Pero la comisión ha mantenido una actitud discreta y sensata. Yo no tengo quejas", señala uno de los dirigentes más críticos con Sánchez. Un juicio similar se expresa en los territorios, y los propios miembros de la delegación tienen esa percepción: perciben que su misión ha sido bien acogida en el PSOE. Distinto es que los críticos consideren que, ahora que se acercan las elecciones del 26 de junio, el pacto con C's puede lastrar al partido al escorarlo a la derecha, argumento que rebate Ferraz, que reivindica los esfuerzos por formar Gobierno de su jefe, que intuye que pueden ser premiados por los ciudadanos.

La sensación que queda, después de largas semanas de vaivenes, es que la comisión ha salido "reforzada". Aunque la "frustración" existe, porque no ha sido posible alumbrar el "Gobierno del cambio" que anhelaba Sánchez y todas las políticas quedarán (por ahora) en la nevera. "No sabría decirte errores. Tenemos la impresión de que hicimos lo que teníamos que hacer", coinciden palabra por palabra dos de sus integrantes. Una añade: "Le dimos muchas vueltas a cada paso, sopesamos mucho todo. Hicimos milagros. Pero tropezamos con esta izquierda y todo encalló". Fue cuando Podemos rompió la baraja.

El barco está a punto de llegar a puerto. El 26 de abril se sabrá definitivamente si hay Gobierno o elecciones. Para entonces habrán transcurrido casi 130 días desde las generales del 20 de diciembre. Y para entonces se sabrá con certeza si la coreografía negociadora dirigida por Pedro Sánchez, a partir del encargo del Rey, el pasado 2 de febrero, valió la pena o si, como parece más que probable, los esfuerzos no bastaron para articular un Ejecutivo "de cambio" capaz de desalojar a Mariano Rajoy de La Moncloa. Pero las últimas semanas no han sido inútiles para el PSOE. Al menos así lo siente la dirección. Sánchez logró situarse en el centro de gravedad política, firmó un pacto con Ciudadanos, buscó visualizar que hacía lo posible y lo imposible para evitar las urnas. Pero al igual que ese fortalecimiento interno del líder se fue desvaneciendo a partir de la fallida votación de investidura, también ha crecido el convencimiento de que el equipo que él diseñó para pilotar las conversaciones con otros grupos hizo bien su trabajo y que ha salido reforzado de esta travesía. En particular, quien ha ejercido de portavoz, Antonio Hernando, aunque también el que ha ocupado, de facto, el cargo de número dos, Rodolfo Ares, uno de los hombres en los que más confía Sánchez y que se ha movido con habilidad entre bambalinas. Fuera de las cámaras, pero de forma eficaz, según aprecian sus compañeros de comisión y en el partido.

Pedro Sánchez Ciudadanos Meritxell Batet José Enrique Serrano Martínez Antonio Hernando
El redactor recomienda