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La estrategia del PSOE de negociar junto a C's descarrila por el rechazo de la izquierda
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La estrategia del PSOE de negociar junto a C's descarrila por el rechazo de la izquierda

Podemos e IU, y también el PNV, se niegan a sentarse a la vez con C's, y Compromís se lo piensa. Los socialistas incluyen por primera vez al PP en su ronda de contactos, pero no buscan su apoyo

Foto: Antonio Hernando, durante su rueda de prensa de este 8 de marzo en el Congreso. (EFE)
Antonio Hernando, durante su rueda de prensa de este 8 de marzo en el Congreso. (EFE)

Bloqueo. Otra vez. La formación de Gobierno ni está ni se espera. Ya han pasado 79 días desde las últimas generales, casi una semana desde el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez y por ahora todas las señales conducen inexorablemente al mismo camino, la repetición de las elecciones. El último movimiento de los socialistas, el de negociar conjuntamente con Ciudadanos, no solo no ha prosperado, sino que ha generado el rechazo de dos de sus potenciales aliados, Podemos e Izquierda Unida. Y aún falta que se pronuncie con claridad Compromís. Una maniobra envuelta además en la más absoluta de las confusiones, sobre todo por los mensajes equívocos al PP, desde pedirle que no "bloquee" la investidura de Pedro Sánchez, hasta ponerle por escrito que ve "factible" buscar acuerdos con él y finalmente rectificar y volver al punto de partida, que no habrá ningún pacto con los populares para intentar formar el "Ejecutivo del cambio".

Las negociaciones -o como pueda llamarse a algo que no se ha retomado aún- entran en un bucle. En las ofertas cruzadas de reuniones y los vetos. En las líneas rojas. Justo como hace más de un mes. O justo como ocurría desde el 20-D, sin que se atisbe ninguna salida ni ningún actor se apee de sus posiciones. El PSOE movió su primera ficha tras la investidura fallida de Sánchez, robusteciendo su alianza con Ciudadanos, manteniendo vivo el acuerdo con Albert Rivera, la "base" para negociar, aduciendo que cuenta con el apoyo de 131 escaños -los que aportan las dos fuerzas, más la representante de Coalición Canaria-, más de los que dispone ninguna otra fuerza por sí misma.

El blindaje de su entente tuvo su primera manifestación este martes, cuando los dos portavoces parlamentarios, el socialista Antonio Hernando y el naranja Juan Carlos Girauta, mandaron una carta a PP, Podemos-En Comú-En Marea, Compromís, PNV e Izquierda Unida-Unidad Popular. Con la misma redacción: subrayando que el acuerdo PSOE-C's sigue "plenamente vigente" y está "abierto" a "aportaciones, sugerencias y mejoras por parte de otros grupos políticos y también de agentes sociales y del resto de la sociedad civil, con el fin de ampliar el apoyo político y ciudadano a la constitución de un nuevo Gobierno lo antes posible". "Con este propósito -concluye la misiva-, hemos hecho pública nuestra intención de mantener, de inmediato, sucesivas reuniones conjuntas de nuestras comisiones negociadoras con representantes de cada uno de los partidos con los que creemos que resulta factible alcanzar acuerdos".

[Consulte aquí en PDF la carta de PSOE y C's a los partidos]

Ya antes de que la misiva saliese hacia los correos de los distintos grupos, Podemos e IU rechazaron el encuentro. El portavoz de la formación morada, Íñigo Errejón, insistió en que su partido no se ha movido y en ningún caso irá a una reunión en la que esté C's, cuyo objetivo, dijo, es impedir un Gobierno que integre Podemos. Los de Pablo Iglesias invitaron el lunes al PSOE a volver a la mesa a cuatro, con Compromís e IU, este mismo miércoles. Los socialistas anunciaron que acudirían acompañados de sus socios naranjas. Errejón les recordó que solo se dirigían al PSOE, sin pareja, y este declinó entonces la oferta.

La limitación expresa del consejo político

Izquierda Unida, por su parte, tampoco quiere saber nada de los de Rivera. El domingo pasado, en su consejo político federal se aprobó una resolución que decía taxativamente que no aceptaría la "imposición" del PSOE de compartir "mesa y acuerdo" con C's. Alberto Garzón y el resto de la comisión negociadora, por su parte, tampoco asistirá a ninguna mesa a cuatro en la que no esté el PSOE, porque entiende que no tendría ningún sentido, como no lo tenía antes seguir con ella si no estaba Iglesias. Se desmarca así de la estrategia de Podemos, que busca relanzar el "carril" de la izquierda, aun sin los socialistas, y marca perfil propio.

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¿Y Compromís? No tiene tomada aún una decisión, pese a que fuentes de la coalición valenciana indicaron anoche su "predisposición clara" a hablar y a reunirse, aunque sea en ese formato conjunto de PSOE-C's. "No vernos y no sentarnos tampoco tiene mucho sentido. No entendemos muy bien la actitud de los demás", agregaron. Por su parte, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, confirmó que su formación no asistiría a una cita con socialistas y C's para hablar sobre el texto suscrito por ambos.

Antonio Hernando había reclamado por la mañana, cuando anunció que se iba a proceder al envío de la carta conjunta a los grupos horas más tarde, que ya era hora de abandonar "el tacticismo", la "estrategia electoral" y los "bloqueos", porque es el momento del "diálogo", y de seguir "construyendo" el Gobierno de cambio. Una advertencia, sobre todo, dirigida a Iglesias.

¿Resulta "factible" alcanzar acuerdos con el PP?

Desde luego, esta era la primera vez que los socialistas incluían al PP en su ronda de contactos. Cuando Sánchez recibió el encargo del Rey para intentar formar Gobierno, se vio con los líderes políticos de CC, Nueva Canarias, Compromís, IU-UP, Ciudadanos, Podemos y PNV, y situó a Mariano Rajoy al nivel de ERC y Democràcia i Llibertat, entre los grupos con los que se quería sentar pero de los que no esperaba ni el apoyo ni la abstención. Y en efecto, con el presidente en funciones no hubo ningún acercamiento. Ahora el PSOE, siempre de la mano de C's, sí quiere entrevistarse con el portavoz de los populares en el Congreso, Rafa Hernando. Pero para deshacer el equívoco al que llevaba la redacción de la carta -reunión con los partidos con los que cree "factible" alcanzar acuerdos-, la dirección tuvo que emplearse a fondo para dejar claro que no busca ningún respaldo del PP.

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"No hay que tener miedo al diálogo", dijo el propio Sánchez durante la manifestación por el Día de la Mujer, pero eso no quiere decir que el PSOE pida el apoyo a los conservadores al "Gobierno del cambio" que él pretende encabezar: "Lógicamente, con el PP no hablaremos del cambio, pero sí hablaremos de una serie de reformas que necesitan de un PP en la oposición, leal, que las respalde, como la reforma constitucional", precisó el secretario general. En la misma línea apuntó Hernando en una entrevista en Onda Cero: "Un acuerdo con el PP sobre un Gobierno de cambio no es posible, porque el PP, sea Mariano Rajoy o sea otro candidato, es continuismo, no es cambio". A lo que se añadieron tuits oficiales desde las cuentas del PSOE para desactivar la especie de que Sánchez buscaba el entendimiento con los populares, una imagen peligrosa para los intereses del partido, más aún si España se ve abocada a nuevas elecciones.

"Con el PP no hay nada que hablar ni negociar sobre el futuro Gobierno, pero sí de acuerdos de Estado, porque hay que recordar que tiene mayoría absoluta en el Senado. ¿De qué hablamos? Además de la reforma constitucional, del pacto educativo, del pacto integral contra la violencia de género...", precisaron fuentes socialistas a este periódico.

La confusión por las intenciones con el PP obliga a la dirección socialista a precisar que no persigue el respaldo de los de Rajoy, solo acuerdos "de Estado"

El problema es que Ciudadanos sí busca al menos la abstención del PP (o la de Podemos) y ni siquiera descarta un Gobierno presidido por los conservadores, siempre y cuando no esté Rajoy al frente, porque entonces el acuerdo sería "imposible". Si los populares pusieran otro candidato sobre la mesa, "ya todo cambia", señaló Albert Rivera en una entrevista en Antena 3. Lo cierto es que ya no hay candidato designado por el Rey, y en la misiva a los grupos nada se dice de que sea Sánchez el aspirante a La Moncloa, aunque para el PSOE su jefe "es y será" el elegido.

"C's puede defender su posición, y nosotros la nuestra. No vamos a pedir la abstención y además el PP ya ha dicho que el documento pactado es una enmienda a sus años de Gobierno", apuntalaron desde el círculo de Antonio Hernando. El portavoz, este pasado sábado, igual que Sánchez el lunes, sí demandaron a los conservadores que no "bloqueasen" la investidura, un requerimiento que se interpretó como la voluntad de una abstención.

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Mientras, en el Grupo Popular acogieron con escepticismo la maniobra del PSOE. Desconcertados con el empeño del socialistas y naranjas con mantener vivo el texto que sirvió para presentar a Sánchez a la investidura, pese a que fue rechazado por el Congreso (por 219 votos frente a 131), fuentes del PP confirmaron que responderán a la carta de Hernando y de Girauta para explicarles, en misiva separada, que ellos no están por la labor de hacer al dirigente socialista jefe del Ejecutivo ni pueden aceptar la derogación general de las reformas aplicadas durante la pasada legislatura, informa Ángel Collado. Además, el PP ya ha anunciado que Rajoy quiere verse con Sánchez y Rivera, preferiblemente por separado -sin cerrarse en banda a una cumbre a tres-, para volver a exponerles su idea de gran coalición. Los populares quieren negociar la elección de su jefe, y que "parta de cero y de un folio en blanco", no del documento PSOE-C's, según explicó este martes en la sede de Génova su vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado.

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¿Para qué todo este viaje del PSOE? Hernando no quiso reconocer que se debiera al empuje de su socio. "El reloj corre y hay prisa por que haya nuevo Gobierno. Así que hay que hacer todos los esfuerzos y más para que el Gobierno de cambio sea posible", justificó.

Añadir presión social

Algunos dirigentes más lejanos al secretario general sí expresan su temor por los "bandazos" de la dirección y los peligros de que el PSOE "aparezca tan pegado a Rivera", sobre todo si se avecina una campaña electoral, ya que entonces Podemos podría encontrar libre el camino de la izquierda. Los críticos juzgan que la jugada solo se explica desde el punto de vista interno, desde la voluntad de Sánchez de "reforzar" su liderazgo de cara al congreso, previsto para mayo (si no se aplaza). Desde la dirección, defienden la validez del pacto y el argumento de que no queda otra que mantenerlo hasta el final. "No podemos desentendernos del acuerdo con C's para empezar desde cero. Nos podríamos quedar solos, tirados, porque no sabemos a qué juega Podemos", explicaba un miembro de la cúpula parlamentaria.

Algunos dirigentes críticos censuran los "bandazos" de Sánchez y que haya optado por apegarse a Rivera, explicable, dicen, por su voluntad de reforzarse

En paralelo a las improbables negociaciones con fuerzas políticas, PSOE y C's quieren añadir presión por otra vía, la de los colectivos y organizaciones sociales, para buscar un "respaldo ciudadano" a su alianza. Así, este miércoles las comisiones de diálogo de los dos partidos mantienen un encuentro de trabajo con autónomos (ATA y UPTA) para exponerles sus propuestas.

La investidura, está claro, sigue totalmente empantanada. "¿Que qué hacemos? -se preguntaba una integrante de la ejecutiva socialista-. Eso digo yo. Necesitamos unos días en el desierto del Gobi. Todos". Un exilio para salir del bucle y darle vueltas a unos números que continúan siendo adversos. Si el 2 de mayo siguen sin cuadrar, España irá a elecciones. El 26 de junio. Quedan 54 días para saberlo.

Bloqueo. Otra vez. La formación de Gobierno ni está ni se espera. Ya han pasado 79 días desde las últimas generales, casi una semana desde el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez y por ahora todas las señales conducen inexorablemente al mismo camino, la repetición de las elecciones. El último movimiento de los socialistas, el de negociar conjuntamente con Ciudadanos, no solo no ha prosperado, sino que ha generado el rechazo de dos de sus potenciales aliados, Podemos e Izquierda Unida. Y aún falta que se pronuncie con claridad Compromís. Una maniobra envuelta además en la más absoluta de las confusiones, sobre todo por los mensajes equívocos al PP, desde pedirle que no "bloquee" la investidura de Pedro Sánchez, hasta ponerle por escrito que ve "factible" buscar acuerdos con él y finalmente rectificar y volver al punto de partida, que no habrá ningún pacto con los populares para intentar formar el "Ejecutivo del cambio".

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